Francisco Sánchez Montoya El Faro digital.es 27/4/14
Aquella manifestación de 1936 fue la última en víspera del golpe militar. La organización estuvo a cargo de la Alianza Obrera, que aglutinaba a todas las sociedades sindicales y partidos políticos.
Estaba presidida por el dirigente del PSOE y miembro de la UGT Sebastián Ordóñez, los preparativos se llevaron a cabo en la Casa del Pueblo, en la calle Agustina de Aragón, donde en los días anteriores se celebraron varias charlas y conferencias, con la finalidad de concienciar a todos los trabajadores del carácter reivindicativo de esta fecha.
El 29 de abril, se celebró una reunión donde confirmaron la asistencia: Orquesta Sinfónica, Comité Alianza Obrera, Izquierda República, Unión Republicana, Juventudes Socialista, Comunista y Sindicalista, Federación Universitaria de Estudiantes, UGT, PSOE, Radio Comunista de Ceuta, Agrupación Sindicalista, Sindicato de autobuses de Correos y Telégrafos, Sociedad de chóferes, Agrupación de dependientes, Sociedad de estibadores, Asociación de Magisterio, Sindicato de vendedores del mercado, Asociación de empleados del Estado, Asociación de la prensa y Alianza de labradores.
A todas las asociaciones y partidos, se les entregó la siguiente octavilla: «Al llegar la cabeza de la manifestación al lugar comprendido entre la Farmacia Zurita y el Precio Fijo, (Aquí se ha instalado un arco de flores y en su parte superior en grandes letras se podía leer UHP. Se hará alto procurando las juventudes de los partidos, resistir la presión de la columna proletaria al objeto de que solamente la presidencia se destaque a entregar las conclusiones al Delegado del Gobierno, mientras la presidencia entrega las conclusiones, los abanderados se abrirán paso entre la multitud para pasar a ocupar un sitio en la tribuna que se haya en la Plaza de la República, la música se colocará al pie de la tribuna, una vez entregada las conclusiones la presidencia pasará a la tribuna y acto seguido se organizará el desfile ante la tribuna y público en general. Las juventudes socialistas, comunistas y sindicalistas, al pasar ante la tribuna, levantaran el puño en saludo proletario. Al objeto de que la calle Camoens no quede taponada, los manifestantes, una vez rebasada la tribuna, se disolverá por las Calles Camoens, González de la Vega y Riego ».
Desde muy temprano los manifestantes se fueron congregando en el muelle de la República, para después recorrer el Puente (hoy Puente del Cristo), Fermín Galán, Puente 14 de abril, Libertad, Méndez Núñez, García Hernández, Maestranza, Soberanía Nacional, hasta llegar a la Plaza de la República (actual, Plaza de los Reyes). La manifestación se abría con una sección ciclista, integrada por afiliados a las juventudes comunistas y socialistas. Sobre las doce del mediodía llegó la cabeza de la manifestación a la plaza de la República y una delegación formada por el diputado socialista, Martínez Pedroso, Sebastián Ordóñez, Presidente del PSOE el secretario de la Alianza Obrera y miembro de la CNT, Felipe González. Entregaron un manifiesto al Delegado del Gobierno con cuarenta medidas para luchar contra el paro.
El Alcalde, Sánchez Prado, asistía a ella como un ciudadano más, acompañado de sus dos hijos pequeños. Terminado el acto el diputado por Ceuta, Martínez Pedroso pronuncio un discurso: «Camaradas, acaban de celebrar un acto imponente, por su contenido revolucionario, e imponente por la gran masa que en él ha tomado parte y su ejemplar disciplina. Queremos que este triunfo de hoy, conseguido por las calles de Ceuta, se consiga también en el camino de las justas aspiraciones del proletariado español, gritar conmigo. ¡Viva la Unificación del Proletariado!”. Tras proclamarse la Segunda República, las manifestaciones del 1º de Mayo alcanzaron relevancias dispares. Los dos primeros años fueron numerosas, pero desde 1933, con el gobierno radical, estas se limitaban a mítines y conferencias. Tras el triunfo del Frente Popular, en febrero de 1936 las organizaciones de izquierda recobran un claro protagonismo.
Sánchez Prado alienta la asistencia
En la noche del 30 de abril, el Alcalde se dirigió a todos los ciudadanos a través de Radio Ceuta: «La máxima preocupación mía, desde que fui elegido para ocupar el cargo que ostento, ha sido, procurar el bienestar del humilde pueblo que había puesto en mi su confianza. Desde el primer día de mi actuación como alcalde vengo dedicando todos mis esfuerzos a resolver, dentro de lo posible, la crisis de trabajo que existe, pero al mismo tiempo que he acudido a la búsqueda de remedios, que reconozco que son por ahora insuficientes. La fiesta del trabajo ha de transcurrir sin incidentes, toda vez que la Alianza Obrera integrada por miembros que saben medir su responsabilidad y orden. Pondrán una vez mas de relieve su valioso espíritu ciudadano, animó a todos los ceutíes, para poner en acción una labor provechosa en beneficio de la Ciudad». Recordemos que Sánchez Prado, accedió a la alcaldía por segunda vez unos meses antes, de la manifestación del 1º de Mayo, tras las elecciones celebrada en febrero de 1936, tomando posesión el día 24. Al tomar la palabra en su toma de posesión dejó claro su compromiso con la lucha trabajadora: «En nombre del Frente Popular, repuesto por sus votos y del pueblo en general, quiero hacer constar que voy a desarrollar una política de pura administración haciendo todo lo posible desde este ayuntamiento para que no haya parados en la población y que la vida municipal tome una marcha activa. Quiero dar las gracias a todos los ciudadanos de izquierda y de derecha también, a todos los concejales, que por rara unanimidad me han elegido para este cargo. Quisiera que como hemos vitoreado en diferentes lugares a la república gritéis ahora conmigo ¡Viva la República! ».
El triunfo del Frente Popular
Es muy generalizada la opinión de que en las elecciones del 16 de febrero de 1936 se midieron dos bloques antagónicos, representativos de las dos Españas, que meses después se iban a enfrentar tras el golpe militar. Las distintas asociaciones y partidos políticos locales elaboraron un memorándum donde aconsejaba al Gobierno varios cambios que debían realizarse en algunos estamentos oficiales en Ceuta y protectorado Occidental. Este escrito surtió efecto y el nuevo gabinete de Azaña, mayoritariamente republicano, comienza a realizar cambios. Los nuevos nombramientos no se hacen esperar, siendo designado jefe de Seguridad en Ceuta el teniente de Regulares Tomás de Prada. Otro cese importante fue el del comandante general Gregorio de Benito, destinándolo a Huesca, y en su lugar se nombró a Oswaldo Capaz. Y la sustitución del jefe de las tropas en el norte de África, Emilio Mola, destinándolo a Pamplona, y en su lugar se nombró al general Gómez Morato, de reconocida lealtad constitucional. Mola, antes de marcharse de Ceuta, ya tenía estudiado el golpe, y comprometidos a los generales Queipo de Llano, López Ochoa y Cabanellas, además de contar con apoyos en muchas guarniciones, canalizados a través de la UME y del coronel Galarza, conocido como "el Técnico" por su papel coordinador.
Los falangistas, por su parte, incrementaban el potencial de sus milicias. En marzo de 1936 suponían unos 10.000 hombres en toda España, en Ceuta estaba liderada por Emilio Pelegrina. En el Protectorado también se suceden los cambios. El Alto Comisario, Rico Avelló, es cesado, regresando Juan Moles aunque el 15 de mayo es nombrado ministro de la Gobernación, sucediéndole con carácter interino su secretario, Álvarez-Buylla. Como jefe de las fuerzas aéreas, con sede en el aeródromo de Sania Ramel en Tetuán, el comandante De la Puente Bahamonde, fiel republicano y primo del general Franco.
La suerte estaba ya echada, pese a los traslados y ceses promovidos por el comité en Ceuta. El 29 de mayo, en Pamplona, el general José Sanjurjo aceptó a Emilio Mola como director del golpe. Queipo de Llano se entrevistó con él con el pretexto de un viaje de inspección y los generales Luis Orgaz, Enrique Varela, Fanjul y Saliquet, entre otros, hacen lo propio. Los contendientes están en sus puestos ultimando los preparativos. Otros jefes africanistas no habían sido cambiados de lugar y seguían organizando la sublevación, entre otros Juan Yagüe en Ceuta y el coronel Luis Solans o el teniente coronel Juan Seguí en Melilla, y en Tetuán los tenientes coroneles Sáenz de Buruaga y Asensio o el comandante de la Legión Antonio Castejón. Todo lo referente a los nuevos mandos y sustituciones debía controlarse diariamente, tal y como había dicho Mola en Ceuta al teniente coronel de la Legión Yagüe horas antes de partir en marzo. El Gobierno deseaba alejarlo de su puesto en Dar Riffien, cercano a Ceuta. Casares Quiroga, no logró convencerlo para que abandonara el mando.
UGT volvería a las calles de Ceuta en 1977
Cuarenta años tuvieron que transcurrir para que nuevamente la central sindical UGT, volviera a las calles de nuestra ciudad para celebrar el 1º de Mayo. Este fue un año rico en acontecimientos para el mundo sindical. Las principales centrales sindicales actuaban abiertamente y el Gobierno hacía la vista gorda, mientras en el Parlamento se discutía un Decreto-Ley de Relaciones Sindicales, que se aprueba el 30 de marzo, y que reconocía la libertad de asociación sindical. El 28 de abril se legalizan los sindicatos UGT, CC.OO. y USO. No sería, sin embargo, hasta que Nicolás Redondo, encabezando una delegación sindical española, ocupara en la LXII Conferencia Internacional de la OIT el lugar que cuatro décadas antes había pertenecido a Francisco Largo Caballero que los Sindicatos quedaron "de facto" legalizados en España. En enero del 77 se presenta en Madrid, en el cine Capri, el sector "histórico" de UGT.
Como la historia de UGT sigue un curso paralelo con la del Partido Socialista Obrero Español, no es de extrañar que, a raíz del Congreso del Partido que se celebró en Toulouse en 1972, en el que vencieron los "socialistas del interior", y al desgajarse el PSOE en dos sectores (el "renovado", dirigido por Felipe González, y el "histórico" dirigido por Rodolfo Llópis), su brazo sindical corriera la misma suerte. Tendríamos que recordar a sus secretarios generales como Francisco Muro, Alejandro Bodas, Soledad Ruiz, Alejandro Curiel, y el actual regidor de la organización Antonio Gil y como no a todos los afiliados que nuevamente están luchando por los intereses de los trabajadores ceutíes.
Otra fecha importante, como apunte para la historia de la UGT en Ceuta, tuvo lugar en enero de 1932, cuando se nombra al primer Alcalde miembro de la UGT y del PSOE David Valverde Soriano, muchos fueron sus logros, pero sobretodo su lucha por la clase trabajadora, esa que vivía en los patios, Centenero, Páramo, Bisagra… y también sus logros como la construcción del Mercado central o el actual Alfonso Murube, entre otros. Este ugetista, tuvo un protagonismo importante en la vuelta en febrero de 1936 a la Alcaldía, del médico Sánchez Prado, ya que, tras el triunfo del Frente Popular, David Valverde tomó la palabra en el primer pleno tras las elecciones y propuso que nuevamente fuera designado Alcalde de Ceuta, lo que así se realizó.
El poder de convocatoria de la UGT en Ceuta se hace patente en el 1º de Mayo de 1931, donde cerca de 15.000 ceutíes, según la prensa de la época, se dieron cita en la manifestación organizada por la central sindical. Tras salir de la Plaza de África, recorren el Paseo de las Palmeras, calle Real, bajan por Alfau y al llegar a las oficinas de Telégrafos (La Marina), el alcalde Sánchez Prado, descubrió una placa dándole el nombre a la calle del líder de la UGT y del PSOE Pablo Iglesias.