El Cabildo de Tenerife sustituirá el
monumento a Franco en Las Raíces, en el término municipal de El Rosario,
por un parque que recordará los hechos históricos acaecidos "sin
exaltación de ninguno de los bandos enfrentados en la Guerra Civil",
informó la institución insular en una nota.
De esta forma, la Corporación tinerfeña
pasará a dar cumplimiento a un acuerdo de noviembre de 2008 y aprobado
por unanimidad por los tres partidos políticos representados en el
Cabildo en esa fecha.
"Se trata de cumplir con un acuerdo
unánime del Pleno del Cabildo de hace unos años que, por diferentes
motivos, no se ha podido realizar", manifestó el vicepresidente y
consejero insular de Medio Ambiente, José Antonio Valbuena, que remarcó
que fueron unos "hechos lamentables" para la Democracia, pero que hay
que hacer mención a ellos por la trascendencia que tuvieron en la
historia de España.
Valbuena también planteó que la Ley de
Memoria Histórica de 2007 es "clara" y contempla la retirada de aquellos
objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva
de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la
Dictatura.
Esta propuesta es fruto de la reunión que
el consejero mantuvo recientemente con la presidenta de la Asociación de
la Memoria Histórica de Tenerife, Mercedes Pérez Schwartz, para quien
la retirada de las simbologías que recuerden a lo ocurrido durante la
Guerra Civil en España le produce una "enorme satisfacción".
El
hermano mayor de la Cofradía, Juan Antonio Fuentes, justifica la
utilización del manto en su "valor histórico". "No es el escudo de
Franco, sino el que estaba vigente en aquellos años en España",
argumenta.
Ceuta actualidad.com - Anselmo F. Caballero 05 de Agosto de 2015
La Cofradía de
Nuestra Señora de África atavió ayer la imagen de la patrona de la
ciudad con un manto en el cual aparece bordado el escudo oficial de
España durante la dictadura del general Francisco Franco. El escudo del
águila de San Juan y la leyenda “Una, grande, libre” era visible en el
centro del manto para todos los asistentes que acudieron a los actos de
la ofrenda floral a la imagen celebrado ante las puertas de la iglesia
de África.
La Cofradía lleva años utilizando este
manto para las salidas procesionales del día de la Virgen de África. El
hermano mayor de la entidad, Juan Antonio Fuentes, justifica el uso de
este ornamento en la tradición y en el valor sentimental y económico de
la pieza. “No es el escudo de Franco sino el escudo que estaba vigente
en aquellos años en España –argumenta Fuentes- Es un manto de valor
histórico, y nosotros no entramos en otras consideraciones”.
La pieza llegó a manos de la Cofradía a
mediados de los 50 como un regalo de las circunscripciones del
Protectorado de Marruecos. Sus bordados contienen referencias a cada una
de ellas, con algunos caracteres en árabe.
“Lo que no vamos a hacer es mutilar el manto así, de golpe y porrazo”, advierte el hermano mayor.
La Virgen dispone de más de media docena
de mantos, que se utilizan con arreglo a cada una de las épocas
litúrgicas. Entre ellos figura el que en la década de los 40 la Casa de
Franco regaló a la Cofradía y del que todavía se hace uso en algunas
ocasiones.
Ley de Memoria Histórica
La Ley de Memoria Histórica de 2007
insta a las administraciones públicas en su artículo 15 a procurar la
retirada de “escudos, insignias y placas” que constituyan una exaltación
de la sublevación militar de 1936, de la Guerra Civil o de la represión
franquista.
La exhibición del escudo que representó
el régimen de Francisco Franco en una procesión religiosa, incluida en
el programa oficial de actos de las fiestas patronales, abre un debate
acerca de la permanencia de los símbolos de la dictadura en edificios y
manifestaciones públicas en la ciudad. El artículo de la ley de 2007 que
regula la retirada de esta simbología establece una excepción por
“razones artístico-religiosas”. Este precepto fue incluido durante la
tramitación de la ley en el Congreso tras un pacto entre PSOE y CiU que
contó con el respaldo de los grupos parlamentarios del PNV y Coalición
Canaria.
La ambigüedad del legislador, que
atribuye a un comité especializado la responsabilidad de determinar qué
casos pueden ser susceptibles de beneficiarse de las excepciones
recogidas en la norma, no parece ayudar a la discusión. Esta ambigüedad
ya ha sido subrayada por el magistrado emérito del Tribunal Supremo,
José Antonio Martín Pallín, quien en un artículo de referencia del cual
es autor considera que “dudosamente” puede concederse valor artístico o
arquitectónico a los escudos franquistas que aún pueden verse en
edificios y manifestaciones públicas en España. “Puede tratarse de obra
meritoria de orfebrería, de escayola o de tallado, pero no creo que
estén amparados por el valor artístico o arquitectónico”, defiende el
jurista.
"No es el escudo de la dictadura"
El diputado al Congreso por el Partido
Popular, Francisco Márquez, ha defendido el derecho de la Cofradía a
utilizar el controvertido manto. Según Márquez, el escudo bordado en la
tela no es el escudo de la dictadura franquista. “Es el escudo de la
etapa de gobierno de Franco, el escudo de España en la etapa de gobierno
de Franco”, ha matizado.
El parlamentario considera que el manto
carece de connotaciones políticas para la mayoría de la población,
excepción hecha de “quienes quieren resucitar rencores y odios”.
Márquez rechaza que la exhibición
pública del escudo con el lema “Una, grande y libre” suponga el
enaltecimiento de la dictadura. “La historia no se borra –ha
argumentado- La dictadura es algo que superamos y que algunos hemos
decidido que no se vuelva a repetir”.
Censuras
Ceuta Actualidad ha podido recabar las
opiniones de dos de los diputados a la Asamblea sobre la exhibición del
escudo preconstitucional en la procesión. El parlamentario de Caballas,
Mohamed Alí, confesaba desconocer la presencia de referencias a la
dictadura franquista en el atavío de la imagen.
“Sin ánimo de enturbiar los actos
religiosos, diré que existe una norma y que es de obligado
cumplimiento”, asegura Alí en referencia a la Ley de Memoria Histórica.
El diputado, sin embargo, ha asegurado que su grupo fijará su opinión
definitiva una vez que la Ciudad evacúe el informe que los técnicos
elaboran a propósito de la solicitud de Caballas de cambiar el nombre
del estadio de fútbol Alfonso Murube, bautizado en memoria de un
falangista que participó en la sublevación de 1936. “El manto es de la
cofradía, así que quizá pueda establecerse algún matiz, pero lo cierto
es que el escudo se exhibe en un acto institucional y público”, concluye
Alí.
“Es una muy mala elección”, considera el
diputado de Ciudadanos, Javier Varga. El parlamentario, que como Alí
también desconocía la naturaleza de la iconografía bordada en el manto
de la Virgen, sugiere que resultaría juicioso “devolver el manto a la
vitrina”. “No se trata de desvirtuar los actos religiosos, pero quienes
lo hacen no son quienes critican la exhibición de ese escudo sino
quienes eligen ese manto para vestir la imagen”, reflexiona el diputado.
Los representantes del grupo parlamentario socialista en la Asamblea han rehusado pronunciarse sobre el asunto.
La federación Los Verdes pide que se cumpla la ley de Memoria Histórica y
que "melilla deje de ser un homenaje y exaltación de la ditadura". En
este sentido, explican que la Fiscalía de La Sala Civil y Penal del
Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) ha
solicitado a las Cortes Valencianas la confirmación de la condición de
diputada o senadora de la ex alcaldesa de Valencia, Rita Barberá (PP),
en lo que se entiende como paso previo a la imputación de un delito, en
este caso por incumplir la Ley de Memoria Histórica por haber mantenido
símbolos franquistas en edificios públicos, segúne explican desde la
federación Los Verdes.
"Como creemos que la Ley, en España, es –o
debería- ser igual para todos", argumenta el grupo ecologista, "los
Verdes de Melilla pensamos que el incumplimiento de la Ley de Memoria
Histórica en Melilla, más que en cualquier otro lugar del estado, ha de
solucionarse y nuestra ciudad debe dejar de continuar siendo un homenaje
y exaltación de la dictadura”.
Toni Roderic, presidente de La
Federación de Los Verdes de España ha manifestado que “la acumulación de
calles, monumentos, escudos, placas, recuerdos de la dictadura e
incluso una estatua del dictador hacen de Melilla un parque temático del
franquismo”.
“Si Melilla quiere jugar un papel futuro de
interculturalidad, de ciudad abierta, de ciudad ejemplar, la imagen
europea en África, no puede continuar siendo la glorificación de un
régimen golpista que se alzó contra una república democrática, ni puede
olvidarse la represión sanguinaria de los primeros días del golpe de
estado militar en la ciudad autónoma", indicó Roderic", añaden.
“En
caso de que no se presente un plan para que Melilla se adecue a la Ley, o
que la Fiscalía actúe de oficio, Los Verdes propondremos al resto de
fuerzas democráticas una acción conjunta para llevar a los tribunales a
los responsables, así como la investigación de las irregularidades que
se hayan cometido contra la Ley en los últimos meses” concluyó el
presidente de la Federación de Los Verdes".
Carlos Esquembri en Historias de la Melilla de izquierda 26/6/15
El 25 de junio de 2015, se presentó un libro que hay que calificar como de imprescindible para conocer la verdadera cara de la historia del franquismo en Melilla, una historia mitificada durante años en una ciudad donde todavía los símbolos y monumentos franquistas son comunes en nuestras calles.
A lo largo de las páginas del mismo podemos ir conociendo desde las esperanzas que la República suscitó en la clase obrera de Melilla, que con la llegada del nuevo régimen pudieron por fin vivir la plenitud de derechos civiles, hasta la terrible represión desatada sobre la ciudad y sus ciudadanos de izquierdas o que, simplemente, no apoyaron el alzamiento militar.
Juan Medina fue un joven militante de izquierdas al que los franquistas encarcelan en el campo de concentración de Zeluán en septiembre de 1936, comenzando un periplo de cárceles, luchas y detenciones que sólo finalizará en 1949.
La descripción que hace Juan Medina de los sufrimientos y vejaciones sufridas en Zeluán por todo tipo de personas desde simples obreros a jueces, concejales y un alcalde republicano de nuestra ciudad dan luz sobre un episodio que la historiografía oficial de Melilla mantuvo oculto incluso después de la restauración de la democracia y nos enseña que, en realidad, no fuimos la Adelantada en el Alzamiento Nacional sino la primera ciudad víctima del franquismo.
Quisiera desde este blog dar las gracias a Juan Medina Sánchez por su lucha y a sus hijos y familia por la publicación de este libro que era tan necesario en Melilla.
El libro "MEMORIAS DE MI JUVENTUD PERDIDA. Infancia, República, prisiones y otras vivencias" se encuentra ya a la venta.
Universitat d'Alacant - Departament de Filologies Integrades
III JORNADAS HISPANO-ARGELINAS. TRASPASANDO FRONTERAS: ARGELIA EN ESPAÑA Y ESPAÑA EN ARGELIA
III JOURNÉES HISPANO-ALGÉRIENNES. AU-DELÀ DES FRONTIÈRES: L'ALGÉRIE EN ESPAGNE ET L'ESPAGNE EN ALGÉRIE
Universidad de Alicante
1-4 de diciembre de 2014
Aula Magna, Facultad de Filosofía y Letras III
Certificado ICE 20 h
Dirección: Eva Lapiedra, Luis Bernabé y Naima Benaicha
PRESENTACIÓN
En octubre del año 2010 celebramos en la Universidad de Alicante las I Jornadas Hispano-Argelinas Orán-Alicante. Uno de los resultados de tan fructífero encuentro fue el acuerdo de seguir celebrándolas cada dos años, alternando la universidad organizadora.
En 2012 se celebraron las II Jornadas, organizadas por la Universidad de Orán, que tuvieron también una gran acogida. Ahora, a finales de 2014, vuelve a ser el Área de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante la organizadora de las III Jornadas. La finalidad de dichos encuentros es la de continuar fomentando las relaciones de amistad y cooperación científica entre los dos países vecinos.
Las personas interesadas podrán solicitar al ICE (Instituto de Ciencias de la Educación) la emisión de un certificado de 20 h. (previo pago de la tasa correspondiente). Asistencia mínima a un 80 % de las sesiones.
Inscripciones: enviar un correo electrónico a dfint@ua.es indicando nombre completo y DNI.
Francisco Sáchez Montoya - El Faro Digital 14/9/14
Hace escasamente unas semanas se dio a conocer el proyecto de reforma del “Monolito del Llano amarillo”, comparto la postura de las autoridades municipales de que el monumento no se derribe, y se adecue al momento histórico. Pero en lo que no estoy en nada de acuerdo, y según deduzco, después de varias conversaciones, que el escudo (Águila) franquista que corona el monolito no se quitará. En este sentido
estoy en total desacuerdo, se debería suprimir y trasladarlo a un museo de la Ciudad, tal y como indica la Ley de Memoria Histórica.
El citado Escudo es claramente el utilizado por la dictadura, que tras el golpe militar lo había recuperado en 1938 de la iconografía heráldica de los Reyes Católicos (incluidos el yugo y las flechas), sustituyendo las armas de Sicilia por las de Navarra, añadiendo las columnas de Hércules coronadas y una cinta con la divisa "una, grande y libre", tal y como aparece en el monumento de nuestra ciudad.
Tendríamos que recordar que este “monolito del llano amarillo”, cuando fue inaugurado era un monumento a las maniobras militares que se celebraron en el Protectorado Oriental en la zona de Ketama, entre el 5 y el 12 de julio de 1936, organizada por el Gobierno de la República. Incluso cuando se inauguró en 1940, se podía leer la leyenda “12 de julio de 1936”. Pero cuando se trasladó a Ceuta en 1962, lo transformaron en símbolo de la sublevación y victoria contra el poder constitucional. El carácter que tenía se cambió en Ceuta, se alteró la fecha pasando el 12 al 17 de julio 1936 y se añadió diferentes símbolos propios de los sublevados.
Tiene carácter arquitectónico y patrimonial de cierta importancia. En la memoria de la reforma se puede leer. “La restitución natural suplirá la ausencia de la rotura de la cualidad que configura el actual talud de reflejar una voluntad conmemorativa”. A grandes rasgos, los trabajos supondrán la eliminación de la escalinata que arranca al pie de la carretera.
El citado monumento, como bien escribió Bravo Nieto, es una de las obras más emblemática y tal vez la más conocida fuera del ámbito de la ciudad. Se trata de un amplio conjunto monumental constituido por una escalinata en varios niveles que permitía una ascensión, tanto física como visual hacia el monolito de 15 metros de alto que formaba el núcleo fundamental de la obra con una elaboración de imágenes procedentes de varias corrientes, aunque primaban las futuristas. El monolito asume una imagen muy geométrica y a la vez dinámica.
El Monumento fue obra del arquitecto Francisco Herranz, cursó sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Madrid. El 13 de octubre de 1924 fue nombrado arquitecto municipal de Zamora, allí realizó el anteproyecto del Plan General de Ensanche de esta ciudad. Su trabajo en Zamora terminó cuando fue nombrado en 1929 arquitecto de Construcciones Civiles de Obras Públicas y Minas de la Alta Comisaría de España en Marruecos. Durante estos años realizó múltiples obras en Melilla, debido a que su trabajo diario lo desempeñaba en la vecina ciudad marroquí de Nador. La sublevación militar del 36 provocó su traslado a Tetuán. Debido a sus problemas de salud, el arquitecto abandonó repetidamente su puesto en la ciudad marroquí para desplazarse a la península. Finalmente, en junio de 1944, Hernanz pidió un año de excedencia y tras agotar ese plazo se asentó definitivamente en Madrid. De quien también se puede destacar su obra en Castillejos (Marruecos) donde construyó en 1939 la iglesia de Nuestra Señora del Carmen
En el proyecto de la adecuación histórica de este Monolito del Llano Amarillo, se plantea que la situación actual y por el excesivo coste económico que pudiera representar, el obligado derribo y posterior reconstrucción de los muros actuales y la reposición de sus aplacados y cumbreras”. En lugar de tal alternativa, lo que se plantea es devolver a esa zona de subida al monte Hacho, sin que afecte al paisaje. Los alrededores del monolito se acondicionarán con la construcción de un muro de contención de treinta y cuatro metros lineales al pie del talud “para contener los restos que serán enterrados en esta cuneta con aportes de tierras naturales de la ajardinada restauración”.
Pintadas reclamando amnistía
Este monumento en varias ocasiones ha sido pantalla de reivindicaciones sociales y políticas. La primera pintada reivindicativa de libertades contra el régimen se llevó a cabo en 1958, cuando el monumento todavía estaba en la zona de Ketama (Marruecos). En la península el partido comunista llevaba a cabo allá por 1958 una importante campaña a favor de la liberación de los presos políticos y por la democracia. Andréu un conocido exiliado entró en contacto con el grupo del PCE de Tánger y les propuso llevar a cabo una acción simbólica que recordase a todos los confiados tangerinos que sus compatriotas de la Península luchaban todavía por la libertad. Decidieron que las mayores repercusiones se podían alcanzar con una acción contra lo que a su vez representaba el mayor símbolo del franquismo, el monumento del Llano Amarillo, en Ketama. Y hace unos años el monumento tuvo una nueva pintada reivindicativa. Los autores reclaman la supresión de los símbolos del régimen franquista que quedan en las calles con leyendas como ‘No monumentos fascistas’ y ‘No más recuerdos de la barbarie’.
Simbología del Franquismo
Claramente el escudo (Águila) del monolito en Ceuta es del régimen franquista, por lo tanto se debe quitar, para adecuarse a la Ley. En muchas ocasiones puede llevar a la confusión con el de los Reyes Católicos que fue recuperado, en parte, por la dictadura. En el de los monarcas se aprecian los cuarteles de Dos Sicilias, así como el águila, el yugo y las flechas. Pero el de época franquista cambia las armas del reino de las Dos Sicilias por los símbolos de Navarra, se incorporan a ambos lados las columnas de Hércules con las palabras latinas “Plus Ultra”, además del “Una, grande y libre” y se mantuvo el Águila de San Juan.
El Monolito se trasladó a Ceuta tras la Independencia de Marruecos, un centenar de camiones participaron en el transporte. El 26 de mayo de 1962, el Alcalde y Jefe falangista Ibáñez Trujillo y el teniente general Galera, colocan la primera piedra. Firmaron el inicio de las obras, siendo el acta depositada en el interior de una caja de plomo con una colección de monedas y ejemplares de los periódicos El Faro de Ceuta, Arriba y ABC. Se une a la existencia ya en el interior de esta misma caja la colocada en la fecha de la primera inauguración en la zona de Ketama en 1940, con los diarios ABC, Gaceta de África, Telegrama del Rif y el Faro de Ceuta.
El desmontaje del monumento en el valle del Llano Amarillo en Ketama se comenzó el 26 de diciembre de 1961, finalizando dos meses después. Fueron dos mil novecientas piedras con un total de trescientas toneladas. El 24 de abril de 1963, se llevó a cabo la inauguración, dejando constancia en el acta firmando que se cedía el monolito a la ciudad. En el acta de cesión se puede leer: “Tengo el honor de comunicar a que de acuerdo con la propuesta formulada en su escrito de fecha 8 de diciembre de 1962 se autoriza la entrega del monumento del Llano Amarillo al municipio de Ceuta, a cuyo cargo correrán las obras correspondientes a las obras de urbanización del citado monumento”. La banda de música del Tercio interpretó varias marchas militares, también estaba presente una centuria de las organizaciones juveniles de Falange.
Al inaugurarse en Ceuta, se añadieron escudos, se cambió la fecha y símbolos propios de la dictadura, era un hecho que durante la dictadura, se incorporó la cartela de diferentes iconos franquista, junto con otros motivos heráldicos que añaden a los del escudo tradicional de España (armas de Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada, y las Columnas de Hércules con la cartela Plus Ultra) otros tomados del escudo de los Reyes Católicos: el águila de San Juan y el yugo y las flechas que también tomó la Falange. La simbología del franquismo es el conjunto de símbolos que se utilizaron como referente icónico para identificar visualmente al régimen y a las personas e instituciones que se identificaban con él, y marcar la apropiación simbólica de lugares emblemáticos.
La parafernalia simbólica del franquismo se originó durante la Guerra Civil, tras su exaltación a la jefatura del Estado, adoptando en buena medida la desarrollada en los años anteriores por Falange Española de las JONS, a la que se sumó la de los tradicionalistas o carlistas. A pesar de la retirada de algunos de estos símbolos en los primeros años de la Transición, destacadamente los grandes emblemas de yugo y flechas de la emblemática Casa Sindical en Ceuta.
La ley denominada Ley de Memoria Histórica (aprobada por el Congreso de los Diputados el 31 de octubre de 2007 establece la retirada de estos símbolos, obligando a las instituciones públicas a ello, y privando de ayudas a las instituciones que no las retiren. Fue objeto de particular redacción lo referente a los símbolos que puedan afectar a la Iglesia Católica, introduciéndose una salvaguarda por razones religiosas, junto a la que exceptúa a los monumentos con valor artístico.
Evolución del Escudo en España
El primero de los escudos que puede considerarse en alguna medida como Escudo de España es el que, con el águila de San Juan como soporte, adoptaron Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón en 1475. El escudo se diseñó adoptando el modelo establecido por Fernando III al unir los reinos de Castilla y León en 1230, en el que en un escudo cuartelado se alternaban los emblemas de ambos reinos. En el nuevo escudo, las armas de Castilla (de gules, y un castillo de oro, almenado de tres almenas, con tres homenajes, el de en medio mayor y cada homenaje también con tres almenas, mamposteado de sable y aclarado de azur) y León (de plata y un león de púrpura, coronado de oro, lenguado y armado de lo mismo) se alternan con las de Aragón (de oro y cuatro palos de gules) y las Dos Sicilias (partido y flanqueado, jefe y puntas de oro y cuatro palos de gules, flancos de plata y un águila de sable, coronada de oro, picada y membrada de gules). A partir de 1492 se añade entado en punta con el emblema del recién conquistado reino de Granada (de plata y una granada al natural, rajada de gules, tallada y hojada de dos hojas de sinople)...
La tortura no es una respuesta ocasional del Estado contra la insurgencia. La tortura es la columna vertebral del Estado, el pilar de una institución que se atribuye el monopolio de la violencia y que se legitima con su poder para destruir física y psíquicamente a un ser humano. Hijo de padres judíos, Henri Alleg –cuyo apellido verdadero es Salem- nació en Londres en 1921. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a Argelia, interiorizando poco a poco el anhelo de independencia de un pueblo colonizado. Periodista y militante comunista, soportó la durísima experiencia de la tortura, sin delatar a nadie. Cuando aún se encontraba bajo custodia de las autoridades francesas, recreó sus penalidades en un relato que burlaría la vigilancia penitenciaria y comenzaría a circular con notable éxito, revelando que el Estado francés secuestraba, torturaba y asesinaba con un absoluto desprecio hacia los principios de la República. Entre 1950 y 1955, Henri Alleg dirigió Alger Républicain, un periódico que reflejaba la lucha del pueblo argelino por constituirse como una nación libre y soberana. En septiembre de 1955, el periódico fue prohibido y en 1956 Alleg comenzaría a vivir en la clandestinidad. Los colaboradores de Alger Républicain van cayendo uno tras otro. El 12 de junio de 1957 la décima División de Paracaidistas secuestra a Alleg y le confina durante un mes en El Bihar, un barrio situado en la periferia de Argel. Durante ese tiempo, sufre las torturas más terroríficas, pero no proporciona ninguna clase de información. Después de ese tiempo, le envían al centro de internamiento de Lodi, donde Alleg escribe furtivamente La question, con una letra microscópica. En esa época, hay miles de argelinos en campos de concentración, sin que se haya formulado contra ellos ningún cargo. Una simple decisión administrativa sirve para privarles de su libertad, ignorando cualquier protocolo jurídico. El abogado Léo Matarasso, miembro del Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra (también conocido como Tribunal Russell), acepta representar a Alleg y logra sacar el manuscrito, escondido en unas zapatillas. Cuatro folios en cada comunicación. El texto se difunde y produce una verdadera conmoción en la opinión pública internacional. Se especula sobre la situación de Alleg. Muchos temen por su vida. La trascendencia mediática del caso consigue que el 17 de agosto comparezca ante un juez instructor, que le acusa de atentar contra la seguridad del Estado al intentar reconstruir el disuelto Partido Comunista de Argelia. Durante el proceso, Alleg sufrirá varios careos con sus torturadores, que niegan haberlo maltratado. El 12 de febrero de 1958 se pone a la venta el libro en Editions de Minuit. Edgar Morin, compañero de clase de Henri, publica una reseña en France-Observateur, celebrando el libro. Jean-Paul Sartre escribe un artículo titulado “Una victoria” en L’Express, elogiando la obra. El periódico es secuestrado por orden judicial, pero el libro y la nota de Sartre ya han corrido como la pólvora. La obra se secuestra el 27 de marzo de 1958, pero en esas fechas ya se han vendido 65.000 ejemplares. La question se traducirá a 30 idiomas. En 1976, Laurent Heynemann realizará una adaptación al cine y en 2006 François Chatoten elaborará y escenificará una versión teatral.
Alleg logró que el juez militar visitara el inmueble de El Bihar. Sus precisas referencias a la cocina, el lugar donde transcurrían las torturas, confirmó que su versión no era una ficción, sino un testimonio veraz. El informe médico elaborado en Lodi corroboraba sus declaraciones, pues un mes después de los interrogatorios aún conservaba las huellas de la tortura: marcas en las muñecas y los tobillos, quemaduras, hematomas. Al inicio de La question, Alleg cita a Jean Cristophe: “Atacando a estos franceses corruptos, lo que defiendo es a Francia”. Escondido en el apartamento del joven profesor de matemáticas argelino Maurice Audin, que sería torturado y ejecutado extrajudicialmente por los paracaidistas franceses, Alleg conviviría durante 30 días con la tortura y la muerte, escuchando los gritos de los supliciados y soportando la brutalidad de unos militares que se comparaban con la Gestapo y las SS, orgullosos de infundir pánico. Saber que en el ala reservada a las mujeres se hallaban activistas tan valientes como Djamila Bouhired, aguantando sesiones de electricidad y vejaciones sexuales, le ayudó a mantener su determinación de no colaborar con sus verdugos. Los oficiales que le interrogan cumplen una formalidad que tal vez alivia sus conciencias. Le entregan un papel y le piden que escriba una delación, facilitando nombres y direcciones. Si no lo hace, será interrogado con métodos altamente persuasivos. Alleg no se deja intimidar y declina la oferta. Comienza entonces el procedimiento habitual. Le desnudan, le atan a una tabla y le enseñan un generador de corriente eléctrica. Le advierten que ser blanco y no “un moro”, agrava la situación, pues no tienen compasión con los traidores. Alleg conserva la serenidad y les recuerda que la ley les obliga a ponerle a disposición judicial en un máximo de 24 horas. Además, exige que no le tuteen. Los paracaidistas se ríen y le colocan unas pinzas dentadas en un dedo y el lóbulo derecho. Después, le rocían con agua. La primera descarga eléctrica le produce convulsiones y acelera su ritmo cardíaco, pero no le hace cambiar de actitud. Enfurecidos, los militares se ensañan con él, sin respetar ninguna zona de su cuerpo. Cuando la electricidad llega a sus genitales, experimenta la sensación de sufrir los mordiscos de un animal salvaje. Su resistencia les asombra y le llevan a presencia de Audin, que aún sigue vivo. Le piden que le cuente lo que le espera. El profesor, terriblemente desmejorado por las torturas, se limita a decirle: “Es duro, Henri”. Alleg es miope, pero ha perdido las gafas a consecuencia de los malos tratos y su visión borrosa le produce una aguda sensación de irrealidad. No volverá a ver Audin, que probablemente fue arrojado al mar o enterrado en una fosa clandestina. Es lo que se hace con las víctimas de las torturas, cuando han hablado y se convierten en un estorbo. Unos 40.000 argelinos correrán ese trágico destino.
En esas fechas, François Mitterrand es Ministro de Justicia y, con anterioridad ha ejercido de Ministro del Interior. Puntualmente informado por las autoridades militares, es imposible que no colaborara con el general De Gaulle y otros miembros del gobierno en la planificación de la contrainsurgencia, estableciendo como sistema de trabajo la tortura y el asesinato. Así lo afirma el oficial Paul Aussaresses, estrecho colaborador del general Jacques Massu. En 2001, Aussaresses, que ya se encontraba en la reserva con el cargo de general, publica Servicios especiales, Argelia 1955-1957, relatando sin tapujos sus crímenes:“Nuestro equipo salía cada noche hacia las ocho y nos las arreglábamos para estar de vuelta antes de medianoche con nuestros sospechosos, para proceder a los interrogatorios. [...] La mayor parte de las operaciones conducían a interrogatorios y otras terminaban con liquidaciones puras y simples, que se hacían sobre el terreno. [...] La tortura era utilizada sistemáticamente si el prisionero rehusaba hablar, lo cual sucedía con frecuencia. Era raro que los prisioneros interrogados por la noche llegaran todavía vivos al amanecer”. Cuando fue detenido Ben M’hidi, jefe del Frente de Liberación Nacional de Argelia, Aussaresses se reunió con el general Massu y ambos decidieron asesinarlo: “Llegamos a la conclusión de que un proceso a Ben M’hidi no era deseable: habría implicado repercusiones internacionales. [...] Aislamos al prisionero en una habitación ya preparada [...] y con el apoyo de mis ayudantes le ahorcamos de una manera que se pudiera pensar en un suicidio”. En una entrevista con el diario Le Monde, Aussaresses descartaba cualquier remordimiento: “Había que hacerlo y lo hice”.
Alleg pasará por diferentes formas de suplicio. Le quemarán con un soplete, le introducirán un tubo de goma en la boca y le obligarán a tragar agua hasta perder el conocimiento, le propinarán patadas y puñetazos, no le dejarán dormir, le suspenderán del techo, le aplicarán descargas eléctricas en la lengua, le amenazarán con violar a su mujer y matar a sus hijos, le obligarán a escuchar los gritos de otros torturados, no le dejarán dormir ni usar el baño. Una de las sesiones de tortura se prolongará doce horas. Alleg deseará morir, intentará aturdirse, anhelará que su corazón se rinda y deje de latir. El ayuda de cámara de Massu le visitará y le anunciará que va a desaparecer, si se niega a colaborar. Un médico, que trabaja con los torturadores, le inyectará pentotal, pero solo logrará producirle sueño y estupor. Alleg advierte que la tortura no solo afecta a los detenidos. La barbarie diseñada por políticos sin escrúpulos deshumaniza a todos los implicados. El “centro de clasificación” donde se tortura sin tregua es también “una escuela de perversión para los jóvenes franceses”. Alleg solo hallará consuelo en sus camaradas argelinos, que al cruzarse con él en los pasillos le susurran: “¡Valor, hermano!”. Saben que le han torturado, pues su cuerpo está lleno de heridas y vendajes. “En sus ojos –apunta Alleg, finalizando su valiente alegato- leía una solidaridad, una amistad, una confianza tan totales que, precisamente por ser europeo, me sentí orgulloso de tener un lugar entre ellos”. Cuarenta años después, Gilles Martin entrevistará a Henri Alleg, que en 1961 había publicado Prisionero de guerra, señalando que su experiencia debería ayudar a las nuevas generaciones a comprender las intenciones de fondo de las intervenciones militares en países extranjeros. Se afirma que el propósito es “combatir el terrorismo, salvar a la patria o defender la libertad, pero el verdadero motivo es explotar yacimientos de petróleo, de gas, de mineral, de diamantes, e impedir que algún pueblo se libere”. En su conversación con Gilles, Alleg equipara la “noche colonial” con la “noche nazi”. De hecho, Francia cometió horribles masacres. El 8 de mayo de 1945 reprimió una revuelta nacionalista en Setif, asesinando a 20.000 argelinos, incluidos ancianos, mujeres y niños. El 17 de octubre de 1961 la policía de París, dirigida por el criminal de guerra Maurice Papon, responsable de la deportación de 1.645 de judíos franceses a campos de exterminio nazis, ordenó que se disparara contra una manifestación pacífica convocada por el FLN para protestar contra el toque de queda impuesto a los argelinos. La policía no solo disparó contra los manifestantes, sino que también asesinó a transeúntes de rasgos magrebíes. El historiador Jean-Luc Einaudi estima que el número de víctimas oscila entre 200 y 393. Algunas fueron arrojadas al Sena y aparecieron en sus riberas. Otras murieron en el Palacio de los Deportes o el Estadio Pierre de Coubertin, donde se torturó salvajemente a los detenidos. De Gaulle ocultó los hechos, afirmando que solo era “un asunto secundario”. Pocos meses más tarde, se repetiría la tragedia, pero a menor escala. El 8 de febrero de 1962 una manifestación en contra de la guerra de Argelia y de la OAS desembocó en una nueva matanza. Convocada por el Partido Comunista y la CGT, nueve personas perdieron la vida en Charonne, una estación de metro. El 17 de junio de 1966 De Gaulle aprobaría una amnistía para exculpar a los asesinos y evitar futuros procesos judiciales. En la charla con Gilles Martin, Alleg recuerda que no se juzgó a nadie por los crímenes contra la humanidad cometidos en Argelia, salvo al general Jacques Pàris Bollardière, que se negó a torturar y asesinar. Héroe de la Resistencia, Bollardière “no podía soportar ver que los métodos utilizados contra los argelinos eran los mismos que los que aplicaba la Gestapo contra los resistentes franceses. Dirigiéndose a Massu, había dicho en una frase mordaz lo que pensaba de él y sus métodos: ¡Desprecio lo que haces, Massu!”. El comentario le costó un arresto de seis meses. Bollardière abandonará el ejército y dedicará el resto de su vida a luchar contra la guerra y la tortura, identificándose con los principios de la no violencia.
Al igual que en los bombardeos israelíes contra la Franja de Gaza, la mayoría de las víctimas de la Francia colonial no eran combatientes, sino mujeres y niños. No se puede hablar de guerra, sino de exterminio. Un exterminio que Camus nunca condenó. “Camus –afirma Alleg- nunca atacó la legitimidad del sistema colonial en sí mismo”. De hecho, “abandona a los comunistas en el preciso momento en que el Partido se compromete en una dirección cada vez más argelina y unitaria con las distintas fuerzas políticas nacionalistas”. El coronel Bigeard fue uno de los militares más implacables. Instructor de torturadores, organizó la desaparición de miles de personas, arrojándolas al mar con los pies en bloques de cemento. Su implicación en un genocidio no impidió que se le ascendiera a general y Giscard d’Estaing le nombró Secretario de Defensa. “En una palabra –observa Alleg-, casi un ministro. ¿Quién osará decir después de esto que la República es ingrata con sus fieles servidores?”. Alleg finaliza la entrevista citando al héroe de la Resistencia checoslovaca Julius Fucik: “Hombres: os he amado. ¡Estad alerta!”. Son unas palabras admirables, pues las escribió al pie de la horca. Fucik nació en Praga en 1903, estudió filosofía e ingresó en el Partido Comunista. Crítico literario y teatral, se pasó a la clandestinidad cuando se produjo la invasión nazi, ocupándose de mantener activas las publicaciones ilegalizadas. Detenido y torturado por la Gestapo en abril de 1942, ninguna tortura logró quebrantar su resistencia. Mientras esperaba la muerte en la celda 267 de la prisión de Plötzensee en Berlín, escribió 70 hojas que lograron burlar una a una los controles de la cárcel. Es la misma historia de Alleg, que confirma la tenacidad del espíritu humano. Fucik fue ahorcado el 8 de septiembre de 1943. Su obra se publicó por primera vez en 1945, con el título Reportaje al pie de la horca. El libro se tradujo a 80 idiomas y en 1950 Fucik recibió a título póstumo el Premio Internacional de la Paz. Al igual que La question, la obra rebosa humanidad y coraje: “Has tardado mucho en llegar, muerte. Pese a todo, esperaba conocerte más tarde, después de largos años. Esperaba vivir aún la vida de un hombre libre: poder trabajar mucho, amar mucho, cantar mucho y recorrer el mundo. Precisamente ahora, cuando llegaba a la madurez y disponía todavía de muchísimas fuerzas. Ya no las tengo. Se me van agotando. Amaba la vida y por su belleza marché al campo de batalla. Hombres: os he amado. Fui feliz cuando correspondíais a mi cariño y sufrí cuando no me comprendíais. Que me perdonen aquéllos a quienes causé daño. Que me olviden aquéllos a quienes procuré alegrías. Que la tristeza jamás se una a mi nombre. Ese es mi testamento para vosotros, padre, madre y hermanas mías; para ti, mi Gustina, y para vosotros, camaradas; para todos aquéllos a quienes he querido. Llorad un momento, si creéis que las lágrimas borrarán el triste torbellino de la pena, pero no os lamentéis. He vivido para la alegría y por la alegría muero. Agravio e injusticia sería colocar sobre mi tumba un ángel de tristeza”. Alleg murió por causas naturales el 17 de julio de 2013. Al igual que Fucik nos legó su alegría, su optimismo, su esperanza de un mundo mejor. A pesar de su terrible experiencia, siempre se rebeló contra la sentencia de Plauto, según la cual “el hombre es un lobo para el hombre”: “¿Quién si no aquellos que tienen un interés evidente en no cambiar nada del orden actual pueden contentarse con una visión tan pesimista y desesperanzadora del futuro del hombre?”.
No soy capaz de concluir esta nota sin mencionar a José Humberto Baena Alonso, fusilado con otros cuatro militantes antifranquistas el 27 de septiembre de 1975 por un régimen, cuyos hijos y nietos ideológicos gobiernan España hoy en día. “Papá, mamá: Me ejecutarán mañana de mañana. Quiero daros ánimos. Pensad que yo muero pero que la vida sigue. Recuerdo que en la última visita, papá, me habías dicho que fuese valiente, como buen gallego. Lo he sido, te lo aseguro. Cuando me fusilen mañana pediré que no me tapen los ojos, para ver la muerte de frente”. Los héroes nos dejan sus palabras, su ejemplo, su alegría y su esperanza. Los verdugos, en cambio, esconden su rostro, como hizo Billy el Niño en la Audiencia Nacional, pues saben que sus actos les han arrebatado hasta el último ápice de humanidad. La tortura se asocia a los gobiernos totalitarios, pero lo cierto es que nunca ha dejado de existir en Estados Unidos o en la UE, el peón favorito del imperialismo norteamericano en su batalla por la globalización de su modelo político y social. En el Estado español, se cursan unas tres mil denuncias anuales por malos tratos y torturas, pero solo un 3% se resuelven con la condena –liviana- de algún agente de las Fuerzas de Seguridad. En esos casos, el gobierno suele intervenir, aplicando la gracia del indulto. Eso explica que en nuestro país la mitad de la población tema ser torturada en una comisaria o un cuartel de la Guardia Civil, si llega a ser detenida. En la democrática Francia, el porcentaje baja ligeramente: solo el 35% alberga ese miedo. Tal vez esa inquietud colectiva solo refleja la trastienda de dos países que abrazaron el fascismo en un pasado reciente. La España franquista y la Francia de Vichy asimilaron las técnicas de tortura de la Gestapo y prolongaron sus estragos durante décadas. El recuerdo de héroes como Alleg, Fucik o Baena (condenado sin pruebas en un juicio farsa) nos obliga a luchar para que la esperanza tenga la última palabra.
RAFAEL NARBONA La question, Henri Alleg. Hondarrabia, Ediciones Hiru, 2010.
Foto cedida por la Asociación Pro Derechos Humanos, publicada en InfoMelilla.com
17-07-2014 / 21:01 h EFE
Varias entidades cívicas de Melilla han cubierto hoy con un lienzo negro la estatua de Franco con motivo del 78º aniversario del origen de la Guerra Civil para recordar a "las víctimas del franquismo", según ha informado la Asociación Pro Derechos Humanos de Melilla.
En un comunicado, la asociación ha explicado que en este acto han participado representantes de diversas entidades cívicas, que han cubierto con una tela negra "la estatua del dictador", y posteriormente la han atado con una cuerda alrededor del cuerpo de la efigie, ubicada a los pies del recinto amurallado de Melilla La Vieja.
También se han leído varios párrafos de una carta remitida por Carlota Leret O'Neill, hija de la periodista "represaliada" Carlota O'Neill, y del aviador Virgilio Leret, que se mantuvo leal a la República tras el estallido de la Guerra Civil Española, y que se considera que posiblemente fue el primer oficial ejecutado por los sublevados.
En dicha carta, Carlota Leret O'Neill pide que no se pase por alto que "el alzamiento militar que ensangrentó a España" fue una "tragedia" que "comenzó en Melilla", ciudad que "sigue siendo el reducto donde subsisten los herederos del franquismo y los vestigios de la dictadura".
Además, critica que "durante varios años, después de iniciada la supuesta transición a la democracia, Melilla siguió luciendo en su escudo el título de 'Adelantada en el alzamiento nacional', referencia que se eliminó recientemente.
Según la fuente, "las calles de Melilla aún recuerdan a varios falangistas" y "a la entrada del puerto y a los pies de las murallas de Melilla la Vieja, se levanta la única estatua de Franco que todavía queda en un espacio público de España, la única estatua de un dictador fascista que se puede ver en las calles y plazas de la Europa democrática".
El monumento de Francisco Franco ha suscitado varias polémicas en la ciudad autónoma en los últimos años, una de ellas hace casi diez años, cuando el gobierno local retiró la estatua de su lugar habitual para realizar unas obras de saneamiento, aunque siete días después volvió a ser colocada en otra ubicación cercana.
A la escultura le acompañan tres placas, una con un escudo franquista, otra con un escudo de la ciudad y otra con la inscripción "Al Comandante de la Legión D. Francisco Franco Bahamonde 1921-1977", que rememora su llegada a Melilla en 1921 para liberar a la ciudad de las tropas rifeñas de Abdelkrim.
Domingo 20 de juliol, a las 21:30h, documental y posterior debate RASD ¿Justicia sin guerra? del director Josep Lluís Penadés, con la preséncia de miembros de la Liga de Estudiantes Saharauis.
Lugar: Plaça Sta, Madrona (Barcelona)
"Yahia Mulay tiene 21 años y desea la guerra. No la desearía si viviera en su país y no en un campo de refugiados con más de 30 años de existencia donde se padece malnutrición; si no viera cómo torturan y asesinan impunemente a sus compatriotas; si para poder ser universitaria no se hubiese visto obligada a vivir ocho años ilegalmente en España sin poder ver a su familia; si la España tardofranquista no hubiese entregado su país a Marruecos y a Mauritania ante la pasividad de una comunidad internacional que ignoraba las resoluciones de la ONU… Como Yahia, miles de jóvenes saharauis desean la guerra, ignorantes de otra forma de vida."
Organitza: ACAPS, Liga de Estudiantes Saharauis i Fundació Solidaria Flama
El Gobierno español modificó parte de los textos de los paneles del museo
militar de Melilla que hablaban del alzamiento fascista de 1936 como de la
«Guerra de liberación» pero olvidó cambiarlos todos, por lo que la terminología
franquista se mantiene. Lo hizo tras una pregunta de Amaiur a la que ha
respondido negando la existencia de los carteles
31/3/14 Alberto Pradillo - Gara «Al finalizar la
guerra de liberación». Así definía un panel explicativo del Museo Militar de
Melilla el período iniciado en 1939, con el triunfo del golpe de Estado fascista
de Francisco Franco. Una terminología franquista que incumple la Ley española de
Memoria histórica y por la que se interesó el diputado de Amaiur Jon Iñarritu,
que presentó una batería de preguntas en la que interrogaba por el motivo para
emplear esta nomenclatura, así como si el Ejecutivo español tenía previsto
modificarla. Curiosamente, parece que en este caso el Gobierno que preside
Mariano Rajoy sí hizo caso de la sugerencia del diputado abertzale, aunque de un
modo particular. Modificó solo uno de los dos paneles de la exposición, dejando
otro con la terminología franquista intacta, respondió negando la existencia de
los carteles que él mismo había modificado y señaló a otras tablas que, estas
sí, forman parte de la colección por lo que no cabría alterarlas.
«Los
paneles a los que se refiere la pregunta no son tales. Se trata de tres placas
de bronce que figuraban en edificios militares y que fueron trasladados al Museo
Histórico Militar de Melilla, ya que se consideraban elementos ornamentales que
aludían a acontecimientos del pasado con lenguaje de la época». Con esta
respuesta, el Gobierno español hacía referencia a parte de la colección del
museo militar, que no era objeto de la pregunta de Iñarritu. Sin embargo,
obviaba que en dos de los paneles explicativos sobre la colección se definía el
alzamiento fascista de 1936 y el posterior enfrentamiento civil como «guerra de
liberación» y «1936: cruzada de liberación». Una terminología franquista que se
mantiene pese a que la institución fue inaugurada en 1997, 22 años después de
que Franco muriese en la cama. No obstante, que el
Ejecutivo de Rajoy negase por escrito la existencia de los carteles no implica
que no tomase cartas en el asunto. En algún momento, tras recibir las preguntas,
el Ejecutivo ordenó cambiar los textos para retirar las formulaciones que
agasajaban a la dictadura. Sin embargo, solo modificaron una de las dos. Ahora,
donde se leía «guerra de liberación» está escrito «guerra civil». Sin embargo,
quien se encargó de borrar las pistas de las loas al franquismo en una
institución pública olvidó cambiar el otro cartel. Así que todavía se mantiene
la terminología franquista en el museo militar de Melilla, una localidad donde
el dictador mantiene su última estatua ecuestre del Estado español, así como
otros monumentos de recuerdo a la dictadura, como un gran águila de San Juan,
con el yugo y las flechas de Falange, coronado por el lema «una, grande y
libre». Símbolos que siguen en las calles de la ciudad pese a que incumplen la
Ley de Memoria Histórica, tal y como han denunciado reiteradamente víctimas de
la dictadura, que exigen su retirada.
- Más preguntas.
Ante la
respuesta del Ejecutivo español, Iñarritu presentará una nueva batería de
preguntas por escrito. «¿Cuál es la razón por la que el Gobierno no ha
respondido honestamente a las preguntas realizadas?» es la primera interrogante.
A partir de ahí, el electo abertzale se interesa por quién dio la orden para
modificar los paneles y porqué se mantuvo uno de los carteles en los que se
utiliza terminología franquista.
Además, el diputado abertzale se pone a
disposición del Ejecutivo de Rajoy para hacerle llegar las pruebas gráficas de
que todavía se mantiene la terminología franquista. Finalmente, Iñarritu
pregunta al Gobierno español si «tomará medidas para buscar al responsable del
embuste» y cuáles son sus planes para «eliminar los símbolos» de la dictadura de
Franco, «incluidos los paneles informativos».
Asoc. Familiares de Fusilados San Lorenzo 5/9/13 (Texto y foto cedidos por la Asociación)
Los señores mayores de en medio de esta foto junto al monumento a
los fusilados de San Lorenzo, padres de uno de nuestros compañeros e
hijos de asesinados y represaliados por el franquismo, tuvieron que ir a
un centro médico de urgencia después de
la reunión con el alcalde derechista Cardona, ya que este elemento de
cuidado del PP dedicó el 80% de la reunión para la apertura de la fosa
común a lanzar mierda por la boca contra su hijo, hablando de
represalias, de acciones judiciales, de posibles despidos de su puesto
de trabajo en el Ayuntamiento de Las Palmas GC.
Estas dos
buenas personas no aguantaron tan brutal sarta de sandeces. Ellos vieron
en el pasado como asesinaban y maltrataban a sus padres, para de
repente encontrarse con la misma cara, los mismos gestos, las mismas
expresiones prepotentes de los que arruinaron las vidas de sus familias.
Ahora viven con el miedo en el cuerpo tras esa reunión con este
"demócrata" alcalde, que estos días estará en cualquier restaurante de 5
estrellas poniéndose las botas y presumiendo ante sus millonarios
amigos de mantener a raya a los rojos, de sus siniestras dotes para
acallar voces, para que los humildes no tengan derecho a recuperar los
amados huesos de sus muertos.
Cardona afirma que los familiares de los Fusilados de San Lorenzo "no pueden invocar a la Memoria Histórica"
Las Palmas de Gran Canarias 30 Ago. (EUROPA PRESS) -
El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria,
Juan José Cardona, ha afirmado este viernes, en declaraciones a los
medios tras la colocación de la primera piedra del centro deportivo de
La Cícer, que los familiares de los Fusilados de San Lorenzo "no pueden
invocar a la Memoria Histórica".
"El planteamiento no puede ser invocar la Memoria Histórica, en
todo caso el planteamiento debe ser: yo quiero extraer los restos de mis
familiares, ahora bien, como sé que hay doscientas personas yo me
comprometo a hacer toda la labor de separación de esos huesos y
separación del AND", aclaró Cardona.
El primer edil ha cuestionado que "con qué derecho puedo autorizar
a alguien a que abra una fosa común donde hay doscientas personas
enterradas" sin tener el permiso del resto de familiares.
No obstante, el alcalde ha afirmado que el Ayuntamiento no tiene
"ningún problema a la autorización siempre que venga acompañada de las
garantías jurídicas que salvaguarde de los derechos" porque acceder a la
apertura de esta fosa común requeriría pedir autorización de todos los
allí enterrados, algo que Cardona ha explicado que "no es sencillo".
También el político del Partido Popular ha expresado que "si el
planteamiento fuera que se realizara un monumento con una placa que
recuerde ese hito allí, no habría ningún problema, pero nadie lo ha
solicitado, lo único que se ha hecho es una mera petición administrativa
para abrir la fosa sin estar acompañada de ningún elemento médico, ni
jurídico ni económico".
Y es que el máximo responsable del Consistorio palmense ha
insistido en el aspecto económico porque en caso de que se abriera la
fosa, para poder identificar esos huesos entre más de doscientas
personas "hay que poner en marcha todo un proceso forense que cuesta
dinero" que habría que saber quién paga y cuánto cuesta.
No es una cuestión ideológica
Cardona reiteró que él no tiene "prejuicios ideológicos de ningún
tipo" y que lo único que está haciendo es "cumplir la Ley y preservar la
seguridad jurídica de los descendientes de las otras personas
enterradas en la fosa común".
En este sentido, el alcalde recordó que cuando los familiares
invocan al Artículo 11 de la Ley de Memoria Histórica "se están
confundiendo" porque este Artículo explica que las personas que no saben
dónde están enterrados sus antepasados puedan tener derecho a saberlo.
De esta manera, Cardona sostuvo que en este caso no es este
supuesto porque "estas personas fueron enterradas e identificadas
siguiendo las costumbres de la época" que era, por temas económicos,
"las fosas comunes" para los que no tenían nicho propio, una fosa común
que está "perfectamente identificada".
Así, el político confirmó que "si hay un planteamiento serio y
riguroso, el Ayuntamiento está en condiciones de abordarlo. Pero
insisto, también habría que pedir autorización a todos los familiares de
las personas enterradas en esa fosa, y eso no es sencillo".
Por otra parte, el popular recomendó al Partido Socialista, quien
le he acusado de falta de sensibilidad, que traten estos asuntos con
"rigor, solvencia y responsabilidad" porque "en pleno siglo XXI todavía
se siga jugando con las ideologías y los fantasmas del pasado".
Cartel
sobre un vehículo visto ayer en pleno centro de Santa Cruz de Tenerife.
Dice lo siguiente: "Franco resucita, el pueblo te necesita. Queremos
hacer una España nueva y grande, una España donde no haya ni un solo
lugar sin lumbre, ni una sola mesa sin pan".
El franquismo en
Canarias asesinó a más de 3.000 canarios/as, torturó a miles de
personas, robó y vendió niños/as y propiedades de familias
represaliadas.
Luego sacas una bandera con las 7 estrellas
verdes y la policía te apalea o te parte las piernas, en cambio permiten
esta clara apología del terrorismo y los crímenes de lesa humanidad.
Franco,
en el centro, flanqueado por el jefe del Estado Mayor (izq.)
y el alcalde de
Ceuta, José Victori Goñalons, en 1935
Historia de un atentado fustrado. Cuatro cabos y varios soldados planearon asesinar a Franco en Ceuta el
18 de julio de 1936 para detener el alzamiento. Horas antes de la acción
fueron delatados y finalmente ejecutados
Francisco Sanchez Montoya - 31 de agosto de 2003,
suplemento del Mundo nº 411
El 17 de abril de 1937, tras 10
meses de duros interrogatorios, concluyó un consejo de guerra sumarísimo contra
37 militares y dos civiles. Se les acusaba de organizar un complot en Ceuta
para atentar contra la vida del general Franco y detener el
alzamiento del 17 y 18 de julio del año anterior. Su acción pudo haber cambiado
el curso de la Guerra Civil y sólo el testimonio a última hora de un soldado
permitió abortarla. A pesar de ello, los detalles de aquel episodio han
permanecido inéditos hasta ahora.
Todo comenzó al filo de la
medianoche del 17 de julio de 1936, cuando las tropas del acuartelamiento
legionario de Dar Riffien, al mando del teniente coronel Juan Yagüe, recibieron
la orden de tomar Ceuta. Los diferentes cuerpos militares se distribuyeron para
controlar la ciudad y al Regimiento de Infantería del Cerrallo Nº 8 de Ceuta se
le ordenó salir a la calle para «defender a España».
Pero no todos los integrantes del
batallón tenían la misma idea de lo que significaba «defender a España». El
acuartelamiento solía ser destino de soldados de reemplazo y de veteranos
peninsulares, en su mayoría jóvenes que buscaban en el Ejército un futuro
mejor, sin olvidar por ello sus sentimientos republicanos. Como los cabos
veteranos José Rico y Pedro Veintemillas, quienes en su ronda por las calles de
Ceuta observaron cómo patrullas de falangistas detenían a civiles y asaltaban
varias sedes de partidos políticos o cómo en las paredes de la ciudad se habían
fijado bandos firmados por el general Franco en los que se comunicaba al pueblo
el estado de guerra, la disolución de los partidos y la prohibición de
reuniones.
Cuando Rico y Veintemillas
volvieron al cuartel, en las primeras horas del 18 de julio, se reunieron en
una pequeña habitación de la compañía con los también cabos veteranos Anselmo
Carrasco y Pablo Frutos. Durante varias horas estudiaron cómo frustrar el
alzamiento, pero no fue hasta un segundo encuentro durante el mismo día cuando
el cabo Rico presentó el plan para matar a Franco. Cuando entrara en el patio
central del acuartelamiento para revistar las tropas, él mismo le dispararía.
Los demás implicados, desde la primera planta del cuartel, apuntarían al resto
de militares para inmovilizarlos. Acto seguido, otro grupo saldría hacia la
ciudad para informar del atentado y recabar el apoyo del pueblo.
En la tarde del 18 de julio el
cabo Rico, jefe del complot, pidió entrar de guardia en la puerta principal del
cuartel con el fin de ser el primero en enterarse de la llegada de Franco.
Compartía vigilancia con el cabo Rodríguez, quien confesó en el consejo de
guerra: «José Rico me preguntó qué me parecía el movimiento.Le contesté que
llevaba dos días de servicio y que no me había informado, y él respondió que
este movimiento iba contra el Gobierno, y que si nosotros fuéramos hombres
deberíamos ponernos a favor de ellos e ir contra nuestros oficiales y jefes.
Añadió que ya había implicado a los seis centinelas de la guardia. Y en el
momento en que empezaran los disparos, me tenía que poner a las órdenes de Anselmo
Carrasco y Pedro Veintemillas».
Los cabos y soldados implicados
en la intriga lo tenían todo planificado. Sabían que Franco aterrizaría en
Tetuán y en unas horas llegaría al cuartel de Ceuta. Pero la tensión en los
jóvenes soldados ante la trascendencia del atentado hizo que uno de ellos
decidiera hablar con el coronel jefe del cuartel para informarle de la trama.
Éste, alarmado, avisó al cuerpo de guardia y echó por tierra el complot horas
antes de que Franco llegara. Las detenciones no tardaron en sucederse y, según
se detalló en el consejo de guerra, el total de acusados fue de más de 50
militares y civiles.
La Guardia Civil se hizo cargo de
los detenidos, quienes, custodiados por la legión, fueron trasladados a unos
viejos barracones para tomarles declaración. Así lo recuerda uno de los
supervivientes, el anarquista Sánchez Téllez: «Entré en un pequeño despacho sin
ventanas y un brigada me tomó la filiación y comenzó a interrogarme.Aún no
había terminado la primera pregunta cuando sobre mi espalda sentí un golpe de
vergajo. Para que me recuperara me echaban agua de un botijo, pero yo lo negaba
todo».
Hasta las tres de la madrugada
del 20 de julio los acusados estuvieron en los barracones declarando. Más tarde
los hicieron subir a un camión, los colocaron de rodillas y los trasladaron a
la fortaleza-prisión militar del Monte Hacho, también en Ceuta.
El 26 de julio empezaron los
autos de procesamiento. El juez teniente coronel Ramón Buesa fue tajante en su
exposición: «Según se desprende de lo actuado entre algunos cabos y soldados
del Regimiento de Infantería, existía complicidad para la organización de un
movimiento sedicioso con el fin de atentar contra la vida del excelentísimo
señor jefe de las Fuerzas Militares Francisco Franco Bahamonde».
En la madrugada del 21 de enero
de 1937, cuando aún no se había celebrado el consejo de guerra, una patrulla de
falangistas llegó a la fortaleza del Hacho. Con total impunidad, sacó de sus
celdas a los cabos Veintemillas y Marcos. Horas después sus cuerpos yacían, con
un tiro en la cabeza, en el depósito de cadáveres del cementerio, donde fueron
enterrados en una fosa común.
JUICIO SIN TESTIGOS
Dos meses más tarde, todos los
detenidos fueron trasladados al Cuartel de Sanidad, donde tuvo lugar el consejo
de guerra. Lo presidió el teniente coronel Ricardo Seco. El juez permanente
teniente coronel Buesa dictaminó el veredicto de culpabilidad.«Fue un juicio
aparente, sin testigos ni nada», cuenta Téllez. «Lo que más me quedó de la
sentencia fue que el juez se levantó de su asiento y, con voz ronca y odio, nos
dijo: "No sois españoles, sois todos unos cobardes traidores a la
patria", a lo que el cabo Rico replicó: "Juré defender una España
democrática y la defiendo porque soy español; los traidores a la patria sois
vosotros"».
El epílogo de esta inédita
conjura lo pone la muerte de un grupo de militares fiel a la República y que
esperaba que con la muerte de Franco en su acuartelamiento se detendría la
sublevación de sus mandos. Podría haber cambiado la Historia de España, pero lo
único cierto es que, en la madrugada del 17 de abril de 1937, fueron fusilados
el sargento Garea, los cabos Rico, Carrasco y Lombau y el soldado Navas. La
ejecución fue obra de un piquete del Grupo de Regulares de Ceuta en el exterior
de la fortaleza del Monte Hacho, situada en la Puerta Málaga.
Francisco Sánchez Montoya es
miembro del Instituto de Estudios Ceutíes y autor de «República y Guerra en
Ceuta y Protectorado»
LAS CLAVES:
EL ALZAMIENTO
17 y 18 de julio. El asesinato
del político José Calvo Sotelo, el 13 de julio de 1936, impulsó a Franco a
adelantar el golpe que se preparaba para finales del mes. El 17 se rebeló el
Ejército de Africa, y ésta fue la señal para la sublevación general de los días
18 y 19.
LA TRAMA
En el cuartel. El día en que se
alzó el Ejército, cuatro cabos leales a la República del cuartel del Regimiento
de Infantería del Cerrallo nº 8 de Ceuta (a la dcha., lo que queda de él)
planearon frustrar el pronunciamiento asesinando a Franco mientras pasara
revista a las tropas el día 18.
EL FRACASO
Detenidos. Un soldado reveló al
coronel jefe del regimiento los planes de los cuatro cabos horas antes de que
Franco llegara al cuartel. Se detuvo a más de 50 personas entre militares y
civiles mientras el pronunciamiento se extendía por ciudades de la Península.
LA SENTENCIA
Fusilados. Finalmente fueron
procesados 41 hombres: dos de ellos fueron ejecutados por patrullas falangistas
antes de que se celebrara el consejo de guerra; cinco fueron condenados a morir
fusilados; ocho, a cadena perpetua; 13, a penas de cárcel y 13 fueron
absueltos.
LA REPRESION
Víctimas. Los siete fusilados no
fueron las únicas víctimas de la represión en Ceuta. Entre 1936 y 1944 hubo 248
represaliados en la ciudad. Algunos estudios apuntan que en toda España, la
cifra de represaliados por ambos bandos durante la guerra y la posguerra fue de
unos 190.000.
EL OTRO INTENTO
Kim Philby. El corresponsal de
The Times en la guerra civil trabajaba desde 1933 para el servicio de
inteligencia de la Rusia de Stalin y planeaba en secreto el asesinato de
Franco. Ironías de la Historia, el general condecoró a Philby por sus crónicas
en favor del bando nacional.
Las baterías en la cordillera de Santa Cruz, que permitían dirigir el tiro de los cañones de San Andrés y el Bufadero. Foto José Luis González
El Barranco de Santos guarda siete depósitos
de combustible de 80.000 litros cada uno realizados hace 67 años para
proteger a la ciudad ante el riesgo de una invasión aliada
La Opinión de Tenerife - 02.04.2013
Han pasado 67 años desde que el Ejército
español comenzara a construir el último cinturón defensivo de Santa
Cruz de Tenerife. Aquella armadura hecha en los primeros años de la
dictadura franquista para proteger Tenerife de una eventual invasión por
las fuerzas aliadas en la II Guerra Mundial estaba hecha principalmente
de hierro y todavía se conserva en pie, oculta a la vista. Tal es así
que la mayoría de los santacruceros ni siquiera sabe que existe.
Costó
3.200.000 pesetas, 18.000 euros de hoy y una fortuna para la época,
poner en pie el fortín en el Barranco de Santos. Se tardó tres años en
terminarlo y en ese tiempo, el peligro que justificó su construcción se
había disipado hasta el punto de que nunca llegó a utilizarse. La
defensa chicharrera se hizo bajo la premisa de poner a salvo un preciado
y básico bien: el combustible. De acuerdo con la información del
Archivo Militar Intermedio de Canarias, los ingenieros militares
consideraron que la protección del Archipiélago canario requería
asegurar el suministro de combustible dado el creciente volumen de
consumo en las Islas y las necesidades del propio Ejército.
La
Refinería, que abastecía de combustible tanto al Archipiélago como a la
Península, hacía especialmente vulnerable a Santa Cruz de Tenerife. De
ahí que el Mando Económico y Militar del Archipiélago, creado en el
verano de 1941 y que concentraba en un mando único a los tres Ejércitos,
decidiera fortificar las posibles zonas de desembarco. Por eso, los
túneles del cinturón defensivo de la capital tinerfeña está compuesto de
siete depósitos con capacidad para 80.000 litros de fuel cada uno y al
abrigo de bombardeos.
No se trataba de un temor infundado. Existen
documentos que avalan la existencia del peligro. Estos legajos
históricos revelan que, una vez estalla la II Guerra Mundial, los
aliados planifican en 1940 una operación para ocupar militarmente el
Archipiélago canario. Se trataba de una invasión capitaneada por el
Reino Unido bautizada con el nombre de operación Pilgrim.
Además,
hay constancia de que durante la II Guerra Mundial, la capital tinerfeña
fue sobrevolada por aviones americanos con base en Kenitra (Marruecos)
en actos que constituían una violación del espacio aéreo español. De
hecho, estas operaciones fueron contestadas por el fuego antiaéreo de
las Islas. Desde Tenerife hubo un total de 41 acciones de fuego
antiaéreo. Dos reflectores, situados en la montaña del barrio de La
Alegría y enfrente de la sede del actual Instituto Oceanográfico de
Canarias apoyaban estas acciones.
Fue ante el sonido de los
tambores de guerra que la autoridad militar decidió fortificar las Islas
concentrando el esfuerzo fundamentalmente en Gran Canaria y Tenerife.
Inglaterra había agrupado a unos 5.000 hombres y los barcos necesarios
en Escocia, por si Franco permitía la entrada de tropas alemanas para
ocupar Gibraltar. Para este plan, denominado Chutney, se planteó la
ocupación de Gando y el Puerto de la Luz. Los británicos se dieron
cuenta de que para ocupar Canarias necesitaban por lo menos 25.000
hombres y se pusieron como fecha para llevar a cabo la ofensiva mediados
de septiembre de 1941. España, sin embargo, consiguió neutralizar la
operación, movilizando el 15 de julio la guarnición de las Islas, dos
divisiones con un total de 25.000 hombres.
Aunque garantizado el
rechazo de una posible ofensiva con efectivos humanos, el mando observó
que sin combustible era imposible resistir un asedio. Por ello, los
ingenieros militares recibieron el encargo de asegurar el abastecimiento
de carburante para hacer funcionar la maquinaria bélica en caso
necesario. Resguardar el combustible bajo tierra, pero en un lugar
accesible fue la solución que dieron y calcularon que tendrían
suficiente con 560.000 litros.
Los siete depósitos de 80.000
litros de capacidad se encuentran en el interior del Barranco de Santos,
al lado de la ermita de La Candelaria. Se hallan a 20 metros de
profundidad y fueron fundidos en la empresa Altos Hornos de Vizcaya, en
el Puerto de Sagunto. Viajaron hasta Tenerife en algún momento de 1945,
ya que la obra para su instalación en Santa Cruz comenzó en febrero de
1946. Por entonces, hacía seis meses que había finalizado la II Guerra
Mundial, pero el proyecto, ya muy avanzado, siguió adelante.
Los
militares buscaron para instalar estos depósitos un lugar que fuese
capaz de soportar el impacto de bombas de aviación de hasta 500 kilos de
peso lanzadas desde 1.000 metros de altura. El espacio ideal era una
galería de agua, de las muchas que abundan en Tenerife.
Pero no
valía cualquier galería. Debía tener unas determinadas dimensiones.
Cinco metros de longitud y tres por tres metros de ancho era el tamaño
adecuado para conseguir que los depósitos estuvieran aislados del
exterior y pudieran circular camiones por el interior.
Según el
proyecto técnico, la instalación requería una ventilación que fuese
capaz de desalojar de inmediato los gases que se generaran en el
interior. Además, precisaba un buen camuflaje. En esta línea, un escrito
de la Comandancia de Obras de Tenerife planteaba que los lugares más
convenientes para la instalación de los citados depósitos eran
"construcciones ordinarias" a las que se les diera "el aspecto exterior
de viviendas con una sencilla pista de acceso", para conseguir así "un
perfecto camuflaje".
Durante el proceso de búsqueda del lugar
adecuado para la instalación de los depósitos, se evaluaron diversos
emplazamientos. Montaña Pacho, San Roque, Pico Colorado, la Montaña de
Ofra, la Montaña de Taco, así como zonas elevadas de La Orotava y
Granadilla fueron algunas de las opciones. Además, los militares
sopesaron colocar fuertes defensivos de este tipo en otras islas. De
este modo, en La Palma se eligió colocar un depósito al norte de la
capilla de Las Nieves; en Gran Canaria, dos en La Isleta y otros dos a
la entrada del Barranco de Guanarteme y a la entrada del Barranco del
Cardón; en Fuerteventura, otro en la carretera de Antigua con el
Barranco de Risco Prieto; y en Lanzarote, en la Montaña de Guatisea.
Los
vecinos de la zona que guardan memoria de las obras que se realizaron
en el lugar refieren hoy cómo los trabajadores dinamitaban la montaña
para hacer hueco a los depósitos. Los trabajos de instalación de los
depósitos de hierro en Tenerife terminaron a principios de 1949, con el
fantasma de la invasión ya muy alejado. Aún antes del fin de la guerra
fría, pero ya con el Muro de Berlín a punto de caer, el Ministerio de
Defensa procedió en 1988 a la desafectación de los terrenos donde se
llevó a cabo esta obra de ingeniería, eliminando con ello la posibilidad
de darles utilidad defensiva.
Acceder a ellos nunca fue fácil. En
la época en que fueron construidos había que sortear lo que iba a ser
el cuerpo de guardia y el habitáculo donde tenía que dormir la
guarnición encargada de su vigilancia. Llegar hasta los depósitos hoy
resulta igualmente difícil, ya que el Ayuntamiento de Santa Cruz tapió
las tres entradas que tenía. Durante un tiempo, antes de que la
administración municipal cerrara el acceso a la galería de los
combustibles, el lugar fue utilizado por delincuentes que desguazaban y
escondían en su interior motos robadas.
Para entrar hoy en la
galería es necesario contar con la ayuda de los bomberos y eso es lo que
hizo la opinión de tenerife para poder visitarla, verificar su estado
actual y escribir de ello. Los bomberos de Santa Cruz, con el apoyo de
un camión autoescala, descosieron parte de la malla que protege a los
turismos de desprendimientos de cascotes en el acceso a la galería. La
única entrada disponible hoy mide unos seis metros de largo, cuenta con
varios escalones y está situada a 12 metros de altura. Al final del
mismo se encuentra uno de los tanques que tiene una altura de tres
plantas y aparentemente se halla en buen estado.
El depósito
cuenta con un cinturón de hormigón anclado por cuatro puntos. El
depósito está protegido por una bóveda de ladrillo rojo y conserva el
encalado, a pesar de la humedad y las filtraciones de agua. Desde la
entrada varias tuberías y llaves conducen hasta uno de los depósitos.
Una escalera de hierro baja hasta los cimientos. Las paredes son gruesas
para soportar el impacto de bombas de aviación de 500 kilos de peso,
como se detalla en el proyecto.
Según los vecinos del lugar, hasta
fechas recientes solía visitar la zona un hombre al que apodaban el
sargento y que vivió varios años en las instalaciones. También recuerdan
que, con las obras, llegaron al menos dos matrimonios peninsulares que
estuvieron residiendo en el lugar unos dos años.
Pasados 64 años
de su finalización, la obra de ingeniería resulta espectacular a la luz
de los focos, más todavía si se piensa en los medios con que se contaba
en aquella época. Tras la visita, las chapas que tapian la entrada
vuelven a su sitio, así como la malla protectora. La maleza, que ocupa
gran parte de las instalaciones llamadas a ser la gasolinera secreta del
Ejército, lejos del mar y de miradas indiscretas, mantiene el cinturón
defensivo de Santa Cruz intacto y camuflado entre el vecindario de lo
que fueron los arrabales de la ciudad.