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martes, 6 de septiembre de 2011

El Gobierno de Melilla distingue a quien presume de haber asistido a una de las ejecuciones franquistas



Melilla, segunda Ciudad española con mayor patrimonio histórico-artístico Modernista, ejemplo de diversidad cultural por la convivencia pacífica y ejemplar de cristianos, musulmanes, judíos, hindúes o gitanos, la puerta de España y Europa a África…

Pero desde que el Popular Juan José Imbroda es Presiente de la Ciudad Autónoma (10 años), el único aspecto histórico que resalta no es precisamente lo que pone en valor su convivencia y diversidad sino lo que recuerda a la etapa más oscura de la historia de nuestro país: monumentos en homenaje al régimen franquista.

No contentos con ser la única Ciudad española que mantiene en sus viales públicos una Estatua del dictador Franco, además de monumentos franquistas que presiden las principales avenidas de la Ciudad, en el día de ayer el Gobierno de Imbroda ha vuelto a dar un paso más en su empeño de mantener vivo el recuerdo y homenaje público al régimen que ha protagonizado la etapa más oscura de nuestra historia reciente.

El pleno de la Asamblea de la Ciudad Autónoma de Melilla aprobó ayer la concesión de tres Medallas de oro de la Policía Local. Dos de ellas, la que condecora al Cuerpo Nacional de Policía y a la Guardia Civil, por unanimidad de todos los grupos políticos y la tercera, aprobada sólo con los votos del PP, distingue a su ex Consejero de Seguridad Ciudadana.


El Partido Popular de Melilla, en solitario, ha aprobado ayer en el pleno de la Asamblea de la Ciudad la concesión de la Medalla de Oro de la Policía Local al que fue hasta el pasado mes de mayo su Consejero de Seguridad Ciudadana (actual asesor institucional del Presidente melillense), Ramón Antón Mota. Para la concesión de dicha Medalla, el Gobierno de la Ciudad ha presentado un documento que contiene las razones y “méritos” que considera el Gobierno merecedoras de tal distinción.

En dicha propuesta se recoge como trayectoria profesional el haber acudido a Barcelona en Comisión de Servicio para asistir a la última ejecución que hubo en España, la de Puig Antich, acompañando al Delegado Gubernativo.

La oposición representada por el PSOE, Coalición por Melilla y Partido Populares en libertad (escisión del PP) han rechazado con su voto en contra la concesión de dicha distinción a quien incluye en su currículum como mérito profesional un hecho tan aberrante como es una ejecución y a quien fue el impulsor de la creación de dicha condecoración y que ahora la recibe de manos del Gobierno al que ha pertenecido.

Salvador Puch Antich, joven anarquista de 25 años, fue ejecutado por el régimen franquista el 2 de marzo de 1974 por el modo “Garrote Vil” tras ser condenado por un tribunal militar franquista por asesinato de un subinspector de la Brigada Político Social (cuerpo policía represor durante el Régimen de Franco) muerto en el tiroteo que ocurrió durante la captura de Puig Antich.

Los únicos méritos que concurren en dicha concesión son este lamentable hecho y el desarrollo de acciones propias de un miembro político de un Gobierno. La oposición política y muchos melillenses han mostrado su rechazo públicamente a esta decisión y se preguntan si no hay entidades, instituciones o personas de renombre para recibir esta alta distinción como para dársela a quien la creó y a quien presume de participar en una ejecución franquista.

30/8/11
Amin Azmani
Asesor del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Melilla
Sº Participación Social, Diversidad e Interculturalidad de Juventudes Socialistas de España
Miembro del Grupo de Reflexión sobre Alianza de Civilizaciones de la Fundación Pablo Iglesias
Secretario General de Juventudes Socialistas de Melilla
Palacio de la Asamblea, Plaza de España, s/n
52001 - Melilla
Telfs.: 952699206 / 654997754
Fax: 952699217 / Mail: sgeneraljsme@gmail.com
Blog: www.aminazmani.wordpress.com

Ramón Antón Mota, individuo con méritos
de presenciar la ejecución de Salvador Puig Antich en 1974



lunes, 5 de septiembre de 2011

75 años sin el alcalde republicano de Ceuta


elfarodigital.es /05 de Septiembre de 2011, Juanmi Armuña
Hoy se cumplen 75 años del fusilamiento del último alcalde republicano de Ceuta, el médico Antonio López Sánchez-Prado, un hombre que tres cuartos de siglo después de su muerte sigue estando vivo en el corazón de muchos ceutíes, muchos de los que guardan estampas con su figura y acuden a rendirle homenaje al monumento levantado en su nombre en el cementerio de Santa Catalina.

Ceutíes como el historiador Francisco Sánchez Montoya hacen posible que la historia del último alcalde republicano siga viva en la sociedad ceutí. Y debido a sus obras seguirá estándolo en generaciones venideras. Y es el propio Sánchez Montoya quien prepara un nuevo trabajo, un trabajo que le ha llevado dos años preparando un documental de una hora de duración y un libro de unas 300 páginas con unas 150 imágenes entre fotos y documentos del biografiado. Dicho trabajo será presentado el lunes día 28 de noviembre en el salón de actos del Palacio Autonómico.

En una conversación con este medio, Sánchez Montoya agradece al equipo de RTVCE el apoyo dispensado para lo que denomina un “apasionante” proyecto. “Llevaba mucho tiempo dándole vueltas a la idea de escribir este libro sobre el médico y alcalde de Ceuta en torno a estas historias tan recusadas por una generación que recibimos desde escuelas, púlpitos y tribunas el gran relato de la cruzada de una España verdadera contra otra España, que no lo era, sino Anti-España. Aunque tengo que admitir que lo que habitaba en mí no era una idea sino un sentimiento empapado de pasión por un personaje lleno de honradez y dignidad. También está en el origen de este libro la necesidad acuciante de buscar respuestas a algunas otras preguntas que me planteaba, de forma inevitable. Y mostrar uno de los aspectos más dramáticos de la represión en el comienzo de la Guerra Civil en Ceuta”, explica el historiados los motivos por los que decidió hacer este nuevo trabajo.

La “integridad” de aquel médico y alcalde republicano lo “atrapó sin remedio”, pero fue su libro sobre la República y Guerra Civil, publicado en 2004, el que le empujó a asumir su propio reto. “Intuí que la vida, la casualidad o el destino me habían llevado hasta aquel primero encuentro. Curiosidad por saber quién podría ser aquel hombre, alguien que había sido para los humildes, no compasión, no caridad, sino todo un símbolo. No existe mejor palabra para definirlo y expresar la razón de la vida de este alcalde republicano y la causa de su muerte. Muchos otros ceutíes pagarían también, con su vida, tamaña osadía como fue la de llevar la libertad y la cultura a quienes nada tenían sino el destino fatal de sumisión y mansedumbre”.

Entonces comenzó a investigar la figura del alcalde, a indagar sobre él y descubrió que era un hombre “de unas condiciones excepcionales”. Iba descubriendo algo que le hacía arrepentirse “de no haber iniciado antes este camino, quizá porque era difícil hacerlo, quizá también porque nuestra conciencia estaba adormecida”.

El autor de este nuevo trabajo lo define, según sus investigaciones, como un “luchador comprometido, radical combatiente contra el atraso endémico de un pueblo. La confianza que depositaron los ceutíes eligiéndolo en todas las elecciones que se presentó, alcalde y diputado, el supo responder hasta sus últimas consecuencias, a ese respeto y admiración que les tenía. Respondiendo a ese reconocimiento con una lealtad sin fisuras, empapada de devoción hacia los valores de la libertad y la democracia. Y precisamente, esto fue lo que marcó su destino fatal”.

Sánchez Montoya habla del sello dejado en la sociedad ceutí, algo palpable hoy día a pesar de los años: “Tras su fusilamiento, y pese a la gran represión, la memoria de este alcalde no se pudo silenciar, pese a los intentos de los sublevados. En el Registro Civil de Ceuta se encuentra certificada su defunción a consecuencia, se dice, de la aplicación del bando de guerra. Un juicio sumarísimo que no sirvió sino para enmascarar lo que sería un asesinato legal. El doctor Sánchez Prado, no era ningún agitador. En los años siguientes a su fusilamiento nadie comentaba lo ocurrido, Ceuta se convirtió en una ciudad llena de miedos y represión, todos amordazados”.

El historiador continúa diciendo que aquello fue un castigo, “y al pueblo lo acallaron”. Tras su fusilamiento, los ceutíes fueron enterándose “a retazos y de forma incompleta” de la muerte que había tenido. “Y por ser terrible e injusto, me ha impresionado todavía más el sufrimiento de su mujer y de sus hijos. En este trágico final y ante los hechos que lo envuelven, poco diferencia a Sánchez Prado de otros asesinados, desaparecidos o represaliados por el golpe. La insurrección golpista y la posterior guerra vienen a impedir dramáticamente el desarrollo del proyecto que tenía el alcalde para Ceuta”.

Tas esta investigación puede afirmar que le asesinaron por ser “un pacífico ciudadano, demócrata y un republicano profundamente convencido, fue un hombre humilde y comprometido que luchó por una sociedad libre de todo tipo de injusticias”. El autor continúa diciendo que “el mito desaparece cuando lo humanizamos. Cuando el símbolo se vuelve carne nos acercamos y descubrimos a la persona. Es entonces cuando apreciamos su importancia y reconocemos su singularidad. Hay quienes dedican toda su vida a los demás y luchan siempre por los más desfavorecidos. Espero que los lectores y estudiosos disfruten de este trabajo tanto como he disfrutado en el proceso de elaboración. Con este libro he pretendido recuperar un pasado oculto y poner al descubierto algunos detalles históricos sobre el alcalde de Ceuta, Sánchez-Prado. No pretendo haber dicho la última palabra. Faltan papeles para abordar los nuevos interrogantes que han surgido, algo normal en todo proceso de investigación”.

La detención

La tragedia comenzó el 17 de julio de 1936, un día en el que el alcalde no paraba de recibir llamadas aconsejándole que se marchara a Tánger ante el riesgo de un inminente golpe militar. Ante tales manifestaciones, visitó al entonces delegado del Gobierno, Ruiz Flores, quien le trasmitió que en pocas horas habría terminado todo, que “era un bulo”. Entonces Sánchez-Prado se dirigió de nuevo al Ayuntamiento, donde se celebró un pleno donde el delegado del Socorro Rojo Internacional de Ceuta, Torres Ruiz, fusilado también más tarde, solicitó el permiso para organizar una verbena y se estudió el presupuesto de los festejos patronales de agosto. Al finalizar la sesión, el alcalde manifestó: “Ha terminado la sesión, pero ¡oíd! Se aproximan días terribles para la República y es preciso que nos unamos y nos preparemos para defenderla. No es ocasión de huelgas, ni de disensiones, sino de que todos, como un hombre, cumplamos nuestro deber, ¡Viva la libertad! ¡Viva la República!”.

El alcalde continuó recibiendo llamadas. En el Consejo de Guerra declaró: “Seguí durante toda la tarde-noche recibiendo persistentes llamadas telefónicas para que me marchara y al mismo tiempo consideré por mi ejercicio facultativo como médico y por mi actuación como político, donde nunca perjudiqué a nadie y también por razones de ambiente, y sobre todo por el tono cariñoso de las personas que hablaron conmigo, incluso una de ellas, en tono angustiado a las nueve de la noche, todo ello indicaba el cariño que me tienen, pues solo se preocupaban de mí seguridad, yo les conteste, que mi sitio estaba junto al pueblo que me eligió”.

Sobre las tres de la madrugada del 18 de julio fue detenido y sacado de su casa esposado y escoltado por varios inspectores de policía introduciéndolo en un automóvil, donde dentro ya se encontraba detenido el militante de Unión Republicana Marcos Medina, que vivía frente al alcalde. Fueron trasladados a la comisaría de la Plaza de los Reyes y a los pocos días enviados a la prisión de García Aldave. El 12 de agosto lo trasladaron al cuartel de Sanidad, dando comienzo el Consejo de Guerra y en apenas 25 días se llevó a cabo su fusilamiento.

La fatídica jornada

Aunque aún confiaba y mantenía la esperanza de un posible indulto, el alcalde republicano conoció la aprobación del fallo del Consejo de Guerra. Aquella sentencia definitiva que se le fue leída decía: “En la Ciudad de Ceuta a cinco de Septiembre de mil novecientos treinta y seis, reunido el Consejo de Guerra de Oficiales generales para ver y fallar la causa instruida por presuntos delitos de rebelión y sedición. El Consejo Falla, que debe condenar y condena a los procesados Don Antonio López Sánchez-Prado, Adolfo de la Torre Guillen, Ángel Guijo Higüero y Fidel Vélez Roldan a la pena de muerte por el delito de rebelión militar. Lo firman todos los componentes del Consejo de Guerra, Tenientes Coroneles, Rojas Feigespán, Reig Valerino, Lagarde Aramburu, Del Valle Marín y Tejero Ruiz”.

Tras una agónica madrugada, a las 6:30 llegó el piquete encargado de la ejecución. Dos horas más tarde los sacaron y los llevaron en camionetas a la zona del Tarajal conocida como ‘El Tripero’. “La ejecución se llevó a cabo a las nueve de la mañana tras la orden del comandante. Acto seguido se procedió al desfile por el jefe de línea. El médico forense certificó las muertes y en un furgón de Sanidad militar fueron transportados al deposito de cadáveres del cementerio de Santa Catalina, donde se le entrega por orden del juez militar los cadáveres a los familiares para verificar su entierro, pero dejando bien escrito: ‘Que no podrá hacerse con pompa”, concluye el autor de la obra resumiendo parte del trabajo que se podrá ver el próximo lunes día 28 de noviembre en el salón de actos del Palacio Autonómico.

domingo, 21 de agosto de 2011

La curva de las viudas de Ceuta


La Verdad de Ceuta /19 de Agosto de 2011
Francisco Sánchez Montoya
El dirigente sindicalista ceutí Ramón Arnau, en la tarde del 17 de julio de 1936, tras tener conocimiento de la sublevación en Melilla, se reúne en la Casa del Pueblo junto a otros dirigentes políticos y sindicales, las horas pasan rápida y los acontecimientos se están precipitando. Sobre las 23,00 horas observa como en las puertas de la Delegación del Gobierno se lee un bando, la ciudad está tomada por las fuerzas sublevadas.

Ya no puede huir hacia Tánger, como hicieron otros compañeros y salvaron la vida. Se dirige a su casa en la Huerta Martínez y se despide de sus padres, Ramón era familia de la dirigente sindical ceutí Antonia Céspedes "La Latera", también detenida y ejecutada en la cárcel de mujeres del Sarchal. Se oculta en el campo en la zona del Tarajal, en el llamado "Arroyo de las bombas" en espera de acontecimientos. Los miembros de la falange local, continuamente daban batidas por la zona, sabían que muchos dirigentes políticos y sindicales se encuentran en ocultos en espera de poder huir hacia Tánger. En una de éstas batidas fué detenido y trasladado a la comisaría.

Tras estar dos días en la comisaría de policía, sufriendo duros interrogatorios, le comunican de madrugada, que lo van a trasladar a la prisión de García Aldave, el sabe que no son horas para realizar traslado, y que esa es la formula que se está llevando a cabo para ejecutar en cualquier cuneta de la Ciudad a los dirigentes políticos. No puede hacer otra cosa que acceder al traslado, sabe que su vida en esos momentos no vale nada. En la puerta de la comisaría, en la Plaza de Los Reyes, un camión le espera con varios falangistas. Junto a Ramón Arnau, también va el joven zapatero y miembro de las Juventudes Socialistas, José Molina Castillo, los dos son esposados, en el intercambio de sus miradas se trasmiten la tragedia que están viviendo.

Cuando apenas le quedan algunas curvas para llegar a la prisión de García Aldave, todavía albergaban la esperanza de llegar con vida a los barracones del centro penitenciario, pero el camión se detiene, el chofer grita "nos hemos quedado sin gasolina, tenemos que subir caminando". Los dos saben que les llegó la hora. Son bajados y comienzan a caminar delante de ellos. Al llegar a la aciaga curva son tiroteados. Ramón Arnau pudo contar en un expediente ese suceso: " Cuando me llevaban detenido, hacia la Posición A, junto a otro, al parecer se paro el coche por falta de gasolina, nos bajaron, echamos a andar, y dispararon sobre nosotros, cayendo en el suelo mi compañero y yo por un barranco".

El joven José Molina recibió un solo impacto, en la cabeza, falleciendo en el acto y a Ramón Arnau, en un principio se le dio por muerto, pero al certificar su muerte en el depósito de cadáveres del Cementerio de Santa Catalina comprueba que estaba aún con vida, lo trasladaron al hospital de la Cruz Roja, donde se está recuperando. El 5 de agosto el director del hospital, recibió un oficio del director del hospital militar, comunicándole que debido a la mejora del detenido, Ramón Arnau, se le debe trasladar para una mayor seguridad, ya que podía intentar escapar del centro civil. El 6 de agosto fue trasladado, y cinco días después pese a su gran mejoría, y según el informe, al que he tenido acceso: "falleció como consecuencia de un sincope cardíaco".

Esa "Curva de las viudas de Ceuta" se cobró otras muchas vidas de dirigentes ceutíes, como la de Eduardo Morales Gallardo, de 16 años, que pese a su juventud era delegado de la UGT en la barriada de la Unión y José Hernández López de 30 años. Durante las elecciones de febrero de 1936, se destacaron por su lucha a favor del Frente Popular, preparando los mítines del candidato socialista Manuel Martínez Pedroso. El 30 de julio de 1936, cuando se encontraban en la barriada, sobre las 19 horas apareció un coche con cuatro falangistas, pistolas al cinto, se bajaron dirigiéndose hacia ellos, cuando lo van a detener logran huir, comenzaron a dispararles pero sin alcanzarlos. Establecieron un servicio de vigilancia y sobre las 20,30 horas cuando vuelven confiados a sus casas, procedieron a su detención. Al igual que las otras ejecuciones. En el Consejo de Guerra se puede leer: " El camión donde son transportados se detiene por una avería, una curvas antes de llegar a la prisión de García Aldave, los bajamos y comienzan a caminar hacia la prisión, intentaron escapar aprovechando la oscuridad de la noche e iniciaron la huida hacia un barranco existente en el margen izquierdo de dicha carretera, les tuvimos que disparar, falleciendo los dos, con sendos disparos en la cabeza".

domingo, 17 de julio de 2011

'Virgilio Leret, El Caballero del Azul'



Virgilio Leret Ruiz nació en Pamplona en 1902 y murió en Melilla en la madrugada del 18 de julio de 1936, fusilado por oponerse al golpe franquista, lo que, según documentos aparecidos recientemente, le convierte en el primer oficial asesinado en la Guerra Civil.
Noticias de Navarra.com


Wikipedia
Virgilio Leret Ruiz (23 de agosto de 1902 - 18 de julio de 1936) fue un militar y aviador español, que se mantuvo leal a la República tras el estallido de la Guerra Civil, y fue posiblemente el primer oficial ejecutado por los sublevados en dicha guerra. Participó en la Guerra de Marruecos, donde inició su carrera como aviador. Hablaba árabe y francés. Quizá su faceta menos conocida es su proyecto (en 1935) de un motor a reacción (denominado Mototurbocompresor de Reacción Continua) que el inicio de la Guerra Civil le impidió comenzar.

1 Biografía

1.1 Primeros años y formación militar

Biografía
Primeros años y formación militar
Hijo del teniente coronel Carlos Leret Úbeda, nació el 23 de agosto de 1902 en Pamplona. Siguió la carrera familiar (militar en Cuba), aunque con grandes inclinaciones hacia lo técnico. A los quince años entró en la Academia de Infantería de Toledo, donde se graduó como alférez el 8 de julio de 1920. Poco después fue destinado al Regimiento del Serrallo nº 69, con base en Ceuta.

Guerra de Marruecos
Participó en la campaña de Marruecos entre 1920 y 1924, luchando contra los rebeldes comandados por Mulay Ahmed el Raysuni y Abd-el-Krim. Entre otras muchas acciones, tomó parte en la Ocupación de Xauen y Alhucemas. Soportó heroicamente, junto a 20 de sus soldados, el duro asedio impuesto durante 21 días por los rifeños al blocao que guarnecían. Por estas fechas aprendió árabe y francés.
Su campaña como aviador la inició en África, en 1925, donde permaneció hasta 1927. Durante este tiempo formó parte del 2º grupo de Escuadrilla de la Zona Occidental, del 5º Grupo Expedicionario y de la Escuadrilla Breguet-Rolls. Durante el desembarco de Alhucemas, su avión fue abatido y, después de caminar 24 horas por territorio enemigo, logró salvar su vida alcanzando a pie la zona francesa del protectorado marroquí, situado a una gran distancia. En 1929, después de 5 años de estudio, obtuvo el título de Ingeniero Libre Mecánico Electricista, con la más alta calificación. Estaba totalmente volcado en el ejército y en sus proyectos, pero también tenía tiempo para tocar el violín y para escribir ficción, firmando con el seudónimo de "El Caballero del Azul". Para entonces la Guerra del Rif había finalizado y se encontraba de nuevo en la Península. En paralelo a esta intensa actividad, en la década de 1920 conoció en Barcelona a la que sería su esposa, Carlota O'Neill, madrileña de origen mexicano y feminista de izquierdas, que marcó profundamente su vida.

Debido a su actividad militar en Marruecos, fue recompensado tres veces: en 1922 y, más tarde, 1927 y 1929 con la Cruz de Primera Clase con el distintivo rojo. El rey Alfonso XIII le nombró Caballero de Primera Clase de la Orden del Mérito Militar. De sus condecoraciones, la primera lo fue por sus actuaciones en tierra, mientras que la segunda y la tercera lo fueron por sus actuaciones heroicas en el aire.

Segunda República
En 1930 se hallaba destinado en Getafe cuando estalló en Jaca, el 12 de diciembre, la sublevación republicana de Fermin Galán y García Hernández. El día 15, un nuevo intento de pronunciamiento republicano tuvo lugar en Getafe, protagonizado por Ramón Franco, Hidalgo de Cisneros y Queipo de Llano. Los oficiales, Leret incluido, solicitaron del jefe de la base que se les permitiera no disparar contra sus compañeros sublevados. Esto hizo que fueran también acusados de rebelión militar, mientras que los tres nombrados huyeron a Portugal (y luego a París), el resto pasó a detención por los últimos dirigentes de la Monarquía. Leret entró en prisión pero sería por poco tiempo, pues el 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española y será inmediatamente amnistiado.

Entre 1931 y 1932 estuvo presente en varios destinos militares, siendo destinado en junio de 1932 a la Base de hidroaviones de El Atalayón, situada cerca de Melilla, a orillas de la Mar Chica. En 1934 formó parte de la Escuadrilla Dornier, que dio la vuelta a España. En ese mismo año, un decreto del Gobierno (ya durante el bienio radical-cedista) obligaba a declarar a los militares "que no pertenecían a ninguna sociedad política y/o sindical". Leret declaró no pertenecer a ningún partido ni sindicato. Cuando estalló la Revolución de Asturias, en octubre del 1934, un legionario declaró en un medio: "mientras exista la Legión no entrará el comunismo en España". Al oir esta declaración, Virgilio escribe una carta al general jefe de la circunscripción oriental del Protectorado, Manuel Romerales, preguntando si se había derogado el decreto de no pertenencia a sociedades políticas. El general Romerales ordenó el arresto de Leret y la incoacción de expediente judicial.

Durante el tiempo que estuvo en prisión diseñó un motor a reacción, original y revolucionario para su época, al que denominó Mototurbocompresor de Reacción Continua. Este invento fue patentado en el Registro de la Propiedad Industrial de Madrid, el 28 de marzo de 1935, con el nº 137.729.

Golpe de Estado de julio de 1936
El 17 de julio de 1936 ejercía la jefatura accidental de la Base de Hidroaviones del Atalayón. Al iniciarse la sublevación en Melilla que daría origen a la Guerra Civil Española defendió la base del ataque del 2º Escuadrón del Tabor de Caballería de Regulares, al mando del capitán Corbalán. Durante este ataque, el fuego de Leret y sus hombres causó la muerte de un sargento y un soldado marroquíes de la unidad atacante, que fueron los primeros muertos de la guerra civil española. Ante la resistencia de la base, el 2º Tabor de Infantería de Regulares, al mando del comandante Mohamed ben Mizzian, interrumpió su marcha hacia Melilla para cooperar en el asalto, pero antes de que éste se reanudara Leret y sus hombres se rindieron, ante la evidente desproporción de fuerzas. Según los sublevados, fue hecho prisionero, lo trasladaron al fuerte de Rostrogordo donde fue fusilado el 23 de julio de 1936, en compañía de dos alféreces de aviación que se habían significado en la defensa de la base.

Sin embargo, el informe oficial era falso y se supo más tarde por un informe secreto de un teniente sublevado que Leret había sido pasado por las armas "al amanecer del 18 de julio, semidesnudo y con un brazo roto", junto con los alféreces Armando González Corral y Luis Calvo Calavia. En reconocimiento a su hoja de servicios y a su heroica resistencia en Melilla, el gobierno de la República, lo ascendió, a título póstumo, al grado de comandante.

Su esposa, que había desarrollado su trayectoria feminista como dramaturga y como directora del periódico Nosotras, fue detenida, como muchas otras hijas y mujeres de republicanos, y separada de sus hijas, Carlota y Mariela. Fue juzgada por un tribunal militar dieciocho meses después de su detención y condenada a seis años de prisión, por saber ruso, por subversiva y por su responsabilidad en los actos de su marido. Tras su salida de la cárcel, Carlota O'Neill tuvo que hacer grandes esfuerzos por recuperar la custodia de sus hijas, antes de partir al exilio en Venezuela y luego en México. Allí escribió Una mujer en la guerra de España, en donde narró su experiencia.

En marzo de 2011 se estrenó un documental sobre la figura de Leret, dirigido por el periodista pamplonés Mikel Donazar y producido por ETB, la Fundación Aena y la Universidad Pública de Navarra, con el título Virgilio Leret. El Caballero del Azul, en referencia al seudónimo usado por Leret en sus obras de ficció