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lunes, 16 de noviembre de 2015

Batalla del Norte de África. La Guerra del Desierto



20 oct. 2013
Batalla del Norte de África - The Lost Evidence

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Campaña en África del Norte, también conocida como la Guerra del Desierto, tuvo lugar en el desierto de África del Norte, a partir del 10 de junio de 1940 y hasta el 16 de mayo de 1943. Incluyó campañas en Libia y Egipto (Desierto Occidental), en Marruecos y Argelia (conocida por los Aliados como Operación Torch) y en Túnez.

La campaña se produjo entre las potencias del Eje y las Aliadas. Los esfuerzos de guerra principales fueron dominados por la Commonwealth y por exiliados de la Europa ocupada, hasta que los Estados Unidos entraron en la guerra el 11 de mayo, proporcionando ayuda directa a las fuerzas aliadas en el Norte de África.

La lucha en el Norte de África empezó con la ocupación del italiano Fuerte Capuzzo por fuerzas británicas en junio de 1940. Esto fue seguido por una ofensiva italiana y una contraofensiva británica. Cuando los italianos sufrieron terribles derrotas, el Afrika Korps alemán (mandado por el mariscal de Campo Erwin Rommel) acudió en su ayuda.

Después de una serie de batallas de tira y afloja por el control de Libia y de algunas partes de Egipto, las fuerzas británicas (bajo el mando del general Bernard Montgomery) empujaron a las fuerzas del Eje hacia Túnez. A mediados de 1942, con los desembarcos Aliados de la Operación Torch en el Noroeste de África (al mando del general Dwight Eisenhower), y después de algunos enfrentamientos contra las fuerzas de la Francia de Vichy (que posteriormente se unieron a los Aliados), la Commonwealth y las fuerzas norteamericanas llevaron en un movimiento de tenazas a las fuerzas del Eje al norte de Túnez, donde fueron obligadas a rendirse.

martes, 1 de septiembre de 2015

Le Maghreb sous la croix gammée



Depuis longtemps, l'historien américain Robert Satloff se demandait pourquoi aucun nom arabe ne figurait dans la liste des "Justes parmi les Nations" du mémorial de Yad Vashem à Jérusalem. Cinq ans de recherches au Maroc, en Tunisie, en Algérie et en Libye lui ont permis de publier en 2007 un ouvrage remarqué sur le sujet. Ce travail, également mené au Proche-Orient, est au coeur de ce documentaire.

La situation était différente selon les pays : les Allemands occupant la Tunisie et les Italiens la Libye ont rapidement interné des juifs autochtones dans des camps. Alors que, malgré les pressions de Vichy, Mohammed V au Maroc réussit à protéger les juifs marocains et que les imams algériens interdirent aux fidèles de profiter de la liquidation des biens juifs. Des sites des anciens camps de travail aux domiciles de personnes qui furent sauvées par des voisins et amis, les informations recueillies montrent qu'il serait "juste" qu'un hommage soit enfin rendu à ces musulmans courageux.

viernes, 22 de mayo de 2015

José Luis Morro y el exilio republicano en el norte de África

 
Francisco Sánchez Montoya en HISTORIA DE CEUTA Y EL PROTECTORADO ESPAÑOL 22/5/15
Un buen número de españoles tras la guerra civil emprendieron el exilio mexicano y otros hacia Oran y con posterioridad a la ciudad internacional de Tánger, Casablanca o Rabat. Como el caso del profesor ceutí Luis Abad.
 
El historiador segorbino, José Luis Morro Casas, presentó su último libro sobre los campos de concentración franceses en el norte de África, titulado: “Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África”. Libro imprescindible para conocer la intrahistoria de lo acontecido en este todavía poco conocido exilio republicano.

 Cabe recordar que la primera publicación de Jose Luis Morro, dentro de esta colección se centró en el Campo de Vernet d’Àriège, sobre la tragedia vivida al final de la Guerra Civil por miles de españoles que atravesaron la frontera hacia Francia; su hacinamiento en playas y campos de concentración, el trato vejatorio que recibieron por parte del gobierno francés, la huida a países de acogida de algunos, la participación de otros en la II Guerra Mundial, la muerte de muchos de forma despiadada. De este libro ya se han realizado dos ediciones y en este momento se encuentra agotado.

El segundo libro, trata sobre el Campo de Gurs, también agotado en estos momentos.

“Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África”, hace mención a la salida de Max Aub del campo argelino de Djelfa y, su posterior embarque en el puerto de Casablanca, el 10 de septiembre de 1942 en el vapor portugués Serpa Pinto rumbo a México, meses antes de que se cerrase definitivamente el campo de concentración de Djelfa.

No obstante, Jose Luis Morro desarrolla la historia centrándose en el barco inglés “Stanbrook”, que partió desde el puerto de Alicante hacia Orán. De hecho, en el anexo reproduce una relación nominal de los pasajeros embarcados, recopilada por el profesor Juan Bautista Vilar, en el que aparecen 2.620 pasajeros. El barco que hace 75 años sacó de España a miles de refugiados. El puerto de Alicante fue escenario de la tragedia que se vivió, cuando miles de republicanos llegaron desde todo el país con la esperanza de escapar de la represión. Se encontraron sólo con este navío mercante que sólo pudo salvar a unos cuantos miles, en los últimos días de la guerra. El barco, con una capacidad para 800 personas, llegó a cargar a casi 3.000 refugiados rumbo a Orán, al frente del buque estaba el capitán Dickson.

Este puerto al final de la contienda, fue una tabla de salvación para cientos de republicanos, ya que caídos los puertos de Cataluña, el de Alicante era el único que quedaba libre, allí se reunieron unas 20.000 personas huyendo, entre las que había familias, cargos públicos, campesinos, maestros, militares en derrota, a quienes les habían prometido que habría barcos que les sacarían de España.

 El destino de este éxodo fue Orán y su región: la Argelia occidental limítrofe con Marruecos. Las cifras que recoge el historiador Juan B. Vilar son las siguientes: 8.000 asilados en Argelia, a los que se suman 4.000 en Túnez y 1.000 aproximadamente en Marruecos. Las mujeres y los niños eran conducidos a centros de albergue mientras que la gran masa de excombatientes y los varones en edad militar fueron internados en campos de trabajo, de los que destacamos los argelinos de Morand y Suzzoni, el oranés de Rélizane. Se crearon también campos de castigo como el de Merijda y Djelfa.

El historiador José Luis Moro y Ceuta
En las décadas de los años ochenta este prestigioso historiador estuvo en nuestra ciudad realizando el servicio militar. Y desde entonces guarda con gran cariño aquella Ceuta que lo acogió.  Son numerosas sus conferencias y estudios sobre el todavía desconocido exilio en el norte de África. La pasada semana intervino en el Ateneo de Madrid, dentro del marco del 75º aniversario del Exilio Republicano, Organizada por la Asociación de Descendientes del Exilio español.

Contando con Ludivina García, Bechir Yazidi, profesor de la Universidad de Manoubade, Túnez, y especialista en el exilio en el Norte de África. Victoria Fernández Díaz, investigadora, y autora del libro: El Exilio de los marinos de la República, hija de refugiado en el Norte de África.  También son de destacar su trabajo sobre Max Aub, en Guerra Civil, exilio y literatura; Anna Seghers y Max Aub: dos destinos unidos por Gilberto Bosques; El exilio cultural de la guerra civil (1936-1939). Max Aub, ¿un exilio diferente?; El exilio literario español de 1939; Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia, entre otros. Y sus últimos libros, Campo de Vernet d’Àriège, Campo de Gurs y este último Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África.

De la fosa común a un nicho
El 18 de agosto de 1944, a la siete de la mañana, fueron fusilados los tres jóvenes alicantinos. Un camión militar transportó sus cuerpos al cementerio, siendo enterrados en la fosa común. Pero, cinco años después, el 15 de noviembre de 1949, José Guerrero Garrido abonó el traslado de los restos de estos tres republicanos desde a un nicho. Como detalle significativo, en la lapida donde se tallaron sus nombres, se dibujó en grande y justo encima una gran estrella de cinco puntas, símbolo de las Juventudes Socialistas Unificadas, que todavía continúa en el cementerio de Ceuta. En torno al exilio español en el Magreb

 existe un gran desconocimiento, a pesar de los años transcurridos, esa aventura humana que vivió una parte del exilio español en el norte de África: cárceles, campos de concentración, compañías de trabajos forzados y represión. Cuando llegaron frente a Orán, el puerto de la costa argelina, empezó un verdadero calvario. La aventura de esta España peregrina no terminó oficialmente hasta que iniciada la transición democrática en España, la nueva Constitución, refrendada por una inmensa mayoría de españoles, puso fin a la realidad y la dialéctica de las dos Españas, iniciándose un periodo de reconciliación y de consenso democrático. La información sobre el exilio republicano, ha sido notoriamente insuficiente en los medios de comunicación de masas, de modo que la mayoría de la población, especialmente los jóvenes, lo desconocen.

De Orán a la fosa común de Ceuta
Miles de españoles se encontraban el 28 de marzo de 1939 en el puerto de Alicante, entre ellos tres jóvenes, Antonio Reinares Metola, José Congost Plá y Ramón Valls Figuerola, ellos aguardaban un barco que les permitiese abandonar España, camino del exilio lo que realizaron en el buque Stanbrook, zarpando hacia Orán (Argelia). Cinco años después estos tres alicantinos fueron fusilados ante los muros de la fortaleza del Monte Hacho y enterrados en la fosa común, a los pocos años sus cuerpos fueron trasladados a un nicho.

 Pudieron abandonar Argelia, tras muchas penurias, y establecerse en el Marruecos francés, concretamente en Casablanca, donde organizan una resistencia al régimen, con la creación de la denominada Unión Nacional Antifascista (U.N.A.). Estudian la posibilidad de establecerse en Tánger, como cabeza de lanzadera. El 10 de agosto de 1941 se desplaza a la ciudad internacional José Congost. Realizó el viaje en ferrocarril, escondido en un cajón y protegido por el jefe de estación.  Comienzan a recibir desde Casablanca el boletín Reconquista de España, que lo adaptarían con el nombre de Liberación de España, escrito a máquina, y lo reparten por la ciudad.

 Como el trabajo de captación va en aumento, el recién llegado José Congost requiere nuevamente de Casablanca el envío de otro delegado más y a los pocos meses llegó por el mismo conducto Antonio Réinales Metola, este tiene en sus planes inmediatos el trabajo de reorganizar las Juventudes Socialistas Unificadas. Al cabo de algunos meses formó un comité, integrado por Amalia Guerrero, Sebastián Mesa, León Azulay, Jacob Cuby y Rubén Bengio.

 En septiembre de 1941 se envían dos nuevos dirigentes desde Casablanca, Adelo Aguado Hidalgo y Ramón Valls Figuerola; éstos asumen mayores y más amplias atribuciones y, sobre todo, el propósito de abrirse camino hacia Ceuta, entrevistándose con Demetrio Valentín, quien sirve de enlace para hablar con Pedro Rodríguez, dirigente socialista, quien hacía pocos meses había salido del Hacho. También asistieron el secretario político del PSOE Juan Traverso, y los cenetistas Agustín Álvarez y López Infante.

 Debido a los nuevos proyectos deciden que el dirigente recién llegado desde Casablanca, Adelo Aguado, viaje a Madrid para mantener algunas reuniones y obtener más información. Pero fue detenido y llevado a la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol, y tras duros interrogatorios se le acusó de “atentar contra la seguridad del Estado y fomentar la organización de partidos políticos”. Tras un consejo de guerra sumarísimo, fue ejecutado a garrote vil el 28 de mayo de 1942 en Madrid. La detención de Adelo Aguado origina que las autoridades franquistas comiencen a encarcelar a los demás miembros que se encontraban en Ceuta y Tánger. En total son noventa y un detenidos. Todos son enviados a Ceuta, los hombres a la fortaleza del Hacho y las mujeres a la prisión del Sarchal. Se celebró el consejo en el cuartel de Sanidad, habilitándose una gran sala especial, comenzando el 9 de marzo de 1944. Después de siete días de vistas y declaraciones se aprobaron las múltiples condenas, destacando las penas de muerte a los alicantinos, José Congost Plá, Antonio Reinares Metola y Ramón Valls Figuerola, acusándoles de un delito contra la seguridad del Estado.

lunes, 30 de marzo de 2015

Les camps d’Afrique du Nord

 
Nota: Para leer la noticia en otro idioma se puede usar el traductor colocado en la columna lateral desde la misma página-web
 
24 aout 1944 - 8 février 2015 Marie Rafaneau
À l’origine, les camps d’Afrique du Nord ne sont pas à proprement parlé des camps répressifs mais, très vite la situation va se dégrader. Le dénuement des premiers temps, responsable de situations difficiles, n’a pas le temps de s’améliorer. Très vite, ces camps vont glisser d’une logique d’enfermement à celle d’une mise au travail forcé des internés, pour finalement s’inscrire, sous le gouvernement de Vichy, dans une logique de répression et d’exclusion.

Lorsqu’en mars 1939, les derniers évacués de la zone sud-est de l’Espagne, qui ont cherché refuge en Afrique du Nord, atteignent les côtes du Maghreb, la situation qu’ils rencontrent rappelle celle vécue, au début de l’année, par les exilés de la Retirada. L’improvisation est toujours là, mais, plus que partout ailleurs, l’ambiance générale leur est encore plus défavorable, car si, comme en métropole, la population, en particulier, celle d’origine espagnole, reste très divisée, les autorités ne cachent pas leur haine des « rouges ».
 
Créés pour y interner les combattants des derniers évacués de la zone sud-est de l’Espagne, de l’ordre de 10 à 12 000 réfugiés, composés essentiellement de militants et de cadres de l’administration, qui ont pu s’embarquer avant l’arrivée des troupes Italiennes et franquistes, les camps d’Afrique du Nord sont d’autant plus improvisés et dépourvus d’installations, que les autorités ont été rétives à leur ouverture.
 
L’arrivée de ces quelques milliers de « rouges » est loin d’être appréciée. Leur séjour est d’autant plus redouté que, dans leur grande majorité, ils sont très politisés. Toutefois, l’accueil va être variable en fonction du lieu où les bateaux accostent.

 En Tunisie et au Maroc (limité en raison de la proximité du territoire sous contrôle franquiste), les exilés vont généralement bénéficier d’une plus grande liberté que ceux arrivés en Algérie, en particulier, dans l’Oranie où la prédominance d’une colonie d’origine espagnole, fait craindre à la fois une « hispanisation » de la région et l’émergence de conflits entre pro républicains et pro nationalistes. Ainsi à Oran, où la municipalité va fêter la victoire nationaliste, les autorités vont tout faire pour éviter leur débarquement et, faute de mieux, les évacuer au plus vite vers d’autres régions.
 
Après des mises en quarantaine variables, les civils sont provisoirement abrités dans des centres d’accueil improvisés (ancienne prison civile d’Oran, anciens docks et marabouts installés sur le port, à Ravin blanc, réservés aux hommes) ou évacués vers des centres d’hébergement plus éloignés.

Excepté Ben Chicao, la plupart de ces centres sont situés dans la région d’Orléansville. Les plus importants : Carnot plutôt réservé aux regroupements familiaux dont les conditions sont légèrement meilleures, et Beni Hindel (Molière) destinés aux femmes et aux enfants. L’improvisation constatée quelques mois plus tôt en métropole est également à l’ordre du jour. En revanche, l’absence de réquisitions de locaux pour des hébergements collectifs, obligent les autorités à recourir aux installations militaires, d’où l’importance de réfugiés placés dans des camps sous contrôle militaire par rapport aux centres d’hébergement sous administration civile. [1]
 
En règle générale, les conditions de vie et d’hygiène sont déplorables. Compte tenu de la fréquence des situations d’insalubrité régulièrement dénoncées, les réfugiés sont déplacés de centres en centres dans des conditions également difficiles et pour un résultat nul car ces mouvements ne résolvent rien.
Toutefois, ces conditions aussi pénibles soient-elles, n’ont rien de comparables avec celles des camps d’internement.
 
Parmi ces camps, [2], Cherchell où sont dirigés en priorité les intellectuels et les francs-maçons, et à l’écart des villes, ceux réservés aux miliciens : Relizane (ancienne caserne dans la région de Mostaganem) et au sud d’Alger (Blida) le camp Morand près de Boghari qui abrite quelques 3 000 internés au début de l’été 1939 et le camp Suzzoni à Boghar. Dans ces deux derniers camps, souvent regroupés sous le même nom de « camp de Boghar », les conditions de vie sont plus dures que partout ailleurs en raison notamment d’une surpopulation, et d’un régime d’austérité aggravé par les conditions climatiques.
 
En mai 1939, un rapport du CICIAER (Comité International de Coordination et d’Information pour l’Aide à l’Espagne Républicaine) mentionne : « ils manquent de tout… Avec la chaleur, cela nous permet d’affirmer que pas un homme ne pourra résister dans ces conditions. Ils sont voués au désespoir, à la maladie et à la mort ». [3]
 
Avec l’entrée en guerre, ces camps vont progressivement se militariser, les quelques civils internés à Boghar vont être dirigés vers Cherchell, et ceux de Relizane vers l’ancienne prison d’Oran. À Boghar, les miliciens maintenus sur place sont bientôt rejoints par les suspects de subversion, en particulier les communistes après le pacte germano-soviétique. Pour mieux les contrôler des mesures spécifiques sont prises touchant à la fois à la militarisation des camps et dès l’été 1939 à l’organisation des premières compagnies de travailleurs.
 
Les Compagnie de travailleurs étrangers (CTE) en Afrique du Nord
En avril 1940, ils sont environ 2 500 dans les CTE pour toute l’Afrique du Nord. En Algérie, ils sont surtout utilisés pour la réfection des routes, l’extraction du charbon dans les mines de Kenadza et la construction du « transsaharien » (voie ferrée qui devait relier l’Afrique du nord [Colomb-Béchar] à l’Afrique occidentale [Niger-Mali]). Perdu en plein désert, ce chantier, commencé lors de la Première Guerre mondiale qui a cessé en 1918 avec le rapatriement des prisonniers allemands, peut être repris grâce à l’utilisation de ces nouveaux esclaves. Les conditions, déjà terribles, ne vont cesser de s’aggraver. Logés dans des marabouts, ces travailleurs forcés vont faire rapidement connaissance avec les calamités naturelles de la région : les variations thermiques, le sirocco, ce vent chaud chargé de sable qui peut devenir une véritable torture, les habitants du désert parmi lesquels les scorpions, les serpents, les araignées... et la soif épanchée dans le meilleur des cas par une eau fétide et chaude ! C’est là que commencent les dysenteries, les crises de paludisme, les diarrhées... Cayetano Zaplana se souvient de ces cris, déchirant la nuit, des malades qui vont aux tinettes, où ils se font dévorer par les mouches. [4]
 
Même les punitions surpassent celles de la métropole. Ici, le cuadrilátero consiste en un espace au-dessus duquel on tend une toile à environ trente centimètres du sol. Dans cette fournaise, le puni peut être maintenu plusieurs jours ! Et toujours la faim et la soif ! Et pas la moindre lueur d’espoir de fuir cet enfer, car celui qui parvient à éviter les fléaux naturels du désert ne peut se soustraire à la vigilance des horribles goumiers à la solde de l’armée française, qui, plus rapides que l’éclair, pourchassent les évadés et les livrent contre une misérable récompense.
 
Pourtant, le pire reste à venir. Sous le gouvernement de Vichy, les CTE sont transformées en GTE (groupement de travailleurs étrangers), véritables bagnes conçus dans une logique d’exclusion. Commence alors une nouvelle génération de camps où les conditions sont cette fois criminelles. Les Espagnols ne sont plus les seules victimes. Leurs rangs vont se grossir des punis des camps de métropole, des opposants et des victimes du régime de Vichy. Les fascistes notoires, tant civils que militaires, qui, le 29 mars 1939, saluaient la victoire franquiste, vont pouvoir assouvir leur haine des « rouges », sans aucune retenue.
 
Toute l’Afrique du Nord a abrité des camps. Il y en a eu en Tunisie : El Guettar, Gafsa ; au Maroc : Bou-Arfa, Ain-el-Ourak, Settat, Tandrara (plutôt réservé aux internés juifs), Méridja (chantiers des mines de charbon de Djerada et du transsaharien qui prend le nom de « Méditerranée-Niger ») à la frontière Algéro-Tunisienne, mais les principaux et les plus nombreux étaient en Algérie. Outre ceux de la première période, citons les plus tristement connus : Oued-Akrouch, Berrouhaghia, Colomb-Béchar, Djelfa ; les terribles prisons de Maison carrée à Alger et surtout du fort Caffarelli, et les camps disciplinaires dont celui d’Hadjerat M’Guil, dans le Sud algérien, où sont envoyés les détenus qui se rebellent. À la fin de la guerre, les responsables de ce dernier camp seront jugés et exécutés comme tortionnaires, ayant pratiqué des méthodes dignes d’un camp nazi.
Notes
[1Ces centres seront fermés dès le 1er mai 1940 après incorporation des hommes internés dans les CTE.
[2Sur les camps en Afrique du Nord, voir :
- Anne Charaudeau, L’exil républicain espagnol : les camps de réfugiés politiques en Afrique du Nord, in Italiens et Espagnols en France 1938-1946, colloque international, Paris, CNRS, 28-29 novembre 1991, sous la direction de Pierre Milza et Denis Peschanski.
- Andrée Bachoud, Bernard Sicot (coord.), Sables d’exil : Les républicains espagnols dans les camps d’internement au Maghreb 1939-1945, ouvrage collectif in Exils et migrations ibériques au XXe siècle n° 3 nouvelle série (BDIC/CERMI/CRIIA), Perpignan, éd. Mare Nostrum, 2009.
[3Rapport du docteur Weissman-Netter in Deux missions internationales visitent les camps de réfugiés espagnols (mai 1939), Paris, CICIAER, 1939.
[4Cayetano Zaplana, Recuerdos de ayer, témoignage recueilli le 15 septembre 1988 par le CIRA (Centre international de recherche sur l’anarchisme), de Marseille. Voir bulletin du CIRA n° 29-30, février 1989, Pépita Carpena, Daniel Dupuy, Antonio Téllez, Les Anarchistes espagnols dans la tourmente, 1939-1945.

sábado, 21 de febrero de 2015

Jefes y oficiales republicanos ejecutados por oponerse a la sublevación de la flota (1936-1939)

Mnumento en la fosa de común del cementerio de Cartagena durante un acto de homenaje a las víctimas
Benito Sacaluga 23/1/15
En la noche del seis de marzo la Flota Republicana que había partido de Cartagena a causa de la sublevación casadista, llega a Bizerta (Túnez) en busca del exilio. El Jefe de la Flota, Miguel Buiza transmite el siguiente mensaje a todas las dotaciones, unas dotaciones que están a un paso de emprender el viaje a un exilio angustioso y terrible, o a entregarse a los franquistas como prisioneros, la orden se cumple por todos los marineros demostrándose así, una vez más, la lealtad a la República y a los mandos de la Flota:

 
"El mando de la flota encarece a todos los buques que, dado el próximo fondeo en un puerto extranjero, se mantenga por las dotaciones de los mismos un perfecto estado de disciplina, uniformidad y corrección"

 
El 26 de marzo el almirante franquista Salvador Moreno sale en el destructor "Ciscar" rumbo a Bizerta para hacerse cargo de los buques hasta ese momento republicanos, los cuales le son entregados el día 30. El día 2 de abril Moreno parte de Bizerta con toda la Flota. El día 4 los marineros que decidieron volver a España, ya prisioneros, fueron obligados a rendir homenaje a los muertos en el lugar donde se había hundido al "Baleares". La venganza franquista comenzaba. El almirante Moreno insistía en que los marinos que en los buques eran repatriados prisioneros a España incluían a un buen número de "significantes criminales" e "individuos de cuidado", para lo que deberían prepararse campos de concentración.

 
Entre los oficiales de Marina que no fueron con la Flota a Bizerta y los que desde allí decidieron volver a España, la gran mayoría de los pertenecientes al Cuerpo General solo fueron separados del servicio. Durante el periodo comprendido entre 1939 y 1941 se celebraron en Cartagena 192 Consejos de Guerra contra oficiales de la Armada. Solo 14 de estos Consejos lo fueron contra oficiales del Cuerpo General, en los que seis fueron absueltos y 8 condenados a algún tipo de pena. Fueron condenados a muerte el almirante Molins, jefe de la Base de Cartagena en 1936 y el capitán de corbeta Horacio Pérez y Pérez. Los oficiales del resto de cuerpos (Patentados, Máquinas y Auxiliares) sometidos a Consejo de Guerra fueron 178, de ellos 104 fueron condenados un 59%. Los delitos imputados eran indefectiblemente los de rebelión militar y traición. Curiosa imputación si tenemos en cuenta que los únicos rebelados fueron precisamente los marinos que ahora juzgaban a los leales al Gobierno. Fueron fusilados el comandante Baeza, de Infantería de Marina, el Teniente Coronel Sacaluga, de Máquinas, y el general Berenguer, del Cuerpo Jurídico. Seis oficiales fueron condenados a cadena perpetua y 51 a penas de prisión que iban desde los 30 años hasta uno.
 
Sumando a los Consejos de Guerra de Cartagena las actuaciones en otras plazas, en total se ejecutaron entre 1936 y 1939 a 16 jefes y oficiales de la Armada por oponerse a la sublevación ordenada en apoyo del golpe de estado:
 
Contralmirante Camilo Molins Carreras. Jefe Base Naval de Cartagena.
Contralmirante Antonio Azarola Gresillón. Jefe Base Naval de Ferrol.
Capitán de navío Juan Sandalio Sánchez Ferragut. Comandante del "Almirante Cervera".
Capitán de fragata Tomás Azcarate. 2º Comandante del "República".
Capitán de fragata Manuel Guimerá Bosch. Disponible forzoso en Larache.
Capitán de corbeta Francisco Biondi Honrubia. Comandante del "Lauria".
Teniente de navío Carlos Soto Romero.Comandante del tropedero T-17.
Teniente de navío Luis Sánchez Pinzón.
Teniente Coronel Benito Sacaluga Rodriguez.Jefe de los Servicios de Máquinas de la Flota.
Comandante Manuel Sancha. Infantería de Marina en Cádiz.
Capitán Enrique Paz Pinacho. Infantería de Marina en Cádiz.
Comandante Diego Baeza Soto. Infantería de Marina en Cartagena.
Comandante de Intendencia de la Armada García Moles.
Teniente del Cuerpo de Sanidad de la Armada Martin Yarza, "Lauria"
General auditor Fernando Berenguer, fusilado en Barcelona.
 
Terminada la guerra civil, los fusilados por los franquistas en Cartagena, entre abril de 1939 y enero de 1945, fueron 176. Dos terceras partes fueron marinos, oficiales y suboficiales de los Cuerpos Patentados y Auxiliares y marineros; la otra tercera parte, civiles, trabajadores en su inmensa mayoría y algunos profesionales y funcionarios.
 
El 20 de abril de 1939, habían transcurrido menos de tres semanas de la entrada de las tropas franquistas en la ciudad, la Auditoría Militar de Cartagena informaba del trabajo realizado en ese breve período de tiempo. Se habían elevado a sumarios 150 procesos. Habían sido informados más de 450 sumarios a jefes, oficiales, suboficiales y auxiliares de la Armada. Además, se había constituido un Consejo Sumarísimo de Guerra de forma permanente, es decir, el procedimiento habitual pasaba a ser el Consejo de Guerra Sumarísimo. Con una media de treinta sumarios por día, incluyendo sábados, domingos y Semana Santa, parece evidente que tal diligencia policial y judicial no ofreció muchos derechos y garantías a los acusados.
 
Al igual que en El Ferrol, en 1936, la mayoría de los fusilados en Cartagena, en 1939, eran marineros, oficiales, suboficiales y cabos de los Cuerpos Auxiliares. La inmensa mayoría de los 55 miembros del Cuerpo General, así como más de la mitad de los 4.200 marinos que habían partido con la flota a Bizerta en marzo de 1939, no regresaron a España, quedándose en el exilio. Por tanto las cifras de la represión relativas a fusilamientos y cárcel deben contar con este hecho.
 
En cualquier caso, de acuerdo con los datos proporcionados por el Mº de Economía y Hacienda, en Cartagena, no menos de 1.733 jefes, oficiales y suboficiales del Ejército y la Marina y las Fuerzas de Seguridad, profesionales (616) y no profesionales (1.117) fueron expulsados de las Fuerzas Armadas después de la guerra, la mayoría de ellos exiliados o en paradero desconocido.

Fuentes:
"La guerra Civil Española en el Mar". Michael Alpert. ISBN: 978-84-8432-975-6
Revista "Cartagena histórica" Antonio Martinez Ovejero.

viernes, 3 de octubre de 2014

El “ensordecedor olvido” de los marinos republicanos exiliados

Marinos españoles en uno de los buques de la flota republicana durante la Guerra Civil
  •  Victoria Fernández Díaz, autora del libro “El exilio de los marinos republicanos”, y la fundación Juan de los Toyos recuperan la memoria histórica de muchos hombres que se sumaron a la flota republicana a través de la figura del vizcaíno Ángel Landa, que vivió 36 años en el exilio.
  • La autora sigue la pista a más de 8000 marinos españoles a los que ha tratado poner nombre, apellido y rostro a través de sus investigaciones
  • “Estas personas no vivieron en la infamia como decían los falangistas, sino que defendieron unos valores y un gobierno legítimo, que era lo que ellos repetían continuamente. Hoy, seguramente, si hubieran nacido en otro país tendrían calles con sus nombres”, dice Fernández Díaz.


lunes, 30 de junio de 2014

En nombre de la libertad. Páginas de mi Diario de Guerra y Exilio 1936-1945

 
 
Presentación del libro el 7 de julio de 2014 en la Librería Rafael Alberti Calle del Tutor, 57 - 28008 Madrid
 
diarioabierto.es 9/6/14
Un libro que recoge el testimonio de Victoriano Barroso, republicano español y oficial de la Marina de Guerra española.
 
A partir de los escritos de Barroso, Ángel Freire teje una densa red intertextual de notas, glosas y referencias que constituyen un texto paralelo y válido por sí mismo. Texto primario y aparato crítico secundario se multiplican y fortalecen para ofrecerse al lector como un caleidoscopio, una galaxia de significantes que plasma el drama de los miles de españoles que perdieron matrias y libertades, sangre y vida.
Contiene dos voces para un drama aún no suficientemente conocido, y el objetivo es el de, como testimonio, contribuir en la construcción de la Memoria histórica, en particular entre los jóvenes de las generaciones que protagonizarán la mayor parte de este siglo XXI para que tomen conciencia de la responsabilidad que les tocará asumir y del deber moral de evitar tener que ser “hombres imperfectos aunque heroicos e irrepetibles” como tuvieron que serlo muchos de sus abuelos o bisabuelos en aquellas dos Guerras Mundiales y en aquella Guerra Civil española que asolaron Europa y España.

Victoriano Barroso
Victoriano Barroso (El Ferrol, 1914-Lyon, 1999), al que la Guerra Civil sorprende destinado en el destructor Churruca (Cartagena) y en el José Luis Díez (Málaga), fue un republicano, presidente del Comité de Gobierno del crucero Libertad y comisario militar y político del destructor Jorge Juan. Participó en el bloqueo del Estrecho, en la defensa de Alicante y Cartagena y en la batalla naval del cabo Cherchell. En marzo de 1939 tiene que refugiarse, como el resto de la flota republicana, en África del Norte.

Ángel Freire Freire
Ángel Freire Freire, nació en Rozuelo (El Bierzo/León) en 1949 y estudió Magisterio, Filosofía, Derecho y Filología Hispánica en España y en Francia. Es titular de un DEA en Estudios Ibéricos e Iberoamericanos por la Universidad de Lyon. Ejerció la docencia en España y en Francia, donde además fue lector de Español y director del Colegio Hispano-Francés de Lyon (hoy Instituto Cervantes). Muy sensibilizado con la educación, la cultura y los problemas sociales, ha simultaneado y alternado la docencia con la militancia política y sindical en el seno del PSOE y de la UGT.
 
 
(Fundación Pablo Iglesias)
 
Afiliado Partido Socialista Obrero Español
Ferrol (A Coruña) 18/02/1914 -- Lyon, 1999  
Condestable de la Armada y ajustador de Telémetros. Afiliado al PSOE en España. Finalizada la guerra civil se exilió con la flota republicana en Bizerta (Túnez). Estuvo internado en el campo de concentración de Suzzoni-Boghar (Argelia) desde donde solicitó permiso para marchar a México al Consulado de dicho país en Francia. Más tarde fue incorporado a la 2ª Compañía de Trabajadores Extranjeros desde la que en junio de 1940 fue enviado a la prisión de Constantine como castigo al haber comenzado a cantar la Marsellesa cuando formada la compañía les comunicaron la firma del “armisticio” entre Francia y Alemania. En octubre de ese año vuelve a ser trasladado a una Compañía de Trabajadores Extranjeros, la 3ª que se encontraba a medio camino entre Bou Arfa y Colomb-Béchar. Durante el traslado, por protestar por las condiciones de frio y hambre que padecía sufrió un simulacro de fusilamiento con balas de fogueo. Ya en su destino se fugó del mismo el 24 de julio de 1941 llegando hasta Orán (Argelia) donde vivió escondido hasta el 22 de febrero de 1942 que fue descubierto y detenido siendo condenado a trabajos forzados a perpetuidad e internado en la prisión de Lambèse de la que no saldrá en libertad hasta el 15 de julio de 1943 nueve meses después del desembarco aliado en el norte de África. Al recobrar la libertad se estableció en Orán. Posteriormente se trasladó a Francia donde a comienzos de los años setenta vivía en Saint Priest (Rhône).
 
Fuentes: Archivo SRE/Mx (AEMFRA 341-11); V. FERNÁNDEZ DÍAZ. El exilio de los marinos republicanos… pp. 214 a 218, 277 y 295
 

domingo, 23 de marzo de 2014

75 Aniversario del exilio español en el norte de África


El Exilio español en el Norte de África
 
Presentan:
-Ludivina García Arias y Miguel Pastrana.
 
Participan:
-Bechir Yazidi: Una historia compartida: la acogida de los refugiados en Túnez .

-Victoria Fernández Diaz: El exilio de los marinos de la República.
-José Luis Morro Casas: El exilio republicano en Argelia.
-Teresa del Olmo: Poemas de Max Aub : "Campo de los Almendros" y "Campo de Djelfa"
 
26 de Marzo
19:30 horas
Sala Ubeda
Ateneo de Madrid
c/ Prado 21

domingo, 19 de enero de 2014

Presentació del documental "Desde el silencio. Exilio republicano en el norte de África " a La Jonquera


Sobre la memoria de los hijos de los exiliados republicanos en Marruecos, Argelia y Túnez.
 
Presentación del documental: Sábado 25 de enero a las 12h
 
Exhibición continuada del documental del 25 de enero al 27 de abril de 2014.
 
Espai-hall del MUME
Museu Memorial de l'Exili
c/Major, 43-47
17700 - La Jonquera
Girona 

martes, 31 de diciembre de 2013

Recuerdos del último artillero

Ángel Landa, en una fotografía del pasado febrero, cuando cumplió 97 años.

Ángel Landa, vizcaíno de Balmaseda exiliado en México, revive a sus 97 años su experiencia de la Guerra Civil con la flota republicana en el Mediterráneo

El País - Asís Ulla -  Bilbao 24 dic 2013 
El día en que se proclamó la Segunda República, Ángel Landa fue a clase en el colegio de los Maristas de Balmaseda. Hijo de Maximino Landa y María Sierra, no llegó a conocer a sus padres y se crió con sus hermanas mayores en el caserío de unos tíos. Con 16 años entró a trabajar en la fábrica de boinas La Encartada, con un jornal de 50 céntimos diarios. 

Las charlas con su cuñado Emeterio y la lectura diaria de El Liberal y de libros despertaron su conciencia política y se afilió a la UGT. Durante la revolución de octubre de 1934, Ángel y otros compañeros socialistas planificaron volar el puente de El Berrón para evitar la llegada de tropas desde Burgos a la zona minera vizcaína. “Llegada la hora, fuimos al puente”, relata. “Había que hacer un agujero grande en el centro para meter la dinamita. Estábamos en ello, cuando se oyó que alguien se acercaba del pueblo. Hubo disparos. Nos dispersamos y al día siguiente, la Guardia Civil hizo algunas detenciones. Ahí quedó todo”.

Para apartarse de la creciente violencia política, decidió alistarse en la Marina para hacer el servicio militar. El 7 de septiembre de 1935 ingresó en la base de Ferrol. Tras mes y medio de instrucción, fue destinado a la base de San Javier a una escuadrilla de hidroaviones Vickers. Por Navidad, solicitó un permiso para volver a casa. Esos 25 días fueron los últimos que pasó en Balmaseda, adonde no regresó hasta 36 años después.
La noche del 18 de julio de 1936, el corneta de San Javier llamó a formar a la tropa. “El oficial de radio nos reunió para decirnos que había recibido una alerta de Madrid dando poderes al personal para apoderarse de la base y encerrar a toda la oficialidad. El corneta tocó dos veces más, pero ninguno salió”. Los 32 oficiales rebeldes fueron después detenidos y posteriormente fusilados.

Durante la guerra estuvo embarcado como artillero en el acorazado Jaime I y los destructores Churruca y Ulloa. Con el primero, zarpó en febrero de 1937 rumbo a Almería, pero los continuos bombardeos de los Junkers alemanes aconsejaron regresar a Cartagena. Allí les aguardaba la tragedia. Mientras era reparado en el muelle, el 16 de junio el Jaime I sufrió una serie de explosiones, cuyo origen nunca se aclaró. “Yo volví a nacer aquel día”, recuerda Landa. “Aquello era un infierno por el repiqueteo continuo de las explosiones, acompañadas de largas llamaradas, como un volcán. Alrededor del buque se hallaban infinidad de cuerpos despedazados”.

Sobrevivió a la explosión del ‘Jaime I’ y a cuatro años de trabajos forzados en Argelia
La noche del 5 de marzo de 1938, embarcado entonces en el Ulloa, participó en el combate naval que acabó con el crucero franquista Baleares, hundido frente a las costas de Ibiza. Ese día, la flota republicana puso en fuga al Canarias y al Almirante Cervera, los otros dos colosos de la flota franquistas con base en Mallorca.

Más que las batallas, Ángel rememora con horror los bombardeos de la aviación enemiga. “Nada tan impresionante como resistir a pie firme, sobre la cubierta, un fuerte bombardeo en el espacio reducidísimo de una bahía como la de Cartagena”.

Antes del final de la guerra, el Ulloa realizó varias travesías de Cartagena a Barcelona con una preciosa carga: el tesoro del Banco de España. Hasta 200 cajas por viaje con barras de oro y plata. Los barcos zarpaban a las seis de la tarde y llegaban a Barcelona a las cuatro de la mañana para ocultar lo más posible la maniobra. Ángel participó en 11 de aquellas expediciones. “Cada vez que llegábamos y descargábamos las cajas, Hacienda nos daba un kilo de lentejas, otro de arroz, algunas latas de carne argentina y también latas de sardinas y tabaco Gener”.

Los últimos días de la guerra los pasó en el hospital, recuperándose de una herida en la pierna izquierda. De allí salió in extremis a primera hora del 5 de marzo de 1939 para embarcar en el Tramontana, un barco que contaba en su tripulación con muchos vascos, “todos conocidos míos”.

Si el grueso de la flota republicana de Cartagena puso rumbo al puerto tunecino de Bizerta, el Tramontana se dirigió a Orán (Argelia), para cargar carbón y seguir ruta hacia América. Las autoridades francesas lo impidieron. El buque quedó atracado en la base de Mers el Kebir y su tripulación fue enviada primero a un centro de internamiento cerca del puerto y a finales de julio al campo de concentración de Relizane, a unos 200 kilómetros al sur de Orán. “Allí nos alojaron en barracas de adobe. En cada una éramos 15 personas. Los vascos a la nuestra la llamábamos el Botxo”.

Muy pronto, las condiciones de vida en el campo se hicieron insoportables. Finalmente, Ángel salió de Orán en el vagón de un tren de mercancías con destino a Bouarfa, un campo de trabajo en la frontera con Marruecos. La travesía, de 600 kilómetros, fue penosísima: “Íbamos custodiados por soldados coloniales árabes. Nos daban de comer pan y latas de sardinas. Lo que nunca durante la guerra, en aquel tren me acordé de mi hermana Petra y se me saltaron las lágrimas”.

En medio del desierto, cerca de la cordillera del Atlas, su compañía tenía que cavar un talud de tres metros en las obras del ferrocarril transahariano. La temperatura a mediodía superaba los 40 grados. Cada trabajador tenía para todo el día una cantimplora con un litro de agua. El último destino de su compañía en Argelia fue una mina de carbón en Kenazda, cerca del campo de Colomb Bechar. Ángel evitó el trabajo de la mina porque le hicieron jefe de cocina, llevándose con él a un grupo de amigos vascos.

Tras vivir tres años en la posada española de Orán, en agosto de 1946, a bordo del petrolero Minatitlán, Ángel y su amigo Teodoro Alluntis llegaron al puerto mexicano de Tampico. Desde allí se trasladaron en autobús a la capital federal y se alojaron en una pensión regentada por socialistas bilbaínos. En la oficina de la JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles) les dieron 300 pesos a cada uno y algo de ropa.

Una semana después, Ángel encontraba trabajo en una empresa dirigida por Martín García Urtiaga, natural de Portugalete, que antes de la guerra había sido director de Campsa en Bilbao. En esta compañía se jubiló en diciembre de 1990. “México fue mi salvación. Aunque es muy grande la distancia que me separaba de mi familia, estaba satisfecho porque aquí es donde logré organizarme y crear una familia”, resume.

Regresó a Balmaseda en 1971. El reencuentro con su cuñado Emeterio fue “algo así como volver a nacer”, se emociona. “Al charlar con él de nuestras cosas del pasado se me hacía un nudo en la garganta”. Ha vuelto en otras ocasiones; en 1978, en compañía de su esposa mexicana Mina y de dos nietos. “Conocieron a mi familia y les gustó mucho mi tierra”. En 1995, mecanografió en 130 folios unos “apuntes personales” en los que relataba su historia, memorias de un artillero que ahora salen por primera vez del ámbito familiar.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Documental en Madrid: Desde el Silencio. Sobre el Exilio Republicano en el Norte de África


Martes 10  diciembre 2013

HORARIO: 18.30 
LA BIBLIOTECA HISTÓRICA MARQUÉS DE VALDECILLA UCM
C/ Noviciado Nº 3 - Madrid
 
Documental: Desde el Silencio. Sobre el Exilio Republicano en el Norte de África. Dirigido por Sonia Subirats Silvestre

Se calcula que en 1939, salieron de España hacia el norte de África unos 12,000 exiliados, instalándose en su mayoría en Argelia, unos 8,000, en Tunez 4,000, y 1,000 aproximadamente en Marruecos. Algunos investigadores calculan que al final de la guerra civil entraron a África más de 20,000 personas. Desde Cartagena, Valencia, Alicante y Mahón, principalmente, salieron miles de refugiados en barcos extranjeros, bajo la protección de la marina inglesa y francesa. Barcos como el Campillo, Lezardieux, el Ronwing, el African Trader, el Maritime, así como el mítico Standbrook, trasladaron refugiados desde España hacia Argelia.

Significativo de este exilio al norte de África, es el exilio de la flota republicana de la marina con, 4,000 marinos, que salieron desde Cartagena a bordo de 3 cruceros y 7 destructores, en marzo de 1939, con destino final, después de varias complicaciones a Bizerta, Túnez, protectorado francés desde 1881.

Los exiliados republicanos al llegar al norte de África son internados en campos de concentración, muchos de ellos en condiciones inhumanas de gran explotación. Más de 2,000 refugiados fueron requisados por el gobierno francés para la construcción del transahariano (un tren que enlazaría sus colonias para tener un mayor control sobre este territorio).

Casi todos los exiliados que llegaron al norte de África, permanecieron en los campos hasta la liberación de esta zona por los aliados durante la II Guerra Mundial.

Con el tiempo muchos de los que se quedaron en África se incorporan a la vida civil, retornando a sus actividades políticas, buscando trabajos de sustento, creyendo algunos que pronto volverían a su país. Otros, cansados por la situación inestable de un país ajeno y aunado al grado de violencia que se vivía con las guerras de independencia en estos países, decidieron volver a España o emigrar en un segundo exilio hacia Francia

INTERVIENEN:
Nieves Oliveira o Gregoria Sanz.  Vicepresidentas de AMESDE
Pedro Crespo. Tesorero de AMESDE.
Sonia Subirats Silvestre. Directora de El Documental

domingo, 2 de junio de 2013

Presentació del documental 'Desde el silencio', sobre el exilio republicano en el norte de África



Martes, 18 de junio, a las 19 h. 
Museu d'Història de Catalunya
Plaça de Pau Vila, 3

(Palau de Mar) Barcelona 

El Memorial Democràtic de la Generalitat de Catalunya y la Asociación Hijos y Nietos del Exilio Republicano presentan este documental, que describe, a partir de la aportación de diferentes testigos, el recorrido de muchas personas que tuvieron que exiliarse al norte de África al acabar la Guerra Civil. Narra, en boca de los hijos y los propios protagonistas las vicisitudes que pasaron aquellos republicanos que, al perderse la guerra civil, tuvieron que partir hacia el exilio en paises como Marruecos, Argelia y Túnez.

Sabremos cómo se desarrolló su vida en una tierra y cultura nuevas, y cómo se vieron de nuevo forzados a partir de nuevo con la llegada de los procesos de independencia en Àfrica.

jueves, 5 de julio de 2012

La odisea olvidada de 4.000 marinos republicanos

David Fernández y su esposa M. del Carmen , ante la exposición.
foto R. Grobas

Una exposición en la Galería Sargadelos homenajea a aquella flota de los años 30


Faro de Vigo - Elena Ocampo - Vigo 03-07-2012
David Fernández Dopico, un marino gallego nacido en la localidad de Sillobre, en Fene, salió hacia la base de Cartagena tras casarse a principios de 1936 y "su rastro se perdió" hasta más de cuatro años más tarde. Aquel republicano y aficionado a la fotografía se embarcó en una odisea –poco conocida–contra el alzamiento militar franquista que le llevaría al exilio en las provincias francesas del Norte de África y Túnez.

Así lo documenta su hijo, de nombre también David Fernández y nacido en 1951 en la ciudad argelina del mediterráneo, Orán. Él es el fruto del reencuentro feliz del republicano gallego con su mujer –en 1949 y luego de superar muchas penalidades en fronteras y aduanas–.

Para hacer justicia a la historia "de aquellos 4.000 marinos olvidados" de la Armada Republicana, David Fernández expone desde ayer en Vigo en la Galería de Arte de Sargadelos (ubicada en la calle Urzáiz, 17) hasta 67 fotografías y un mapa de los momentos felices de la flota. El responsable de la recopilación asegura que las imágenes fueron recuperadas muy tarde y su padre falleció en 1989.

Formaban parte del legado familiar y hace unos años ha decidido desempolvarlo. En las imágenes se ven marinos durante los años 1933, 34 y 35; son fotos de los barcos, de maniobras, de puertos... El promotor de la exposición dio las gracias ayer tras la presentación al presidente de la Asociación Viguesa pola Memoria Histórica do 36, Telmo Comesaña por su colaboración.

Aquellos marinos huyeron de Cartagena con el almirante Miguel Buiza al mando, en marzo de 1939 con una flota de 15 buques, después de sublevarse contra la oficialidad. Entre ellos, viajaba David Fernández Dopico. Y una vez en alta mar y finalmente, las tripulaciones decidieron poner rumbo a la base de Bizerta, en Túnez. El hijo de Dopico asegura que entre la tripulación viajaban trescientos civiles y entre ellos, 24 mujeres y tres niños. Entre las penurias que soportaron parte de los militares y las que sobrevivió su padre está dormir en una minas abandonada de fosfato, a los trabajos forzados en el carbón.

viernes, 28 de octubre de 2011

Seminario regional Maghreb-Europa: La preservación de la memoria histórica


En el Museo de Historia de Cataluña, 5 de noviembre 2011, Barcelona

Programa
(Traducción Estación Orán-Wahrān وهران )

I sesión: 10.00h – 13.30h  

Preside la sesión Manel Perona

-10.15h–10.30h: Las desapariciones forzadas en el Mediterráneo

Nassera Dutour

-10.30h–10.45h: Leyes de Amnistía y de Memoria: Chile-España, una experiencia comparada

Gustau Gómez Peña, abogado de la ARMHC

-10.45h–11.00h: El procedimiento judicial contra el juez Garzón

Carlos Jiménez Villarejo, jurista

-11.00h–11.15h: La situación de las fosas comunes en Catalunya y en España

Ermengol Gassiot Ballbè, profesor de arqueologia de la Universitat Autònoma de Barcelona

-11.15h–11.30h: Los compromisos de España ante sus obligaciones internacionales sobre las desapariciones forzadas

Alícia Moreno Pérez, Amnistía Internacional

-11.30h-11.45h: Pausa

-11.45h–13.30h: Turno abierto de palabras

II sesión: 15:00-16:15

Preside la sesión, Rachid El Manouzi

-15:00-15:15: La importancia de los archivos para la búsqueda de la Verdad y la Justicia

Fina Solà, miembro del Consejo Consultivo Internacional para la recuperación de los archivos históricos de la policía Nacional de Guatemala y  en representación de Archiveros sin fronteras.

-15:15-15:30: Comisión de Justicia y Reconciliación y el apoyo a la memoria

Aziz Bennani, Abogado

-15:30-15:45: Memoria oculta, memoria revisada, los enfoques y los viajes de un historiador:  El caso de los ejecutados de 1962 en Túnez

Khaled Abid, Historiador

-15:45-16:15: Turno abierto de palabras

III sesión: 16:15-19:00

Mesa Redonda: La lucha por la Verdad y la Justicia: ¿Qué futuro nos espera?

Moderador: Cherifa Kheddar

-18h00-19h00: Turno abierto de palabras

viernes, 21 de enero de 2011

"Zoom" de Carles Batlle



Una pieza teatral del dramaturgo Carles Batlle sobre la flota republicana ganadora de la III edición "Premios Catorce Abril de Teatro" en el año 2010. Un premio otorgado por el Memorial Democràtic que tiene como objetivo la recuperación de la memoria histórica a través del teatro y la conmemoración del aniversario de la proclamación de la II República.

La acción de Zoom nos sitúa en un hecho poco conocido, la orden que recibió la flota republicana de entregarse al final de la guerra civil a las autoridades francesas del puerto Tunecino de Bizerta.

En la noche del 6 de marzo de 1939. La Guerra Civil se acaba. El destructor Lepanto ha parado los motores y ha apagado los luces a 30 millas de la costa africana. Su comandante, el capitán de navío, Marc Blanch, se debate en un mar de dudas. No está de acuerdo con sus superiores, que han decidido “regalar” la flota republicana al gobierno colonial francés de Tunez. Los marineros y oficiales de menos graduación lo presionan, quieren que deserte y huya con ellos y con el barco a México…

El autor
Carles Batlle (Barcelona, 1963) dramaturgo, profesor de l’Instituto del Teatro y profesor asociado de la UAB. Dirige la revista Pausa de la Sala Beckett Obrador Internacional de Dramaturgia. Entre sus obras destacan Tentación (2004), Tránsitos (2007) y Olvidar Barcelona (2009).

domingo, 9 de mayo de 2010

Exilio de la flota Repúblicana: la flota “roja”

Destructor Almirante Ferrandiz

Antecedentes:

La flota Republicana supo permanecer fiel al Gobierno legalmente salido de las urnas el 14 de Abril de 1931. En Julio de 1936, La mayoría de los miembros del cuerpo general está directamente implicados en la conjura, su alineación con los sublevados es casi automática. El enfrentamiento resulta inevitable. Los oficiales de máquinas y alguno del cuerpo general que se mantiene leal al gobierno , reducen al mando en colaboración con la marinería y cabos por ello a raiz de esos episiodos la Marina como bien dice Benavides en su libro “la Marina la mandan los Cabos”. Estos oficiales son arrestados y entregados, en su mayoría a la Comandancia de Marina de Cartagena. El destructor Churruca, “el adelantado”, al percatarse que se estaba tratando de pasar a todo el ejercito de Africa a la penincula, se subleva su marinería y evita el paso de todo el ejército de África a la península por medios navales. Sus oficiales fueron arrestados y entregados a la comandancia de Malaga. Este capitulo se repite en practicamente todos los barcos de Marina. La Marina se queda practicamente sin mandos superiores que no superan el 20% de oficiales permaneciendo estos fieles a la República.
En Noviembre de 1936 , el estado de la flota Republicana se compone de los siguientes buques. En total unos 93, (en este listado, evidentemente, no se suman los buques que fueron tomados por los sublevados con sus dotaciones originales encarceladas y ejecutadas por ellos). La flota de aquel entonces duplicaba a la actual en número de unidades. Conformación de la flota Repúblicana:

Acorazados:
1 Acorazado: Jaime

Cruceros:
3 Cruceros: Miguel de Cervantes, Libertad (insigna) y el Mendez Nuñez

15 Destructores:
Sanchez Barcaiztegui, Lepanto, Churruca, Alcalá Galiano, Almirante Valdés, Almirante Antequera, Almirante Miranda, Gravina, Escaño, Almirante Ferrandiz, Jorge Juan, Ulloa, Alsedo, Lazaga y el Jose Luis Diez que pasó por muchas aventuras.

10 Submarinos de la clase “B” y “C"
1 Cañonero
Además de estos buques de altura tambien se componía de:
- 6 torpederos
- 10 dragaminas
- 4 lanchas dragaminas
- 9 pesqueros armados
- 2 guarda costas
- 2 patrulleros
- 2 vigilancia fiscal
- 1 guardapescas
- 2 transportes
- 1 petrolero
- 11 buques auxiliares
- 6 remolcadores
- Motoras y barcazas de desembarque
- 1 buque hospital
- 4 bous armados.

              Tripulación del Churruca. Foto de  David Fdez. Dopico,
            colec. privada David Fernandez Martinez
                                                                                                        


En su conjunto los más antiguos no sobrepasaban los 10 años de antigüedad. Hay que destacar que en lo que se refiere a los Destructores, el primero botado en 1930 de la clase “Churruca” fueron de lo mejor que había en Europa. Los efectivos se componían de 13 000 hombres. ( antes de iniciarse la guerra era la septima u octava marina del mundo). Los nacionales trataron de compensar su debilidad con la compra de cuatro destructores a Italia (de dudosa utilidad), y sobre todo, con la actividad encubierta de los submarinos italianos Legionarios, que aunque obtuvieron algunos éxitos importantes (el Torricelli torpedeó al Miguel de Cervantes y el Jalea torpedeo al “Churruca”.

No hubo grandes combates excepto el que se entabló con el “Crucero Baleares” y el hundimiento por parte del crucero Canarias del “Almirante Ferrandiz”. La marina Republicana se veia incapaz de interceptar a los convoyes que llegaban con suministros para los sublevados debido a la protección de buques de las marinas alemana e italiana. El entrar en combate con dichas marinas significaría entrar en guerra con dichos paises. El grán papel desempeñado por la Marina Republicana fue tener abiertos los mares para la libre circulación de los convoyes cargados para la zona republicana. Tambien la Marina Inglesa, según algún historiador, colaboró con la marina franquista simpatizando con los sublevados, facilitando a los buques rebeldes la localización de los buques republicanos con emisiones de radio sin cifrar que eran facilmente interceptadas. O sea que “todos en contra de uno” y de esa manera la Marina Repúblicana tenía un margen bastante escazo de maniobra.

A pesar de contar solo con la Base Principal de Cartagena y ésta carecer de unos diques aptos para las reparaciones de Navíos grandes como cruceros y acorazados y verse cercada por la potente escuadra italiana y en especial de submarinos de una flota compuesta de varias decenas de ellos, 57 de éstos operaron durante 1247 días de campaña interviniendo en 86 misiones de guerra. La marina italiana tenía permiso para atacar y hundir barcos rusos, españoles y de otros paises con cargamento para la República. Concretamente atacaban dos puertos claves como eran los de Alicante y Cartagena, con todo ello la Marina Republicana actuó hundiendo barcos alemanes e italianos con eficacia.

Ya la Republica agotada por el grán numero de frentes abiertos y paises colaboradores como la Alemania nazi y la Italia fascista y sometida al pacto de “no intervención” imaginado por inglaterra y posteriormente sometida a un sublevamiento en Cartagena de la falange y entrada de la quinta columna que días más tarde sería de nuevo recuperada por las tropas Repúblicanas, altos mandos de la Marina Repúblicana toman la iniciativa de alejar la flota de Cartagena debido al peligro que representan las baterias de costa apuntando a este puerto donde están fondeados esa maravillosa escuadra todavía compuesta por 15 buques de altura: los cruceros “Libertad”, “Mendez Nuñes” y “Cervantes” ; los Destructores: “Lepanto”, “Almirante Valdés”, “Gravina”, “Almirante Antequera”, “Escaño”, Almirante Miranda”, “Jorge Juan” “Ulloa”, “Sanchez Baracaiztegui”, “Alcala Galiano” y “Lazaga” y el submarino C-4.

Toda una escuadra bien pertrechada pero hundida moralmente.


David Fernandez para Estación Orán-Wahrān وهران