Mostrando entradas con la etiqueta libro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta libro. Mostrar todas las entradas

domingo, 13 de diciembre de 2015

El exilio republicano en el norte de África


Buen número de españoles tras la guerra civil lograron refugiarse en Oran y con posterioridad en la ciudad internacional de Tánger, Casablanca o Rabat. El último libro del historiador Morro Casas sobre los campos de concentración franceses en el norte de África contribuye a arrojar luz sobre el aún poco conocido exilio republicano

Francisco Sánchez Montoya - Red Marruecos | Ceuta 04 de Diciembre de 2015
La primera publicación de Jose Luis Morro, dentro de esta colección se centró en el Campo de Vernet d’Àriège, sobre la tragedia vivida al final de la Guerra Civil por miles de españoles que atravesaron la frontera hacia Francia; su hacinamiento en playas y campos de concentración, el trato vejatorio que recibieron por parte del gobierno francés, la huida a países de acogida de algunos, la participación de otros en la II Guerra Mundial, la muerte de muchos de forma despiadada. De este libro ya se han realizado dos ediciones y en este momento se encuentra agotado. El segundo libro, trata sobre el Campo de Gurs, también agotado en estos momentos. Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África, hace mención a la salida de Max Aub del campo argelino de Djelfa y, su posterior embarque en el puerto de Casablanca, el 10 de septiembre de 1942 en el vapor portugués Serpa Pinto rumbo a México, meses antes de que se cerrase definitivamente el campo de concentración de Djelfa.

No obstante, Jose Luis Morro desarrolla la historia centrándose en el barco inglés Stanbrook, que partió desde el puerto de Alicante hacia Orán. De hecho, en el anexo reproduce una relación nominal de los pasajeros embarcados, recopilada por el profesor Juan Bautista Vilar, en el que aparecen 2.620 pasajeros. El barco que hace 75 años sacó de España a miles de refugiados. El puerto de Alicante fue escenario de la tragedia que se vivió, cuando miles de republicanos llegaron desde todo el país con la esperanza de escapar de la represión. Se encontraron sólo con este navío mercante que sólo pudo salvar a unos cuantos miles, en los últimos días de la guerra. El barco, con una capacidad para 800 personas, llegó a cargar a casi 3.000 refugiados rumbo a Orán, al frente del buque estaba el capitán Dickson.
Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África, hace mención a la salida de Max Aub del campo argelino de Djelfa y, su posterior embarque en el puerto de Casablanca, el 10 de septiembre de 1942 en el vapor portugués Serpa Pinto rumbo a México, meses antes de que se cerrase definitivamente el campo de concentración de Djelfa
Este puerto al final de la contienda, fue una tabla de salvación para cientos de republicanos, ya que caídos los puertos de Cataluña, el de Alicante era el único que quedaba libre, allí se reunieron unas 20.000 personas huyendo, entre las que había familias, cargos públicos, campesinos, maestros, militares en derrota, a quienes les habían prometido que habría barcos que les sacarían de España. El destino de este éxodo fue Orán y su región: la Argelia occidental limítrofe con Marruecos. Las cifras que recoge el historiador Juan B. Vilar son las siguientes: 8.000 asilados en Argelia, a los que se suman 4.000 en Túnez y 1.000 aproximadamente en Marruecos. Las mujeres y los niños eran conducidos a centros de albergue mientras que la gran masa de excombatientes y los varones en edad militar fueron internados en campos de trabajo, de los que destacamos los argelinos de Morand y Suzzoni, el oranés de Rélizane. Se crearon también campos de castigo como el de Merijda y Djelfa.

De Orán a la fosa común de Ceuta
Miles de españoles se encontraban el 28 de marzo de 1939 en el puerto de Alicante, entre ellos tres jóvenes, Antonio Reinares Metola, José Congost Plá y Ramón Valls Figuerola, ellos aguardaban un barco que les permitiese abandonar España, camino del exilio lo que realizaron en el buque Stanbrook, zarpando hacia Orán (Argelia). Cinco años después estos tres alicantinos fueron fusilados ante los muros de la fortaleza del Monte Hacho y enterrados en la fosa común, a los pocos años sus cuerpos fueron trasladados a un nicho.

Pudieron abandonar Argelia, tras muchas penurias, y establecerse en el Marruecos francés, concretamente en Casablanca, donde organizan una resistencia al régimen, con la creación de la denominada Unión Nacional Antifascista (U.N.A.). Estudian la posibilidad de establecerse en Tánger, como cabeza de lanzadera. El 10 de agosto de 1941 se desplaza a la ciudad internacional José Congost. Realizó el viaje en ferrocarril, escondido en un cajón y protegido por el jefe de estación.  Comienzan a recibir desde Casablanca el boletín Reconquista de España, que lo adaptarían con el nombre de Liberación de España, escrito a máquina, y lo reparten por la ciudad.

Como el trabajo de captación va en aumento, el recién llegado José Congost requiere nuevamente de Casablanca el envío de otro delegado más y a los pocos meses llegó por el mismo conducto Antonio Réinales Metola, este tiene en sus planes inmediatos el trabajo de reorganizar las Juventudes Socialistas Unificadas. Al cabo de algunos meses formó un comité, integrado por Amalia Guerrero, Sebastián Mesa, León Azulay, Jacob Cuby y Rubén Bengio.
Pudieron abandonar Argelia, tras muchas penurias, y establecerse en el Marruecos francés, concretamente en Casablanca, donde organizan una resistencia al régimen, con la creación de la denominada Unión Nacional Antifascista. Estudian la posibilidad de establecerse en Tánger, como cabeza de lanzadera
En septiembre de 1941 se envían dos nuevos dirigentes desde Casablanca, Adelo Aguado Hidalgo y Ramón Valls Figuerola; éstos asumen mayores y más amplias atribuciones y, sobre todo, el propósito de abrirse camino hacia Ceuta, entrevistándose con Demetrio Valentín, quien sirve de enlace para hablar con Pedro Rodríguez, dirigente socialista, quien hacía pocos meses había salido del Hacho. También asistieron el secretario político del PSOE Juan Traverso, y los cenetistas Agustín Álvarez y López Infante.

Debido a los nuevos proyectos deciden que el dirigente recién llegado desde Casablanca, Adelo Aguado, viaje a Madrid para mantener algunas reuniones y obtener más información. Pero fue detenido y llevado a la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol, y tras duros interrogatorios se le acusó de “atentar contra la seguridad del Estado y fomentar la organización de partidos políticos”. Tras un consejo de guerra sumarísimo, fue ejecutado a garrote vil el 28 de mayo de 1942 en Madrid. La detención de Adelo Aguado origina que las autoridades franquistas comiencen a encarcelar a los demás miembros que se encontraban en Ceuta y Tánger. En total son noventa y un detenidos. Todos son enviados a Ceuta, los hombres a la fortaleza del Hacho y las mujeres a la prisión del Sarchal. Se celebró el consejo en el cuartel de Sanidad, habilitándose una gran sala especial, comenzando el 9 de marzo de 1944. Después de siete días de vistas y declaraciones se aprobaron las múltiples condenas, destacando las penas de muerte a los alicantinos, José Congost Plá, Antonio Reinares Metola y Ramón Valls Figuerola, acusándoles de un delito contra la seguridad del Estado.

El 18 de agosto de 1944, a la siete de la mañana, fueron fusilados los tres jóvenes alicantinos. Un camión militar transportó sus cuerpos al cementerio, siendo enterrados en la fosa común. Pero, cinco años después, el 15 de noviembre de 1949, José Guerrero Garrido abonó el traslado de los restos de estos tres republicanos desde a un nicho. Como detalle significativo, en la lapida donde se tallaron sus nombres, se dibujó en grande y justo encima una gran estrella de cinco puntas, símbolo de las Juventudes Socialistas Unificadas, que todavía continúa en el cementerio de Ceuta. En torno al exilio español en el Magreb existe un gran desconocimiento, a pesar de los años transcurridos, esa aventura humana que vivió una parte del exilio español en el norte de África: cárceles, campos de concentración, compañías de trabajos forzados y represión. Cuando llegaron frente a Orán, el puerto de la costa argelina, empezó un verdadero calvario. La aventura de esta España peregrina no terminó oficialmente hasta que iniciada la transición democrática en España, la nueva Constitución, refrendada por una inmensa mayoría de españoles, puso fin a la realidad y la dialéctica de las dos Españas, iniciándose un periodo de reconciliación y de consenso democrático. La información sobre el exilio republicano, ha sido notoriamente insuficiente en los medios de comunicación de masas, de modo que la mayoría de la población, especialmente los jóvenes, lo desconocen.
En torno al exilio español en el Magreb existe un gran desconocimiento, a pesar de los años transcurridos, esa aventura humana que vivió una parte del exilio español en el norte de África: cárceles, campos de concentración, compañías de trabajos forzados y represión. Cuando llegaron frente a Orán, el puerto de la costa argelina, empezó un verdadero calvario
El historiador José Luis Morro
En las décadas de los años ochenta este prestigioso historiador estuvo en nuestra ciudad de Ceuta realizando el servicio militar. Y desde entonces guarda con gran cariño aquella Ceuta que lo acogió.  Son numerosas sus conferencias y estudios sobre el todavía desconocido exilio en el norte de África. La pasada semana intervino en el Ateneo de Madrid, dentro del marco del 75º aniversario del Exilio Republicano, Organizada por la Asociación de Descendientes del Exilio español. Contando con Ludivina García, Bechir Yazidi, profesor de la Universidad de Manoubade, Túnez, y especialista en el exilio en el Norte de África. Victoria Fernández Díaz, investigadora, y autora del libro: El Exilio de los marinos de la República, hija de refugiado en el Norte de África.  También son de destacar su trabajo sobre Max Aub, en Guerra Civil, exilio y literatura; Anna Seghers y Max Aub: dos destinos unidos por Gilberto Bosques; El exilio cultural de la guerra civil (1936-1939). Max Aub, ¿un exilio diferente?; El exilio literario español de 1939; Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia, entre otros. Y sus últimos libros, Campo de Vernet d’Àriège, Campo de Gurs y este último Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África.

sábado, 10 de octubre de 2015

"Tormenta en la memoria" libro sobre la represión franquista en las Islas Canarias



Francisco González Tejera
Les presento "Tormenta en la memoria", mi libro de relatos sobre la represión franquista en las Islas Canarias, un recorrido desde lo más recóndito de mi conciencia, escrito letra a letra para recuperar los recuerdos amordazados, los que nos han robado en tantos años de dolor, los más de 5.000 asesinatos franquistas en este archipiélago desafortunado, donde en distintos momentos de su historia la sangre ha corrido por sus hermosos barrancos. Un libro, un instrumento de lucha, un trozo de amor, una forma de aportar mi grano de arena para que se haga justicia, para que no se siga ocultando, aún en 2015, un genocidio orquestado por las fuerzas más siniestras de las cloacas del estado español.

Agonía, traición, huida. El final del Sahara español


En 2015 se cumplen cuarenta años de la salida de España del Sahara

José Luis Rodríguez Jiménez

Sinopsis:

El Sahara español fue una colonia y posterior provincia española en África desde 1958 hasta 1975. En 1975 el rey Hassan II organizó la llamada Marcha Verde, que supuso la ocupación del Sahara Occidental por Marruecos y el fin del Sahara español. Estos hechos coincidieron con los últimos meses del franquismo, con Franco en un estado de salud muy grave y una gran crisis política en España. Todo ello llevó a una salida desordenada y sin proceder a una descolonización. Pero, ¿cómo se llegó a esta situación caótica? ¿Por qué España, con el gobierno Franco-Arias-Juan Carlos I, perdió un territorio en el que se encuentran las minas de fosfatos más importantes del mundo y grandes yacimientos de petróleo y gas? ¿Por qué España se lavó las manos respecto a lo que pudiera sucederle a los saharauis?

José Luis Rodríguez Jiménez, profesor en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, trata de dar respuesta a éstas y muchas más preguntas relatando los acontecimientos que llevaron a la pérdida del Sahara español en el periodo de 1970-1975. El libro recorre estos hechos de la mano de los principales protagonistas políticos, militares y diplomáticos, pero también con los recuerdos y documentos de gente corriente, hombres y mujeres, civiles y militares, españoles y saharauis. Dos personas, el teniente Rafael de Cárdenas y su mujer Sonsoles López, actúan de hilo conductor de la narración situando al lector en el contexto histórico a través de sus vivencias.

Tras las huellas del colonialismo español en Marruecos y Guinea Ecuatorial

Índice
Tras las huellas del colonialismo español en Marruecos y Guinea Ecuatorial. Yolanda Aixelà Cabré (ed.) CSIC

El trabajo que aquí se presenta clarifica el grado de responsabilidad que tuvo la colonización española en Marruecos y Guinea Ecuatorial respecto a la gestión de la diversidad cultural y analiza la influencia de los migrantes transnacionales marroquíes y guineoecuatorianos establecidos en España sobre el futuro sociopolítico de sus países y sobre la gestión de sus complejas y ricas identidades culturales. 

El libro, dividido en dos grandes secciones, sigue en su primera parte las huellas de imaziguen y árabes del Protectorado español, analiza los discursos coloniales y la agencia nativa bubi en la isla de Bioko, y aborda la construcción del indígena en los territorios españoles del golfo de Guinea. En la segunda parte se reflexiona sobre si los imazighen están en los márgenes de la historia, se estudia el fracaso en la formación de élites para la independencia en Guinea Ecuatorial, se recuperan los legados coloniales y lingüísticos de los imaziguen europeos, se propone un análisis discursivo de los silencios impuestos para los guineoecuatorianos y se observa si las herencias de la dominación pudieron tener lugar a través del control de los rituales islámicos durante el Protectorado español en Marruecos.

La librería de Cazarabet

jueves, 1 de octubre de 2015

Testigos coloniales. Españoles en Marruecos (1860-1956)


Testigos coloniales. Españoles en Marruecos (1860-1956). Manuela Marín

La Librería de Cazarabet - Mas de las Matas
La historia común de España y Marruecos entre mediados del siglo XIX y el XX, presidida por la relación colonial, cuenta con un acervo documental producido por muchos españoles implicados en ese largo y complejo proceso. La «literatura colonial» en la que se basa este libro es un territorio no muy explorado hasta ahora y que consta, tanto de testimonios personales (relatos de viaje, memorias, autobiografías), como de entrevistas, artículos de prensa, discursos políticos, informes oficiales, descripciones geográficas y cartografía, artículos científicos, actas de congresos… y obras de ficción literaria propiamente dicha (novelas, cuentos, obras teatrales, romances y pliegos de cordel). Este conjunto textual permite identificar las «zonas de contacto» o espacios compartidos entre españoles y marroquíes, condicionados por cuestiones de identidad, clase social, etnia, religión y género, todo ello dentro de la jerarquización inevitable del marco colonial. Imágenes, representaciones, relaciones sociales y personales, amores interétnicos o itinerarios personales de cautivos y renegados configuran el hilo argumental de este libro, sin olvidar las zonas de contacto de la vida cotidiana, como la comunicación lingüística, la indumentaria o la alimentación.

miércoles, 22 de julio de 2015

MPAIAC entre Canarias y Venezuela

 
En 1964 el abogado laboralista Antonio Cubillo fundó en Argelia el Movimiento por la Autodeterminación y la Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC). Al calor del fenómeno descolonizador africano, Cubillo diseñó una intensa campaña diplomática, apoyada por la emisión diaria de un programa radiofónico y por un periodo de violencia política denominado “propaganda armada”, con la que conseguir el reconocimiento internacional de Canarias como colonia española con derecho a su independencia.

Es en este convulso momento de nuestra historia reciente, en el que Fructuoso Rodríguez Morales, antiguo militante del MPAIAC en Venezuela, narra los planes que la organización tenía para Canarias y las actividades de sus miembros en el país americano. A través de un lenguaje directo, Fructuoso Rodríguez hace un repaso vivencial por los primeros contactos para integrarse en las Fuerzas Armadas Guanches (FAG) en Venezuela, el intenso periodo de entrenamiento en la selva amazónica hasta la caída del movimiento en Canarias y su posterior actividad internacionalista como escolta del diputado comunista venezolano Raúl Esté.

Fructuoso Rodríguez, militante del MPAIAC, narra los planes que la organización tenía para Canarias y las actividades que sus miembros realizaban en Venezuela.

LA LIBRERÍA DE CAZARABET
Mas de las Matas (Teruel)
http://ww.cazarabet.com/
libreria@cazarabet.com

sábado, 18 de julio de 2015

El primo de Franco pudo cambiar el transcurso de la Guerra Civil

 
 
Los aviones que se enviaron desde Madrid nunca llegaron al aeródromo de Ricardo de la Puente
 
EFE 18/07/2015
El primo del general Francisco Franco, el comandante Ricardo de la Puente Bahamonde, jefe del aeródromo de Sania Ramel en Tetuán -capital del Protectorado en Marruecos- pudo cambiar la historia de la Guerra civil española.
 
Si el presidente del Gobierno Casares Quiroga envía los aviones que le prometió y que estuvo esperando durante buena parte de la madrugada del día 18 de julio el curso de los acontecimientos podría haber sido muy distinto al desenlace final.
 
Así lo revela el historiador e investigador ceutí Francisco Sánchez Montoya tras diez años de investigación que ha concretado con la publicación de su libro «Ceuta y el norte de África, 1931-1944», donde deja constancia de este momento histórico.

Los aviones que no llegaron

La investigación, basada sobre todo en el estudio de centenares de consejos de guerra de la época en archivos militares y civiles, ha constatado que el comandante Bahamonde no tenía dudas de que durante la madrugada del 18 de julio sería atacado el aeródromo situado a las afueras de Tetuán.
 
En pocas horas, su primo –el general Franco– debía aterrizar allí a bordo del Dragón Rapide, procedente de Canarias, para tomar el mando de los sublevados en el norte de África.
 
Desde el único lugar oficial que permanecía legal al Gobierno de la República, el comandante De la Puente Bahamonde recibió una "esperanzadora llamada" donde se le comunicaba que el presidente del Gobierno y ministro de la Guerra, Casares Quiroga, iba a enviar aviones de refuerzo y había que resistir a toda costa. Era la tarde del 17 de julio.
 
El teléfono volvió a sonar a las dos de la madrugada del 18 de julio. «Esta vez era el jefe de la sublevación en Tetuán, el teniente coronel Sáenz de Buruaga, quien informaba a Bahamonde que si no deponía su actitud una columna de artillería y tropas de Regulares cercarían el aeródromo».
 
Los aviones de Madrid seguían sin llegar pero Bahamonde se mantuvo firma. Tras consultar el voluminoso consejo de guerra de Bahamonde, el historiador ceutí destaca que el comandante dijo: «¡tendrán que pasar por encima de los que defendemos al gobierno legal en este momento!».
Dos horas y media después el aeródromo estaba rodeado y el asedio apenas tardó unos minutos. Las fuerzas atacante no dañaron la pista de aterrizaje, que sería utilizada horas después por el avión que traía al general Francisco Franco.
 
«El comandante no tardó en comprender que los aviones prometidos por Casares Quiroga no iban a llegar nunca, que resistir sólo serviría para contribuir al derramamiento de sangre y que su primo había ganado esta partida», ha comentado a Efe Francisco Sánchez.
 
A las 05.15 horas de la madrugada del 18 de julio, el comandante enarboló un pañuelo blanco, salió con sus hombres a la pista de aterrizaje y entregó su pistola al comandante de Regulares Serrano Montaner, siendo trasladado a la fortaleza militar del Monte Hacho de Ceuta.
 
Unas horas más tarde, en la mañana del 19 de julio, aterrizaba en el aeródromo el «Dragon Rapide» con Francisco Franco, «quien fue rápidamente informado de la actitud de su primo y que estaba detenido».

Fusilado por traición

El historiador completa el relato destacado que el 2 de agosto se celebró el consejo de guerra en Ceuta y el primo de Franco fue condenado a muerte por traición, siendo fusilado el 4 de agosto de 1936 en los muros exteriores a la fortaleza del Monte Hacho.
 
«Lo fusilaron a las cinco de la tarde, una hora inusual para este tipo de acciones», ha dicho el historiador, quien tras consultar cientos de procedimientos llevados a cabo en Ceuta y en el Protectorado Español en Marruecos, ha añadido: «durante la represión que duró hasta 1944 en Ceuta no se hizo ninguna ejecución por la tarde, por lo que estaba claro que Franco quería dar por finalizado este consejo de guerra cuanto antes».
 
El primo de Franco pudo cambiar la historia pero los aviones no llegaron y los planes de Franco siguieron su curso normal.

lunes, 29 de junio de 2015

Las memorias de Juan Medina Sánchez


Carlos Esquembri en Historias de la Melilla de izquierda 26/6/15
El 25 de junio de 2015, se presentó un libro que hay que calificar como de imprescindible para conocer  la verdadera cara de la historia del franquismo en Melilla, una historia mitificada durante años en una ciudad donde todavía los símbolos y monumentos franquistas son comunes en nuestras calles.
 
A lo largo de las páginas del mismo podemos ir conociendo desde las esperanzas que la República suscitó en la clase obrera de Melilla, que con la llegada del nuevo régimen pudieron por fin vivir  la plenitud de derechos civiles, hasta la terrible represión desatada sobre la ciudad y sus ciudadanos de izquierdas o que, simplemente, no apoyaron el alzamiento militar.
 
Juan Medina fue un joven militante de izquierdas al que los franquistas encarcelan en el campo de concentración de Zeluán en septiembre de 1936, comenzando un periplo de cárceles, luchas y detenciones que sólo finalizará en 1949. 
La descripción que hace Juan Medina de los sufrimientos y vejaciones sufridas en Zeluán por todo tipo de personas desde simples obreros a  jueces, concejales y un alcalde republicano de nuestra ciudad dan luz sobre un episodio que la historiografía oficial de Melilla mantuvo oculto incluso después de la restauración de la democracia y nos enseña que, en realidad, no fuimos la Adelantada en el Alzamiento Nacional sino la primera ciudad víctima del franquismo.
 
Quisiera desde este blog dar las gracias a Juan Medina Sánchez por su lucha  y a sus hijos y familia por la publicación de este libro que era tan necesario en Melilla. 
 
El libro "MEMORIAS DE MI JUVENTUD PERDIDA. Infancia, República, prisiones y otras vivencias" se encuentra ya a la venta.    
 

viernes, 26 de junio de 2015

La Represión franquista en Canarias

 
La Represión franquista en Canarias. Aarón León Álvarez (coord.)
     
La obra, coordinada por Aarón León Álvarez, profundiza en las causas y efectos de la represión franquista en las Islas durante la Guerra Civil y la posguerra, con inéditas aportaciones de historiadores del Archipiélago.

Continuando con la línea editorial iniciada con los libros sobre la Segunda República y el Franquismo en Canarias, se ha apostado por la publicación de una obra que, de manera general, permitiera explicar el fenómeno de la represión para el conjunto de las Islas.

La represión franquista en Canarias: contribuciones para su estudio nació con la intención de recuperar textos publicados en los años ochenta y noventa, para que pudieran llegar a nuevos lectores, incorporando a su vez nuevas e inéditas aportaciones de destacados historiadores del Archipiélago, que profundizan en lo sucedido en el Archipiélago durante los años 30 y 40.

La Librería de Cazarabet - Mas de las Matas

viernes, 12 de junio de 2015

Último vuelo del Halifax ¿Qué pasó realmente?

 
Francisco Sánchez Montoya en Historias de Ceuta y el Protectorado español 7/6/15
 
En la madrugada del 28 de enero de 1943, algunos ceutíes vieron como un avión se precipitaba en los montes de García Aldave, junto a la, tristemente conocida, como curva de las viudas. Los siete tripulantes fallecieron, su destino el Oriente próximo. El avión, hacia pocos minutos  había partido del aeropuerto de Gibraltar. Eran aviadores que voluntariamente se habían alistado con el bando aliado en la II Guerra Mundial procedentes de varios países integrantes de la Commonwealth.
 
Estaba claro que a las autoridades franquistas en Ceuta, no les interesaba dar explicaciones del suceso, estábamos en plena guerra, y en la prensa local apenas dos líneas. Los aviadores fueron enterrados en el cementerio de Santa Catalina y poco se habló del tema. Los ceutíes si comentaban el suceso, en corrillos y en voz baja, eran tiempos de censuras y miedos.
 
Pero tuvieron que transcurrir cincuenta y cinco años para que supiéramos que pasó aquella madrugada. El escritor ceutí, Luis Oliva Maldonado, emprendió una titánica investigación para descubrir que escondían aquellas siete lápidas que están en el cementerio. Tras seis años encajando las piezas del puzle el resultado fue un documentado y bien trabajado libro “El bombardero Halifax DT-586, caído en Ceuta”.
 
Luis Oliva manifestó: “Supongo que lo que me pasó a mí le podía haber pasado a mucha gente, sentí curiosidad al ver los nombres extranjeros en el cementerio y empecé a hacerme preguntas. Empecé a tirar de la madeja poco a poco y cuando me quise dar cuenta me había pasado casi seis años buscando las piezas de un puzle que ni si quiera sabía si podría reconstruir y para el que no tenía ningún tipo de guión, lo iba formando a ciegas”, dice. “No sé si hay procedimientos para hacer una investigación como esta, pero como era algo que surgía de un interés personal y no un trabajo, podía pasarme todo el tiempo que quisiera buscando”.
 
Luis Oliva, con muchísima paciencia y, pagando todos los costes de su bolsillo, contrató a una licenciada en biblioteconomía y documentación que buscaba para él en archivos relacionados con el suceso en Madrid, y poco a poco empezó a reunir material. “En el Archivo histórico del ejército del aire en Madrid solo encontré dos papeles y curiosamente no los encontró la persona que contraté”. También en los países de origen de los tripulantes, el piloto neozelandés, y los tripulantes: dos canadienses y cuatro británicos, a lo largo de todo el proceso he tenido muchísima suerte, sin saber lo que buscaba exactamente, rastreando en distintos archivos de países tan lejanos llegué a contactar con los familiares de todos ellos, muchos de los cuales me enviaron cartas y fotografías originales de los soldados”.
 
El Halifax junto con el Lancaster formó parte de la Fuerza de bombarderos de la RAF durante la Segunda Guerra Mundial. Fue un avión muy versátil, al que también se le encomendaron misiones de reconocimiento marítimo, transporte y desembarco aéreo.
 
EN BUSCA DE UN FAMILIAR
Todo este proceso Luis Oliva lo hizo a la antigua usanza, por carta, sin valerse de Internet, ni el teléfono, confiesa que no habla demasiado inglés: “El idioma fue uno de los grandes problemas con los que me encontré, de hecho naufragué a la hora de encontrar un traductor que pudiera pasar al español toda la documentación que recopilé sobre el accidente por su elevado nivel técnico y la variedad de las fuentes”, afirma. Así, aprovechando que estaba estudiando filología inglesa, llegue a pagar el desplazamiento de mi amigo Jesús Damián a Inglaterra para que intentara entrevistarse con el familiar de un soldado. Yo no me veía capacitado para ir allí con mi inglés, y tampoco era llegar a Londres y buscar, sino que mi amigo tuvo que encontrar un pueblecito bastante perdido en el oeste de Inglaterra”. El estudiante de filología llegó al lugar acordado, en una estación cercana a una antigua base de la RAF y después de mucho esperar llegó una señora “muy mayor” conduciendo un mini, era una de las sobrinas de uno de los aviadores ingleses. “Toda la gente con la que he contactado a lo largo en estos años de trabajo siempre ha sido muy desprendida y me han ofrecido su ayuda”, comenta Oliva, mientras rememora los momentos en los que estaba investigando…  “Esto lo he hecho por interés personal y no como nada profesional, pero ahora me siento en la obligación de hacer algo por todas las personas que me han ayudado a recopilar la información. La mayoría de los familiares con los que me he carteado todavía me envían felicitaciones por navidad”.
 
SIETE JÓVENES DEFENSORES DE LA DEMOCRACIA
Luis Oliva, autor de este magnífico libro buscó sin descanso a los familiares de estos aviadores: “Los familiares, recordaban muy poco, a parte de que eran muy jóvenes y se alistaron de forma voluntaria, ¿Por qué se alistaron? Aunque había soldados de estratos sociales distintos entre los siete, algunos de ellos tenían la vida resuelta; uno de ellos era el hijo de un importante doctor que tenía una clínica privada… realmente murieron porque lo único que querían era defender la democracia y eso, aún hoy, impresiona”.
 
El ceutí, Francisco Fernández, uno de los ceutíes que tenía 13 años la noche del accidente, relató que recuerda que estaban cenando en casa de sus padres y de repente oyeron un ruido muy raro, salieron al patio y en cuestión de segundos se escuchó una fuerte explosión. Acudieron al lugar de los hechos en las inmediaciones de la frontera de Ceuta con Marruecos con un grupo de amigos y vieron “trozos de seda amarillenta, quemada y que desprendían un olor fortísimo, imagino que de los paracaídas”. En la actualidad, las siete lápidas ya tienen sus nombres completos en el patio de Santa Gema del camposanto ceutí y, sobre todo, los familiares conocen todo lo ocurrido esa dramática madrugada.
 
En la noche del jueves  28 de enero de 1943, la inactividad en el aeródromo de la Royal Air Force de Gibraltar transcurría de forma pausada. Atrás quedaba la frenética actividad desplegada durante los meses de octubre, noviembre y diciembre pasados. El humeante café servido durante el briefing fue suficiente para despabilar de la corta e inquieta cabezada de hacia rato. Para entrar en calor nada como el uniforme de vuelo. Una  última foto de grupo hecha en un barracón de madera antes de subir al avión fue su postrera despedida del único trozo de tierra libre del ocupado continente Europeo. Fuera, la humedad del intenso viento de levante les hizo apresurarse a embarcar.
 
El acceso al interior del Halifax a través de la enjuta puerta lateral de babor no resultaba fácil y no ayudaba mucho el grueso pantalón y chaqueta de cuero forrado de lana de su equipo, que no facilitaban en absoluto los movimientos de los aviadores. Una vez dentro, el sudor empapa sus cuerpos causando un sopor molesto y penoso de aguantar.
 
A las 20.00 horas los siete tripulantes del Halifax abrocharon sus cinturones de seguridad en los anclajes del fuselaje metálico del bombardero. Cebar motores e ignición, calentamiento y comprobación rutinaria de indicadores. Ahí sentados aguardaban absortos la autorización de despegue del solitario cuatrimotor. Revisaban sus equipos una y otra vez y se distraían contemplando las fotografías de sus seres queridos.
 
A las 21,00 horas, el sargento Neozelandés Utrick Watson se persignó mascullando una corta plegaria, tomó los controles del bombardero DT586  e inicio la maniobra de despegue. Aceleró lentamente sus cuatro motores entrando en el recorrido de la pista del estrecho aeródromo… La suerte ya estaba echada.
 
El Halifax fue originalmente destinado a bombardear los campos petroleros del Cáucaso ruso. Las incursiones se llevaron a cabo a partir de territorios sirios y libaneses. Sin embargo, el primer Halifax entró en servicio con el No. 35. Escuadrón RAF en la base de Linton-on-Ouse en noviembre de 1940, mientras que Siria y el Líbano ya habían sido descartados por Vichy. Por lo tanto, su primera incursión operacional fue contra Le Havre en la noche del 11 al 12 de marzo de 1941.
 
MEMORIA AL VIENTO
La mayoría de los familiares de los integrantes del vuelo Halifax DT586, desconocían en su día el lugar exacto donde perecieron sus hijos, hermanos o sobrinos. Debido a la política de la Commonwealth, que entierra a los soldados en el lugar donde fallecen, no pudieron recuperar sus restos. Pero gracias al trabajo de Luis Oliva, al menos dos de los familiares de uno de los jóvenes pisaron Ceuta recientemente y visitaron el lugar donde los siete están sepultados. En sus lápidas sólo se podía leer un nombre, acompañado por un escudo de aviador, y la fecha de su muerte: 28 de enero de 1943.
 
Luis Oliva, nos deja en forma de epitafio: “… Estas letras nos traen con frívola curiosidad al día de hoy un hecho luctuoso puntual, ocurrido en un lugar que el azar se encargo de señalar. Hecho difícil de tratar y más aún de plasmar sin que se incurra con facilidad en la acción alevosa de herir sentimientos ajenos, herida que se hace presente cada vez que se rememora a un ser querido desaparecido, más doloroso aún cuanto más joven era ese ser, y que con mi torpeza no llego a discernir si compensa el daño causado con el intento de arrojar algo de luz al lamentable suceso y enaltecer en lo posible la corta vida de los siete tripulantes haciendo público lo que dormitaba no solo en sus desaparecidas intimidades, sino también en la de sus familiares y amigos. Tan solo puedo agradecerles a todos y cada uno de ellos su aportación y ofrendar sin esfuerzo alguno con una gratitud insignificante y ridícula mi reconocimiento hacia ellos que me permiten llevarlos en mi corazón”.

viernes, 22 de mayo de 2015

José Luis Morro y el exilio republicano en el norte de África

 
Francisco Sánchez Montoya en HISTORIA DE CEUTA Y EL PROTECTORADO ESPAÑOL 22/5/15
Un buen número de españoles tras la guerra civil emprendieron el exilio mexicano y otros hacia Oran y con posterioridad a la ciudad internacional de Tánger, Casablanca o Rabat. Como el caso del profesor ceutí Luis Abad.
 
El historiador segorbino, José Luis Morro Casas, presentó su último libro sobre los campos de concentración franceses en el norte de África, titulado: “Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África”. Libro imprescindible para conocer la intrahistoria de lo acontecido en este todavía poco conocido exilio republicano.

 Cabe recordar que la primera publicación de Jose Luis Morro, dentro de esta colección se centró en el Campo de Vernet d’Àriège, sobre la tragedia vivida al final de la Guerra Civil por miles de españoles que atravesaron la frontera hacia Francia; su hacinamiento en playas y campos de concentración, el trato vejatorio que recibieron por parte del gobierno francés, la huida a países de acogida de algunos, la participación de otros en la II Guerra Mundial, la muerte de muchos de forma despiadada. De este libro ya se han realizado dos ediciones y en este momento se encuentra agotado.

El segundo libro, trata sobre el Campo de Gurs, también agotado en estos momentos.

“Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África”, hace mención a la salida de Max Aub del campo argelino de Djelfa y, su posterior embarque en el puerto de Casablanca, el 10 de septiembre de 1942 en el vapor portugués Serpa Pinto rumbo a México, meses antes de que se cerrase definitivamente el campo de concentración de Djelfa.

No obstante, Jose Luis Morro desarrolla la historia centrándose en el barco inglés “Stanbrook”, que partió desde el puerto de Alicante hacia Orán. De hecho, en el anexo reproduce una relación nominal de los pasajeros embarcados, recopilada por el profesor Juan Bautista Vilar, en el que aparecen 2.620 pasajeros. El barco que hace 75 años sacó de España a miles de refugiados. El puerto de Alicante fue escenario de la tragedia que se vivió, cuando miles de republicanos llegaron desde todo el país con la esperanza de escapar de la represión. Se encontraron sólo con este navío mercante que sólo pudo salvar a unos cuantos miles, en los últimos días de la guerra. El barco, con una capacidad para 800 personas, llegó a cargar a casi 3.000 refugiados rumbo a Orán, al frente del buque estaba el capitán Dickson.

Este puerto al final de la contienda, fue una tabla de salvación para cientos de republicanos, ya que caídos los puertos de Cataluña, el de Alicante era el único que quedaba libre, allí se reunieron unas 20.000 personas huyendo, entre las que había familias, cargos públicos, campesinos, maestros, militares en derrota, a quienes les habían prometido que habría barcos que les sacarían de España.

 El destino de este éxodo fue Orán y su región: la Argelia occidental limítrofe con Marruecos. Las cifras que recoge el historiador Juan B. Vilar son las siguientes: 8.000 asilados en Argelia, a los que se suman 4.000 en Túnez y 1.000 aproximadamente en Marruecos. Las mujeres y los niños eran conducidos a centros de albergue mientras que la gran masa de excombatientes y los varones en edad militar fueron internados en campos de trabajo, de los que destacamos los argelinos de Morand y Suzzoni, el oranés de Rélizane. Se crearon también campos de castigo como el de Merijda y Djelfa.

El historiador José Luis Moro y Ceuta
En las décadas de los años ochenta este prestigioso historiador estuvo en nuestra ciudad realizando el servicio militar. Y desde entonces guarda con gran cariño aquella Ceuta que lo acogió.  Son numerosas sus conferencias y estudios sobre el todavía desconocido exilio en el norte de África. La pasada semana intervino en el Ateneo de Madrid, dentro del marco del 75º aniversario del Exilio Republicano, Organizada por la Asociación de Descendientes del Exilio español.

Contando con Ludivina García, Bechir Yazidi, profesor de la Universidad de Manoubade, Túnez, y especialista en el exilio en el Norte de África. Victoria Fernández Díaz, investigadora, y autora del libro: El Exilio de los marinos de la República, hija de refugiado en el Norte de África.  También son de destacar su trabajo sobre Max Aub, en Guerra Civil, exilio y literatura; Anna Seghers y Max Aub: dos destinos unidos por Gilberto Bosques; El exilio cultural de la guerra civil (1936-1939). Max Aub, ¿un exilio diferente?; El exilio literario español de 1939; Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia, entre otros. Y sus últimos libros, Campo de Vernet d’Àriège, Campo de Gurs y este último Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África.

De la fosa común a un nicho
El 18 de agosto de 1944, a la siete de la mañana, fueron fusilados los tres jóvenes alicantinos. Un camión militar transportó sus cuerpos al cementerio, siendo enterrados en la fosa común. Pero, cinco años después, el 15 de noviembre de 1949, José Guerrero Garrido abonó el traslado de los restos de estos tres republicanos desde a un nicho. Como detalle significativo, en la lapida donde se tallaron sus nombres, se dibujó en grande y justo encima una gran estrella de cinco puntas, símbolo de las Juventudes Socialistas Unificadas, que todavía continúa en el cementerio de Ceuta. En torno al exilio español en el Magreb

 existe un gran desconocimiento, a pesar de los años transcurridos, esa aventura humana que vivió una parte del exilio español en el norte de África: cárceles, campos de concentración, compañías de trabajos forzados y represión. Cuando llegaron frente a Orán, el puerto de la costa argelina, empezó un verdadero calvario. La aventura de esta España peregrina no terminó oficialmente hasta que iniciada la transición democrática en España, la nueva Constitución, refrendada por una inmensa mayoría de españoles, puso fin a la realidad y la dialéctica de las dos Españas, iniciándose un periodo de reconciliación y de consenso democrático. La información sobre el exilio republicano, ha sido notoriamente insuficiente en los medios de comunicación de masas, de modo que la mayoría de la población, especialmente los jóvenes, lo desconocen.

De Orán a la fosa común de Ceuta
Miles de españoles se encontraban el 28 de marzo de 1939 en el puerto de Alicante, entre ellos tres jóvenes, Antonio Reinares Metola, José Congost Plá y Ramón Valls Figuerola, ellos aguardaban un barco que les permitiese abandonar España, camino del exilio lo que realizaron en el buque Stanbrook, zarpando hacia Orán (Argelia). Cinco años después estos tres alicantinos fueron fusilados ante los muros de la fortaleza del Monte Hacho y enterrados en la fosa común, a los pocos años sus cuerpos fueron trasladados a un nicho.

 Pudieron abandonar Argelia, tras muchas penurias, y establecerse en el Marruecos francés, concretamente en Casablanca, donde organizan una resistencia al régimen, con la creación de la denominada Unión Nacional Antifascista (U.N.A.). Estudian la posibilidad de establecerse en Tánger, como cabeza de lanzadera. El 10 de agosto de 1941 se desplaza a la ciudad internacional José Congost. Realizó el viaje en ferrocarril, escondido en un cajón y protegido por el jefe de estación.  Comienzan a recibir desde Casablanca el boletín Reconquista de España, que lo adaptarían con el nombre de Liberación de España, escrito a máquina, y lo reparten por la ciudad.

 Como el trabajo de captación va en aumento, el recién llegado José Congost requiere nuevamente de Casablanca el envío de otro delegado más y a los pocos meses llegó por el mismo conducto Antonio Réinales Metola, este tiene en sus planes inmediatos el trabajo de reorganizar las Juventudes Socialistas Unificadas. Al cabo de algunos meses formó un comité, integrado por Amalia Guerrero, Sebastián Mesa, León Azulay, Jacob Cuby y Rubén Bengio.

 En septiembre de 1941 se envían dos nuevos dirigentes desde Casablanca, Adelo Aguado Hidalgo y Ramón Valls Figuerola; éstos asumen mayores y más amplias atribuciones y, sobre todo, el propósito de abrirse camino hacia Ceuta, entrevistándose con Demetrio Valentín, quien sirve de enlace para hablar con Pedro Rodríguez, dirigente socialista, quien hacía pocos meses había salido del Hacho. También asistieron el secretario político del PSOE Juan Traverso, y los cenetistas Agustín Álvarez y López Infante.

 Debido a los nuevos proyectos deciden que el dirigente recién llegado desde Casablanca, Adelo Aguado, viaje a Madrid para mantener algunas reuniones y obtener más información. Pero fue detenido y llevado a la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol, y tras duros interrogatorios se le acusó de “atentar contra la seguridad del Estado y fomentar la organización de partidos políticos”. Tras un consejo de guerra sumarísimo, fue ejecutado a garrote vil el 28 de mayo de 1942 en Madrid. La detención de Adelo Aguado origina que las autoridades franquistas comiencen a encarcelar a los demás miembros que se encontraban en Ceuta y Tánger. En total son noventa y un detenidos. Todos son enviados a Ceuta, los hombres a la fortaleza del Hacho y las mujeres a la prisión del Sarchal. Se celebró el consejo en el cuartel de Sanidad, habilitándose una gran sala especial, comenzando el 9 de marzo de 1944. Después de siete días de vistas y declaraciones se aprobaron las múltiples condenas, destacando las penas de muerte a los alicantinos, José Congost Plá, Antonio Reinares Metola y Ramón Valls Figuerola, acusándoles de un delito contra la seguridad del Estado.

jueves, 12 de marzo de 2015

Incógnitas. Mujeres de izquierdas en Gran Canaria 1931-1939

 
Esta monografía del historiador marxista Agustín Millares Cantero supone una contribución pionera al estudio de los quehaceres femeninos en Gran Canaria durante la Segunda República. Los papeles desempeñados por las republicanas en la vida pública se examinan a través de las colaboradoras de prensa, las maestras, las sindicalistas y las militantes de los partidos del Frente Popular, incluyendo a las que ejecutaron funciones dirigentes.

El título rinde homenaje a una de las activistas de izquierdas que utilizó el seudónimo de Incógnita, pero se trata de un tributo en verdad colectivo. La represión fascista que cayó sobre las nuevas ciudadanas ocupa un lugar destacado. Los nombres y las actuaciones de un gran número de mujeres hasta ahora en tinieblas, salen a la luz con una metodología historiográfica rigurosa. Ninguna historia de género podrá escribirse en Canarias, a partir de hoy, sin contar con las aportaciones de un ensayo innovador como el presente.
 
La Librería de Cazarabet
Mas de las Matas

sábado, 7 de marzo de 2015

Presentació llibre "Els catalans de Guinea"

 
Presentació Dimarts 24 de març. 19 hores. Llibreria Documenta, Pau Claris 144. Barcelona
 
El maig de 1969 es produí la fugida massiva de colons d'una petita possessió espanyola a l'Àfrica: Guinea Equatorial. Entre ells hi havia catalans que, fins i tot, hi havien nascut. Per a ells, era abandonar el paradís... encara que hagués estat sota un règim dictatorial, colonialista i segregacionista.
 
Seduït per les seves històries, Antoni d'Armengol en va fer un documental que s’emeté per TV3, i ara n'ha fet un llibre, en què dóna als protagonistes l'oportunitat d'explicar les seves experiències, com era la vida a la colònia i com van viure el tempestuós procés de descolonització de Guinea Equatorial.

Llibre basat en el documental de TV3 Els catalans de Guinea
El text va acompanyat amb 50 imatges
 
- EIX DIARI
 
AUTOR:

Antoni d’Armengol i Galceran (Barcelona, 1964).
Llicenciat en Ciències de la Informació per la Universitat Autònoma de Barcelona en la branca de periodisme. Ha col·laborat en diversos mitjans de comunicació i en el servei de premsa del Departament de la Presidència de la Generalitat  de Catalunya. És reporter dels serveis informatius de TV3 des de l'estiu de 1990 i actualment és redactor de la secció de política.
 
Coautor del llibre d’entrevistes El paisatge i la mirada, on 25 personalitats de la cultura i la societat civil catalana feien una descripció dels seus paisatges favorits.
 
Com a reporter de TV3 ha realitzat diversos treballs periodístics com, sobre l’abocament del Prestige o els atemptats de l’11 de setembre a Nova York, on va ser enviat especial. També ha elaborat diversos reportatges per als programes Actual i 30 Minuts, com Café para todos?, Miralls de sobirania  i El secret del bolet. També és autor dels documentals Irla, El president oblidat i Els catalans de Guinea, sobre el qual s'ha basat aquest llibre.

jueves, 26 de febrero de 2015

Escuela e ideología en el Protectorado español en el norte de Marruecos (1912-1956)

 
Escuela e ideología en el Protectorado español en el norte de Marruecos (1912-1956). Irene González González
 
Este libro aborda el origen y evolución de la política educativa española en el Norte de Marruecos. Aunque la presencia de instituciones educativas es anterior al inicio del Protectorado no fue hasta su implantación en 1912 cuando se puede hablar de política educativa. Concebida inicialmente por el colonizador con una lógica instrumental para controlar el territorio y la población, fue adaptándose a nuevos contextos políticos e ideológicos a partir de los años treinta. La aparición del movimiento nacionalista y el impacto de la guerra civil española reformularon la política educativa colonial. Desde entonces fueron objetivos de las autoridades la marroquinización del modelo educativo hispano-árabe y la generalización de la enseñanza al conjunto de la población del Marruecos español. A través de sus páginas se analizan las claves del éxito y fracaso de las diferentes políticas educativas implementadas durante este periodo compartido de la historia de ambos países mostrándose con ello los retos de la enseñanza en el Marruecos de la independencia.
 
La Librería de Cazarabet
Mas de las Matas

domingo, 25 de enero de 2015

“La Palma se resistió al golpe de Estado del 36 y sufrió una fuerte represión”

montaje fotografíco de desaparecidos y sus familiares en la Casa Salazar. Foto: LUZ RODRÍGUEZ
El investigador y profesor emérito de la Universidad de La Laguna Alfredo Mederos, que participará en una mesa redonda en el marco de las Jornadas de Memoria Histórica, destaca que la Isla “tiene elevado el pabellón en la defensa de la democracia y la República”.

Mederos, autor de varios libros sobre la Guerra Civil y la represión franquista en Canarias, considera que las Jornadas de Memoria Histórica “sirven para recordar a aquellas personas que tuvieron la desgracia de sufrir la represión franquista que sobrevino tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, después de la llegada al puerto de Santa Cruz de La Palma, procedente de Gran Canaria, del cañonero Canalejas”. “Memoria es recordar a aquellas personas que sufrieron la represión y a sus familiares; el régimen que se impuso las demonizó y las sacrificó y sus familiares fueron perseguidos durante casi 40 años de dictadura, creándose un ambiente de temor, todo lo contrario de lo que es una democracia y un ambiente civilizado; menos mal que esta situación ha cambiado”, ha señalado. “No se olvide que en el golpe del 18 de julio La Palma se mantuvo fiel a la República y sus gobernantes lo eran de un gobierno elegido democráticamente, un gobierno pluralista desde el punto de vista de partidos políticos y organizaciones sindicales, y eso suponía que el que ganaba las elecciones gobernaba y el que no, iba a la oposición; era un sistema democrático”. Sin embargo, prosigue Alfredo Mederos, “hubo un sector del país que no quiso aceptar esta normalidad democrática, dando un golpe de Estado, impulsado, además, en una Europa donde imperaba, con potencia, la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini, que arroparon al general Franco, que dio el golpe con el apoyo de amplios sectores de la oligarquía política y económica de España, en desacuerdo con el gobierno de izquierdas que ganó las elecciones el 16 de febrero de 1936”.
 
El golpe de Estado, explica, “fracasó en amplias zonas del país, y entre ellas, en La Palma, y trataron de conquistar la Isla enviando el cañonero Canalejas desde Las Palmas de Gran Canaria con fuerzas militares y milicias falangistas; la represión fue fuerte, porque fue la isla que más resistió el golpe”, afirma. “Hubo resistencia en todas las islas, que abatieron con violencia, pero en La Palma la resistencia fue mayor -aunque no violenta- porque estaba muy consolidado el poder republicano y por eso enviaron las fuerzas militares y milicias falangistas para conquistar la Isla”, subraya. “La conquista no fue fácil; las autoridades republicanas, vista la desproporción de fuerzas, entregaron el poder en Santa Cruz de La Palma rápidamente y los invasores conquistaron, después de la capital, por la carretera hacia el sur, Mazo y Fuencaliente hasta el Valle de Aridane; pero el norte tiene una orografía muy difícil, y aquí costó bastante trabajo la conquista, muchas personas siguieron huyendo hacia los montes y terminaron escondiéndose en Garafía, y este municipio fue conquistado definitivamente después de haber sido enviadas fuerzas militares que desembarcaron por el norte de Garafía junto a otras que llegaron desde Los Sauces, Barlovento, Tijarafe, Puntagorda, que se dieron cita en Garafía para acabar la conquista de la Isla”, relata. “Cuando Santo Domingo fue ocupado, se acabó la resistencia republicana en Canarias”, apunta. “Resumiendo, La Palma fue la isla que más resistió el golpe de Estado del 36 y, como consecuencia, la que más represión sufrió”, dijo.

En la imagen, recreación de las fosas donde enterraron a los ejecutados. Foto: LUZ RODRÍGUEZ
En la imagen, recreación de las fosas donde enterraron a los ejecutados. Foto: LUZ RODRÍGUEZ
En La Palma, donde hay un registro de más de 50 desaparecidos durante la Guerra Civil, la represión franquista ha sido un tabú. En este sentido, el profesor Mederos recuerda que “hace diez años, en la Casa Salazar, presenté mi libro ‘República y represión franquista en La Palma’, un acto al que asistieron muchísimas personas, pero todavía había temor a que se celebraran homenajes de recuerdo y justicia a los desaparecidos; la presentación de mi obra fue una gran conmoción en Santa Cruz de La Palma y eso contribuyó a que la gente fuera perdiendo el miedo”.
 
La Casa de Salazar acoge hasta el próximo 11 de febrero, en el marco de las Jornadas de Memoria Histórica, la exposición colectiva ‘Memoria de contrabando” con la que se pretende “abordar los acontecimientos y secuelas de la represión durante la Guerra Civil, la Dictadura y la Transición, en y desde las islas, a través de la mirada de artistas de diferentes generaciones”, explican los organizadores. “Proponemos el ejercicio de recordar para reescribir la historia oficial, alejándose del perfil historicista para acercarnos desde una sensibilidad artística”, precisan. La exposición, resaltan, “es una herramienta para generar memoria, invitando a la sociedad canaria a sensibilizarse con hechos de la historia reciente, injustamente relegados al olvido; si consideramos que el olvido de la represión forma también parte de la represión, el testigo de la memoria se revela como una necesidad transferible de generación en generación”.
 
Montaje artístico con documentos pertenecientes a los ejecutados. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.
Montaje artístico con documentos pertenecientes a los ejecutados. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

domingo, 14 de diciembre de 2014

"El primer día de la guerra : Segunda República y Guerra Civil en Melilla" de Miguel Platón

"No estaban previstos ni el lugar ni la hora. Solo un mes antes del 17 de julio de 1936, los planes del general Emilio Mola, "director" de la conspiración contra el Gobierno del Frente Popular, solo concedían un papel secundario a las unidades militares españolas del norte de África, ante un golpe de Estado que sería básicamente "peninsular". Así comienza el periodista y escritor Miguel Platón, la introducción de su libro "El primer día de la guerra. Segunda República y Guerra Civil en Melilla", -editado por la Consejería de Cultura de la Ciudad Autónoma de Melilla-, que ha sido presentado con la presencia del presidente de dicha ciudad, Juan José Imbroda, que destacó "el rigor histórico de una investigación que desgrana estos días de Melilla con relatos novedosos sobre la ciudad que yo mismo desconocía y la conspiración en toda España".

Platón sostiene que el adelanto del alzamiento contra la República en Melilla a la tarde del 17 de julio perjudicó la rebelión. "Sin el mismo, es posible que solo hubiese durado escasamente unas semanas, en lugar de tres años de Guerra Civil. Ese adelanto lo cambió todo porque se hizo contra la dirección de Mola y los planes de Franco. Se produjo por el aviso de un infiltrado que los políticos locales del Frente Popular tenían en la Falange melillense. De hecho, Franco tenía previsto despedir a su familia en el puerto de Las Palmas la tarde del domingo 19 y desplazarse al Protectorado de Marruecos para el inicio del golpe el 20 o, incluso, el 21 por la mañana -observa Platón-. Con lo cual, se adelantó al menos tres días, lo que provocó que los planes de Mola y Franco se trastocaran y el gobierno de Santiago Casares Quiroga pudiera reaccionar. Se produjo un retraso en el movimiento de las tropas de África, que permitió al gobierno de la República organizar la defensa de Madrid". Por otro lado, el autor destacó "la paradoja de una ciudad tan a la izquierda como era Melilla en ese tiempo, donde había ganado por una gran mayoría el Frente Popular, que fuese donde comenzó la sublevación contra el Gobierno de la Segunda República".

ADVERTISEMENT
Sobre el por qué de este libro, el autor–nacido en Melilla- manifestó que "la historia del 17 de julio en esta ciudad estaba ahí, pero poco contada. Un acontecimiento importante porque fue el inicio de un conflicto que cambió la vida de 24 millones de españoles y tuvo gran eco internacional. Su conocimiento es deficiente, en parte por sectarismo y también por falta de trabajo e investigación. Muchos de los archivos que visité estaban vacíos –a veces era el único investigador-, como el del campo de concentración de la Alcazaba de Tetuán, que nadie había tocado y estuvo en Melilla hasta 2011. Ahora se encuentra en el Archivo Militar de Guadalajara. También los de Salamanca, Ávila y Segovia. Igualmente –continúa Platón-, se ha ignorado durante mucho tiempo el testimonio de familiares de aquellos protagonistas del alzamiento el 17 de julio. Nadie, ningún historiador, ha preguntado a las familias, que conservan de forma escrita y oral lo acontecido aquel día. A mí me ha llevado cinco años de investigación". Para el autor, la conclusión es "que aquello fue más determinante de lo que se cree. El inicio de la sublevación estuvo en el norte de África porque era los mejor instruidos y preparados. Eran pocos, pero eran los mejores. Mola pensó en Franco porque era un general de gran prestigio, pero todo su plan se vino abajo por el chivatazo en Melilla. Faltó cooperación por el desconocimiento de lo que estaban haciendo los demás".

viernes, 3 de octubre de 2014

El “ensordecedor olvido” de los marinos republicanos exiliados

Marinos españoles en uno de los buques de la flota republicana durante la Guerra Civil
  •  Victoria Fernández Díaz, autora del libro “El exilio de los marinos republicanos”, y la fundación Juan de los Toyos recuperan la memoria histórica de muchos hombres que se sumaron a la flota republicana a través de la figura del vizcaíno Ángel Landa, que vivió 36 años en el exilio.
  • La autora sigue la pista a más de 8000 marinos españoles a los que ha tratado poner nombre, apellido y rostro a través de sus investigaciones
  • “Estas personas no vivieron en la infamia como decían los falangistas, sino que defendieron unos valores y un gobierno legítimo, que era lo que ellos repetían continuamente. Hoy, seguramente, si hubieran nacido en otro país tendrían calles con sus nombres”, dice Fernández Díaz.