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lunes, 2 de noviembre de 2015

Paseo por Santa Catalina… Fosa común – lugar para la memoria


Francisco Sánchez Montoya en Historia de Ceuta y Protectorado español 
(Fragmento del artículo: Paseo por Santa Catalina…) 30/10/15
El 1 de noviembre de 2005, fue un día histórico, por primera vez se llevó a cabo una ofrenda de flores por parte de la Ciudad.  Anteriormente la fosa común, presentaba un aspecto lamentable. El trabajo de adecuación se llevó a cabo con un proyecto del arquitecto municipal Javier Arnaiz. En el citado lugar fueron enterrados 156 personas, tras oponerse al golpe militar de julio del 36, en su gran mayoría son militares, políticos y sindicalistas, los últimos enterramientos en ese lugar fueron realizados en agosto de 1944.

En torno a la fosa común del cementerio de santa catalina tendríamos que recordar que tanto en Ceuta, como la zona occidental del Protectorado en Marruecos más que de guerra habría que hablar de represión, pues no hubo combates ni operaciones militares. La barbarie desencadenada fue tan intensa y extendida que no sólo la sufrieron los que habían defendido la República con su labor política y sindical, sino que también cayó la misma sobre aquellos que eran simplemente más abiertos, los incrédulos por cualquier motivo, los que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas o simplemente aquellos denunciados por rencillas personales, odios y deudas, de los que se nutrieron las cárceles ceutíes y del Protectorado español en Marruecos.

El desglose del total de asesinados en Ceuta fueron 268. Es fácil concluir, que el tema de la represión ejercida en el nuevo Estado que surge tras el golpe militar del 17 de julio de 1936 presenta aún hoy, a pesar de los años transcurridos desde entonces, numerosas lagunas. La consulta de distintos documentos permite acercarse a la tétrica realidad judicial de aquellos años. Los procedimientos sumarísimos de urgencia, que la legislación fijaba como formula ocasional, se convirtieron, sin embargo, en la única fórmula empleada por los tribunales para juzgar los supuestos delitos de los que no eran adictos al nuevo régimen.

Amparados en la más absoluta impunidad y parapetados tras la vía jurídica no dudaron en acusar y condenar de adhesión a la rebelión a los que precisamente habían defendido la legalidad constitucional. Daba igual que las acusaciones realizadas se refirieran a asesinatos, pertenencia a organizaciones políticas o sindicales, participación en saqueos de iglesias, insultos, redacciones de periódicos, pertenencia la masonería, etc. Y, desglosando las cifras, se puede apreciar que el mes de agosto de 1936 se convierte en el más trágico de toda la represión en Ceuta, con 73 víctimas, de las cuales tan sólo siete se efectúan tras los respectivos consejos de guerra; el resto, sesenta y seis, fueron debidas a las sacas de madrugada.

Por militancia política, el número mayor de fusilados fue para los anarcosindicalistas y por profesiones el estamento militar fue el más castigado, sobretodo en 1938. Tras el inicio de la represión, con el paso de los meses, el número de fusilamientos fue disminuyendo paulatinamente. En los cinco primeros meses se registraron un total de ciento veintiocho ejecuciones, casi el 50% de las llevadas a cabo durante toda la represión. En 1937 se registraron noventa y seis, para continuar bajando hasta cuarenta y uno en 1938, y hasta seis años después, en agosto de 1944, no se consignaron los últimos tres fusilamientos en Ceuta. Estos datos confirmarían la conclusión en el sentido de que la represión sustancial se produjo en los primeros meses.

Tras las primeras ejecuciones en Ceuta, el 21 de julio de 1936, hasta 1944, en todas se consigna herida por arma de fuego, aunque después, en el registro civil, aparecen muchos tachados. Hay un paréntesis de seis años, desde 1938 a 1944, que no se producen más ejecuciones. Tal vez las hubo, pero se pudieron encubrir en los libros como hemorragia interna. Esto ocurrió con el fusilamiento de los tres miembros de la resistencia en Tánger, pero es evidente que el error en el número de fusilados no consignados debe ser muy pequeño. Si se toman en cuenta los días en que se producen las ejecuciones y el número se observa que no parece que existiera una norma que regulara las mismas. Hay meses que durante varios días consecutivos se realizan fusilamientos y otros que las fechas se distancian considerablemente. Pero es irrefutable que tras algún ataque de las fuerzas republicanas en la madrugada siguiente realizaban ejecuciones. También se incrementa en torno a las celebraciones de determinados aniversarios y cuando en el frente fallecían soldados o miembros de la Falange local.

Ángel García Ruiz
Don Ángel como lo conocían sus alumnos fue el autor de la música del himno de Ceuta, fundó y dirigió el Conservatorio municipal, creó la Masa Coral, el Cuadro Lírico; fundó y dirigió la Orquesta Sinfónica y la asociación Amigos de la Música y fue el director de la banda de música del Tercio. Sus restos reposen en una tumba apartada, mejor decir oculto del cementerio, donde se accede tras pasar por una empinada escalera y un frío muro. Todo esto ocurre desde 1956 cuando Don Ángel García Ruiz falleció de un cáncer de estómago y fue enterrado “fuera del Cementerio”.

La curia ceutí de aquellos grises años no le perdonó su libertad de pensamiento. En este 2004 se está conmemorando el ochenta aniversario de la primera audición del himno. Sobre Don Ángel, el catedrático Antonio Garrido Aranda escribió: “El profesor que más hizo por la música en Ceuta en un largo trecho, que iría desde los años 30 a mediados de los cincuenta, fue don Ángel García Ruiz, uno de los fundadores del Conservatorio, con los hermanos Alcalá Galiano. Era un músico en toda la extensión de la palabra. Lo recuerdo como una persona muy seria y responsable, pero sin quitar un ápice de humanidad y educación…”. También el abogado Fernando Díaz Bermejo, escribió: “Hace más de treinta años, contando unos quince o dieciséis años de edad, cuando acompañando a mi padre, que era un gran melómano y aficionado a la música clásica, al cementerio para visitar supongo la tumba de algún familiar, me contó la historia de quien había sido director de la orquesta de Ceuta y compositor de su himno, y por qué su enterramiento estaba fuera de los límites del camposanto, en tierra no consagrada…”.

Sobre los inicios del Conservatorio de Ceuta, por el que tanto hizo Don Ángel, tendríamos que referirnos a lo escrito por Vicenta Marín, donde destaca que en 1932 fue creada una escuela particular de música por iniciativa de un grupo de personas que consideraban que era una parcela educativa que no estaba cubierta en la ciudad.

La creación de este centro fue justificado por los profesionales del arte musical, manifestando que existía un gran número de alumnado que se estaban viendo privado de poder cursar esta enseñanza por falta de recursos ya que el gasto que les suponía era superior a los medios económicos de los que disponían. En el año de su fundación, como escuela particular, se propuso al Ayuntamiento que se hiciera cargo de ella, con lo cual se consiguió que pasara a funcionar como escuela Municipal de Música, a partir de mayo de 1932. Para ello, aportó una subvención para cubrir gastos de funcionamiento.

La Corporación se comprometió a proporcionar a la Escuela el material y mobiliario necesario para su total funcionamiento. El 18 de noviembre de 1932 comenzaron las gestiones, por parte de su director Don Ángel García Ruiz, para dar carácter oficial a los estudios. Consiguiéndose en 1933, que el Ayuntamiento declarara la Escuela Municipal de Música como Conservatorio.

sábado, 10 de octubre de 2015

Tras las huellas del colonialismo español en Marruecos y Guinea Ecuatorial

Índice
Tras las huellas del colonialismo español en Marruecos y Guinea Ecuatorial. Yolanda Aixelà Cabré (ed.) CSIC

El trabajo que aquí se presenta clarifica el grado de responsabilidad que tuvo la colonización española en Marruecos y Guinea Ecuatorial respecto a la gestión de la diversidad cultural y analiza la influencia de los migrantes transnacionales marroquíes y guineoecuatorianos establecidos en España sobre el futuro sociopolítico de sus países y sobre la gestión de sus complejas y ricas identidades culturales. 

El libro, dividido en dos grandes secciones, sigue en su primera parte las huellas de imaziguen y árabes del Protectorado español, analiza los discursos coloniales y la agencia nativa bubi en la isla de Bioko, y aborda la construcción del indígena en los territorios españoles del golfo de Guinea. En la segunda parte se reflexiona sobre si los imazighen están en los márgenes de la historia, se estudia el fracaso en la formación de élites para la independencia en Guinea Ecuatorial, se recuperan los legados coloniales y lingüísticos de los imaziguen europeos, se propone un análisis discursivo de los silencios impuestos para los guineoecuatorianos y se observa si las herencias de la dominación pudieron tener lugar a través del control de los rituales islámicos durante el Protectorado español en Marruecos.

La librería de Cazarabet

jueves, 1 de octubre de 2015

Los moros que trajo Franco


Los moros que trajo Franco. María Rosa de Madariaga

La Librería de Cazarabet - Mas de las Matas
La participación de tropas marroquíes en la Guerra Civil de 1936 en el campo franquista ha sido uno de los factores que más ha contribuido a reavivar y enraizar la imagen, ya negativa, del "moro" en la memoria colectiva del pueblo español. Cuando los milicianos (obreros, campesinos) que defendían con las armas la República, vieron aparecer ante sí al "moro", esta vez no en los campos de África sino en la propia Península, resurgieron las imágenes estremecedoras del pasado que ellos mismos habían vivido o que sus padres o sus abuelos les habían contado: el Barranco del Lobo (1909), Annual, Monte-Arruit (1921). Con frecuencia se ha afirmado que si el gobierno de la República hubiese otorgado la independencia o, al menos, la autonomía, al Protectorado español en Marruecos, Franco no habría podido utilizarlo como base para su insurrección militar y para el reclutamiento de miles de soldados marroquíes que tan poderosamente contribuirían, junto con las otras tropas de choque del ejército de África, el Tercio o la Legión, a darle la victoria en la guerra civil del 36.

domingo, 9 de agosto de 2015

La Virgen de África luce un manto con el escudo de la dictadura franquista en los actos oficiales de las fiestas de Ceuta


El hermano mayor de la Cofradía, Juan Antonio Fuentes, justifica la utilización del manto en su "valor histórico". "No es el escudo de Franco, sino el que estaba vigente en aquellos años en España", argumenta. 

Ceuta actualidad.com - Anselmo F. Caballero 05 de Agosto de 2015 
La Cofradía de Nuestra Señora de África atavió ayer la imagen de la patrona de la ciudad con un manto en el cual aparece bordado el escudo oficial de España durante la dictadura del general Francisco Franco. El escudo del águila de San Juan y la leyenda “Una, grande, libre” era visible en el centro del manto para todos los asistentes que acudieron a los actos de la ofrenda floral a la imagen celebrado ante las puertas de la iglesia de África.

La Cofradía lleva años utilizando este manto para las salidas procesionales del día de la Virgen de África. El hermano mayor de la entidad, Juan Antonio Fuentes, justifica el uso de este ornamento en la tradición y en el valor sentimental y económico de la pieza. “No es el escudo de Franco sino el escudo que estaba vigente en aquellos años en España –argumenta Fuentes- Es un manto de valor histórico, y nosotros no entramos en otras consideraciones”.

La pieza llegó a manos de la Cofradía a mediados de los 50 como un regalo de las circunscripciones del Protectorado de Marruecos. Sus bordados contienen referencias a cada una de ellas, con algunos caracteres en árabe.

“Lo que no vamos a hacer es mutilar el manto así, de golpe y porrazo”, advierte el hermano mayor.

La Virgen dispone de más de media docena de mantos, que se utilizan con arreglo a cada una de las épocas litúrgicas. Entre ellos figura el que en la década de los 40 la Casa de Franco regaló a la Cofradía y del que todavía se hace uso en algunas ocasiones.

Ley de Memoria Histórica
La Ley de Memoria Histórica de 2007 insta a las administraciones públicas en su artículo 15 a procurar la retirada de “escudos, insignias y placas” que constituyan una exaltación de la sublevación militar de 1936, de la Guerra Civil o de la represión franquista.

La exhibición del escudo que representó el régimen de Francisco Franco en una procesión religiosa, incluida en el programa oficial de actos de las fiestas patronales, abre un debate acerca de la permanencia de los símbolos de la dictadura en edificios y manifestaciones públicas en la ciudad. El artículo de la ley de 2007 que regula la retirada de esta simbología establece una excepción por “razones artístico-religiosas”. Este precepto fue incluido durante la tramitación de la ley en el Congreso tras un pacto entre PSOE y CiU que contó con el respaldo de los grupos parlamentarios del PNV y Coalición Canaria.

La ambigüedad del legislador, que atribuye a un comité especializado la responsabilidad de determinar qué casos pueden ser susceptibles de beneficiarse de las excepciones recogidas en la norma, no parece ayudar a la discusión. Esta ambigüedad ya ha sido subrayada por el magistrado emérito del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín, quien en un artículo de referencia del cual es autor considera que “dudosamente” puede concederse valor artístico o arquitectónico a los escudos franquistas que aún pueden verse en edificios y manifestaciones públicas en España. “Puede tratarse de obra meritoria de orfebrería, de escayola o de tallado, pero no creo que estén amparados por el valor artístico o arquitectónico”, defiende el jurista.

"No es el escudo de la dictadura"
El diputado al Congreso por el Partido Popular, Francisco Márquez, ha defendido el derecho de la Cofradía a utilizar el controvertido manto. Según Márquez, el escudo bordado en la tela no es el escudo de la dictadura franquista. “Es el escudo de la etapa de gobierno de Franco, el escudo de España en la etapa de gobierno de Franco”, ha matizado.

El parlamentario considera que el manto carece de connotaciones políticas para la mayoría de la población, excepción hecha de “quienes quieren resucitar rencores y odios”.

Márquez rechaza que la exhibición pública del escudo con el lema “Una, grande y libre” suponga el enaltecimiento de la dictadura. “La historia no se borra –ha argumentado- La dictadura es algo que superamos y que algunos hemos decidido que no se vuelva a repetir”.

Censuras
Ceuta Actualidad ha podido recabar las opiniones de dos de los diputados a la Asamblea sobre la exhibición del escudo preconstitucional en la procesión. El parlamentario de Caballas, Mohamed Alí, confesaba desconocer la presencia de referencias a la dictadura franquista en el atavío de la imagen.

“Sin ánimo de enturbiar los actos religiosos, diré que existe una norma y que es de obligado cumplimiento”, asegura Alí en referencia a la Ley de Memoria Histórica.  El diputado, sin embargo, ha asegurado que su grupo fijará su opinión definitiva una vez que la Ciudad evacúe el informe que los técnicos elaboran a propósito de la solicitud de Caballas de cambiar el nombre del estadio de fútbol Alfonso Murube, bautizado en memoria de un falangista que participó en la sublevación de 1936. “El manto es de la cofradía, así que quizá pueda establecerse algún matiz, pero lo cierto es que el escudo se exhibe en un acto institucional y público”, concluye Alí.

“Es una muy mala elección”, considera el diputado de Ciudadanos, Javier Varga. El parlamentario, que como Alí también desconocía la naturaleza de la iconografía bordada en el manto de la Virgen, sugiere que resultaría juicioso “devolver el manto a la vitrina”. “No se trata de desvirtuar los actos religiosos, pero quienes lo hacen no son quienes critican la exhibición de ese escudo sino quienes eligen ese manto para vestir la imagen”, reflexiona el diputado.

Los representantes del grupo parlamentario socialista en la Asamblea han rehusado pronunciarse sobre el asunto.

domingo, 2 de agosto de 2015

La batalla del Estrecho… ¿Qué ocurrió con el Convoy?


Francisco Sánchez Montoya en Historia de Ceuta y el Protectorado español 2/8/15
El periodista ceutí Alejandro Ramírez, nos muestra en su libro “La Batalla del Estrecho” datos inéditos del “Convoy” con tropas sublevadas, el 5 de agosto de 1936 hacia Algeciras. El libro es un relato periodístico de esos acontecimientos, y él, nos describe como el fracaso del golpe militar de julio de 1936 impidió que el Ejército de África pudiera pasar masivamente a la Península, en los primeros días.

El general Franco, en Ceuta, desde el 19 de julio, para evitar un precipitado final de la sublevación, no tenía otra opción que romper el bloqueo que la marina de Guerra, fiel al Gobierno de la República, había impuesto en aguas del Estrecho de Gibraltar.

Estaba claro que los jefes del golpe militar en esta zona, Franco y Yagüe, necesitaban transportar las tropas que se encontraban a este otro lado del Estrecho. Pero los días pasaban, la tensión entre los sublevados aumentaban, unos días antes, un suceso les marcó, el comandante general de Ceuta, teniente coronel Gautier, aparecía en su despacho con un tiro en la cabeza -En mi libro, “Ceuta y el Norte de África…”, describo el suceso-.

Pero el relativo control por la flota republicana del Estrecho impidió el traslado inmediato y masivo del ejército de África. Estos barcos se refugiaban en la bahía de Tánger, el general Franco protestó ante las autoridades internacionales esta protección, puesto que en consonancia con la legislación que gobernaba la ciudad y su pequeño hinterland.

Al día siguiente de la llegada de Franco a Ceuta, el 19 de julio, este organiza en la Circunscripción Occidental, en la plaza de África, una importante reunión, con el general Kindelán, los tenientes coroneles Sáenz de Buruaga, Yagüe y Beigbeder, y el comandante del cañonero Dato, Manuel Súnico, con el fin de ultimar el paso de las tropas.

En un principio se estudió el paso nocturno, se desechó, ya que los barcos del Gobierno reforzaban la vigilancia del Estrecho, al no estar hostigado por los aviones. Se habla en la reunión que no puede existir el aspecto sorpresa ya que habría que cargar el convoy, con soldados y armamentos, a la vista de todo el mundo.

Franco, al comenzar la reunión, había trazado rápidamente sobre una cuartilla los contornos de las costas de Ceuta y la península, y con un punto indicó el monte Hacho, escuchó atentamente los argumentos de cada uno y al concluir él exclamo, “¡Pero yo tengo que pasar las tropas!”.

El 1 de agosto, el jefe de las fuerzas navales, capitán Majón, recibió en Tetuán la orden de Franco, entregándola en Ceuta al comandante del cañonero Dato, Súnico, para que estuvieran preparados y comenzar a embarcar en los buques en cualquier momento. La orden definitiva llegó el 4 de agosto, durante toda la madrugada estuvieron cargando los barcos. Él número exacto de hombres no se tiene, pero según Alejandro Ramírez en su libro, debió oscilar entre 1.700 y 1.800.

Franco llegó a Ceuta, desde la vecina ciudad de Tetuán, tras visitar la Circunscripción, asistió a una misa en el Santuario de África, trasladándose a continuación hacia el monte Hacho, situando su cuartel general en el mirador natural, junto a la Ermita de San Antonio, desde donde controlaba perfectamente la línea que deben llevar los buques hasta Algeciras. Le acompañan, los generales Luis Orgaz, Kindelán, y Yagüe se encuentra en el puerto ceutí.

HORAS ANTES, FUSILADO EL PRIMO DE FRANCO EN EL HACHO
En la mañana del 4 de agosto de 1936, a muy pocas horas del paso del Convoy, le comunican al comandante De La Puente Bahamonde, primo de Franco, que se encuentra detenido en la fortaleza del monte hacho desde el 18 de julio, que el consejo de guerra falló su ejecución ante un pelotón de fusilamiento. Fue fusilado a las cinco de la tarde de ese mismo día. Tras consultar cientos de procedimientos nunca tuvo lugar una ejecución a esas horas. Estaba claro que los sublevados querían dar por finalizado, y cuanto antes, el procedimiento abierto al primo de Franco. De la Puente se negó a entregar el aeródromo de Tetuán, en la tarde del 17 de julio, y ser fiel al Gobierno de la República. En la soledad de la fortaleza del Hacho escribió: “… La única comunicación que recibí fue sin explicación alguna de motivos, una llamada telefónica en la que una voz que dijo ser del Coronel Buruaga me comunicaba que una columna salía para apoderarse del aeródromo, contesté en forma brusca como lo haría cualquier jefe ú oficial a quien por alguien que no sea la autoridad llamada a ello se le haga la proposición de entregar el puesto encomendado a su custodia. Que aun partiendo de la base de que, efectivamente fuera el Coronel Buruaga quien diera la orden no tenia el que suscribe más noticias sobre dicho Señor Coronel que la de hallarse en Tetuán en situación de disponible sin que hasta ese momento se le hiciese comunicado por nada ningún nuevo nombramiento de dicho Señor coronel, por lo cual no tome en cuenta la comunicación y seguí cumplimentando en todo las ordenes recibidas del Alto comisario interino…”.

¿POR QUÉ NO PARTICIPARON EN LA BATALLA, MÁS BARCOS DE LA FLOTA REPUBLICANA?
En “La Batalla del Estrecho”, Alejandro Ramírez, nos desvela los entresijos de aquel Convoy, y él, como otros historiadores se pregunta por qué el destructor Alcalá Galiano fue el único buque de la flota republicana que trató de frenar el paso. Muchas preguntas sin respuestas, y numerosas hipótesis de aquel hecho histórico, nos muestra con sus investigaciones, todo plasmado en este interesante libro.

El destructor republicano, intentó en solitario detener el Convoy, cuando los barcos ya se encontraban a unas cinco millas de Punta Carnero, éste venía del noroeste, realizando descargas. El cañonero Dato atravesando la línea del convoy, repelió el ataque.

Franco ordena, desde el mirador de San Antonio, y ante el temor de que el destructor republicano continúe atacando, despeguen desde el aeródromo de Tetuán seis aviones. Cinco minutos más tarde el destructor republicano es bombardeado por la aviación. También se unió a la defensa del convoy el Torpedero T-19 que había salido de Algeciras. El combate continúo a rumbos paralelos, el Uad Kert y el Arango realizaron también fuego contra el destructor. El combate duró aproximadamente treinta minutos. El destructor Alcalá Galiano se alejó hacia Málaga, le fue imposible repeler el ataque.

Como en tantos otros aspectos de este episodio, no hay una respuesta lógica, en la soledad del destructor republicano. Es posible que los responsables del Gobierno, al constatar la abrumadora superioridad aérea de los sublevados, no quisieron exponer sus mejores barcos a los elevados riesgos que presentaba enfrentarse a los numerosos aviones, que esperaban una orden en Tetuán.

A pesar de sus evidentes limitaciones, la Marina era leal, comprometida con la República y dispuesta a defenderla hasta las últimas consecuencias. Tenía desplegadas en el Estrecho fuerzas navales más que suficientes para bloquear de forma absoluta los puertos de ambas orillas, ante la práctica inexistencia de unidades navales enemigas. Pero, sin embargo, falló.

La flota leal al Gobierno, a pesar de ser muy superior en tamaño, tenía dos desventajas respecto a la armada de los sublevados. La primera era que carecía de oficiales experimentados y de suficiente antigüedad y experiencia. Además tenían que hacer frente al poder de los comités de los barcos, que interferían en el mando de los buques.

La flota republicana estudió varias opciones para acabar con el sueño de los sublevados. Hundir al Dato y al Uad Kert en el propio puerto de Ceuta, atacar al convoy en plena travesía o esperar su llegada a Algeciras y el inicio de las labores de desembarco para bombardear por sorpresa a los buques y dejar atrapadas sus fuerzas en una auténtica ratonera.

Otra posibilidad, como indica Alejandro Ramírez, era intentar la ocupación de Algeciras y bloquear de este modo el puerto más cercano que las fuerzas africanas tenían para desembarcar. Pero la desorganización y la falta de una estrategia definida en el bando republicano impedía la ejecución de cualquier tipo de operación en la que tuvieran que participar de forma coordinada fuerzas de los tres ejércitos.
La aviación republicana, que tenía un papel clave que cumplir en el Estrecho, apenas si hizo acto de presencia, entregando el decisivo dominio del aire a los aviones que partían del cercano aeródromo de Sania Ramel en la Capital del protectorado, Tetuán.

El Cuaderno de Bitácora del Uad Kert, el guardacostas designado como cabeza de convoy, explica que a las 5,30 de la madrugada del 5 de agosto, se despegó del muelle, para fondear en el puerto con el ancla a pique. A las 7,30 de la mañana, tres bombas de humo lanzadas por un avión marcaban la señal de salida. A las 7,40, el Uad Kert se puso en marcha, pero a las 8 regresó al puerto de Ceuta al comprobar que ningún barco le seguía.

La causa de la suspensión estuvo en que a las 7 horas, aproximadamente, el D-8, en su vuelo de exploración para proteger el paso del convoy, avistó al destructor Lepanto, al que atacó a 300 metros de altura, causándole un muerto y heridos, aunque estas cifras fueron aumentadas después por la propaganda franquista. El destructor se defendió con fuego antiaéreo, pero acabó entrando en Gibraltar para desembarcar a las bajas sufridas. Sobre las 18,30 comienzan a entrar en la bahía Algecireña los buques.

ALEJANDRO RAMÍREZ, PERIODISTA, HISTORIADOR, ESCRITOR…

El ceutí Alejandro Ramírez Martínez, Ceuta, 1963, curso la carrera de periodista, ha desarrollado su labor profesional entre su ciudad natal, Jerez, Sevilla y Madrid. Fue director del diario El Periódico de Ceuta y jefe de reportajes de la revista Andalucía Actualidad, antes de incorporarse a Publicaciones del Sur, donde centró su actividad en la dirección del diario Jerez Información. Posteriormente fue nombrado delegado del diario As en Andalucía para poner en marcha su edición regional. Tras su paso por el Grupo Andaluz de Comunicación se incorporó en el año 2000 a la revista INVERSIÓN & Finanzas, del Grupo Vocento. Fue nombrado director de esta publicación en 2012, cargo que desempeña actualmente. Además del libro “La Batalla del Estrecho”, Alejandro Ramírez ha publicado también “En ese lugar…” (1999); “Por qué no combatimos en Vietnam” (2005) y “El primer disparo” (2012). Han pasado casi ocho décadas de aquellos sucesos que el tituló “La Batalla del Estrecho” y en ese recomendable libro aparecen unas líneas en recuerdo de un buen amigo en común, el historiador Juan Bravo Pérez, este le comentaba que mantenía grabadas en su memoria las imágenes de aquel 5 de agosto de 1936… La intensa niebla que cubría el Estrecho de Gibraltar, las aguas revueltas por el temporal de levante, los aviones sobrevolando sobre sus cabezas…

sábado, 18 de julio de 2015

El primo de Franco pudo cambiar el transcurso de la Guerra Civil

 
 
Los aviones que se enviaron desde Madrid nunca llegaron al aeródromo de Ricardo de la Puente
 
EFE 18/07/2015
El primo del general Francisco Franco, el comandante Ricardo de la Puente Bahamonde, jefe del aeródromo de Sania Ramel en Tetuán -capital del Protectorado en Marruecos- pudo cambiar la historia de la Guerra civil española.
 
Si el presidente del Gobierno Casares Quiroga envía los aviones que le prometió y que estuvo esperando durante buena parte de la madrugada del día 18 de julio el curso de los acontecimientos podría haber sido muy distinto al desenlace final.
 
Así lo revela el historiador e investigador ceutí Francisco Sánchez Montoya tras diez años de investigación que ha concretado con la publicación de su libro «Ceuta y el norte de África, 1931-1944», donde deja constancia de este momento histórico.

Los aviones que no llegaron

La investigación, basada sobre todo en el estudio de centenares de consejos de guerra de la época en archivos militares y civiles, ha constatado que el comandante Bahamonde no tenía dudas de que durante la madrugada del 18 de julio sería atacado el aeródromo situado a las afueras de Tetuán.
 
En pocas horas, su primo –el general Franco– debía aterrizar allí a bordo del Dragón Rapide, procedente de Canarias, para tomar el mando de los sublevados en el norte de África.
 
Desde el único lugar oficial que permanecía legal al Gobierno de la República, el comandante De la Puente Bahamonde recibió una "esperanzadora llamada" donde se le comunicaba que el presidente del Gobierno y ministro de la Guerra, Casares Quiroga, iba a enviar aviones de refuerzo y había que resistir a toda costa. Era la tarde del 17 de julio.
 
El teléfono volvió a sonar a las dos de la madrugada del 18 de julio. «Esta vez era el jefe de la sublevación en Tetuán, el teniente coronel Sáenz de Buruaga, quien informaba a Bahamonde que si no deponía su actitud una columna de artillería y tropas de Regulares cercarían el aeródromo».
 
Los aviones de Madrid seguían sin llegar pero Bahamonde se mantuvo firma. Tras consultar el voluminoso consejo de guerra de Bahamonde, el historiador ceutí destaca que el comandante dijo: «¡tendrán que pasar por encima de los que defendemos al gobierno legal en este momento!».
Dos horas y media después el aeródromo estaba rodeado y el asedio apenas tardó unos minutos. Las fuerzas atacante no dañaron la pista de aterrizaje, que sería utilizada horas después por el avión que traía al general Francisco Franco.
 
«El comandante no tardó en comprender que los aviones prometidos por Casares Quiroga no iban a llegar nunca, que resistir sólo serviría para contribuir al derramamiento de sangre y que su primo había ganado esta partida», ha comentado a Efe Francisco Sánchez.
 
A las 05.15 horas de la madrugada del 18 de julio, el comandante enarboló un pañuelo blanco, salió con sus hombres a la pista de aterrizaje y entregó su pistola al comandante de Regulares Serrano Montaner, siendo trasladado a la fortaleza militar del Monte Hacho de Ceuta.
 
Unas horas más tarde, en la mañana del 19 de julio, aterrizaba en el aeródromo el «Dragon Rapide» con Francisco Franco, «quien fue rápidamente informado de la actitud de su primo y que estaba detenido».

Fusilado por traición

El historiador completa el relato destacado que el 2 de agosto se celebró el consejo de guerra en Ceuta y el primo de Franco fue condenado a muerte por traición, siendo fusilado el 4 de agosto de 1936 en los muros exteriores a la fortaleza del Monte Hacho.
 
«Lo fusilaron a las cinco de la tarde, una hora inusual para este tipo de acciones», ha dicho el historiador, quien tras consultar cientos de procedimientos llevados a cabo en Ceuta y en el Protectorado Español en Marruecos, ha añadido: «durante la represión que duró hasta 1944 en Ceuta no se hizo ninguna ejecución por la tarde, por lo que estaba claro que Franco quería dar por finalizado este consejo de guerra cuanto antes».
 
El primo de Franco pudo cambiar la historia pero los aviones no llegaron y los planes de Franco siguieron su curso normal.

lunes, 9 de marzo de 2015

Mujeres ceutíes, Historias de libertad (I)

Prisión del Hacho
 
Por Francisco Sánchez Montoya en Historia de Ceuta y el Protectorado español
1-3-2015
 
El próximo domingo 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer con ello se intenta visualizar su lucha, su participación en la sociedad, y en su desarrollo íntegro. Y también de recordatorio de las que dieron sus vidas por un país en igualdad y en libertad, en tiempos difíciles. Mi modesto homenaje a estas mujeres ceutíes lo quiero sintetizar en las que sufrieron represión y cárcel, tan solo por intentar ser libres. Durante los próximos domingos publicaré historias de libertad de mujeres ceutíes, como Isabel Mesa, Antonia Céspedes, Antonia Pérez Padín, África de las Heras, Antonia Castillo, Nani Bermúdez…
 
Comencemos con la ceutí Isabel Mesa, fue una activa militante de la CNT en Ceuta durante la Segunda República, un primer dato lo tenemos en aquella multitudinaria celebración del 1º de mayo de 1931. Las ilusiones despertadas tras el cambio de régimen facilitaron el fortalecimiento de las organizaciones obreras. El tradicional dominio del ejército, junto con la burguesía ceutí, fue sustituida por las alianzas de los sectores emergentes de la sociedad civil, más comprometida con las necesidades de la población.
 
Los anarquistas se hicieron un hueco muy importante entre la población obrera ceutí, ganando cada día más adeptos, su sede en la calle Linares, siempre estaba repleta de militantes. El 1º de mayo organizaron un acto de reafirmación sindical en el teatro Cervantes, la mesa presidencial estaba formada por los anarcosindicalistas más representativos de la ciudad como Pedro Vera o Andrés Garrido, y junto a ellos la joven Isabel Mesa que tras tomar la palabra insistió –como destaca la prensa- en la lucha social y libertaria de la mujer, conseguir las seis horas de trabajo y que se concedan al obrero el jornal necesario para poder vivir dignamente, así como la igualdad de la mujer dentro de la sociedad ceutí.
 
Isabel Mesa, pertenecía dentro de la CNT al Sindicato de Obreros de la Aguja, donde tenía el numero uno. Su actividad sindical fue principalmente en la organización de mujeres trabajadoras. Hubo una huelga en la fábrica de conservas y la empresa trajo engañadas a unas mujeres del Protectorado que cobraban menos de la mitad que las de Ceuta. Isabel habló con ellas para que se unieran, lo consiguió, y terminó la huelga con las reivindicaciones conseguidas.
 
Al tener conocimiento del golpe en la tarde del 17 de julio y poco antes de que una patrulla se personara en su casa pudo huir hacia la costa malagueña en un pequeño falucho, junto a 12 compañeros más. Permaneció en Málaga durante varios meses, y a mediados de 1937 llegó a Valencia, trabajando durante toda la guerra de enfermera.
 
La historiadora valenciana Pilar Molina, estuvo cerca de ella en sus últimos años y nos relata los hechos. Participó en el Congreso de constitución de la Federación Nacional de Mujeres Libres, llegando a ser secretaria de la agrupación local. Isabel, como recuerda la historiadora, siempre decía: “La mujer siempre ha tenido que luchar mucho, no solo teníamos que sembrar las ideas sino luchar contra algunos de los que estaban con nosotros sembrando, la mujer y el hombre tienen que ir caminando juntos, buscando la libertad, codo con codo o cogido de la mano”.
 
Tras la caída de Valencia huye hacia el puerto de Alicante, pero al no llegar el barco que esperaban junto a cientos de republicanos se marcha a Almería a pie, se cambia el nombre por el de Carmen Delgado y luego a Málaga, donde en el año 1941 crea con otras compañeros el periódico clandestino El Faro de Málaga, tal vez pensando en el diario de Ceuta “El Faro”.
 
Nunca se resignó a quedarse relegada a las tareas del hogar, como imponía el régimen, y siguió en la lucha. Descubierta por la policía es procesada y condenada a dos penas de muerte. Vuelve a Valencia y junto a otras compañeras promueve la creación del colectivo de mujeres Unión de Mujeres Demócratas, organización clandestina para ayudar a las personas presas y a sus familias y con actividades en contra de la dictadura.
 
Monta un quiosco junto a Maruja Lara, compañera anarquista inseparable, empeñada en las mismas luchas; en la trastienda tenían la prensa anarquista. En el año 1956 es detenida y durante ocho días es torturada en la comisaría de la calle Samaniego de Valencia. Posteriormente colaboró en la formación de colectivos libertarios como “Libre Estudio”, la Federación de pensionistas de la CNT, “Radio Klara” y el Ateneo Libertario “Al Margen” y perteneció a Dones Lliures y a la Fundación Salvador Seguí de Valencia.
 
ATENEO LIBERTARIO
La historiadora Pilar Molina recuerda las últimas palabras de Isabel, fallecida en febrero de 2002. “Teníamos un Ateneo Libertario en Ceuta, donde se enseñaba a leer y a escribir a los obreros; también música, pintura, esperanto, se hacían asambleas, se hablaba de Revolución, de libertad de ideas. Era una juventud bonita de verdad. Los carpinteros hicieron una vitrina y cada persona llevó los libros que pudo. En mi casa había bastantes libros, que llevamos también. Entonces empezamos a escribir pidiendo más libros a otras ciudades. Si los que recibíamos estaban repetidos los repartíamos ¡Hicimos una biblioteca, chula de verdad! Poníamos bancos de madera porque no teníamos sillas yo era la bibliotecaria. Cuando se proclamó la República la primera bandera que ondeó en el monte Hacho de Ceuta, fue un abrigo mío que era rojo por fuera con el forro negro. Aprendimos que es la anarquía de la mano de Isabel, no sólo por lo que nos contaba del periodo tan difícil que le tocó vivir y que afrontó con valentía, sino por su ejemplo en la vida cotidiana, siempre solidaria. En los últimos momentos nos seguía hablando de libertad, fraternidad…, nos pidió que la recordáramos como Isabel mesa, que la envolviéramos con la bandera rojinegra y todas juntas cantáramos “A las barricadas”. Su idea de lo que es el anarquismo, define toda su vida: “El anarquismo es una senda maravillosa, pero muy escabrosa. Pero hay que seguirla. Y una vez estás en ella no la puedes soltar, te envuelve, te embriaga. El anarquismo es amor, libertad, igualdad, humanidad de todas las condiciones. ¡Ni fronteras, ni color, ni razas, ni banderas! En el anarquismo no hay más que humanidad, sentimientos humanos, aspiramos a todo aquello máximo que se pueda llegar”, cuenta la historiadora Pilar Molina.
 
Antonia Céspedes Gallego
Fueron muchas las mujeres ceutíes que lucharon por una sociedad mejor en libertad y en democracia, desgraciadamente solo nos han llegado los nombres de unas pocas. Pero al menos, que de estas pocas, no se olviden sus nombres. Pero, si tuviéramos que destacar alguna, sería sin duda Antonia Céspedes Gallego, una mujer de fuertes convicciones, de igualdad, solidaridad, y firmeza por sus ideales. Y lo pagó hace ocho décadas con su vida, su cuerpo apareció con un disparo, en la ladera junto a la cárcel del Sarchal, donde se encontraba detenida.
 
Un grupo de falangistas la sacaron en la madrugada del 21 de enero de 1937, y la asesinaron, tenía tan sólo 46 años. Cariñosamente era conocida como “la latera”. La deuda que tenemos con estas ceutíes es imposible de pagar. Antonia Céspedes es un símbolo de otras muchas mujeres que sufrieron esa brutal represión. Mujer adelantada para su época, siempre en primera línea en las reivindicaciones sindicales y mejoras para la mujer, en perpetua actividad por la igualdad de la mujer ceutí trabajadora. Era una persona humilde, vivía en el patio Centenero, una gran luchadora siempre cerca de la más necesitada.
 
También tenemos constancia por la prensa de su actividad sindical, ella trabajaba en la fábrica de conservas, junto a la playa de la Ribera. En mayo de 1931, lideró una huelga para conseguir mejoras para las trabajadoras entre otras reivindicaciones pedía jornada laboral, horarios, salarios e higiene.
 
Lanzaron un manifiesto que se reprodujo en la prensa: “No permitáis que embarquen vasijas y menos aún dejar desembarcar pescado para ninguna fábrica de la península, que proceda de Ceuta, porque perjudicáis grandemente la lucha de estas bravas compañeras” y terminaba el manifiesto con: ¡Trabajadores! ¡No olvidéis este llamamiento! proceded con energía a todo intento de perjuicios contra nuestras compañeras. El comité de huelga. Ceuta, 18 de junio de 1.931″.
 
Tras el golpe militar, fue sacada de su modesta vivienda y trasladada a la prisión de mujeres en el Sarchal, donde se encuentra con otras ceutíes que también fueron detenidas por su militancia republicana y su lucha social. Allí con muchas penurias junto a sus compañeras pasan las horas en el fortín habilitado como cárcel, en espera de acontecimientos.
 
La represión desencadenada fue tan intensa y extendida que no sólo la sufrieron los que habían defendido la República con su labor política y sindical, sino que también cayó la misma sobre aquellos que eran simplemente más abiertos, los incrédulos por cualquier motivo, los que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas o simplemente aquellos denunciados por rencillas personales, odios y deudas, de los que se nutrieron las cárceles ceutíes y zona del Protectorado español en Marruecos. Sin embargo, la represión ha caído en el olvido de la memoria histórica de la contienda civil, lo que ha motivado que aún se mantenga que en Ceuta, Melilla y en el Protectorado no pasó nada.
 
Tras la proclamación del estado de guerra Ceuta se convierte en una ciudad llena de miedos y recelos. Desde la misma madrugada del 18 de julio las fuerzas sublevadas, con la ayuda de patrullas de falangistas, comienzan las detenciones selectivas y asaltos a las sedes de los sindicatos y partidos políticos. El comandante general y jefe de la Circunscripción Occidental, teniente coronel Gautier, el 18 de julio de 1936, emitió un duro comunicado: “El que desobedezca las prescripciones de los bandos, publicados anteriormente, será pasado por las armas, sin previo juicio sumarísimo”.
 
En septiembre, el juzgado militar le envía un oficio donde le comunica que se le realizará un consejo de guerra. El día 16, de madrugada fue trasladada al acuartelamiento de Sanidad (hoy manzana del Rebellin). Se le encuadró en un magro juicio contra sindicalistas ceutíes, ella es la única mujer, en total fueron 50 y bajo un mismo epígrafe: “adhesión a la rebelión”, se les dividió en cuatro grupos, tres de doce y uno de catorce. Fueron fusilados veintiséis y el resto a largas condenas. En este consejo de guerra estaba el destacado dirigente sindical, empleado de la empresa de alumbrado y fundador en 1934 del partido Sindicalista, Luis Castillejo, quien seria fusilado.
 
Tras entrar en la sala habilitada para los consejos de guerra, Antonia Céspedes, está frente al estrado, se da lectura al apuntamiento por parte del relator. La lectura se prolonga durante pocos minutos; en ella se da la relación de nombres, seguidos de las acusaciones. Cuando concluye el relator se inicia el interrogatorio, contestando con simples monosílabos a las preguntas que le formula. A continuación se produce un descanso para que el fiscal y el defensor consulten sus notas y preparen las conclusiones finales. Después de media hora se reanuda el juicio con la intervención del fiscal. El consejo de guerra falló pena de muerte, pero a los pocos días se le sustituyó por cadena perpetua y trasladada a la cárcel de mujeres del Sarchal.
 
En el consejo de guerra, ya se le acusaba de ayudar a otras mujeres: “Se le acusa de incitar a las mujeres, ya que en una de las últimas huelgas fue por las casas sacando a las muchachas que trabajaban en el servicio doméstico, para conseguir mejoras sociales y en las elecciones del 16 de febrero de 1936, fue apoderada en una mesa apoyando al candidato del PSOE Manuel Martínez Pedroso”.
 
CONSEJO DE GUERRA JUNTO A 50 SINDICALISTAS
Fue juzgada junto a cincuenta sindicalistas, con aquel macro juicio las fuerzas militares sublevadas querían crear el pánico y el terror entre la clase obrera ceutí, se les dividió en cuatro grupos, en el de Antonia Céspedes, eran catorce: Francisco Serrano, Baldomero Álvarez, Juan Mateo, Luis Moyano, Antonio Vázquez, Antonio Tomeu, Antonio Frías, Ernesto Attias, Rafael Sánchez, Antonio Soto, Federico Martín, Isidoro Expresati y Francisco Castillejo. Otro de los inculpados fue el zapatero Francisco Garrucho, a quien se le acusó de que en su modesto taller de la calle Peligro se celebraban reuniones. El 3 de noviembre se celebró el consejo de guerra, estando presidido por el coronel de Ingenieros Ricardo Seco de la Garza, fallando largas condenas para nueve de los juzgados y penas de muerte para Martín Cortés, Garrucho Pavón, Soto Vargas, Vázquez Soler y Antonia Céspedes Gallego; ésta fue indultada, pero ejecutada en la madrugada del 21 de enero de 1937. El 17 de noviembre a las 08,30 horas, se llevaron a cabo las ejecuciones de sus compañeros de juicio por un piquete de la Falange de los que constituían el destacamento de la prisión de García Aldave.

jueves, 26 de febrero de 2015

Escuela e ideología en el Protectorado español en el norte de Marruecos (1912-1956)

 
Escuela e ideología en el Protectorado español en el norte de Marruecos (1912-1956). Irene González González
 
Este libro aborda el origen y evolución de la política educativa española en el Norte de Marruecos. Aunque la presencia de instituciones educativas es anterior al inicio del Protectorado no fue hasta su implantación en 1912 cuando se puede hablar de política educativa. Concebida inicialmente por el colonizador con una lógica instrumental para controlar el territorio y la población, fue adaptándose a nuevos contextos políticos e ideológicos a partir de los años treinta. La aparición del movimiento nacionalista y el impacto de la guerra civil española reformularon la política educativa colonial. Desde entonces fueron objetivos de las autoridades la marroquinización del modelo educativo hispano-árabe y la generalización de la enseñanza al conjunto de la población del Marruecos español. A través de sus páginas se analizan las claves del éxito y fracaso de las diferentes políticas educativas implementadas durante este periodo compartido de la historia de ambos países mostrándose con ello los retos de la enseñanza en el Marruecos de la independencia.
 
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domingo, 14 de diciembre de 2014

"El primer día de la guerra : Segunda República y Guerra Civil en Melilla" de Miguel Platón

"No estaban previstos ni el lugar ni la hora. Solo un mes antes del 17 de julio de 1936, los planes del general Emilio Mola, "director" de la conspiración contra el Gobierno del Frente Popular, solo concedían un papel secundario a las unidades militares españolas del norte de África, ante un golpe de Estado que sería básicamente "peninsular". Así comienza el periodista y escritor Miguel Platón, la introducción de su libro "El primer día de la guerra. Segunda República y Guerra Civil en Melilla", -editado por la Consejería de Cultura de la Ciudad Autónoma de Melilla-, que ha sido presentado con la presencia del presidente de dicha ciudad, Juan José Imbroda, que destacó "el rigor histórico de una investigación que desgrana estos días de Melilla con relatos novedosos sobre la ciudad que yo mismo desconocía y la conspiración en toda España".

Platón sostiene que el adelanto del alzamiento contra la República en Melilla a la tarde del 17 de julio perjudicó la rebelión. "Sin el mismo, es posible que solo hubiese durado escasamente unas semanas, en lugar de tres años de Guerra Civil. Ese adelanto lo cambió todo porque se hizo contra la dirección de Mola y los planes de Franco. Se produjo por el aviso de un infiltrado que los políticos locales del Frente Popular tenían en la Falange melillense. De hecho, Franco tenía previsto despedir a su familia en el puerto de Las Palmas la tarde del domingo 19 y desplazarse al Protectorado de Marruecos para el inicio del golpe el 20 o, incluso, el 21 por la mañana -observa Platón-. Con lo cual, se adelantó al menos tres días, lo que provocó que los planes de Mola y Franco se trastocaran y el gobierno de Santiago Casares Quiroga pudiera reaccionar. Se produjo un retraso en el movimiento de las tropas de África, que permitió al gobierno de la República organizar la defensa de Madrid". Por otro lado, el autor destacó "la paradoja de una ciudad tan a la izquierda como era Melilla en ese tiempo, donde había ganado por una gran mayoría el Frente Popular, que fuese donde comenzó la sublevación contra el Gobierno de la Segunda República".

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Sobre el por qué de este libro, el autor–nacido en Melilla- manifestó que "la historia del 17 de julio en esta ciudad estaba ahí, pero poco contada. Un acontecimiento importante porque fue el inicio de un conflicto que cambió la vida de 24 millones de españoles y tuvo gran eco internacional. Su conocimiento es deficiente, en parte por sectarismo y también por falta de trabajo e investigación. Muchos de los archivos que visité estaban vacíos –a veces era el único investigador-, como el del campo de concentración de la Alcazaba de Tetuán, que nadie había tocado y estuvo en Melilla hasta 2011. Ahora se encuentra en el Archivo Militar de Guadalajara. También los de Salamanca, Ávila y Segovia. Igualmente –continúa Platón-, se ha ignorado durante mucho tiempo el testimonio de familiares de aquellos protagonistas del alzamiento el 17 de julio. Nadie, ningún historiador, ha preguntado a las familias, que conservan de forma escrita y oral lo acontecido aquel día. A mí me ha llevado cinco años de investigación". Para el autor, la conclusión es "que aquello fue más determinante de lo que se cree. El inicio de la sublevación estuvo en el norte de África porque era los mejor instruidos y preparados. Eran pocos, pero eran los mejores. Mola pensó en Franco porque era un general de gran prestigio, pero todo su plan se vino abajo por el chivatazo en Melilla. Faltó cooperación por el desconocimiento de lo que estaban haciendo los demás".

viernes, 29 de noviembre de 2013

Judíos entre Europa y el Norte de África (siglos XV-XXI)


Judíos entre Europa y el Norte de África (siglos XV-XXI). Eloy Martín Corrales y Maite Ojeda Mata [eds.]

La diáspora judía en Marruecos, detectada desde los primeros siglos de nuestra era, se reforzó con la paulatina expulsión de judíos de España, que culminó con el Edicto de Expulsión de 1492. Tradicionalmente una parte de la citada comunidad, aunque muy minoritaria, desempeñó un papel de intermediación entre Marruecos y España en diferentes ámbitos: económico, político, cultural, de interpretación y otros. Lo mismo cabe aplicar al conjunto de los países del Magreb. Este volumen trata de profundizar en ese cometido de «intermediarios culturales», al tiempo que analiza la respuesta del conjunto de la población judía ante el reto que supuso la lenta, aunque imparable, hegemonía europea en Marruecos. Una vez consolidado el dominio colonial en Marruecos, tras la firma del Protectorado francés y la creación de una zona de influencia española en 1912, en este volumen se analiza la actitud de los judíos marroquíes a la nueva realidad colonial: posibilidad de naturalizarse español (o de cualquier otro país), actitud frente a las nuevas autoridades, a los nuevos retos económicos, educativos, culturales y otros.

CONTENIDO:
Introducción

1.-Escenarios de 1492. Judíos hacia y desde el norte de África.
Elisa Caselli
2.-Moriscos judios y renegados en la República corsaria de Salé.
Jaume Torras Elias
3.-El pasado de los judíos del norte de África en la literatura colonial francesa (1860-1962).
Colette Zytnicki
4.-La Alianza Israelita Universal a través del prisma del norte de Marruecos: su labor educativa (1862-1912).
Irene González González
5.-Tensiones judeo-musulmanas en el Protectorado Español en Marruecos en tiempos de la II República (1931-1936).
Eloy Martín Corrales
6.-El Talmud en el antisemitismo español. La pervivencia de la tradición antijudía premoderna a la luz de la difusión en España de los textos antitalmúdicos de Sixto de Siena.
Fernando Bravo López
7.-El antisemitismo en la Cataluña contemporánea.
Gonzálo Álvarez Chillida
8.-Los orígenes del franquismo y el mito judeo-masónico.
Javier Domínguez Arribas
9.-Sefardíes en la masonería española y represión franquista: Barcelona, Melilla y Protectorado de España en Marruecos.
Maite Ojeda Mata
10.-La España contemporánea y los judíos.
Danielle Rozenberg

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martes, 6 de agosto de 2013

La represión franquista sobre el Ateneo de Melilla


Carlos Esquembri - Historias de la Melilla de Izquierdas 1/8/11
El Ateneo Científico, Artístico, Literario y de Estudios Africanistas fue la institución cultural más importante de la Melilla de los años veinte y treinta del siglo XX.

Fueron socios del mismo las personas más representativas de la cultura de la ciudad independientemente de sus ideas políticas y varios dirigentes de la izquierda melillense figuraron entre sus cargos directivos, personas que sufrieron la represión franquista tras la ocupación de la ciudad por los militares sublevados el 17 de julio de 1936.

Recordaremos aquí a algunos de estos melillenses de izquierda miembros del ateneo que fueron víctimas del franquismo.

En la directiva elegida en enero de 1936 encontramos que en la Junta de Gobierno del Ateneo figuraba como bibliotecario Fermín Requena. Este era maestro nacional, periodista y escritor. Editor de la revista "Vida Marroquí ". Seguidor en Melilla de las ideas de Blas Infante, fundó en 1931 una asociación andalucista. Militó en el Partido Republicano Radical Socialista y en Izquierda Republicana. Fue detenido y expulsado de Melilla.

La Sección de Estudios Africanistas del Ateneo estaba presidida por José María Burgos. Burgos era pintor, periodista y fue Interventor Regional del Protectorado en Nador. Una de las principales figuras de la masonería melillense. Intentó organizar sin éxito la resistencia en Nador a la sublevación militar y acabó refugiándose en la zona francesa de Marruecos. Murió en el exilio.

La Sección de Literatura y Bellas Artes tenía como secretario a Eugenio López. López era el director del diario "El Popular de Melilla" de tendencia izquierdista y cuya redacción y talleres  fueron atacados el mismo 17 de julio por los militares sublevados. López fue encarcelado en el campo de concentración de Zeluán donde pasó varios años. Una vez liberado se estableció en Málaga donde falleció.

La Sección de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales tenía como secretario a Aurelio Solís. Medico y concejal de Izquierda Republicana. Era masón y militó también en el Partido Republicano Radical Socialista. Fue detenido por los franquistas y asesinado en la noche del 27 de julio de 1936.

La Sección de Ciencias Morales y Políticas estaba presidida por Cándido López Castillejos. Castillejos era una de las personas más cultas de Melilla. Militar, abogado, arabista y profesor del Instituto de Melilla. Fue vicepresidente de Izquierda Republicana. Fue detenido por los franquistas y asesinado el 14 de agosto de 1936.

 El vicepresidente primero de esta sección era Ramiro Ramos Acosta. Uno de los primeros abogados civiles que ejerció en la ciudad, secretario de la Cámara de la Propiedad y profesor del Instituto. Miembro del comité republicano - socialista que proclamó la República en Melilla. Presidente de Izquierda Republicana. Fue detenido, perdió su trabajo y tuvo que abandonar la ciudad. Murió en Madrid en los años sesenta.


El Ateneo desapareció con la dictadura franquista. Este busto de Lope de Vega que el Ateneo donó a la ciudad de Melilla y que se encuentra en el Parque Hernández es uno de los pocos recuerdos que queda de esta institución.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Campo de concentración de Zeluan

 
Historias de la Melilla de izquierdas - Carlos Esquembri 17/7/12
El primer campo de concentración creado por los franquistas fue el de la Alcazaba de Zeluan, población marroquí cercana a Melilla, donde fueron encarcelados centenares de melillenses y de otras poblaciones del sector oriental del Protectorado español por su militancia de izquierdas o su oposición a la sublevación militar de julio de 1936. 
 
La Alcazaba fue construida por los marroquíes a finales del siglo XVII y tras la ocupación del territorio de Guelaya por los españoles se convirtió en acuartelamiento para las tropas de ocupación.
 
Su utilización como campo de concentración se produjo inmediatamente después de la toma de Melilla por los franquistas. Esta rápida puesta en marcha del campo de concentración demuestra que en los planes de los franquistas estaba ya decidido su utilización como tal ante la enorme cantidad de personas que pensaban encarcelar para doblegar Melilla por el terror.
 
En El Telegrama del Rif del lunes 20 de julio de 1936, tres días después de la ocupación de Melilla por las tropas sublevadas, se publicó un breve que reproduzco textualmente:
 
Ayer fueron detenidos varios paisanos a los cuales se trasladó a la Alcazaba de Zeluan, donde ha quedado establecido un campamento de concentración de detenidos. La Intendencia Militar situó en dicho punto los elementos necesarios para dicho alojamiento.
 
Estos individuos, nos han declarado, las autoridades, que serán puestos inmediatamente en libertad, sino recaen sobre ellos responsabilidades pendientes de otro orden, tan pronto presenten sus familiares un arma de la categoría de pistola, fusil o escopeta, en las oficinas de la Circunscripción.
Las horas para admisión de dichas armas serán de nueve a trece y de dieciséis a dieciocho"
 
Como vemos, en estos primeros días de la sublevación militar, los franquistas no se recataron de hacer público la existencia del campo de concentración, aunque posteriormente pasó a ser un tema casi tabú para la historiografía de la ciudad.
 
En cuanto a "los individuos" a los que hace referencia el Telegrama eran obreros, sindicalistas, políticos, concejales, funcionarios, periodistas, jueces, abogados o médicos cuyo único delito fue el ser de izquierdas o no apoyar la sublevación militar.
 
Para muchos de los detenidos, Zeluan se convirtió en la antesala de la muerte ya que, sobre todo en las primeras semanas de las sublevación franquista, decenas de personas fueron sacadas de noche para ser asesinadas en la carretera que unía Zeluan con Nador y Melilla. Paulino Díez, lider del anarquismo en Melilla, escribió de estos asesinatos en su autobiografía Memorias de un anarcosindicalista de acción:
Los asesinatos los realizaban los falangistas y los del Tercio en la carretera de Nador a Monte Arruit. Abandonaban los cadáveres en las cunetas y después lo recogía una ambulancia.
 
El 15 de septiembre de 1938, el periódico La Vanguardia publicó el testimonio de un melillense prisionero en el campo de Zeluan que pudo pasar a zona gubernamental al ser incluido en un canje de prisionero. Este melillense, que dijo llamarse Antonio Guzmán para ocultar su verdadero nombre por miedo a represalias contra su familia que seguía en Melilla, relató como al ser conducido a Zeluan en coche, este tuvo que parar porque había varios cadáveres en la carretera. Guzmán pudo reconocer uno de ellos como el José Gallego Urbano. José Gallego tenía 23 años y era militante de la JSU de Melilla. Fue asesinado el 30 de julio de 1936. Ese mismo día se constatan la muerte de Juan Buxaderas Ristol, Pascual Sánchez Pujalte y Manuel Gaitán González.
 
 
 
Los expedientes de los presos de Zeluan
Según leemos en el artículo de F. Javier López Jiménez El campo de concentración de La Alcazaba de Zeluán (Melilla) y sus expedientes personales (publicado en el Boletín informativo del Sistema Archivístico de la Defensa nº20. Diciembre de 2011), en marzo de 2011 se enviaron por el Archivo Militar Intermedio de Melilla al Archivo Militar de Guadalajara 1000 expedientes de prisioneros de Zeluan.

De entre los expedientes que se citan en el artículo quisiera destacar el incoado en octubre de 1936 a 28 personas por el terrible delito de robar una lancha para intentar huir a zona francesa y por el que cayeron condenas de 6 a 30 años y alguna condena condena a muerte que fue conmutada a 30 años.

Otro expediente es relativo a la causa 514/1936 por el asalto a la armería Eibarresa el 17 de julio de 1936. Por esta causa fueron sentenciados 34 melillenses de los cuales 7 lo fueron a muerte.
 
Recordar que las pocas y desvencijadas armas conseguidas en el asalto se utilizaron para intentar defender al gobierno de nuestra nación.

lunes, 9 de julio de 2012

Málaga recuerda el Protectorado Español en Marruecos en su centenario

La Chaouen de los años del Protectorado
foto Francisco García Cortés

Jornadas Cien años del Protectorado Español en Marruecos (1912-2012)
Las jornadas, que se celebrarán desde hoy y hasta el próximo viernes en el Centro de Estudios Hispano-Marroquí y el Ateneo, incluyen conferencias, exposiciones y testimonios de testigos directos

Exposición en el Ateneo. C/ Compañía, 2. Málaga: Fotógrafos en el Protectorado

Europasur.es Pablo Bujalance / Málaga 09.07.2012
Su sola mención todavía despierta algunos recelos en el Magreb, pero lo cierto es que la aprobación de la constitución del Protectorado Español en Marruecos en marzo de 1912 marcó a fuego el devenir del siglo XX en ambos países, además de buena parte de Europa (especialmente Francia) y África. Aquella experiencia, que se mantuvo vigente hasta el 7 de abril de 1956, cuando el Gobierno de Franco declaró la independencia de Marruecos, influyó de manera decisiva en la posición de España en Europa (con consecuencias actualmente visibles) y en su relación con los vecinos norteafricanos, pero también se tradujo en historias políticas, sociales, militares, culturales y familiares, en las que términos como identidad y territorio reforzaron, de manera harto sensible, sus significados y connotaciones. Durante esta semana, Málaga recuerda el centenario de aquella constitución con las jornadas Cien años del Protectorado Español en Marruecos (1912-2012), con conferencias, exposiciones y testimonios dirigidos a alimentar la memoria de un episodio histórico esencial.

Aunque la inauguración de las jornadas se celebró oficialmente el pasado jueves en el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU) con la presencia del alcalde, Francisco de la Torre, y del organizador de las jornadas, Juan José Ponce, el programa de actos arranca formalmente hoy a las 20:00 en el Centro de Estudios Hispano-Marroquí (C/ Muro de San Julián, 33), donde tendrán lugar la mayor parte de los encuentros y eventos anunciados. El concejal de Seguridad y Relaciones Institucionales, Julio Andrade, apadrinará la inauguración de la exposición Truchimanes. Los intérpretes de árabe en el Protectorado, con la intervención de Juan Pablo Arias, comisario de la muestra y profesor del Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga. Su homólogo en la Universidad de Granada, Manuel Feria, pronunciará la conferencia Los intérpretes en las fronteras simbólicas.

Mañana martes, las jornadas se trasladarán se manera extraordinaria al Ateneo (C/ Compañía, 2) con la inauguración de la exposición Fotógrafos en el Protectorado, comisariada por Pepe Ponce, que incluye imágenes de Francisco García Cortés, Vicente Moreno, López Duerto y el archivo de Mohamed Hakoum; y la conferencia Luces y sombras del Protectorado Español en Marruecos, compartida por los doctores en Historia de la UMA Pedro Luis Pérez Frías y Emilio Ortega Berenguer. Mañana, de nuevo en el Centro de Estudios Hispano-Marroquí, la conservadora de la Biblioteca M. Daoud de Tetuán, Hasnaa Daoud, disertará sobre Aspectos de la enseñanza y la cultura durante el Protectorado. Hassan Metaich, Teresa Sauret y el investigador José Luis Gómez Barceló protagonizarán el resto de testimonios y encuentros hasta el viernes. Con un siglo a flor de piel.

martes, 29 de mayo de 2012

La represión en Ceuta y en el Protectorado

Yagüe paseando por Ceuta tras el golpe militar

Público.es - *FRANCISCO SÁNCHEZ MONTOYA 29/05/2012
En Ceuta, y lo que fue la zona occidental del Protectorado en Marruecos más que de guerra habría que hablar de represión, pues no hubo combates ni operaciones militares. La barbarie desencadenada fue tan intensa y extendida que no sólo la sufrieron los que habían defendido la República con su labor política y sindical, sino que también cayó la misma sobre aquellos que eran simplemente más abiertos, los incrédulos por cualquier motivo, los que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas o simplemente aquellos denunciados por rencillas personales, odios y deudas, de los que se nutrieron las cárceles ceutíes y del Protectorado español en Marruecos.

El desglose del total de asesinados en esta zona fueron 268 en Ceuta, y 195 en el Protectorado Occidental de España en Marruecos, repartidos por la ciudad de Tetuán, en el campo de concentración "El Mogote" y en Larache. También debemos reseñar la represión administrativa y, por otra parte, ¿cuántos encausados no llegaron al pelotón de fusilamientos? Muchos de ellos murieron mientras eran transportados o en las comisarías sin consignarse sus nombres. ¿Cuántos murieron en las enfermerías como consecuencia de malos tratos o enfermedades sin cuidados? ¿Cuántos quedaron internados en manicomios? Todos éstos están fuera de mis cifras. Tan sólo quisiera, como conclusión, apuntar que con estas investigaciones, gracias al acceso a una valiosa, aunque limitada, base documental de primera mano con la consulta de más de mil consejos de guerra durante casi diez años (Guadalajara, Segovia, Regional, Alcalá de Henares) y el Archivo General de la Guerra Civil Española (Salamanca), registros civiles, de cementerios, Juzgados y Consulados (Marruecos), se ha intentado descubrir unos hechos que acaecieron en Ceuta y en el Protectorado, sobre todo en la zona occidental.

Es fácil concluir, que el tema de la represión ejercida en el nuevo Estado que surge tras el golpe militar del 17 de julio de 1936 presenta aún hoy, a pesar de los años transcurridos desde entonces, numerosas lagunas. Se abandona en estas investigaciones la tendencia seguida en otras ciudades de limitarse a la especulación genérica o aventurar cifras en función de cálculos más o menos lógicos y razonados. Las cifras y nombres expuestos están sólidamente documentados y cuando ha sido posible entrevista personales con los familiares de los represaliados. La consulta de distintos documentos permite acercarse a la tétrica realidad judicial de aquellos años. Los procedimientos sumarísimos de urgencia, que la legislación fijaba como formula ocasional, se convirtieron, sin embargo, en la única formula empleada por los tribunales para juzgar los supuestos delitos de los que no eran adictos al nuevo régimen. Amparados en la más absoluta impunidad y parapetados tras la vía jurídica no dudaron en acusar y condenar de adhesión a la rebelión a los que precisamente habían defendido la legalidad constitucional. Daba igual que las acusaciones realizadas se refirieran a asesinatos, pertenencia a organizaciones políticas o sindicales, participación en saqueos de iglesias, insultos, redacciones de periódicos, pertenencia la masonería, etc. Y, desglosando las cifras, se puede apreciar que el mes de agosto de 1936 se convierte en el más trágico de toda la represión en Ceuta, con 73 víctimas, de las cuales tan sólo siete se efectúan tras los respectivos consejos de guerra; el resto, sesenta y seis, fueron debidas a las sacas de madrugada. Por militancia política, el número mayor de fusilados fue para los anarcosindicalistas y por profesiones el estamento militar fue él más castigado, sobretodo en 1938. Tras el inicio de la represión, con el paso de los meses, el número de fusilamientos fue disminuyendo paulatinamente. En los cinco primeros meses se registraron un total de ciento veintiocho ejecuciones, casi el 50% de las llevadas a cabo durante toda la represión. En 1937 se registraron noventa y seis, para continuar bajando hasta cuarenta y uno en 1938, y hasta seis años después, en agosto de 1944, no se consignaron los últimos tres fusilamientos en Ceuta. Estos datos confirmarían la conclusión en el sentido de que la represión sustancial se produjo en los primeros meses.

Respecto al sexo dos mujeres fueron ejecutadas. La actuación de las mujeres quedó generalmente oculta y el papel que desempeñaron y su protagonismo son destacados en poquísimas ocasiones. Sin embargo, la mujer, durante la República, había comenzado a integrarse en el ámbito de la política. En el tema religioso en los registros civiles, no aparece ningún musulmán fusilado (ni en el Protectorado); las nuevas autoridades se guardarían muy bien de no inquietar a esta población, que la utilizaba en primera línea en la península y eran quienes formaban junto con la Falange los pelotones de fusilamiento. Cuatro hebreos son fusilados, y otros muchos son condenados a largas condenas. Tras las primeras ejecuciones en Ceuta, el 21 de julio de 1936, hasta 1938, en todas se consigna herida por arma de fuego, aunque después, en el registro civil, aparecen muchos tachados. Hay un paréntesis de seis años, desde 1938 a 1944, que no se producen más ejecuciones. Tal vez las hubo, pero se pudieron encubrir en los libros como hemorragia interna. Esto ocurrió con el fusilamiento de los tres miembros de la resistencia en Tánger, pero es evidente que el error en el número de fusilados no consignados debe ser muy pequeño. Si se toman en cuenta los días en que se producen las ejecuciones y el número se observa que no parece que existiera una norma que regulara las mismas. Hay meses que durante varios días consecutivos se realizan fusilamientos y otros que las fechas se distancian considerablemente. Pero es irrefutable que tras algún ataque de las fuerzas republicanas en la madrugada siguiente realizaban ejecuciones. También se incrementa en torno a las celebraciones de determinados aniversarios y cuando en el frente fallecían soldados o miembros de la Falange local.

*Francisco Sáncez Montoya es investigador

martes, 27 de diciembre de 2011

Antonia Castillo Gómez



Autor/:  Francisco Sánchez Montoya 

La infancia

Nació un 27 de noviembre de 1907 en Ceuta. Su padre Enrique Castillo Borrego era propietario de una fábrica de conservas de pescados, su madre María del Valle, fallecida en 1922. Antonia Castillo tuvo cinco hermanos. Estudió el bachillerato en el Instituto General y Técnico de Cádiz. El 28 de agosto de 1923, con tan sólo 15 años, el rectorado de la Universidad de Sevilla le expidió el correspondiente título. Ese último curso 1922-23 obtuvo, además, sobresaliente con matricula de honor en el estudio del alemán. A principios del curso 1923-24 se traslada a Madrid, para estudiar medicina y en junio de 1928, con tan sólo, 20 años termina sus estudios de medicina con excelentes resultados.

Pocos días antes, una R.O. de 26 de septiembre de 1929, estableció la obligatoriedad de que los ayuntamientos de las ciudades que no tuvieren, dotasen plazas de tocólogo municipales. El de Ceuta era uno de ellos, la doctora Castillo ve en esta disposición una buena oportunidad para situarse profesionalmente, en una especialidad para la que cree hallarse bien cualificada. Se convoca por parte de la Junta Municipal la oposición, son cinco los oponentes, Sánchez-Prado, Lorenzo Trujillo, Marcial Gómez, Juan González y nuestra protagonista de este reportaje Antonia Castillo. Tras llevarse a cabo las pruebas, el 5 de marzo de 1931, la comisión Permanente de la Junta Municipal acordó, nombrar "médico tocólogo al servicio de esta Corporación a la señorita Antonia Castillo Gómez". Además se consignó en acta la satisfacción que tenía "al ver que es una hija de Ceuta la que ha conseguido el triunfo en la oposiciones celebradas".

Unos meses después, ya proclamada la II Republica, tomó posesión de su cargo como médico de la Beneficencia Municipal, ella debía atender a todas aquellas personas, en este caso mujeres, que carentes de recursos, según los criterios de la corporación, precisasen de sus servicios. En julio de 1932, Antonia Castillo dirigió un escrito al Ayuntamiento pidiendo permiso para poder ampliar sus conocimientos en Alemania, lo cual le aprobaron. En diciembre de 1933 se incorporó a su plaza en Ceuta. Hacia tiempo que se había independizado de la tutela familiar, vivía en una casa propia donde acompañada de su hermana África, atendía a los enfermos en su consulta. También tiene tiempo para dar alguna que otra conferencia a la gente humilde de la Ciudad, como la ofrecida en la Casa del Pueblo, titulada "Sobre el seguro de Maternidad".

En enero de 1936, contrae matrimonio con el catedrático del Instituto Hispano-Marroquí de Ceuta, Luis Abad Carretero. Este era miembro del Partido de Acción Republicana fundado por Manuel Azaña, cuando a finales de 1934 su formación política decide fusionarse con el Partido Radical-Socialista de Marcelino Domingo, para dar origen a Izquierda Republicana, fue elegido presidente en Ceuta, hasta el 20 de abril de 1936, que fue sustituido por el abogado Salvador Fossati.

Los continuos rumores de sublevación en el veranote 1936, preocupan a la familia Abad-Castillo, dada la relevancia política de Luis. Los preparativos de la sublevación continuaban, el enlace en esta zona con el director de la sublevación era el teniente coronel Jefe del Acuartelamiento de la Legión en Dar Riffien, Juan Yagüe, éste recibe el 29 de junio la visita del diputado de la CEDA Francisco Herrera Oria, con las últimas consignas para el golpe, la reunión tuvo lugar en Ceuta.

A primeras horas de la tarde del 17 de julio, ya estaban las tropas sublevadas en las calles de Melilla y en Ceuta y ciudades del Protectorado Occidental se respiraba una tensa calma llena de miedos y recelos. Sobre las 16,45 horas, el Delegado del Gobierno en Ceuta, José Ruiz Flores, recibe la llamada del Jefe del Gobierno de la República y Ministro de la Guerra, Casares Quiroga, para informarle de los acontecimientos de Melilla. A continuación el Ministro de la Gobernación Juan Moles, telefoneó a Tetuán, y cambio impresiones con el Alto Comisario, Arturo Álvarez-Buylla.

A las 11 de la noche del 17 de julio las tropas tomas las calles, la doctora Antonia Castillo se queda en Ceuta y su marido Luis Abad, dada su militancia política, se refugia en Tánger, esperando al desarrollo de la sublevación militar.

Expulsada como tocóloga municipal, en 1939

La doctora Antonia Castillo, tras el golpe militar, continúa en su puesto de trabajo, a pesar de que Ceuta se convierte en una ciudad llena de miedos y recelos; las fuerzas sublevadas, con la ayuda de patrullas de falangistas, comienzan las detenciones selectivas y asaltos a las sedes de los sindicatos y partidos políticos. Antonia Castillo, ve como muchos de los compañeros de su marido son detenidos y fusilados. Ella sabe que a todos los funcionarios municipales que hayan tenido alguna vinculación con partidos políticos o sindicatos se les instruye un expediente. La comunicación de este expediente no le llega hasta el 20 de diciembre de 1938, donde se le acusa –injustificadamente- entre otras cosas de "negligencia en su trabajo como médico tocólogo". Las acusaciones de falta de atención a sus pacientes en que se fundamenta el expediente, se vislumbran muy poco sólidos conociendo la buena formación clínica de la doctora Castillo y la probada dedicación a sus enfermos.

Con este expediente, más parece que se le pase factura por su matrimonio con Luis Abad y por las actividades políticas de éste. Pero con este primer expediente tan sólo era el comienzo de un tortuoso camino que, por desgracia sólo había comenzado a recorrer. En otro escrito, la Comisión depuradora le había formulado tres cargos: 1º Haber dado en cierta ocasión un mitin en la Casa del Pueblo, 2º Ser simpatizante de la política de izquierdas y 3º No ser de confianza para el Movimiento Nacional.

El juez instructor recabó diversos informes sobre el comportamiento de la Dra. Castillo a algunas autoridades gubernativas de Ceuta: Policía, Guardia Civil y Falange. El más extenso y revelador de todos ellos es el redactado por el delegado de Orden Público de Ceuta, el 10 de diciembre de 1938, en el que se puede leer: " fue vicepresidente de la Asociación de Empleados Municipales y aparece en una fotografía reunida con los más significativos socialistas de esta Plaza, con ocasión de un mitin celebrado en la Casa del Pueblo. Se ignoran antecedentes masónicos. Está casada con el Catedrático Sr. Abad (Socialista furibundo) que se encuentra en la zona roja, haciendo campaña contra la Causa Nacional. Se la considera, como su esposo, de ideas extremistas. Dio conferencias en la Casa del Pueblo en propaganda electoral en el año 1933, no volviendo a actuar al contraer matrimonio con el Sr. Abad, diciéndose que se debía a que este era excesivamente celoso. Ha observado buena conducta pública y privada y se comporta bien en lo profesional, se ignora su forma de pensar con respeto al Movimiento Nacional… "

Nada de esto convenció al Juez de Instrucción, quien el 18 de febrero de 1939 estimó probados los cargos y la definió: " Como desafecta al Glorioso Movimiento Nacional y adicta al Frente Popular (…), por lo que revistiendo su conducta una notoria peligrosidad es permitido aconsejar que el funcionario de referencia no debe continuar figurando en el cuadro de los empleados del Nuevo Estado, ya que no ofrece garantías para los servicios del mismo... en consecuencia destitución de Doña Antonia Castillo Gómez en el cargo que venia desempeñando, y que, además, se adopten las medidas necesarias para que tampoco pueda volver a figurar a ningún otro de clase alguna, dependiente de esa Corporación".

Camino del exilio mejicano

Las diversas sanciones que se impusieron a la doctora ceutí Antonia Castillo, hizo que tuviera que salir de su ciudad y buscar otra salida de futuro. Causó baja en el Colegio de Médicos de Ceuta, el 30 de julio de 1939. La siguiente noticia que se tiene de ella, según el historiador López Gómez, es de finales de 1940 y la sitúa en Burgos, con anterioridad estuvo unos meses en Madrid. Pasando a ser también, al igual que en Ceuta en 1927, la primera mujer en formar parte del Colegio de Médicos burgalés. El refugio de Burgos, le sirvió para ir madurando la posibilidad de marchar al extranjero, donde se podría reencontrar con su marido.

En 1945, la doctora Antonia Castillo, prepara su traslado a Méjico. Unos años después viaja a Nueva York siendo una pionera en el estudio del cáncer. Mientras tanto Luis Abad, continúa su periplo ya que tras salir de Ceuta pasó a Tánger y desde allí a la península. Tras la Guerra Civil logro escapar de España, en un barco repleto de refugiados que le llevó desde Alicante a la costa argelina, para ser internado a continuación en el campo de concentración de Bogharí, próximo al desierto del Sahara, de donde, al parecer, pudo salir. Ya en 1940 se instaló en Oran, donde sobrevivió diez años dando clases de español, ingles y matemáticas a alumnos de bachillerato, y gracias a la venta de algunos cuadros.

Cuando hacia 1950 Luis Abad abandona Oran no se dirige a Méjico sino a Paris, donde va a permanecer casi cuatro años más. Allí da clases de español, entre otros trabajos como profesor. En 1953 Abad deja Paris rumbo a la capital azteca. Finalmente, transcurrido 18 años, se reencuentra con su esposa, Antonia Castillo, junto a la que sólo había convivido seis meses después de su boda.

Por fin, los dos están juntos en Méjico, Luis Abad, participa en proyectos del Colegio de Méjico, y en 1956 es nombrado profesor titular de la cátedra de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma, y publica varios libros y en las más prestigiosas revistas mejicanas. Por otra parte, la doctora Antonia Castillo, se especializa en el campo de la ontología ginecológica, siendo una prestigiosa facultativa en Méjico.

Todo son éxitos para los dos en Méjico, pero añoran España y en 1966 emprendieron viaje a Madrid, con la esperanza de que la dictadura no les pida cuentas. Se instalaron por unos meses en la casa de Maria del valle Muñoz Castillo, la sobrina de Antonia. Pronto marcharon a Almería, no sabemos si la doctora ceutí volvió a pisar su ciudad natal. Compraron una casa en Gádor. A finales de 1970 la doctora Antonia Castillo notó un importante quebrantamiento de su salud, en vista de su progresivo empeoramiento decidieron regresar a Madrid. A principios de 1971, fallece y su marido decide enterrarla en Gádor, a donde regresó, para morir a su vez el 13 de noviembre de ese año.