Rafael Peña - Ceuta, 10 sep (EFE).-
Fue un médico y un político
comunista español que fue asesinado por fusilamiento. Sin embargo hoy,
79 años después, Ceuta todavía recuerda y venera a un "santo
republicano" que se ganó un hueco en la historia de la ciudad: Antonio
López Sánchez-Prado.
Este sevillano, nacido en Herrera el 4 de
mayo de 1888, se ganó el cariño de los ciudadanos gracias a su constante
ayuda, lo cual ha quedado en la memoria colectiva de una ciudad que
tiene muy presente al alcalde fusilado el 5 de septiembre de 1936 a
manos de los sublevados fascistas poco después de comenzada la Guerra
Civil.
Sánchez-Prado murió en la playa del Tarajal, la misma
donde hace más de un año se convirtió en el foco de la atención
internacional por el fallecimiento en sus inmediaciones de 15
inmigrantes subsaharianos que intentaban entrar en grupo en la ciudad.
El
doctor, cuya figura se ha convertido en objeto de veneración para la
mayoría de los ceutíes, ha pasado al imaginario colectivo como un hombre
que siempre ha estado al lado de los más humildes, según ha dicho a Efe
su biógrafo, el investigador ceutí Francisco Sánchez Montoya.
"Sánchez-Prado
tuvo una dimensión política innegable, pero la que llegó al pueblo fue
la que encarnó su rostro humano, la que estaba cerca de la gente, que
todavía hoy tiene en la cama de un centro hospitalario una fotografía
suya junto a las estampas de San Pancracio", ha argumentado el
investigador y escritor del alcalde represaliado.
El doctor
Sánchez-Prado había desembarcado por primera vez en Ceuta en marzo de
1923. "Su trabajo como médico de la beneficencia le acercó a las capas
sociales más humildes".
El historiador ha recordado que durante
la República, Sánchez-Prado ocuparía, durante un par de años y hasta
noviembre de 1933, un escaño en el Congreso de los Diputados, siendo
alcalde de Ceuta del 22 de abril al 4 de junio de 1931 y del 20 de
febrero al 18 de julio de 1936.
"Sánchez Prado: Médico, diputado y
alcalde de Ceuta durante la Segunda República" es el título del libro
que el historiador ha dejado como legado para recordar a una buena
persona a la que define un detalle: "en su tumba nunca faltan flores",
ha afirmado Francisco Sánchez.
"Trágica fue su muerte pero su
figura ha estado siempre presente en los acontecimientos de los ceutíes.
La gente humilde de Ceuta le profesaba un cariño excepcional y tiene
una razón de ser: cuando ejercía de médico era un hombre entregado a los
más necesitados", ha dicho.
La gente mayor cuenta que cuando
llegaban a su casa, "además de no cobrarles la visita, les compraba la
medicina o les dejaba dinero debajo de las almohadas y eso se recuerda",
ha puntualizado.
El 1 de septiembre de 2006 el presidente de
Ceuta, Juan Jesús Vivas (PP), inauguró una estatua en bronce de Antonio
López Sánchez-Prado en la avenida que lleva su nombre, frente al
edificio del Ayuntamiento que el presidió, hoy Palacio de la Asamblea de
Ceuta.
Se trata de una escultura de tamaño real, obra de los
hermanos Pedrajas, aunque se trata de "poco reconocimiento", según el
historiador.
En su opinión, Ceuta tiene una deuda con el alcalde,
"que bien se podría solucionar con un sencillo acto institucional
cuando se conmemora su fusilamiento ante su escultura, para que el
pueblo ceutí rinda un homenaje simple a esta persona tan querida. Es
necesario porque detrás de él están los 267 compañeros que fueron
fusilados en Ceuta por luchar por la libertad".
Hoy, el recuerdo
de lo que muchos consideran un "santo republicano" sigue estando muy
presente pese a que la historia ya contempla 79 años desde su
fallecimiento. Las muestras de cariño así lo permiten y su mausoleo en
el cementerio católico de Santa Catalina es una buena evidencia de ello.
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