Jesús de Blas Ortega - Fundación Andreu Nin
Este libro de Abel Paz (seudónimo de Diego Camacho Escámez) fue editado por la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo en 2000
Un libro muy bien documentado. Trata de un tema poco conocido, pero de enorme trascendencia.
En el mes de septiembre de 1936 una delegación del Comité de Acción Marroquí (CAM), representando a diferentes sensibilidades del movimiento nacionalista de Marruecos se traslada a Barcelona donde suscribe un acuerdo con el Comité Central de Milicias Antifascistas (integrado por todas las organizaciones obreras y de izquierdas de Catalunya: CNT-FAI, UGT, ERC, POUM y las organizaciones socialistas y nacionalistas que luego constituyeron el PSUC). Este acuerdo es rubricado por el Gobierno de la Generalitat, encabezado por Companys. Según los términos del acuerdo firmado, los nacionalistas marroquíes se comprometían a sublevar la cábilas norteñas del protectorado español, contra los golpistas, a cambio de que la República reconociera una autonomía similar a la que disfrutaba Catalunya y se les garantizara que Francia no iba a actuar contra ellos.
Una delegación del Comité de Milicias Antifascistas se traslada a Madrid, pero el Gobierno central (dirigido por Largo Caballero y con la participación de ministros socialistas, republicanos de izquierda, nacionalistas y comunistas del PCE) rechaza dar su apoyo a dicho acuerdo, ante el temor de que el gobierno francés, que ejerce de potencia colonial en la mayor parte de Marruecos, se alarme por el estallido de un movimiento revolucionario y nacionalista que podría poner en cuestión también su dominación colonial. Parece que esta posición era también compartida por la diplomacia soviética (por lo menos por el embajador Rosemberg, aunque en esto parece que había un desacuerdo con el cónsul en Barcelona, Antonov Ovssenko, que veía con buenos ojos la operación, según se desprende del libro de Anthony Beevor sobre la GCE, recientemente reeditado).
El resultado es que los delegados del CAM vuelven a Marruecos totalmente decepcionados tras las expectativas que se habían creado. De hecho, el viaje a Barcelona y la firma del acuerdo se habían producido a instancias de diferentes militantes franceses, trotskistas y anarco-sindicalistas, que se habían trasladado a Marruecos para contactar con el CAM.
Los franquistas, conocedores de los movimientos de acercamiento que se habían producido y de su posterior fracaso, envían al general Beigbeder a negociar con los nacionalistas marroquíes, quien les ofrece, a cambio de su apoyo, lo que el gobierno de la República no ha sido capaz de darles. De hecho, permite la edición de un periódico árabe a cargo de algunos responsables del movimiento nacionalista. Algunos sectores marroquíes son atraídos a esta posición, lo que permite a los generales golpistas nutrirse con "carne de cañón" marroquí para sus tropas de asalto, que actuarán con especial saña en los frentes y en las retaguardias ocupadas (degollamientos de presos, violaciones, robos y saqueos, etc.).
Este hecho, el del acuerdo entre el CAM y el Comité de Milicias de Catalunya, de haber podido materializarse y oficializarse a nivel nacional, podría haber tenido una trascendencia vital para el transcurso de la GCE. Marruecos fue la base militar desde donde se preparó el golpe, desde donde se organizó el envío de tropas, que eran, de todo el ejército español, las que estaban más curtidas en el campo de batalla, Todo ello fue posible, evidentemente, gracias a la ayuda logística de los gobiernos alemán e italiano.
El libro de Abel Paz aporta un montón de elementos y de datos para la comprensión de estos hechos. Además es un libro escrito con gran honestidad militante, sin sectarismos hacía otras corrientes del movimiento obrero y democrático.
Merece la pena.
Un libro muy bien documentado. Trata de un tema poco conocido, pero de enorme trascendencia.
En el mes de septiembre de 1936 una delegación del Comité de Acción Marroquí (CAM), representando a diferentes sensibilidades del movimiento nacionalista de Marruecos se traslada a Barcelona donde suscribe un acuerdo con el Comité Central de Milicias Antifascistas (integrado por todas las organizaciones obreras y de izquierdas de Catalunya: CNT-FAI, UGT, ERC, POUM y las organizaciones socialistas y nacionalistas que luego constituyeron el PSUC). Este acuerdo es rubricado por el Gobierno de la Generalitat, encabezado por Companys. Según los términos del acuerdo firmado, los nacionalistas marroquíes se comprometían a sublevar la cábilas norteñas del protectorado español, contra los golpistas, a cambio de que la República reconociera una autonomía similar a la que disfrutaba Catalunya y se les garantizara que Francia no iba a actuar contra ellos.
Una delegación del Comité de Milicias Antifascistas se traslada a Madrid, pero el Gobierno central (dirigido por Largo Caballero y con la participación de ministros socialistas, republicanos de izquierda, nacionalistas y comunistas del PCE) rechaza dar su apoyo a dicho acuerdo, ante el temor de que el gobierno francés, que ejerce de potencia colonial en la mayor parte de Marruecos, se alarme por el estallido de un movimiento revolucionario y nacionalista que podría poner en cuestión también su dominación colonial. Parece que esta posición era también compartida por la diplomacia soviética (por lo menos por el embajador Rosemberg, aunque en esto parece que había un desacuerdo con el cónsul en Barcelona, Antonov Ovssenko, que veía con buenos ojos la operación, según se desprende del libro de Anthony Beevor sobre la GCE, recientemente reeditado).
El resultado es que los delegados del CAM vuelven a Marruecos totalmente decepcionados tras las expectativas que se habían creado. De hecho, el viaje a Barcelona y la firma del acuerdo se habían producido a instancias de diferentes militantes franceses, trotskistas y anarco-sindicalistas, que se habían trasladado a Marruecos para contactar con el CAM.
Los franquistas, conocedores de los movimientos de acercamiento que se habían producido y de su posterior fracaso, envían al general Beigbeder a negociar con los nacionalistas marroquíes, quien les ofrece, a cambio de su apoyo, lo que el gobierno de la República no ha sido capaz de darles. De hecho, permite la edición de un periódico árabe a cargo de algunos responsables del movimiento nacionalista. Algunos sectores marroquíes son atraídos a esta posición, lo que permite a los generales golpistas nutrirse con "carne de cañón" marroquí para sus tropas de asalto, que actuarán con especial saña en los frentes y en las retaguardias ocupadas (degollamientos de presos, violaciones, robos y saqueos, etc.).
Este hecho, el del acuerdo entre el CAM y el Comité de Milicias de Catalunya, de haber podido materializarse y oficializarse a nivel nacional, podría haber tenido una trascendencia vital para el transcurso de la GCE. Marruecos fue la base militar desde donde se preparó el golpe, desde donde se organizó el envío de tropas, que eran, de todo el ejército español, las que estaban más curtidas en el campo de batalla, Todo ello fue posible, evidentemente, gracias a la ayuda logística de los gobiernos alemán e italiano.
El libro de Abel Paz aporta un montón de elementos y de datos para la comprensión de estos hechos. Además es un libro escrito con gran honestidad militante, sin sectarismos hacía otras corrientes del movimiento obrero y democrático.
Merece la pena.
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