domingo, 12 de agosto de 2012

Mito y realidad del homenaje al general Romerales

José Marín Figueras, Julio Caro y Manuel Romerales

Historias de la Melilla de izquierdas- 10/8/12 


El homenaje que diversas entidades ciudadanas melillenses tributaron al general Manuel Romerales el 14 de abril de 1936 en agradecimiento a su gestión en la ciudad durante su primer mandato como Comandante General, fue tergiversado y falseado por los mandos franquistas para utilizarlo como parte de las acusaciones con las que pretendían justificar la injustificable ejecución de Romerales perpetrada el 28 de agosto de 1936 y, posteriormente, algunos historiadores cercanos al franquismo utilizaron en sus obras estas versiones falseadas de aquel acto con lo que conscientes o inconscientemente venían a continuar la vejación de la memoria del general Romerales.

En el pseudoconsejo de guerra que condenó a Romerales el 26 de agosto de 1936 se esgrimió como parte de la acusación y se aceptó como hecho probado en la sentencia que Romerales permitió que se insultara al ejército durante la celebración del homenaje, insultos que no recoge la prensa en la reseña del aquel acto.

Muchos años después de acaba la guerra y restablecida ya la democracia en España, hablamos de 1999, Francisco Mir Berlanga, Cronista Oficial de Melilla y exalcalde franquista de la ciudad, publicó un libro titulado : Luces y Sombras de una Larga Historia. En el libro dedica un capítulo al general Romerales en el que, entre otras cosas, se describe su fusilamiento del que Mir fue testigo. En cuanto al homenaje a Romerales escribe: El General, que indudablemente se había sentido halagado, por aquel recibimiento, sin darse cuenta, o tal vez mal aconsejado, se dejó arrastrar por el torbellino de la política. Y al mes siguiente, el 14 de Abril de 1936 los Partidos del Frente Popular le ofrecieron un Banquete-homenaje en lo Viveros Municipales, que el General acepta. Allí se pronuncian discursos extremistas. El Alcalde accidental Sr. Fius dice entre otras cosas " que el General Romerales compendiaba las más puras esencias de la Democracia...".

Veremos aquí que las cosas sucedieron de forma bastante diferente a como las quisieron ver y contar los franquistas.

Con motivo de la noticia del cese de Romerales como Comandante General de Melilla, el 14 de julio de 1935, El Colegio de Agentes Comerciales de Melilla, presidido por José Marín Figueras, hizo la propuesta en la prensa de organizar un homenaje del pueblo de Melilla en reconocimiento de la labor de Romerales al frente de la Comandancia General desde diciembre de 1933 a julio de 1935. Recordemos que en este periodo Romerales tuvo que hacer frente a la huelga general revolucionaria de octubre de 1934 y que no dudó en sacar las tropas a la calle para reprimir dicha huelga y defender la legalidad republicana.

A esta propuesta se fueron uniendo entidades ciudadanas, casinos, prensa y partidos políticos, creándose una comisión encargada de organizar el homenaje que se presenta en la páginas del Telegrama del Rif el 17 de julio de 1935. La comisión la presidió Marín Figueras, que era concejal de Unión Republicana, y como tesorero fue designado el periodista Muñoz Cerisola. A propuesta de Cándido Jurado, se decidió que en el homenaje se regalara a Romerales un álbum de firmas de personalidades que se adherían a dicho homenaje. Cándido Jurado era médico militar retirado, presidente del Ateneo Científico y Literario de Melilla y presidente de la Agrupación local del Partido Republicano Progresista, de tendencia derechista moderada. Ese mismo día 17 se abrió una suscripción popular para financiar el homenaje, al que se opone Romerales por modestia. Finalmente, el general abandona la ciudad sin que se lleve a cabo el homenaje, aunque las cantidades recaudadas, que iban apareciendo publicadas en las páginas del Telegrama del Rif junto con el nombre de los donantes, personas de todos los ámbitos sociales y políticos, quedan a cargo de la comisión en espera de que Romerales acepte venir a la ciudad a recibir el homenaje de las entidades ciudadanas.

Pasa el tiempo, llegan las elecciones de febrero de 1936 que gana el Frente Popular. Manuel Azaña forma gobierno y entre los nuevos nombramientos militares está el de Romerales como nuevo Comandante General de Melilla.

Con la vuelta del general Romerales se reactiva la comisión del homenaje que celebra una reunión el sábado 4 de abril de 1936 en la sede del Colegio de Agentes Comerciales. Según El Telegrama del Rif a la reunión acuden representantes de La Hípica, Casino Militar, Nuevo Club, Casino Español, Ateneo, Colegio Oficial de Médicos, Casino del Real, La Fraternidad, que era una asociación de chóferes, Asociación de la Prensa y del propio Telegrama. En la reunión se decide que el homenaje, que consistirá en la entrega del álbum con las firmas y un vino de honor a celebrar en los Viveros Municipales. La comisión organizadora que da constituida por Marín Figueras, Cándido Jurado y el periodista Fray González.


Finalmente, el 14 de abril de 1936 se llevó a cabo el homenaje al general Manuel Romerales. Según la reseña que El Telegrama del Rif publicó sobre dicho acto, la participación fue mucha y representativa de todos los ámbitos de la ciudad. Podemos leer en el Telegrama: Se puede decir que en el acto que reseñamos se encontraba presente todo lo que representa actividad en Melilla y además una nutridísima representación del elemento militar.


El homenaje fue presidido por el Delegado Gubernativo, Alcalde accidental, Ricardo Fius, (Antonio Díez se encontraba en Madrid), Presidente de la Audiencia de Málaga, Fiscal, Delegado Marítimo, Interventor Regional, Burgos Nicolás, Juez de Instrucción y José Marín Figueras.

Según la reseña del Telegrama, los discursos fueron los normales en estos actos: elogios al homenajeado, alabanzas a la República, a Melilla, referencias a la situación social, especialmente de los desempleados para los que el Delegado Gubernativo, Diego Jiménez Castellanos, tuvo palabras de aliento y de compromiso para remediar su situación. Romerales, al hilo de estas palabras, anunció que se iban a reactivar obras militares para dar trabajo a los obreros en paro y, como escribió Mir Berlanga, Ricardo Fius llamó a Romerales nuestro general por compendiarse en él las más puras esencias de la democracia. Nada que justificara una condena a muerte.

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