El teniente coronel Eduardo Pérez Ortiz, guarda una vida llena de luchas y aventuras. Batalló en Cuba y Puerto Rico y en 1921 fue capturado en Monte Arruit permaneciendo 18 meses cautivo por las tropas del Rif.
En septiembre de 1929 causó baja en el Ejército, por haber cumplido la edad reglamentaria. Estableciéndose en Ceuta, donde vivía uno de sus hijos, Eduardo Pérez Alemany, propietario de la fábrica de licores “Punta Almina”, en la calle Juan I de Portugal. Posteriormente este coronel se presentó en 1931 como candidato a las elecciones municipales junto las siglas de la Conjunción Republicano-Socialista. Obteniendo el acta de concejal. Fue junto al médico Sánchez Prado el candidato que obtuvo mayor número de votos. Siendo elegido primer teniente de alcalde y posteriormente alcalde, el 13 de octubre de 1931.
Eduardo Pérez Ortiz nació en la población burgalesa de Miranda de Ebro, el 1 de septiembre de 1865. Fue un asiduo colaborador del diario madrileño “La Correspondencia Militar” y de “El Popular de Melilla”. Durante su etapa como alcalde de Ceuta desarrolló una gran actividad y proyectos. Como la inauguración en los Jardines de Rosende, en las Puertas del Campo, un busto al capitán Fermín Galán, líder republicano sublevado en Jaca y fusilado en Huesca en diciembre de 1930.
Fue Pérez Ortiz un personaje con honda trascendencia histórica. Tras ser capturado por los independentistas rifeños en 1921 estuvo 18 meses en cautiverio. Tras su liberación “La Correspondencia Militar” escribió: “Entre los cautivos que lograron el sábado la anhelada liberación figura el teniente coronel de Infantería don Eduardo Pérez Ortiz, espíritu valiente, decidido, rebelde y batallador contra la rutina de los procedimientos tácticos y orgánicos y contra el anquilosamiento de los estatutos por inercia en la actividad y persistencia en los métodos. Desde estas columnas, con el brío pujante de su razonador estilo, con el bagaje científico de su vasta cultura, con la firme persuasión de un convencido, fue apóstol de precisas innovaciones. Su voz, como la nuestra, no halló donde lo precisaba eco... que él con fervor tanto solicitara de continuo, fue apresado, luego de sufrir rudo asedio en Monte Arruit... El teniente coronel Pérez Ortiz no tiene en el expediente Picasso, ni fuera de él, el menor asomo de responsabilidad por su proceder entonces, antes al contrario, su actuación serena y bizarra. Al llegar este momento, por nosotros tan deseado de pisar Pérez Ortiz y sus compañeros de cautiverio la tierra de la Patria…”
En un magnífico articulo escrito por Juan Diez Sánchez, nos describe sus numerosas recompensas. En los postreros momentos de la presencia española en Cuba, recibió una mención honorífica y dos cruces de primera clase del Mérito Militar, con distintivo rojo. Así como la genérica Medalla de Cuba. Terminado el conflicto antillano, las enseñanzas obtenidas en él las plasmó en la obra “Guerra de partidas”, un excelente trabajo reconocido con una mención honorífica. Más tarde, en los años 1909 y 1910, por unos nuevos trabajos: “Condiciones esenciales de una buena Infantería para su aplicación eficaz en el combate en los tiempos actuales” y “Fuegos y formaciones en el combate de Infantería”, obtuvo la recompensa de una tercera y cuarta cruz de primera clase del Mérito Militar, esta vez con distintivo blanco. También la Cruz de San Hermenegildo, Medallas de Alfonso XIII, Sitios de Zaragoza, de Melilla, Militar de Marruecos y de Sufrimiento por la Patria, ésta última por la penalidades sufridas en Axdir.
Plasmó sus vivencias en un libro
Poco tiempo después de su liberación, Eduardo Pérez Ortiz publicó un relató con sus vivencias, en el mes de julio de 1921, hasta su rescate en enero de 1923. Tituló esta obra “18 meses de cautiverio, de Annual a Monte-Arruit”. En el 2010 se publicó en interfolio una cuidada edición, con una magnífica introducción por parte de Jesús M. Sánchez, recomiendo para los interesados en estos temas su lectura. Entre otras cosas escribe… Une a su condición de militar vocacional el interés por el periodismo directo y sin concesiones; y de ambas facetas se nutre el testimonio que nos deja. Su participación en el Desastre de Annual y posterior cautiverio marcarían el resto de su vida convirtiendo su punto de vista en insustituible. Las ideas avanzadas de las que siempre hizo gala, y el interés por mejorar las condiciones de vida de sus conciudadanos le hacen entrar en política. Tras nuestra contienda, vivirá las estrecheces de la posguerra pero, con el tiempo, también llegará a percibir una cierta mejoría en las condiciones de vida de sus conciudadanos…”
Los sublevados en julio del 36 detienen a su hijo
En Ceuta, tras el golpe militar del 17 de julio de 1936, comienzan las detenciones de todo aquel que durante la Segunda República se hubiera distinguido en favor de ella. El hijo del que fuera alcalde de Ceuta, Eduardo Pérez Alemany fue detenido y trasladado al campo de concentración “El Mogote” en Tetuán, construido por los sublevados tras el golpe en la capital del Protectorado. Allí eran obligados a trabajar en su acondicionamiento, el citado centro de detención estaba junto a las ruinas que existen en las afueras de Tetuán “Tamuda”. Montaron unas grandes alambradas donde viviendo los reclusos en penosas tiendas donde intentaban descansar después del duro trabajo. Allí sería fusilado abril de 1937. En la documentación encontrada se reseña: "Fallecido por disparos de arma de fuego, al intentar fugarse del campo de concentración, donde se hallaba detenido".
El campo de concentración tetuaní se encontraba bordeado por un río y en él casi todas las mañanas aparecían los cuerpos de los dirigentes políticos y sindicalistas detenidos. También varios ceutíes fueron ejecutados en este centro como el joven Ernesto Sastre Vallecillo y Ricardo González Guerrero, los dos formaban parte de las Juventudes del PSOE en Ceuta. El primero, de profesión panadero, estuvo durante varios días oculto en la azotea de la casa de sus padres, siendo descubierto y el otro joven trabajaba en las obras del puerto, intento huir pero fue apresado cerca de Tetuán.
El hijo del Alcalde, pertenecía a la masonería ceutí en la logia Hércules del que fue su fundador junto a Salomón Isaac Benlolo, Jacob Salomón Benoliel, Enrique Ordoño, Antonio Muñoz, Moisés Benhamú Benzaquén, Florencio Álvarez y Juan Romero.
Muchos dirigentes republicanos, en los primeros días del golpe al observar la represión que se estaba llevando a cabo intentan huir. Una de las personas mas buscadas tras la sublevación, fue que fuera presidente del PSOE en Ceuta y funcionario de telégrafos Rafael Jiménez Cazorla. Consiguió salir de la ciudad, en la tarde del 17 de julio junto al Ingenieros de la Junta de Obras del Puerto, Gustavo Piñuelas en el coche oficial.
Unas horas después sobre las once de la noche del 17 de julio, el teniente coronel Martínez Simancas, del Batallón de Cazadores del Serrallo nº 8, recibió la orden de Juan Yagüe, que tocase genérala y salieran las tropas a tomar la ciudad. Ingenieros se apostaron entre la Marina y los jardines de San Sebastián; el grupo del Serrallo en la zona del Recinto y calle Real hasta el mercado y allí se unía con el Tercio, que ya había dejado retenes en el barrio de la Almadraba y del Morro y soldados de Artillería ocupan el puente de la República, la plaza de África y la zona de la Muralla Real. Y las tropas de Regulares, al mando de los Capitanes Segarra y Mateo, tomaron la delegación del Gobierno. En la puerta tan sólo se encontraba el Jefe de Seguridad, teniente Tomás de Prada Granados, con una sección de guardias, el delegado, José Ruiz Flores, se encontraba en su despacho, al comprobar la disparidad de las fuerzas ordenó al Teniente quitar los guardias de la entrada y dejar entrar a las fuerzas atacantes, sin oponer resistencia alguna. Todos fueron detenidos y el Teniente de seguridad Tomás de Prada fue ejecutado en la madrugada del 15 de agosto de 1936, sin juicio. Tomando posesión de la delegación del Gobierno el capitán Arjona.
2 comentarios:
Gracias, María José, por publicarlo. Eduardo Pérez Ortiz fue un gran personaje en la España norteafricana del primer tercio del siglo XX que merece ser recordado.
Gracias a Francisco Sánchez Montoya que escribe unos artículos estupendos
Saludos
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