Autor/: Francisco Sánchez Montoya
La infancia
Nació un 27 de noviembre de 1907 en Ceuta. Su padre Enrique Castillo Borrego
era propietario de una fábrica de conservas de pescados, su madre María del
Valle, fallecida en 1922. Antonia Castillo tuvo cinco hermanos. Estudió el
bachillerato en el Instituto General y Técnico de Cádiz. El 28 de agosto de
1923, con tan sólo 15 años, el rectorado de la Universidad de Sevilla le expidió
el correspondiente título. Ese último curso 1922-23 obtuvo, además,
sobresaliente con matricula de honor en el estudio del alemán. A principios del
curso 1923-24 se traslada a Madrid, para estudiar medicina y en junio de 1928,
con tan sólo, 20 años termina sus estudios de medicina con excelentes
resultados.
Pocos días antes, una R.O. de 26 de septiembre de 1929, estableció la
obligatoriedad de que los ayuntamientos de las ciudades que no tuvieren, dotasen
plazas de tocólogo municipales. El de Ceuta era uno de ellos, la doctora
Castillo ve en esta disposición una buena oportunidad para situarse
profesionalmente, en una especialidad para la que cree hallarse bien
cualificada. Se convoca por parte de la Junta Municipal la oposición, son cinco
los oponentes, Sánchez-Prado, Lorenzo Trujillo, Marcial Gómez, Juan González y
nuestra protagonista de este reportaje Antonia Castillo. Tras llevarse a cabo
las pruebas, el 5 de marzo de 1931, la comisión Permanente de la Junta Municipal
acordó, nombrar "médico tocólogo al servicio de esta Corporación a la señorita
Antonia Castillo Gómez". Además se consignó en acta la satisfacción que tenía
"al ver que es una hija de Ceuta la que ha conseguido el triunfo en la
oposiciones celebradas".
Unos meses después, ya proclamada la II Republica, tomó posesión de su cargo
como médico de la Beneficencia Municipal, ella debía atender a todas aquellas
personas, en este caso mujeres, que carentes de recursos, según los criterios de
la corporación, precisasen de sus servicios. En julio de 1932, Antonia Castillo
dirigió un escrito al Ayuntamiento pidiendo permiso para poder ampliar sus
conocimientos en Alemania, lo cual le aprobaron. En diciembre de 1933 se
incorporó a su plaza en Ceuta. Hacia tiempo que se había independizado de la
tutela familiar, vivía en una casa propia donde acompañada de su hermana África,
atendía a los enfermos en su consulta. También tiene tiempo para dar alguna que
otra conferencia a la gente humilde de la Ciudad, como la ofrecida en la Casa
del Pueblo, titulada "Sobre el seguro de Maternidad".
En enero de 1936, contrae matrimonio con el catedrático del Instituto
Hispano-Marroquí de Ceuta, Luis Abad Carretero. Este era miembro del Partido de
Acción Republicana fundado por Manuel Azaña, cuando a finales de 1934 su
formación política decide fusionarse con el Partido Radical-Socialista de
Marcelino Domingo, para dar origen a Izquierda Republicana, fue elegido
presidente en Ceuta, hasta el 20 de abril de 1936, que fue sustituido por el
abogado Salvador Fossati.
Los continuos rumores de sublevación en el veranote 1936, preocupan a la
familia Abad-Castillo, dada la relevancia política de Luis. Los preparativos de
la sublevación continuaban, el enlace en esta zona con el director de la
sublevación era el teniente coronel Jefe del Acuartelamiento de la Legión en Dar
Riffien, Juan Yagüe, éste recibe el 29 de junio la visita del diputado de la
CEDA Francisco Herrera Oria, con las últimas consignas para el golpe, la reunión
tuvo lugar en Ceuta.
A primeras horas de la tarde del 17 de julio, ya estaban las tropas
sublevadas en las calles de Melilla y en Ceuta y ciudades del Protectorado
Occidental se respiraba una tensa calma llena de miedos y recelos. Sobre las
16,45 horas, el Delegado del Gobierno en Ceuta, José Ruiz Flores, recibe la
llamada del Jefe del Gobierno de la República y Ministro de la Guerra, Casares
Quiroga, para informarle de los acontecimientos de Melilla. A continuación el
Ministro de la Gobernación Juan Moles, telefoneó a Tetuán, y cambio impresiones
con el Alto Comisario, Arturo Álvarez-Buylla.
A las 11 de la noche del 17 de julio las tropas tomas las calles, la doctora
Antonia Castillo se queda en Ceuta y su marido Luis Abad, dada su militancia
política, se refugia en Tánger, esperando al desarrollo de la sublevación
militar.
Expulsada como tocóloga municipal, en 1939
La doctora Antonia Castillo, tras el golpe militar, continúa en su puesto de
trabajo, a pesar de que Ceuta se convierte en una ciudad llena de miedos y
recelos; las fuerzas sublevadas, con la ayuda de patrullas de falangistas,
comienzan las detenciones selectivas y asaltos a las sedes de los sindicatos y
partidos políticos. Antonia Castillo, ve como muchos de los compañeros de su
marido son detenidos y fusilados. Ella sabe que a todos los funcionarios
municipales que hayan tenido alguna vinculación con partidos políticos o
sindicatos se les instruye un expediente. La comunicación de este expediente no
le llega hasta el 20 de diciembre de 1938, donde se le acusa
–injustificadamente- entre otras cosas de "negligencia en su trabajo como médico
tocólogo". Las acusaciones de falta de atención a sus pacientes en que se
fundamenta el expediente, se vislumbran muy poco sólidos conociendo la buena
formación clínica de la doctora Castillo y la probada dedicación a sus
enfermos.
Con este expediente, más parece que se le pase factura por su matrimonio con
Luis Abad y por las actividades políticas de éste. Pero con este primer
expediente tan sólo era el comienzo de un tortuoso camino que, por desgracia
sólo había comenzado a recorrer. En otro escrito, la Comisión depuradora le
había formulado tres cargos: 1º Haber dado en cierta ocasión un mitin en la Casa
del Pueblo, 2º Ser simpatizante de la política de izquierdas y 3º No ser de
confianza para el Movimiento Nacional.
El juez instructor recabó diversos informes sobre el comportamiento de la
Dra. Castillo a algunas autoridades gubernativas de Ceuta: Policía, Guardia
Civil y Falange. El más extenso y revelador de todos ellos es el redactado por
el delegado de Orden Público de Ceuta, el 10 de diciembre de 1938, en el que se
puede leer: " fue vicepresidente de la Asociación de Empleados Municipales y
aparece en una fotografía reunida con los más significativos socialistas de esta
Plaza, con ocasión de un mitin celebrado en la Casa del Pueblo. Se ignoran
antecedentes masónicos. Está casada con el Catedrático Sr. Abad (Socialista
furibundo) que se encuentra en la zona roja, haciendo campaña contra la Causa
Nacional. Se la considera, como su esposo, de ideas extremistas. Dio
conferencias en la Casa del Pueblo en propaganda electoral en el año 1933, no
volviendo a actuar al contraer matrimonio con el Sr. Abad, diciéndose que se
debía a que este era excesivamente celoso. Ha observado buena conducta pública y
privada y se comporta bien en lo profesional, se ignora su forma de pensar con
respeto al Movimiento Nacional… "
Nada de esto convenció al Juez de Instrucción, quien el 18 de febrero de 1939
estimó probados los cargos y la definió: " Como desafecta al Glorioso Movimiento
Nacional y adicta al Frente Popular (…), por lo que revistiendo su conducta una
notoria peligrosidad es permitido aconsejar que el funcionario de referencia no
debe continuar figurando en el cuadro de los empleados del Nuevo Estado, ya que
no ofrece garantías para los servicios del mismo... en consecuencia destitución
de Doña Antonia Castillo Gómez en el cargo que venia desempeñando, y que,
además, se adopten las medidas necesarias para que tampoco pueda volver a
figurar a ningún otro de clase alguna, dependiente de esa Corporación".
Camino del exilio mejicano
Las diversas sanciones que se impusieron a la doctora ceutí Antonia Castillo,
hizo que tuviera que salir de su ciudad y buscar otra salida de futuro. Causó
baja en el Colegio de Médicos de Ceuta, el 30 de julio de 1939. La siguiente
noticia que se tiene de ella, según el historiador López Gómez, es de finales de
1940 y la sitúa en Burgos, con anterioridad estuvo unos meses en Madrid. Pasando
a ser también, al igual que en Ceuta en 1927, la primera mujer en formar parte
del Colegio de Médicos burgalés. El refugio de Burgos, le sirvió para ir
madurando la posibilidad de marchar al extranjero, donde se podría reencontrar
con su marido.
En 1945, la doctora Antonia Castillo, prepara su traslado a Méjico. Unos años
después viaja a Nueva York siendo una pionera en el estudio del cáncer. Mientras
tanto Luis Abad, continúa su periplo ya que tras salir de Ceuta pasó a Tánger y
desde allí a la península. Tras la Guerra Civil logro escapar de España, en un
barco repleto de refugiados que le llevó desde Alicante a la costa argelina,
para ser internado a continuación en el campo de concentración de Bogharí,
próximo al desierto del Sahara, de donde, al parecer, pudo salir. Ya en 1940 se
instaló en Oran, donde sobrevivió diez años dando clases de español, ingles y
matemáticas a alumnos de bachillerato, y gracias a la venta de algunos
cuadros.
Cuando hacia 1950 Luis Abad abandona Oran no se dirige a Méjico sino a Paris,
donde va a permanecer casi cuatro años más. Allí da clases de español, entre
otros trabajos como profesor. En 1953 Abad deja Paris rumbo a la capital azteca.
Finalmente, transcurrido 18 años, se reencuentra con su esposa, Antonia
Castillo, junto a la que sólo había convivido seis meses después de su boda.
Por fin, los dos están juntos en Méjico, Luis Abad, participa en proyectos
del Colegio de Méjico, y en 1956 es nombrado profesor titular de la cátedra de
Psicología de la Universidad Nacional Autónoma, y publica varios libros y en las
más prestigiosas revistas mejicanas. Por otra parte, la doctora Antonia
Castillo, se especializa en el campo de la ontología ginecológica, siendo una
prestigiosa facultativa en Méjico.
Todo son éxitos para los dos en Méjico, pero añoran España y en 1966
emprendieron viaje a Madrid, con la esperanza de que la dictadura no les pida
cuentas. Se instalaron por unos meses en la casa de Maria del valle Muñoz
Castillo, la sobrina de Antonia. Pronto marcharon a Almería, no sabemos si la
doctora ceutí volvió a pisar su ciudad natal. Compraron una casa en Gádor. A
finales de 1970 la doctora Antonia Castillo notó un importante quebrantamiento
de su salud, en vista de su progresivo empeoramiento decidieron regresar a
Madrid. A principios de 1971, fallece y su marido decide enterrarla en Gádor, a
donde regresó, para morir a su vez el 13 de noviembre de ese año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario