Francisco Sánchez Montoya en HISTORIA DE CEUTA Y EL PROTECTORADO ESPAÑOL 22/5/15
Un buen número de españoles tras la guerra civil emprendieron el exilio mexicano y otros hacia Oran y con posterioridad a la ciudad internacional de Tánger, Casablanca o Rabat. Como el caso del profesor ceutí Luis Abad.
El historiador segorbino, José Luis Morro Casas, presentó su último libro sobre los campos de concentración franceses en el norte de África, titulado: “Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África”. Libro imprescindible para conocer la intrahistoria de lo acontecido en este todavía poco conocido exilio republicano.
Cabe recordar que la primera publicación de Jose Luis Morro, dentro de esta colección se centró en el Campo de Vernet d’Àriège, sobre la tragedia vivida al final de la Guerra Civil por miles de españoles que atravesaron la frontera hacia Francia; su hacinamiento en playas y campos de concentración, el trato vejatorio que recibieron por parte del gobierno francés, la huida a países de acogida de algunos, la participación de otros en la II Guerra Mundial, la muerte de muchos de forma despiadada. De este libro ya se han realizado dos ediciones y en este momento se encuentra agotado.
El segundo libro, trata sobre el Campo de Gurs, también agotado en estos momentos.
“Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África”, hace mención a la salida de Max Aub del campo argelino de Djelfa y, su posterior embarque en el puerto de Casablanca, el 10 de septiembre de 1942 en el vapor portugués Serpa Pinto rumbo a México, meses antes de que se cerrase definitivamente el campo de concentración de Djelfa.
No obstante, Jose Luis Morro desarrolla la historia centrándose en el barco inglés “Stanbrook”, que partió desde el puerto de Alicante hacia Orán. De hecho, en el anexo reproduce una relación nominal de los pasajeros embarcados, recopilada por el profesor Juan Bautista Vilar, en el que aparecen 2.620 pasajeros. El barco que hace 75 años sacó de España a miles de refugiados. El puerto de Alicante fue escenario de la tragedia que se vivió, cuando miles de republicanos llegaron desde todo el país con la esperanza de escapar de la represión. Se encontraron sólo con este navío mercante que sólo pudo salvar a unos cuantos miles, en los últimos días de la guerra. El barco, con una capacidad para 800 personas, llegó a cargar a casi 3.000 refugiados rumbo a Orán, al frente del buque estaba el capitán Dickson.
Este puerto al final de la contienda, fue una tabla de salvación para cientos de republicanos, ya que caídos los puertos de Cataluña, el de Alicante era el único que quedaba libre, allí se reunieron unas 20.000 personas huyendo, entre las que había familias, cargos públicos, campesinos, maestros, militares en derrota, a quienes les habían prometido que habría barcos que les sacarían de España.
El destino de este éxodo fue Orán y su región: la Argelia occidental limítrofe con Marruecos. Las cifras que recoge el historiador Juan B. Vilar son las siguientes: 8.000 asilados en Argelia, a los que se suman 4.000 en Túnez y 1.000 aproximadamente en Marruecos. Las mujeres y los niños eran conducidos a centros de albergue mientras que la gran masa de excombatientes y los varones en edad militar fueron internados en campos de trabajo, de los que destacamos los argelinos de Morand y Suzzoni, el oranés de Rélizane. Se crearon también campos de castigo como el de Merijda y Djelfa.
El historiador José Luis Moro y Ceuta
En las décadas de los años ochenta este prestigioso historiador estuvo en nuestra ciudad realizando el servicio militar. Y desde entonces guarda con gran cariño aquella Ceuta que lo acogió. Son numerosas sus conferencias y estudios sobre el todavía desconocido exilio en el norte de África. La pasada semana intervino en el Ateneo de Madrid, dentro del marco del 75º aniversario del Exilio Republicano, Organizada por la Asociación de Descendientes del Exilio español.
Contando con Ludivina García, Bechir Yazidi, profesor de la Universidad de Manoubade, Túnez, y especialista en el exilio en el Norte de África. Victoria Fernández Díaz, investigadora, y autora del libro: El Exilio de los marinos de la República, hija de refugiado en el Norte de África. También son de destacar su trabajo sobre Max Aub, en Guerra Civil, exilio y literatura; Anna Seghers y Max Aub: dos destinos unidos por Gilberto Bosques; El exilio cultural de la guerra civil (1936-1939). Max Aub, ¿un exilio diferente?; El exilio literario español de 1939; Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia, entre otros. Y sus últimos libros, Campo de Vernet d’Àriège, Campo de Gurs y este último Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África.
De la fosa común a un nicho
El 18 de agosto de 1944, a la siete de la mañana, fueron fusilados los tres jóvenes alicantinos. Un camión militar transportó sus cuerpos al cementerio, siendo enterrados en la fosa común. Pero, cinco años después, el 15 de noviembre de 1949, José Guerrero Garrido abonó el traslado de los restos de estos tres republicanos desde a un nicho. Como detalle significativo, en la lapida donde se tallaron sus nombres, se dibujó en grande y justo encima una gran estrella de cinco puntas, símbolo de las Juventudes Socialistas Unificadas, que todavía continúa en el cementerio de Ceuta. En torno al exilio español en el Magreb
existe un gran desconocimiento, a pesar de los años transcurridos, esa aventura humana que vivió una parte del exilio español en el norte de África: cárceles, campos de concentración, compañías de trabajos forzados y represión. Cuando llegaron frente a Orán, el puerto de la costa argelina, empezó un verdadero calvario. La aventura de esta España peregrina no terminó oficialmente hasta que iniciada la transición democrática en España, la nueva Constitución, refrendada por una inmensa mayoría de españoles, puso fin a la realidad y la dialéctica de las dos Españas, iniciándose un periodo de reconciliación y de consenso democrático. La información sobre el exilio republicano, ha sido notoriamente insuficiente en los medios de comunicación de masas, de modo que la mayoría de la población, especialmente los jóvenes, lo desconocen.
De Orán a la fosa común de Ceuta
Miles de españoles se encontraban el 28 de marzo de 1939 en el puerto de Alicante, entre ellos tres jóvenes, Antonio Reinares Metola, José Congost Plá y Ramón Valls Figuerola, ellos aguardaban un barco que les permitiese abandonar España, camino del exilio lo que realizaron en el buque Stanbrook, zarpando hacia Orán (Argelia). Cinco años después estos tres alicantinos fueron fusilados ante los muros de la fortaleza del Monte Hacho y enterrados en la fosa común, a los pocos años sus cuerpos fueron trasladados a un nicho.
Pudieron abandonar Argelia, tras muchas penurias, y establecerse en el Marruecos francés, concretamente en Casablanca, donde organizan una resistencia al régimen, con la creación de la denominada Unión Nacional Antifascista (U.N.A.). Estudian la posibilidad de establecerse en Tánger, como cabeza de lanzadera. El 10 de agosto de 1941 se desplaza a la ciudad internacional José Congost. Realizó el viaje en ferrocarril, escondido en un cajón y protegido por el jefe de estación. Comienzan a recibir desde Casablanca el boletín Reconquista de España, que lo adaptarían con el nombre de Liberación de España, escrito a máquina, y lo reparten por la ciudad.
Como el trabajo de captación va en aumento, el recién llegado José Congost requiere nuevamente de Casablanca el envío de otro delegado más y a los pocos meses llegó por el mismo conducto Antonio Réinales Metola, este tiene en sus planes inmediatos el trabajo de reorganizar las Juventudes Socialistas Unificadas. Al cabo de algunos meses formó un comité, integrado por Amalia Guerrero, Sebastián Mesa, León Azulay, Jacob Cuby y Rubén Bengio.
En septiembre de 1941 se envían dos nuevos dirigentes desde Casablanca, Adelo Aguado Hidalgo y Ramón Valls Figuerola; éstos asumen mayores y más amplias atribuciones y, sobre todo, el propósito de abrirse camino hacia Ceuta, entrevistándose con Demetrio Valentín, quien sirve de enlace para hablar con Pedro Rodríguez, dirigente socialista, quien hacía pocos meses había salido del Hacho. También asistieron el secretario político del PSOE Juan Traverso, y los cenetistas Agustín Álvarez y López Infante.
Debido a los nuevos proyectos deciden que el dirigente recién llegado desde Casablanca, Adelo Aguado, viaje a Madrid para mantener algunas reuniones y obtener más información. Pero fue detenido y llevado a la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol, y tras duros interrogatorios se le acusó de “atentar contra la seguridad del Estado y fomentar la organización de partidos políticos”. Tras un consejo de guerra sumarísimo, fue ejecutado a garrote vil el 28 de mayo de 1942 en Madrid. La detención de Adelo Aguado origina que las autoridades franquistas comiencen a encarcelar a los demás miembros que se encontraban en Ceuta y Tánger. En total son noventa y un detenidos. Todos son enviados a Ceuta, los hombres a la fortaleza del Hacho y las mujeres a la prisión del Sarchal. Se celebró el consejo en el cuartel de Sanidad, habilitándose una gran sala especial, comenzando el 9 de marzo de 1944. Después de siete días de vistas y declaraciones se aprobaron las múltiples condenas, destacando las penas de muerte a los alicantinos, José Congost Plá, Antonio Reinares Metola y Ramón Valls Figuerola, acusándoles de un delito contra la seguridad del Estado.
Cabe recordar que la primera publicación de Jose Luis Morro, dentro de esta colección se centró en el Campo de Vernet d’Àriège, sobre la tragedia vivida al final de la Guerra Civil por miles de españoles que atravesaron la frontera hacia Francia; su hacinamiento en playas y campos de concentración, el trato vejatorio que recibieron por parte del gobierno francés, la huida a países de acogida de algunos, la participación de otros en la II Guerra Mundial, la muerte de muchos de forma despiadada. De este libro ya se han realizado dos ediciones y en este momento se encuentra agotado.
El segundo libro, trata sobre el Campo de Gurs, también agotado en estos momentos.
“Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África”, hace mención a la salida de Max Aub del campo argelino de Djelfa y, su posterior embarque en el puerto de Casablanca, el 10 de septiembre de 1942 en el vapor portugués Serpa Pinto rumbo a México, meses antes de que se cerrase definitivamente el campo de concentración de Djelfa.
No obstante, Jose Luis Morro desarrolla la historia centrándose en el barco inglés “Stanbrook”, que partió desde el puerto de Alicante hacia Orán. De hecho, en el anexo reproduce una relación nominal de los pasajeros embarcados, recopilada por el profesor Juan Bautista Vilar, en el que aparecen 2.620 pasajeros. El barco que hace 75 años sacó de España a miles de refugiados. El puerto de Alicante fue escenario de la tragedia que se vivió, cuando miles de republicanos llegaron desde todo el país con la esperanza de escapar de la represión. Se encontraron sólo con este navío mercante que sólo pudo salvar a unos cuantos miles, en los últimos días de la guerra. El barco, con una capacidad para 800 personas, llegó a cargar a casi 3.000 refugiados rumbo a Orán, al frente del buque estaba el capitán Dickson.
Este puerto al final de la contienda, fue una tabla de salvación para cientos de republicanos, ya que caídos los puertos de Cataluña, el de Alicante era el único que quedaba libre, allí se reunieron unas 20.000 personas huyendo, entre las que había familias, cargos públicos, campesinos, maestros, militares en derrota, a quienes les habían prometido que habría barcos que les sacarían de España.
El destino de este éxodo fue Orán y su región: la Argelia occidental limítrofe con Marruecos. Las cifras que recoge el historiador Juan B. Vilar son las siguientes: 8.000 asilados en Argelia, a los que se suman 4.000 en Túnez y 1.000 aproximadamente en Marruecos. Las mujeres y los niños eran conducidos a centros de albergue mientras que la gran masa de excombatientes y los varones en edad militar fueron internados en campos de trabajo, de los que destacamos los argelinos de Morand y Suzzoni, el oranés de Rélizane. Se crearon también campos de castigo como el de Merijda y Djelfa.
El historiador José Luis Moro y Ceuta
En las décadas de los años ochenta este prestigioso historiador estuvo en nuestra ciudad realizando el servicio militar. Y desde entonces guarda con gran cariño aquella Ceuta que lo acogió. Son numerosas sus conferencias y estudios sobre el todavía desconocido exilio en el norte de África. La pasada semana intervino en el Ateneo de Madrid, dentro del marco del 75º aniversario del Exilio Republicano, Organizada por la Asociación de Descendientes del Exilio español.
Contando con Ludivina García, Bechir Yazidi, profesor de la Universidad de Manoubade, Túnez, y especialista en el exilio en el Norte de África. Victoria Fernández Díaz, investigadora, y autora del libro: El Exilio de los marinos de la República, hija de refugiado en el Norte de África. También son de destacar su trabajo sobre Max Aub, en Guerra Civil, exilio y literatura; Anna Seghers y Max Aub: dos destinos unidos por Gilberto Bosques; El exilio cultural de la guerra civil (1936-1939). Max Aub, ¿un exilio diferente?; El exilio literario español de 1939; Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia, entre otros. Y sus últimos libros, Campo de Vernet d’Àriège, Campo de Gurs y este último Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África.
De la fosa común a un nicho
El 18 de agosto de 1944, a la siete de la mañana, fueron fusilados los tres jóvenes alicantinos. Un camión militar transportó sus cuerpos al cementerio, siendo enterrados en la fosa común. Pero, cinco años después, el 15 de noviembre de 1949, José Guerrero Garrido abonó el traslado de los restos de estos tres republicanos desde a un nicho. Como detalle significativo, en la lapida donde se tallaron sus nombres, se dibujó en grande y justo encima una gran estrella de cinco puntas, símbolo de las Juventudes Socialistas Unificadas, que todavía continúa en el cementerio de Ceuta. En torno al exilio español en el Magreb
existe un gran desconocimiento, a pesar de los años transcurridos, esa aventura humana que vivió una parte del exilio español en el norte de África: cárceles, campos de concentración, compañías de trabajos forzados y represión. Cuando llegaron frente a Orán, el puerto de la costa argelina, empezó un verdadero calvario. La aventura de esta España peregrina no terminó oficialmente hasta que iniciada la transición democrática en España, la nueva Constitución, refrendada por una inmensa mayoría de españoles, puso fin a la realidad y la dialéctica de las dos Españas, iniciándose un periodo de reconciliación y de consenso democrático. La información sobre el exilio republicano, ha sido notoriamente insuficiente en los medios de comunicación de masas, de modo que la mayoría de la población, especialmente los jóvenes, lo desconocen.
De Orán a la fosa común de Ceuta
Miles de españoles se encontraban el 28 de marzo de 1939 en el puerto de Alicante, entre ellos tres jóvenes, Antonio Reinares Metola, José Congost Plá y Ramón Valls Figuerola, ellos aguardaban un barco que les permitiese abandonar España, camino del exilio lo que realizaron en el buque Stanbrook, zarpando hacia Orán (Argelia). Cinco años después estos tres alicantinos fueron fusilados ante los muros de la fortaleza del Monte Hacho y enterrados en la fosa común, a los pocos años sus cuerpos fueron trasladados a un nicho.
Pudieron abandonar Argelia, tras muchas penurias, y establecerse en el Marruecos francés, concretamente en Casablanca, donde organizan una resistencia al régimen, con la creación de la denominada Unión Nacional Antifascista (U.N.A.). Estudian la posibilidad de establecerse en Tánger, como cabeza de lanzadera. El 10 de agosto de 1941 se desplaza a la ciudad internacional José Congost. Realizó el viaje en ferrocarril, escondido en un cajón y protegido por el jefe de estación. Comienzan a recibir desde Casablanca el boletín Reconquista de España, que lo adaptarían con el nombre de Liberación de España, escrito a máquina, y lo reparten por la ciudad.
Como el trabajo de captación va en aumento, el recién llegado José Congost requiere nuevamente de Casablanca el envío de otro delegado más y a los pocos meses llegó por el mismo conducto Antonio Réinales Metola, este tiene en sus planes inmediatos el trabajo de reorganizar las Juventudes Socialistas Unificadas. Al cabo de algunos meses formó un comité, integrado por Amalia Guerrero, Sebastián Mesa, León Azulay, Jacob Cuby y Rubén Bengio.
En septiembre de 1941 se envían dos nuevos dirigentes desde Casablanca, Adelo Aguado Hidalgo y Ramón Valls Figuerola; éstos asumen mayores y más amplias atribuciones y, sobre todo, el propósito de abrirse camino hacia Ceuta, entrevistándose con Demetrio Valentín, quien sirve de enlace para hablar con Pedro Rodríguez, dirigente socialista, quien hacía pocos meses había salido del Hacho. También asistieron el secretario político del PSOE Juan Traverso, y los cenetistas Agustín Álvarez y López Infante.
Debido a los nuevos proyectos deciden que el dirigente recién llegado desde Casablanca, Adelo Aguado, viaje a Madrid para mantener algunas reuniones y obtener más información. Pero fue detenido y llevado a la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol, y tras duros interrogatorios se le acusó de “atentar contra la seguridad del Estado y fomentar la organización de partidos políticos”. Tras un consejo de guerra sumarísimo, fue ejecutado a garrote vil el 28 de mayo de 1942 en Madrid. La detención de Adelo Aguado origina que las autoridades franquistas comiencen a encarcelar a los demás miembros que se encontraban en Ceuta y Tánger. En total son noventa y un detenidos. Todos son enviados a Ceuta, los hombres a la fortaleza del Hacho y las mujeres a la prisión del Sarchal. Se celebró el consejo en el cuartel de Sanidad, habilitándose una gran sala especial, comenzando el 9 de marzo de 1944. Después de siete días de vistas y declaraciones se aprobaron las múltiples condenas, destacando las penas de muerte a los alicantinos, José Congost Plá, Antonio Reinares Metola y Ramón Valls Figuerola, acusándoles de un delito contra la seguridad del Estado.
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