miércoles, 26 de diciembre de 2012

Convocatoria por la desestimación de la demanda de la fosa común de Las Palmas


Cementerio de la Vegueta

Familiares Fusilados San Lorenzo 26/12/12
JUEVES 27 DE DICIEMBRE A LAS 11,00 HORAS
PLAZA DE SAN AGUSTÍN, 6 (VEGUETA)

Tras la demanda presentada por las familias de los fusilados de San Lorenzo exigiendo la apertura de la fosa común del Cementerio de Las Palmas, donde se calcula que pueden estar enterrados más de 60 republicanos asesinados por los franquistas, entre ellos el alcalde comunista de San Lorenzo, Juan Santana Vega y el sindicalista de la Federación Obrera, Francisco González Santana. El Juzgado de Instrucción nº 5 ha desestimado dicha denuncia por considerar, y citamos textualmente, “que no se aprecian delitos de lesa humanidad ni de detención ilegal”, además de considerar “que dichos crímenes ya han prescrito”, cuando la legislación internacional de derechos humanos establece que los asesinatos de estado nunca prescriben.

Por todo ello esta Plataforma de Familiares, ha presentado un Recurso de Apelación ante dicho juzgado, que será remitido a la Audiencia Provincial de Las Palmas.

Ante esta vergonzosa decisión judicial les convocamos a participar en dicha acción informativa y reivindicativa por la VERDAD, LA MEMORIA, LA REPARACIÓN Y LA JUSTICIA con las víctimas de los crímenes franquistas en Canarias.

No podemos permitir que estos luchadores y luchadoras que dieron su vida por la libertad y la democracia sigan ocultos por un estado que encubre de forma premeditada a sus asesinos.

La complicidad de la justicia y del gobierno de España parecen aliarse para que los familiares de los asesinados no podamos jamás recuperar sus maltratados huesos.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Presentación: “El oasis de la memoria. Memoria histórica y violaciones de Derechos Humanos en el Sáhara Occidental”

 
Durante los dos últimos años se ha llevado a cabo una exhaustiva investigación sobre las violaciones de Derechos Humanos en el Sáhara Occidental coordinada por Carlos Martín Beristain. Como resultado de la misma, publicamos ahora el informe“El oasis de la memoria. Memoria histórica y violaciones de Derechos Humanos en el Sáhara Occidental”.
 
El acto de presentación de esta publicación tendrá lugar el lunes 10 de diciembre, coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos, a las 19.00 horas en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián (Calle Ijentea, 1).
 
En dicha presentación participarán el propio Carlos Martín Beristain junto con Aminatou Haidar y El Ghalia Djimi, activistas de derechos humanos en el Sáhara Occidental y dos de las personas que han ofrecido su testimonio para la elaboración de este informe.
 
 
Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional

domingo, 2 de diciembre de 2012

Memoria y frontera. Primera aproximación a la aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el Marruecos español: declaraciones, desaparecidos y fosas

José María Caravaca Sánchez, fusilado en Tetuán (Marruecos)
 el 20 de agosto de 1936, junto a varias personas más. Ft: FFM
 
Memoria y frontera. Primera aproximación a la aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el Marruecos español: declaraciones, desaparecidos y fosas de María del Mar Fernández Pérez  
 
Sumario:
0. Justificación
1. Declaración de ilegitimidad
2. Búsqueda de desaparecidos, apertura de fosas
3. Campos que se abren
4. Referencia
 

domingo, 25 de noviembre de 2012

Argelia, mi país. Historia y memoria de la emigración valenciana a Orán y Argel

 
I Certamen Audiovisual Internacional sobre Migraciones y Exilios, organizado por el Centro de Estudios de Migraciones y Exilios (CEME) de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España, con el apoyo de Santander Universidades, y en coordinación con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Ateneo Español de México A.C., se ha convocado con la Asociación Española de Cine e Imagen Científicos (ASECIC); el premio Guillermo F. Zúñiga de la ASECIC (que reconoce con el nombre de su fundador, el mejor documental divulgativo científico sobre una investigación social dedicada a los temas migratorios) para el documental "Argelia, mi país. historia y memoria de la emigración valenciana a Orán y Argelia" de Juli Esteve.
 
Sinopsis: entre 1830, año de la invasión francesa, y 1962, miles de valencianos emigraron a Argelia huyendo de la miseria, la falta de futuro o la persecución política. La colonia se convirtió así en una tierra prometida donde encontraron prosperidad, refugio y modernidad. Pero los europeos sólo eran un 10 por ciento de una población de mayoría árabe y bereber que no tenía ni de lejos el mismo nivel de vida. I ni unos ni otros supieron encontrar la fórmula para vivir juntos y en paz. Después de una guerra de ocho años especialmente cruel, Algeria se convirtió en julio de 1962 en un país independiente y los europeos iniciaron un éxodo masivo. Los valencianos de Algeria y sus descendientes volvieron aquí o se instalaron en Francia y tuvieron que comenzar de nuevo. En Algeria habían dejado para siempre años de trabajo, muchas ilusiones, la juventud y, a veces, también la vida. Tras 50 años, esta es su historia. Esta es su memoria.
 


Ifni, la última aventura colonial española

 
Ifni, la última aventura colonial española de Manuel Chaves Nogales
 
Entre abril y mayo de 1934, Manuel Chaves Nogales acompañará a una exigua fuerza expedicionaria española en la ocupación del territorio marroquí de Ifni, ordenada por el gobierno de la República. Situado en la costa suroeste, justo por encima del Sáhara occidental, Ifni era una posesión colonial hasta entonces no hecha efectiva y abandonada como "uno de esos objetos valiosos que se apolillan en los desvanes". Chaves Nogales ya había dicho en algún momento antes de esta singladura: «Marruecos es un hecho tan confuso que todo es posible.» Y efectivamente, mientras deja testimonio directo de lo que él mismo llama "la última aventura colonial española", en un magnífico y amplio reportaje para el diario Ahora, se hace evidente esa misma cualidad borrosa, de tópicos y contratópicos, de intereses opacos y gestos "deportivos" que parece inherente a la cuestión marroquí. La falta de peligro y el extraño clima de paz y concordia dan aires fantasmales y humorísticos al gesto colonizador y hacen que el propio Chaves se pregunte: «¿Es esto imperialismo?». Junto a algunos militares visitará toda la zona sin peligro. Realizará amistosas entrevistas a los jefes locales, tan llenas de humor como de respeto. Trazará un breve perfil del héroe del momento, el coronel Capaz, y de las riquezas y miserias del territorio. Sin embargo, a pesar de su sorpresa y alegría ante el carácter poco traumático y nada violento de la expedición, no dejará de advertir entre las diferencias de una «verdadera ocupación» y una simple «posesión simbólica del sitio». Y no podía saber nuestro lúcido autor en 1934 que pisaba el futuro escenario de la última guerra colonial española, el episodio de Sidi Ifni entre 1957 y 1958, otro hecho borroso y olvidado de nuestra historia reciente con el vecino marroquí, en la que aún colea hasta nuestros días todo el asunto, también bastante opaco —y también presente en este libro— del Sáhara occidental.

Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944) es hoy una de las referencias de la literatura y el periodismo español del siglo XX. En 1921, justo mientras dejaba preparada la publicación de este su primer libro, La ciudad, precisamente dedicado a escudriñar el alma difícil de su ciudad natal, marchó a Madrid, con escala en Córdoba, para hacer carrera en el cambiante mundo del periodismo. Como redactor jefe de El Heraldo y director de Ahora se convirtió en la referencia más avanzada del periodismo en la época de la República, llegando a ser contertulio del presidente Azaña. En esos años conquista la cima periodística con sus grandes reportajes denuncia sobre la Rusia bolchevique y los regímenes fascistas. Su obra literaria, entre el periodismo y la novela, dejó varios libros fascinantes de tema ruso: La vuelta a Europa en avión, La bolchevique enamorada, Lo que ha quedado del imperio de los zares y El maestro Juan Martínez que estaba allí. Y en 1935 conquista un enorme éxito editorial con su archiconocida serie periodística sobre Juan Belmonte en La Estampa y La Nación, que sería publicada en forma de libro y le daría fama internacional. Con la guerra tuvo que abandonar España y, tras un periodo en París, del que surge buena parte de su libro La agonía de Francia (1941), se instala en Londres donde seguirá desarrollando una labor periodística internacional de primera fila. En el clima de exilio y guerra, con la salud muy desmejorada, una desafortunada intervención quirúrgica le produjo la muerte mientras preparaba un libro con los testimonios de refugiados de la ocupación alemana.
La Libreria de Cazarabet
www.cazarabet.com/lalibreria

viernes, 23 de noviembre de 2012

“Estoy en Orán refugiado y pretendo dirigirme al gran país que V.I. representa”

Carta enviada por Fructuoso Salvoch
 
Manuel, hijo del aviador republicano Fructuoso Salvoch, evoca la figura de su padre a partir de la carta que éste envió para ser acogido por México
El País- Bernardo Marín - México- 19/11/12 
A las 9.50 del 29 de marzo de 1939, penúltimo día de la Guerra Civil, Fructuoso Salvoch Gárate, comandante de aviación del Ejército republicano, despegó a bordo de un avión Katiuska desde Albacete y abandonó su país junto a otros cinco compañeros con destino a Orán (Argelia), entonces territorio francés, donde aterrizó a las 11.35. Dejaba atrás, hechos trizas, 38 años de vida: a su mujer, Amparo Oncins, en un país al que él no podía volver, y a sus tres hijos, Paco, Manolín y Pili, en la Unión Soviética, adonde habían sido evacuados un año antes.
 
Salvoch no llevaba encima pasaporte alguno, solo el documento de sus superiores autorizándole a marchar al extranjero por sus servicios prestados. Su destino más probable era ingresar en la Legión Extranjera en un momento en que la descomposición de su país se extendía a toda Europa. Pero decidió probar suerte al otro lado del océano y el 11 de junio de 1939 tomó papel y pluma y con excelente caligrafía dirigió una carta al cónsul de México en Argel contando sus peripecias y pidiéndole asilo: “Me encuentro en Orán en calidad de refugiado y pretendo dirigirme al gran país que V.I. representa, donde tengo un hermano político, el cual me dice que vaya para allá y que bastará dirigirme a V.I. para obtener el pasaporte correspondiente”.
La misiva forma parte de las más de 7.000 solicitudes de asilo de republicanos españoles dirigidas al Gobierno de Lázaro Cárdenas que ha custodiado, prácticamente inéditas durante décadas, el Acervo Histórico Diplomático en la capital mexicana y a las que ha tenido acceso EL PAÍS.
 
Fructuoso Salvoch, fallecido en 1993, nunca volvió a ver su carta, pero ahora su hijo, aquel Manolín convertido a sus 79 años en don Manuel, presidente hasta hace cuatro meses del Colegio de Ingenieros Civiles de México, examina con emoción una copia del documento y evoca la odisea que llevó a su padre desde las costas de Argelia a las del Caribe.
 
Como en la película Casablanca, Fructuoso atravesó el desierto y llegó a la ciudad marroquí del mismo nombre. Allí pudo tomar un barco en el que cientos de judíos huían hacia América. Recaló primero en Cuba y finalmente pudo asentarse en México, a donde llegó en junio de 1942 y donde le esperaba su cuñado. “Mi padre no tenía convicciones políticas. Simplemente creyó que debía ser fiel a la República”, explica don Manuel. Con él apenas habló de la guerra: “Cuando pudimos reunirnos en México, yo asistía a las reuniones con otros aviadores, pero no me dejaba participar”. En América se reunió con su esposa, Amparo, y emprendió junto a ella diversos negocios, desde la venta de seguros a una juguetería pero no pensó en volver a volar. “El aparato que pilotaba fue derribado en una ocasión”, recuerda Manuel, “y él me hizo prometer que nunca sería aviador”.
La familia de Fructuoso, como tantas, se fracturó en 1936 y la mayoría de sus parientes abrazaron la causa de los sublevados. “No quería volver a su pueblo, Roncal, en Navarra, porque esa zona había sido partidaria entusiasta de Franco y temía un mal recibimiento. Así que tuve que engañarle. Una vez muerto el dictador le endosé un boleto de avión que había comprado para mí con la excusa de que me había surgido un inconveniente y no le quedó más remedio que viajar. Y allí le dieron la bienvenida con enorme cariño”, recuerda.
 
La vida de Manuel, como la de su padre, es también una novela. Casi literalmente, porque en 1997 su esposa, María Rosa Moral, hija también de refugiados españoles, decidió escribir la historia de su marido en un libro que tituló "Si no tienes voz, grita". El guion daría también para una película, si no fuera porque el argumento resultaría a ratos increíble, y arranca un día de 1937 cuando Manolín, entonces de cuatro años, se dirigía a su colegio en Barcelona junto con un compañero. Entonces se produjo un bombardeo y los dos niños fueron sacados de entre los escombros con sus manos entrelazados: el pequeño Salvoch vivo, su amiguito, muerto.
 
Sus padres decidieron entonces enviarlo a la Unión Soviética junto a sus hermanos. Allí murió el mayor de ellos, Paquito, y desde allí emprendieron en 1946 Manolín y su hermana pequeña, Pili, un larguísimo viaje para rencontrarse con sus padres, que habían podido reunirse en México. De Odessa, cruzando el Mar Negro, el Mediterráneo y el Atlántico, en barco hasta Nueva York. Y tras dos meses en la ciudad estadounidense, en autobús hasta Nuevo Laredo, en la frontera, donde recuerda su gran alegría al oír a todo el mundo hablar español.
 
De aquellos años en la URSS Manolín conservó el idioma ruso, que ahora no puede hablar con nadie, según se queja él mismo. Y otra carta, tristísima, la que tuvo que escribir un día de abril de 1944 para contar a sus padres la muerte de su hermano. Después de dar muchas vueltas, de relatar lo bien que le iba en el colegio a él y a su hermana Pili, en el quinto párrafo, el niño de 11 años, al fin se decidió a afrontar lo inevitable: “Queridísimo papá, a nosotros nos a ocurrido una desgracia. Se nos a enfermado nuestro queridísimo hermano y se me a muerto por eso no puedo decirte nada de él. Pero tú no le digas a mamá porque se disgustará mucho”.
 
Aquel niño de Rusia separado de sus padres por miles de kilómetros y una guerra mundial recompuso su vida y acabó diseñando algunas líneas del suburbano de la ciudad más grande del mundo. Su historia es la prueba de que no hay límite a la tragedia humana y a la vez de que nada está nunca definitivamente perdido. Fructuoso, el aviador, nunca quiso recordar la guerra, pero su hijo cree que es imprescindible: “Hay que saber todo lo que sucedió para que el perdón sea efectivo”.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Héroes olvidados

La Novena Compañía. Esta es la única foto oficial de la unidad que se conserva,
 realizada en la primavera de 1944. En la primera línea, en el centro, se distingue al general Léclerccha
 
La Historia comienza a reconocer la gesta de 'La Nueve' en la conquista de París. De los 144 españoles que formaron la unidad, solo 16 alcanzaron Berlín
Hoy.es - 18.11.12 - Daniel Pérez
La gran paradoja de los hombres de 'La Nueve' es que fueron perdedores hasta el final, por mucho que pelearan en Normandía, desfilaran como vencedores por los Campos Elíseos de París, conquistaran el Nido del Águila de Hitler y arrinconaran a los nazis en Berlín. En esencia, la historia de los hombres de 'La Nueve' es la historia de tres derrotas; la gesta olvidada de un puñado de héroes vencidos. Ese absurdo contiene y define su grandeza y su tragedia.
 
Escribió Pedro Salinas: «¿Será verdad que tenemos la patria desecha, la vida en suspenso, todo en el aire?». La primera derrota de los hombres de 'La Nueve' fue la Guerra Civil. A finales de octubre de 1943, el general Leclerc, declarado en rebeldía por el Gobierno colaboracionista de Vichy, se afanaba en organizar un Ejército de la Francia Libre que expulsase a los nazis de París. Tuvo que tirar de lo que había: unidades sueltas de las tropas coloniales en África, aventureros, apátridas, exiliados polacos y españoles. A los republicanos españoles, que contaban con la ventaja de ser los únicos con amplia experiencia en el combate, se les agrupó mayoritariamente en la Segunda División Blindada. Inserta en el Tercer Batallón de Regimiento de Marcha del Chad, estaba La Novena Compañía, 'La Nueve', formada exclusivamente por refugiados españoles que habían abandonado su tierra a través de los Pirineos, o en barcazas que hicieron mal que bien la ruta desde Andalucía hasta Argelia, o a bordo de algún buque solidario, como el Stanbrook. Dispersos por los campos de concentración franceses o inscritos en la Legión para evitar que se les repatriara, sus peripecias en el exilio tomaron un nuevo rumbo con el alistamiento voluntario en las tropas de Leclerc. Rafael Torres, autor de 'El hombre que liberó París' (Temas de Hoy), resume la situación de una manera muy gráfica: «El Ejército de la Francia Libre les daba la oportunidad de volver a pelear contra los mismos que habían bombardeado Gernika».
 
La responsabilidad de entrenar y 'dominar' a los 144 españoles de 'La Nueve' recayó en el capitán Dronne, un francés regordete y bigotudo al que el mando, no sin cierta sorna, le había advertido: «Estos hombres dan miedo a todo el mundo. Confiamos en que usted se las apañará». Dronne, en sus 'Diarios de Ruta', admite que tuvo que hacer muchas concesiones para ganarse el respeto de sus subordinados: las órdenes se daban en español, los semiorugas y vehículos de combate fueron bautizados con nombres españoles (Don Quijote, Guadalajara, Belchite, España Cañí), todos los miembros portaban una insignia con la bandera republicana y a todos había que tratarlos con cierto miramiento, porque les costaba admitir decisiones que no estuvieran plenamente justificadas. «A pesar de su aspecto rebelde, eran muy disciplinados, de una disciplina original, libremente consentida. Había que tomarse constantemente la molestia de explicarles el por qué de las cosas», cuenta Dronne.
 
Pero ¿quiénes eran? «Hombres hechos de otra pasta», explica el investigador Alfonso Domingo, autor de 'Españoles en la Segunda Guerra Mundial' (Almuzara). Para Basilio Trilles ('El Hombre de la Foto de París', Editorial Inédita), «cualquiera de ellos tendría en sí mismo una novela». En los preparativos del desembarco de Normandía estaban Amado Granell (valenciano, a la postre el primer oficial aliado en pisar París), Campos (anarquista canario condecorado con la Cruz de Guerra, desaparecido antes del final de la contienda y que, según el historiador Secundino Serrano, «pasó directamente de la División Leclerc a la leyenda»), Juan Reiter (hijo de un militar alemán fusilado por Hitler), Antonio 'Wamba' (intelectual formado en la Institución Libre de Enseñanza), Fábregas (un dandy educado en Inglaterra «que hablaba el inglés de Lord Byron»), tipógrafos como Montoya, boxeadores como Zubieta, gitanos como Moreno y hasta un torero, Larita II, que soñaba con ganar la guerra y volver a darle vuelo al capote.
  
Tras el entrenamiento en el Norte de África, los españoles de 'La Nueve' se trasladaron en barco hasta Inglaterra. Pasaron muy cerquita de las costas españolas. Desde el buque se veían las luces del litoral. Las miraron desde lejos, en silencio, acodados en la cubierta. Por entonces escribió León Felipe: «Sopla en toda la tierra el mismo viento que se llevó tu casa».
 
Su papel en el Ejército Aliado no fue el de meras comparsas. De los 144 hombres que desembarcaron en Normandía, únicamente 16 alcanzaron Berlín. El resto fueron bajas (muertos y heridos) y solo a un puñado de ellos se les cambió de unidad. Alfonso Domingo explica que su carácter de fuerza de choque queda más que acreditada «por las muchas tumbas con apellidos españoles que jalonan el recorrido de 'La Nueve' por Europa», y también por la larguísima lista de condecoraciones que lograron en las batallas de Ecouché, Bandonviller, la bolsa de Colmar, el cruce del Mosela y los Vosgos. Nada más que por eso, opina Basilio Trilles, «a los protagonistas de esta gesta histórica se les consideraría como héroes nacionales en Francia o en Estados Unidos».
 
Sin embargo, Normandía no fue más que el principio. A los hombres de 'La Nueve', la historia les deparaba «una suerte de justicia poética», explica Torres. «Con el ejército aliado a las puertas de París, Leclerc da la orden a Dronne, incumpliendo las directrices de los norteamericanos (que querían apuntarse el tanto) de avanzar hasta el centro de la capital». Parten dos grupos. Uno lo manda el propio Dronne, que acaba atascándose en la periferia. La tarde del 24 de agosto de 1944, el primer grupo de soldados aliados alcanza la plaza del Ayuntamiento y vuelan, al unísono, todas las campañas de París. Es una columna de españoles, cansados, desharrapados y felices. Los franceses dicen que no reconocen su himno. Será porque cantan el 'Ay, Carmela'. El 25 de agosto, la prensa francesa publica la foto en portada de uno de los soldados 'americanos' que había logrado la hazaña. El 'americano' se llamaba Domingo Baños y era natural de Extremadura.
 
El Nido del Águila
Antes del final de la Guerra, de su segunda gran derrota, los españoles de 'La Nueve' también participaron en la conquista del Nido del Águila, el refugio de Hitler en los Alpes que Steven Spielberg endosa sin muchos miramientos a la 101 Division en 'Hermanos de Sangre', la popular serie de HBO. Cruzaron a Alemania. Estuvieron en la toma de Berlín. Con Hitler muerto, esperaron ansiosos a que los aliados iniciaran la siguiente fase de la guerra, la reconquista de España, el derrocamiento de Franco, el verdadero objetivo de su lucha, la promesa implícita del General Leclerc en todas sus arengas. Nunca llegó. No hubo regreso a casa. Huérfanos de bandera, se reinsertaron en la vida civil. Fueron operarios de la Citroën, aprendices de alfareros, pinches de cocina.
 
La tercera derrota es la derrota de la memoria. Dice Secundino Serrano ('La última gesta', Aguilar): «Lucharon contra los aliados del Franquismo, nazis y fascistas. El correlato lógico es que el régimen se posicionara contra cualquier conocimiento de esa lucha por la libertad. Además, los republicanos españoles pusieron de manifiesto el colaboracionismo activo o pasivo de los franceses: algo insoportable para su chovinismo rampante». Ni a unos ni a otros les interesaba que se supiera la verdad.
 
En los últimos años, algunos ensayos (Evelyn Mesquida, Alfonso Domingo, Secundino Serrano), novelas (Basilio Trilles, Carmen Amoraga), homenajes desde el Ayuntamiento de París, e incluso una serie de televisión de TV3 han comenzado, levemente, a corregir esta injusticia. Quizá esa otra batalla, la batalla de la memoria, aún esté a tiempo de ganarse. Carmen Amoraga, la última novelista en tratar el tema en 'El rayo dormido' (Destino), lo explica así: «Es una historia bélica y humana tan potente que no me sorprende que la gente, poco a poco, quiera saber más del tema, tal y como me ocurrió a mí. La primera vez que oí hablar de ellos pensé, con estupor: ¿Qué? ¿Cómo es posible que yo no supiera esto?». La respuesta es que los hombres de 'La Nueve' combaten, todavía, en su guerra infinita contra el olvido.

martes, 6 de noviembre de 2012

VI Jornadas de Archiveros sin Fronteras: "Archivos, Identidad y Exilio"

 
AsF
Los próximos 16 y 17 de noviembre se celebrarán, en el Museo Marítimo de Barcelona, las VI Jornadas de AsF, con el título "Archivos, Identidad y Exilio".

La asistencia a las Jornadas es libre y gratuita, aunque las plazas son limitadas. Para inscribirse, solo es necesario rellenar el formulario y hacérnoslo llegar bien por correo postal o bien a través de asf@archiveros.org .
 

viernes, 26 de octubre de 2012

Francia admite por primera vez la sangrienta represión de argelinos en París

Argelinos en la manifestación por la independencia de 1961
en la que tuvo lugar la masacre
 
Hollande rinde homenaje a los manifestantes muertos a manos de la policía en 1961
 
El País- Miguel Mora- París 17 OCT 2012
Publicado y foto en Memoria Historica de Cartagena
 
Decía hace unos días el eminente actor Jean Rochefort que los franceses son especialistas en reconocer sus faltas medio siglo después de que ocurran. Hoy ha quedado demostrado una vez más, cuando el presidente francés, François Hollande, ha asumido oficialmente la culpa del Estado francés en la "sangrienta represión" de una manifestación a favor de la independencia de Argelia celebrada en 1961 en París. Hollande ha calificado lo ocurrido hace 51 años como una "tragedia", y ha reconocido que los manifestantes “fueron asesinados”.
 
En una nota breve, el Elíseo señala que "el 17 de octubre de 1961 los argelinos que se manifestaban por el derecho a la independencia fueron abatidos durante una sangrienta represión". "La República reconoce con lucidez estos hechos", añade Hollande, que subraya que “51 años después”, es hora de rendir homenaje “a la memoria de las víctimas".
 
El presidente socialista cumple así con una promesa electoral hecha hace justo un año. El lunes, el Partido Socialista había pedido un reconocimiento oficial de lo ocurrido. Y un poco antes de que Hollande hablara, el alcalde de París, Bertrand Delanoë, había depositado una corona de flores ante la placa conmemorativa que hizo colocar en 2001.
 
Es la primera vez que un jefe del Estado galo asume la responsabilidad de aquella masacre, cometida bajo la presidencia de Charles de Gaulle y de la que no se conoce siquiera la cifra exacta de víctimas, aunque diversos libros y estudios estiman que hubo entre 50 y 200 muertos.
 
La represión fue dirigida por el prefecto de policía Maurice Papon, que decidió disolver una manifestación del Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino convocada junto al Arco del Triunfo contra el toque de queda impuesto a los “franceses musulmanes de Argelia” que vivían en la región de París. El centroderecha ha criticado las palabras de Hollande, y el jefe de filas de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), Christian Jacob, ha afirmado que es "intolerable poner en cuestión a la policía republicana, y con ella a toda la República".
 
Según el escritor Jean-Luc Einaudi, autor del libro 'La batalla de París - 17 de octubre de 1961', al menos una veintena de personas murieron durante la represión de la protesta, mientras 40 desaparecieron.
 
En una entrevista concedida hoy a la televisión France 24 antes de que se conociera la decisión de Hollande, el escritor ha explicado que la tardanza del reconocimiento oficial se debe a "diversas razones".
 
"La primera es que los responsables siguieron durante mucho tiempo ocupando funciones importantes en el Estado francés" como fue el caso de Papon, prefecto en 1961 y que fue ministro hasta 1981, o el entonces ministro del Interior, Roger Frey, que presidió el Consejo Constitucional hasta 1983, informa EFE.
 
Además, François Mitterrand, que estaba en la oposición cuando se produjeron los hechos, "no quiso que se volviera a los años de la guerra de Argelia" una vez llegó al poder, "teniendo en cuenta sus propias responsabilidades como ministro del Interior y luego como ministro de Justicia".
 
Solo el paso del tiempo y la publicación de libros ha permitido que "la verdad se abra camino", ha dicho Einaudi, que piensa que el "momento crucial" fue el proceso celebrado en 1999 contra Maurice Papon que "finalmente permitió que se conociera la masacre".
 
Einaudi ha lamentado que desde la Prefectura de Policía de París se ha tratado de "mantener las versiones engañosas y de actuar para obstaculizar" el reconocimiento de la matanza. Hollande visitará Argelia en viaje oficial a principios de diciembre.

jueves, 25 de octubre de 2012

Segundo aplazamiento juicio grupo Gdeim Izik

 
24-10-2012
Hoy estaba señalado en el Tribunal Militar de Rabat, el juicio contra 24 presos políticos saharauis, conocidos como “el grupo de Gdeim Izik”, pero Marruecos, en una burla más del Derecho Internacional, ha vuelto a aplazarlo “sine die”, como un nuevo acto de tortura del régimen ocupante sobre los presos políticos saharauis que ven, nuevamente, pisoteados sus derechos más elementales. El aparato represor marroquí no puede encontrar justificación a este juicio ni amparo legal alguno, situándolo en una espiral que no puede tener sino una conclusión que pone de manifiesto la ausencia total de legalidad y como un acto de fuerza contra Naciones Unidas, la Unión Europea y la Comunidad Internacional.
 
Fuente: Fundación Sahara Occidental
Hay que recordar que el campamento Gdeim Izik, donde la población civil saharaui se manifestó para reivindicar mejores condiciones de vida y el respeto a las resoluciones de la ONU y la autodeterminación, fue el precursor de la "primavera árabe" y terminó con su desmantelamiento brutal por parte de las fuerzas de ocupación marroquí, con un número desconocido de muertos, heridos, prisioneros y desaparecidos saharauis.
 
Los acusados que se encuentran, desde hace casi dos años, en prisión preventiva en la cárcel de Salé a la espera de juicio y los que están en libertad provisional son:
 
Abdulahi Lakfawni, detenido el 12/11/10 en la Playa de Foum El Oued.
Abdullahi Toubali, detenido el 2/12/10 en El Aaiun.
Ahmed Sbai, detenido el 8/11/10 en El Aaiun.
Babait Mohamed Juna, detenido el 15/08/11 en El Aaiun.
Brahim Ismaïli, detenido el 9/11/10 en El Aaiun.
Cheikh Banga, detenido el 8/11/10 en Gdeim Izik.
Deich Eddaf (Daish Daf), detenido el 3/12/10 en El Aaiun.
El Ayoubi Mohamed (Mohamed Al Ayoubi), detenido el 8/11/10 en Gdeim Izik.
El Bachir Khadda, detenido el 5/12/10 en El Aaiun.
El Houssin Ezzaoui, detenido el 4/12/10 en El Aaiun.
Enaama Asfari, detenido el 7/11/10 en El Aaiun.
Hassan Dah, detenido el 5/12/10 en El Aaiun.
Laaroussi Abdeljalil, detenido el 13/11/10 en Boujdour.
Machdoufi Ettaki (Taki Elmachdoufi), detenido el 8/11/10 en Gdeim Izik.
Mohamed Bani, detenido el 8/11/10 en Gdeim Izik.
Mohamed Bourial, detenido el 8/11/10 en Gdeim Izik.
Mohamed El Bachir Boutinguiza, detenido el 19/11/10 en El Aaiun.
Mohamed Embarek Lefkir, detenido el 10/11/10 en El Aaiun.
Mohamed Lamin Haddi, detenido el 20/11/10 en El Aaiun.
Mohamed Tahili, detenido el 5/12/10 en El Aaiun.
Sid Ahmed Lemjiyed, detenido el 25/12/10 en El Aaiun.
Sidi Abdallah B’hah, detenido el 19/11/10 en El Aaiun
Sidi Abderahmane Zayou (Zayou Abdul Rahman), detenido el 21/11/10 en El Aaiun.
 
Con posterioridad, fue detenido el pasado día 11/09/12, Lbakai Laarabi, que también fue trasladado a la prisión de Salé
 
Estos presos políticos saharauis, acusados por las autoridades marroquíes de pertenencia al grupo armado e incitar a la violencia, serán juzgados por el Tribunal Militar de Rabat. Dicho juicio ya fue convocado para el pasado 13 de enero y, de igual forma, fue aplazado sin fecha. El argumento dado en esta ocasión por el Procurador del Rey es que: “los abogados de la Corte no han tenido tiempo suficiente para estudiar el nuevo expediente”.
 
Durante todos estos meses, los presos políticos saharauis del Grupo de Gdeim Izik han llevado a cabo varias huelgas de hambres (una de ellas de 38 días) exigiendo mejoras en sus condiciones de detención. El día a día de los presos políticos saharauis de Salé son maltratos, agresiones físicas, insultos, amenazas a manos de los guardianes, funcionarios y responsables de la Dirección, etc.
 
Desde esta Fundación, mostramos nuestra solidaridad con los presos políticos saharauis, así como con sus familias y denunciamos el trato inhumano y degradante que están sufriendo, con un prisión preventiva inhumana, sometidos a un proceso militar anacrónico, que pretende enjuiciar en Marruecos, los supuestos hechos ocurridos en el Sahara Occidental, lo que hace nulo de pleno derecho cualquier actuación marroquí. Y ello, porque los Convenios Internacionales le impiden a Marruecos realizar esa práctica viciosa. Por ello, además de la inexistencia de hechos que deban ser objeto de revisión penal, el Tribunal marroquí no es competente para enjuiciar legalmente por supuestos hechos cometidos fuera del territorio marroquí, en un territorio cuya administración legal le corresponde a España.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Campo de concentración de Zeluan

 
Historias de la Melilla de izquierdas - Carlos Esquembri 17/7/12
El primer campo de concentración creado por los franquistas fue el de la Alcazaba de Zeluan, población marroquí cercana a Melilla, donde fueron encarcelados centenares de melillenses y de otras poblaciones del sector oriental del Protectorado español por su militancia de izquierdas o su oposición a la sublevación militar de julio de 1936. 
 
La Alcazaba fue construida por los marroquíes a finales del siglo XVII y tras la ocupación del territorio de Guelaya por los españoles se convirtió en acuartelamiento para las tropas de ocupación.
 
Su utilización como campo de concentración se produjo inmediatamente después de la toma de Melilla por los franquistas. Esta rápida puesta en marcha del campo de concentración demuestra que en los planes de los franquistas estaba ya decidido su utilización como tal ante la enorme cantidad de personas que pensaban encarcelar para doblegar Melilla por el terror.
 
En El Telegrama del Rif del lunes 20 de julio de 1936, tres días después de la ocupación de Melilla por las tropas sublevadas, se publicó un breve que reproduzco textualmente:
 
Ayer fueron detenidos varios paisanos a los cuales se trasladó a la Alcazaba de Zeluan, donde ha quedado establecido un campamento de concentración de detenidos. La Intendencia Militar situó en dicho punto los elementos necesarios para dicho alojamiento.
 
Estos individuos, nos han declarado, las autoridades, que serán puestos inmediatamente en libertad, sino recaen sobre ellos responsabilidades pendientes de otro orden, tan pronto presenten sus familiares un arma de la categoría de pistola, fusil o escopeta, en las oficinas de la Circunscripción.
Las horas para admisión de dichas armas serán de nueve a trece y de dieciséis a dieciocho"
 
Como vemos, en estos primeros días de la sublevación militar, los franquistas no se recataron de hacer público la existencia del campo de concentración, aunque posteriormente pasó a ser un tema casi tabú para la historiografía de la ciudad.
 
En cuanto a "los individuos" a los que hace referencia el Telegrama eran obreros, sindicalistas, políticos, concejales, funcionarios, periodistas, jueces, abogados o médicos cuyo único delito fue el ser de izquierdas o no apoyar la sublevación militar.
 
Para muchos de los detenidos, Zeluan se convirtió en la antesala de la muerte ya que, sobre todo en las primeras semanas de las sublevación franquista, decenas de personas fueron sacadas de noche para ser asesinadas en la carretera que unía Zeluan con Nador y Melilla. Paulino Díez, lider del anarquismo en Melilla, escribió de estos asesinatos en su autobiografía Memorias de un anarcosindicalista de acción:
Los asesinatos los realizaban los falangistas y los del Tercio en la carretera de Nador a Monte Arruit. Abandonaban los cadáveres en las cunetas y después lo recogía una ambulancia.
 
El 15 de septiembre de 1938, el periódico La Vanguardia publicó el testimonio de un melillense prisionero en el campo de Zeluan que pudo pasar a zona gubernamental al ser incluido en un canje de prisionero. Este melillense, que dijo llamarse Antonio Guzmán para ocultar su verdadero nombre por miedo a represalias contra su familia que seguía en Melilla, relató como al ser conducido a Zeluan en coche, este tuvo que parar porque había varios cadáveres en la carretera. Guzmán pudo reconocer uno de ellos como el José Gallego Urbano. José Gallego tenía 23 años y era militante de la JSU de Melilla. Fue asesinado el 30 de julio de 1936. Ese mismo día se constatan la muerte de Juan Buxaderas Ristol, Pascual Sánchez Pujalte y Manuel Gaitán González.
 
 
 
Los expedientes de los presos de Zeluan
Según leemos en el artículo de F. Javier López Jiménez El campo de concentración de La Alcazaba de Zeluán (Melilla) y sus expedientes personales (publicado en el Boletín informativo del Sistema Archivístico de la Defensa nº20. Diciembre de 2011), en marzo de 2011 se enviaron por el Archivo Militar Intermedio de Melilla al Archivo Militar de Guadalajara 1000 expedientes de prisioneros de Zeluan.

De entre los expedientes que se citan en el artículo quisiera destacar el incoado en octubre de 1936 a 28 personas por el terrible delito de robar una lancha para intentar huir a zona francesa y por el que cayeron condenas de 6 a 30 años y alguna condena condena a muerte que fue conmutada a 30 años.

Otro expediente es relativo a la causa 514/1936 por el asalto a la armería Eibarresa el 17 de julio de 1936. Por esta causa fueron sentenciados 34 melillenses de los cuales 7 lo fueron a muerte.
 
Recordar que las pocas y desvencijadas armas conseguidas en el asalto se utilizaron para intentar defender al gobierno de nuestra nación.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Documental completo: "Sanchez Prado: Médico, diputado y alcalde de Ceuta"


 
 
Conoceceuta 5/9/12

Documental de 55 minutos de duración realizado por RTVCE e incluido en el libro de Francisco Sanchez Montoya "Sanchez Prado: Médico, diputado y alcalde de Ceuta durante la Segunda República" y que se puede adquirir en la web: www.edicioneslibrosdeceuta.es

El Stanbrook, los últimos exiliados de la República

 
Desde el Puerto de Alicante, último reducto del régimen republicano, zarpó el último barco con exiliados con un pasaje de 3.028 personas. Su destino fue la costa de Orán. Muchos de ellos acabaron en campos de concentración franceses en Argelia y, después, luchando por la liberación de Francia en la División Lecrerc.

Público.es - Alejandro Torrús - Madrid - 08/09/2012
Helia González tenía cuatro años y tres meses el 28 de marzo de 1939. A pesar de su corta edad en aquel momento y de sus 77 años actuales, recuerda cada detalle de todo lo que sucedió durante aquellos días: los últimos suspiros de la República. Las tropas de Franco avanzaban desde Almería con destino Alicante, mientras que las columnas de Mussolini llegaban por el norte. Alicante estaba acorralada. Decenas de miles de personas iban llegando al puerto para escapar de lo que se convertiría en una ratonera. Helia consiguió entrar en la última vía de escape junto a su familia : el Stanbrook. “Nada más salir comenzaron a caer bombas donde estaba atracado el barco. Eran los italianos”, recuerda Helia a Público.
 
Con la dimisión del presidente Azaña, la huida de la flota republicana en Cartagena y la sublevación del coronel Casado en Madrid que había provocado la caída y el exilio del Gobierno de Negrín, los puertos de la costa levantina -y en especial Alicante- se convirtieron en la última esperanza de todos los combatientes republicanos, o simpatizantes, que pretendían huir de España para escapar de la represión. A lo largo del mes diferentes navíos como el Marionga o el African Trader zarparon rumbo al norte de África, así como numerosos barcos pesqueros que partieron desde los puertos de El Campello, La Vila Joiosa, Santa Pola y Torrevieja.
 
El padre Helia llegó el mismo día 28 de marzo del frente de batalla. Vivían en Elche. Su padre llegó alterado y ordenó a todos que había que huir. Las tropas de Franco y Mussolini estaban llegando. “Recuerdo cómo mi madre preparó una tortilla de patatas con un solo huevo para los cuatro. Era la única comida que teníamos y la tuvimos que compartir en el barco con otra familia que no tenía absolutamente nada”, cuenta Helia.
 
La familia de Helia llegó a Alicante al anochecer. En unas horas, a las 23 horas, zarparía el penúltimo barco del exilio. Unos minutos después lo haría el Marítime, con 32 autoridades republicanas de la provincia, dejando ya en los muelles a una multitud desesperada, atrapada en la ratonera del puerto alicantino. En el Stanbrook, un viejo carguero inglés comandado por el capitán Archival Dickson, 3.028 personas, entre ellos 147 niños, encontraron una salida. Otras decenas de miles no encontrarían esta salida.
 
El escritor Eduardo de Guzmán, que quedó en el puerto, escribiría en su cuaderno: “Continúan los suicidios. En la parte exterior del muelle dos cadáveres flotan junto al rompeolas. Un individuo que pasea por el muelle con aparente tranquilidad se pega un tiro en la cabeza. Otro muchacho se pega un tiro y la bala después de atravesar su cuerpo hiere mortalmente a un viejo de pelo blanco. Dos días más y el fascismo no tendrá nada que hacer porque nos habremos matado todos”.
 
22 horas de viaje
Con más del doble de pasajeros de los permitidos, el Stanbrook zarpó rumbo a Orán. Helia recuerda como el capitán Dickson, el único que se apiadó de los vencidos, permitió que entrara todo el mundo posible al barco desobedeciendo las órdenes de seguridad y ordenó a los presentes que nadie se moviera durante el viaje por peligro a desestabilizar el barco. “El trayecto fue infame. Llovió y no teníamos con qué cubrirnos. Tampoco podíamos ir al aseo. La embarcación tenía solo dos aseos y éramos más de 3000,y allí se había refugiado un montón de gente. Hice mis necesidades en la cubierta”, rememora.
 
A bordo del barco también estaba el abogado José Escudero, gobernador civil de Salamanca, Zamora y Granada a lo largo de la II República. Su nieto, Paco Escudero, ha recuperado parte de su memoria en la obra Pasajero 2.638. Nada más desembarcar en Orán, José escribió una carta a su mujer describiendo el viaje:
 
“A las 22 horas de salir llegábamos a Orán y en un puerto hemos pasado los 8 peores días de mi vida. Pasábamos el día y la noche como borregos, unos encima de otros, sin comida apenas, con agua escasa. ¡Un horror! Anteayer desembarcamos unos cuantos, ayer lo hicieron otros y hoy y en días sucesivos terminarán con los que quedan”.
 
Destinos múltiples
La suerte de los más de 3000 pasajeros fue muy dispar. Las autoridades francesas comenzaron una caza de comunistas que tendría por objetivo reclutar en campos de concentración a aquellas personas que consideraban revolucionarias. El diputado francés de extrema derecha Albert Sedró llegó a pedir en el Parlamento que mandaran a los portadores del germen revolucionario a una isla al fondo del Pacífico.
 
Dos mil refugiados fueron obligados a construir las vías del tren transahariano
Miles de españoles acabaron en campos de concentración con el objetivo de construir el imposible tren transahariano. Proyecto francés que arrancó en la I Guerra Mundial con presos alemanes como mano de obra y que continuaría al borde de la II Guerra Mundial con la mano de obra española.
 
El investigador José Aurelio Romero ha recopilado la vida de Ramón Vías, miembro del pasaje del Stanbrook, que terminó en un campo de concentración. “Estuvo en celdas de castigo y se erigió en dirigente de la oposición dentro de los campos, por lo que fue condenado a muerte por los franceses”, cuenta Romero a Público. Afortunadamente para Vías, la II Guerra Mundial ya había comenzado y los estadounidenses llegaron al norte de África para luchar contra el régimen frances títere de Hitler, la Francia de Vichy.
 
“Tras su liberación viajó por Túnez hasta que consiguió entrar en patera a España por Nerja en un viaje de dos noches y un día. Se refugió en las montañas de Málaga donde trató de reunificar a los guerrilleros”, relata Romero. Dos años más tarde, Vías fue detenido por el régimen de Franco y encarcelado en la prisión de Málaga, de donde consiguió escapar pocos días después.
 
“Como Vías tenía el cuerpo destrozado de las palizas recibidas en prisión no pudo refugiarse en las montañas. Se quedó en una chabola en las afueras y a los 25 días la Policía lo pilló. Cercaron la casa. Lo mataron a él, a sus dos escuderos y al dueño de la casa”, señala.
 
De comerciante a artista en Argelia
José Escudero tal y como relata en su carta fue a parar a un antiguo almacén de trigo junto a otros centenares de refugiados donde pudo “lavarse y afeitarse”. En este punto la familia perdió el contacto con él. Sólo saben que viajó hasta París y de ahí a México, desde donde retornó a España en el año 1951.
 
Helia y su familia sobrevivieron en Argelia como actores en un compañía de teatro
Helia fue a parar junto a su madre y su hermana de apenas unos meses a la cárcel del cardenal Cisneros. “Allí siempre escoltados por la guardia de senegaleses, nos ducharon y nos desinfectaron. Luego nos llevaron a un lugar cercano que era una especie de colonia para colegiales. Aún estaba en construcción y a menudo había explosiones para sacar piedra de la tierra. Con cada explosión cundía el pánico”, recuerda.
 
Tiempo después, un familiar de su madre que había emigrado a Argelia antes de la guerra fue a recogerlos y la familia se trasladó a la ciudad de Sidibel-abbesh. “Solamente se podía salir de los campos si alguien iba a buscarte. Conocimos a una señora muy mayor, madame Martínez, que consiguió sacar a todos los Martínez alegando que eran todos hijos suyos”, rememora.
 
El destino tendría depararía una sorpresa más para la familia de Helia. En Argelia operaba una compañía de teatro español que había quedado dividida en dos, como España, tras el golpe de Estado de los militares. “La compañía estaba formada por dos familias. Los Salgueron se volvieron a España y la familia Pineda vino a buscarnos para completar la compañía”, apunta.
 
Los siguientes ocho años Helia y su familia recorrieron cada una de las poblaciones de Argelia con la compañía de teatro español. “No iba al colegio, ni tenía casa fija. Viajábamos en carros, a pie o en autobuses cargados hasta la baca. Actuábamos en patios de colegio, en las salas de bar, en los patios de las casas, etc.”, señala esta señora, que recuerda que la obra que más gustaba al público era Tierra Baja de Angel Guimerà.
 
En julio de 1949 la familia consiguió regresar a España y rehacer su vida. Tras la decepción de que el fin de la II Guerra Mundial no trajera la democracia en España, Helia recuerda como su padre vivía con la ilusión de que la muerte de Franco trajera “nuevos aires a España”. Su padre vivió para ver a Franco morir, pero pronto se dió cuenta, recuerda esta mujer, que la democracia “no cambiaría nada”. “La cosa estaba atada y bien atada”, sentencia.
 
La liberación de Francia
De los campos de concetración de españoles en el norte de África salieron los republicanos de la nueve, un pelotón que se unió a la División Lecrerc. En el verano de 1944 esta división llegó a Francia y tras diversas incursiones consiguió llegar a París. El 24 de agosto de 1944 la 2ª División blindada comandada por el general Leclerc, recibe la orden de avanzar hacia París. El grueso de su compañía, la novena del tercer regimiento de marcha del Chad, la formaban republicanos españoles que habían estado en los campos de concentración de Argelia, muchos de ellos también pasajeros del Stanbrook.
 
El teniente Granell y sus hombres liberaron París con Madrid en la memoria El teniente Amadeo Granell, pasajero 2.073, capitaneó la avanzadilla que entró en París con vehículos semiblindados bautizados con nombres como la guerra de España. Llegó a la plaza del Ayuntamiento y anunció a los parisinos refugiados en el Consistorio que eran una avanzadilla de la División Lecrerc.
 
“La plaza se había llenado de gente. Se cantaba, se daban vivas extentorias, se bailaba, nos besaban. Lloraban de alegría. Era la libertad. Jamás me he sentido tan emocionado. Se entonó una marsellesa, yo quise cantar pero no pude. Se me puso un nundo en la garganta. No quería pestañear para que las lágrimas que se me agolpaban en los ojos no se me derramaran sobre las mejillas. País liberado, ¡qué alegría! Yo sin poderlo evitar pensaba en Madrid y en España.
 
El 25 de agosto De Gaulle presidió el desfile de la liberación. Las banderas de la República española estuvieron presentes en la ceremonia. Después, La Nueve fue hasta Alsacia y Lorena y marchó hacía el escondite de Hitler, pero ya no estaba allí. El nazismo ya había sido derrotado. Los pensamientos de estos soldados se dirigían a España y el franquismo. Pero la esperanza pronto se tornó frustración y las promesas cayeron en el olvido. El espíritu de la liberación llegó hasta los Pirineros.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Un melillense se persona en la causa argentina contra los crímenes del régimen franquista

 
El telegrama - 5 de Septiembre de 2012
Por Blasco de Avellaneda
La querella se tramita ante el Juzgado de lo Criminal y Correccional Federal Número 1 de la República Argentina, del que es titular la Juez María Servini de Cubría, que próximamente se desplazará a España para oír el testimonio de algunas víctimas del régimen franquista. Entre estas víctimas se encuentra un melillense, que se ha personado como acusación ante ese Juzgado.
 
Por este motivo, la Junta Directiva de la Asociación Pro Derechos Humanos de Melilla ha acordado adherirse a la querella interpuesta por particulares y asociaciones españolas y manifestar que la impunidad “de la que han gozado y gozan los autores de delitos calificados en la normativa internacional como crímenes contra la Humanidad y la situación de desamparo en que se encuentran las víctimas del genocidio, que no han recibido por parte del Estado español ningún tipo de reparación judicial por los enormes daños que han sufrido, afecta al entramado social damnificado por la falta de Justicia”.
 
Por todo ello, la organización dirigida por José Alonso ha decidido apoyar la denuncia contra los crímenes del franquismo, en la convicción de que constituirá un sustancial aporte para poner fin a la impunidad y conquistar la verdad y la Justicia, que les son debidas a las víctimas.
 
Ciudadanos, asociaciones y abogados argentinos y españoles se dan la mano en el juicio abierto contra el franquismo por genocidio siguiendo el principio de justicia universal. La propia juez acudirá a España previsiblemente el 10 de septiembre, para recoger las declaraciones de víctimas de la dictadura o, en su defecto, de familiares, durante unos diez días.
 
En su agenda no faltará una visita a Galicia donde Servini de Cubría visitará Camposancos, una parroquia de A Guarda donde se ubicó uno de los campos de concentración más importantes del franquismo, instalado en un antiguo colegio de los jesuitas. Entre sus paredes llegaron a estar más de mil presos hacinados, procedentes de media geografía española. Muchos de ellos fueron fusilados en lo que eran terrenos de labranza al lado del cementerio, en donde fue erigido un monumento en su honor.
 
Su visita está pensada para aquellos que, por edad o problemas de salud, no pudieron acercarse a los lugares en los que se centralizaron las querellas. En todo caso, no obviará Madrid, donde se sitúa su embajada, y es probable que recurra a la red de consulados, como el de Vigo, aunque, insiste, dependerá de la cantidad de víctimas o familiares que se presten a declarar. Es poco probable que acabe la juez visitando Melilla, aunque sí Málaga, donde podría desplazarse la familia del melillense denunciante.
 

domingo, 26 de agosto de 2012

La Casa de Ceuta en Alhaurín de la Torre presenta un libro dedicado al alcalde republicano de la ciudad autónoma

 
-Centro Cultural Vicente Aleixandre de Alhaurín de la Torre (Málaga)
c/ Jabalcuza nº 9
 
-30 de agosto las 21.00h.
 
Teleprensa - 22 de Agosto de 2012 Málaga.-
Antonio López Sanchez-Prado fue un dirigente político, sevillano de nacimiento, que perteneció a la masonería y llegó a ser alcalde de Ceuta por el Partido Comunista durante la II República Española, entre 1931 y 1936, año en el que fue fusilado. Su historia ha sido recogida en un libro escrito por el autor Francisco Sánchez Montoya, quien protagonizará el próximo 30 de agosto, a las 21 horas, en el Centro Cultural Vicente Aleixandre, el acto de presentación de esta obra. El evento, con entrada totalmente gratuita hasta completar el aforo, es organizado por la Casa de Ceuta de Alhaurín de la Torre y por la Ciudad Autónoma, con la colaboración de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de nuestro municipio. El texto, de 296 páginas y 104 fotografías, fue publicado en 2011 con motivo del septuagésimo quinto aniversario del fusilamiento del alcalde, también médico y diputado en Cortes y va acompañado de un DVD de 55 minutos que contiene un documental bajo el título 'Sánchez-Prado, tiempo de memoria', dedicado al último regidor republicano ceutí, quien fue asesinado en una playa en septiembre de 1936, a la edad de 48 años. La primera puesta de largo de esta biografía se realizó en el Palacio Autonómico de la ciudad norteafricana a finales de noviembre.
 
El autor de la obra, Francisco Sánchez Montoya, es miembro numerario del Instituto de Estudios Ceutíes, Medalla de la Ciudad Autónoma de Ceuta, Premio Nacional Manuel Azaña de investigación histórica, miembro de la Sociedad de Historia de la Fotografía Española (Sevilla). Sus investigaciones se centran en la Historia Contemporánea y está especializado en la II República, Guerra Civil y Masonería. Es autor de libros y estudios sobre la Historia de Ceuta y el Protectorado Español de Marruecos desde 1992 hasta ahora.
 
Sánchez Montoya destaca que el último alcalde republicano encarna a uno de los personajes más influyentes de la historia reciente de Ceuta y que suscita más atención, afecto y reconocimiento, pese a su triste y bárbaro final y pese a la represión que también sufrió su viuda en 1940. La ciudad caballa le recuerda con una escultura de bronce, obra de los hermanos Pedrajas, inaugurada en septiembre de 2006 y situada frente al Palacio Autonómico, en la calle que lleva su nombre, conocida también como Gran Vía. La estatua es de tamaño real y representa al alcalde con un bastón en la mano derecha y un fonendoscopio en la mano izquierda, en recuerdo a su otra gran pasión, la de médico y ginecólogo, siempre en defensa de los más débiles.
 
El acto de presentación del libro confirma la importante labor cultural que realiza la Casa de Ceuta de Alhaurín de la Torre, octava en toda España, que fue presentada a finales de septiembre pasado y que ya ha obtenido el reconocimiento de la entidad hermana de Barcelona.

domingo, 12 de agosto de 2012

Mito y realidad del homenaje al general Romerales

José Marín Figueras, Julio Caro y Manuel Romerales

Historias de la Melilla de izquierdas- 10/8/12 


El homenaje que diversas entidades ciudadanas melillenses tributaron al general Manuel Romerales el 14 de abril de 1936 en agradecimiento a su gestión en la ciudad durante su primer mandato como Comandante General, fue tergiversado y falseado por los mandos franquistas para utilizarlo como parte de las acusaciones con las que pretendían justificar la injustificable ejecución de Romerales perpetrada el 28 de agosto de 1936 y, posteriormente, algunos historiadores cercanos al franquismo utilizaron en sus obras estas versiones falseadas de aquel acto con lo que conscientes o inconscientemente venían a continuar la vejación de la memoria del general Romerales.

En el pseudoconsejo de guerra que condenó a Romerales el 26 de agosto de 1936 se esgrimió como parte de la acusación y se aceptó como hecho probado en la sentencia que Romerales permitió que se insultara al ejército durante la celebración del homenaje, insultos que no recoge la prensa en la reseña del aquel acto.

Muchos años después de acaba la guerra y restablecida ya la democracia en España, hablamos de 1999, Francisco Mir Berlanga, Cronista Oficial de Melilla y exalcalde franquista de la ciudad, publicó un libro titulado : Luces y Sombras de una Larga Historia. En el libro dedica un capítulo al general Romerales en el que, entre otras cosas, se describe su fusilamiento del que Mir fue testigo. En cuanto al homenaje a Romerales escribe: El General, que indudablemente se había sentido halagado, por aquel recibimiento, sin darse cuenta, o tal vez mal aconsejado, se dejó arrastrar por el torbellino de la política. Y al mes siguiente, el 14 de Abril de 1936 los Partidos del Frente Popular le ofrecieron un Banquete-homenaje en lo Viveros Municipales, que el General acepta. Allí se pronuncian discursos extremistas. El Alcalde accidental Sr. Fius dice entre otras cosas " que el General Romerales compendiaba las más puras esencias de la Democracia...".

Veremos aquí que las cosas sucedieron de forma bastante diferente a como las quisieron ver y contar los franquistas.

Con motivo de la noticia del cese de Romerales como Comandante General de Melilla, el 14 de julio de 1935, El Colegio de Agentes Comerciales de Melilla, presidido por José Marín Figueras, hizo la propuesta en la prensa de organizar un homenaje del pueblo de Melilla en reconocimiento de la labor de Romerales al frente de la Comandancia General desde diciembre de 1933 a julio de 1935. Recordemos que en este periodo Romerales tuvo que hacer frente a la huelga general revolucionaria de octubre de 1934 y que no dudó en sacar las tropas a la calle para reprimir dicha huelga y defender la legalidad republicana.

A esta propuesta se fueron uniendo entidades ciudadanas, casinos, prensa y partidos políticos, creándose una comisión encargada de organizar el homenaje que se presenta en la páginas del Telegrama del Rif el 17 de julio de 1935. La comisión la presidió Marín Figueras, que era concejal de Unión Republicana, y como tesorero fue designado el periodista Muñoz Cerisola. A propuesta de Cándido Jurado, se decidió que en el homenaje se regalara a Romerales un álbum de firmas de personalidades que se adherían a dicho homenaje. Cándido Jurado era médico militar retirado, presidente del Ateneo Científico y Literario de Melilla y presidente de la Agrupación local del Partido Republicano Progresista, de tendencia derechista moderada. Ese mismo día 17 se abrió una suscripción popular para financiar el homenaje, al que se opone Romerales por modestia. Finalmente, el general abandona la ciudad sin que se lleve a cabo el homenaje, aunque las cantidades recaudadas, que iban apareciendo publicadas en las páginas del Telegrama del Rif junto con el nombre de los donantes, personas de todos los ámbitos sociales y políticos, quedan a cargo de la comisión en espera de que Romerales acepte venir a la ciudad a recibir el homenaje de las entidades ciudadanas.

Pasa el tiempo, llegan las elecciones de febrero de 1936 que gana el Frente Popular. Manuel Azaña forma gobierno y entre los nuevos nombramientos militares está el de Romerales como nuevo Comandante General de Melilla.

Con la vuelta del general Romerales se reactiva la comisión del homenaje que celebra una reunión el sábado 4 de abril de 1936 en la sede del Colegio de Agentes Comerciales. Según El Telegrama del Rif a la reunión acuden representantes de La Hípica, Casino Militar, Nuevo Club, Casino Español, Ateneo, Colegio Oficial de Médicos, Casino del Real, La Fraternidad, que era una asociación de chóferes, Asociación de la Prensa y del propio Telegrama. En la reunión se decide que el homenaje, que consistirá en la entrega del álbum con las firmas y un vino de honor a celebrar en los Viveros Municipales. La comisión organizadora que da constituida por Marín Figueras, Cándido Jurado y el periodista Fray González.


Finalmente, el 14 de abril de 1936 se llevó a cabo el homenaje al general Manuel Romerales. Según la reseña que El Telegrama del Rif publicó sobre dicho acto, la participación fue mucha y representativa de todos los ámbitos de la ciudad. Podemos leer en el Telegrama: Se puede decir que en el acto que reseñamos se encontraba presente todo lo que representa actividad en Melilla y además una nutridísima representación del elemento militar.


El homenaje fue presidido por el Delegado Gubernativo, Alcalde accidental, Ricardo Fius, (Antonio Díez se encontraba en Madrid), Presidente de la Audiencia de Málaga, Fiscal, Delegado Marítimo, Interventor Regional, Burgos Nicolás, Juez de Instrucción y José Marín Figueras.

Según la reseña del Telegrama, los discursos fueron los normales en estos actos: elogios al homenajeado, alabanzas a la República, a Melilla, referencias a la situación social, especialmente de los desempleados para los que el Delegado Gubernativo, Diego Jiménez Castellanos, tuvo palabras de aliento y de compromiso para remediar su situación. Romerales, al hilo de estas palabras, anunció que se iban a reactivar obras militares para dar trabajo a los obreros en paro y, como escribió Mir Berlanga, Ricardo Fius llamó a Romerales nuestro general por compendiarse en él las más puras esencias de la democracia. Nada que justificara una condena a muerte.

viernes, 20 de julio de 2012

El 18 de julio de 1936 en el puerto de Melilla

El destructor Almirante Valdés saliendo del puerto de Melilla el 18 de julio de 1936

19/7/2012 Carlos Esquembri - Al sur de Alborán
El 15 de agosto de 1936, el diario malagueño El Popular publicó unas declaraciones de Ángel Guevara, maquinista de la Armada, que fue uno de los lideres de la resistencia de las tripulaciones de los destructores Almirante Valdés y Sánchez Barcáiztegui al intento de sus mandos de unirse a la sublevación militar en Melilla el 18 de julio de 1936.

Al conocerse en Madrid las primeras informaciones del inicio de la sublevación militar en Melilla, el Gobierno ordenó a los destructores Lepanto, Almirante Valdés y Sánchez Barcáiztegui que partieran de su base de Cartagena con rumbo a dicha ciudad. Entre sus órdenes estaba el de bombardear los cuarteles y concentraciones de tropas rebeldes y el interceptar cualquier transporte de tropas que encontraran en su camino.Los destructores se presentaron ante Melilla el 18 por la mañana y mientras que el Lepanto permanecía fuera del puerto, el Almirante Vladés y el Sánchez Barcáiztegui atracaron en el muelle ribera donde, según relata Guevara, ya había algunos legionarios apostados.

La llegada de los destructores cogió por sorpresa a los mandos de la sublevación, sobre todo cuando todavía quedaba algún pequeño foco de resistencia ciudadana en la ciudad. Al final, deciden no interferir en la entrada a puerto de los mismos aunque según escribe Arrarás en su historia de la "cruzada", el capitán Bonaplata era partidario de detener inmediatamente a maquinistas y radiotelegrafistas por considerarlos en su mayoría comunistas y ocupar los buques con tropas de la legión para asegurarse la sumisión de la marinería.

Una vez en puerto y conocidos por los mandos de los buques que la ciudad había caído en manos de los sublevados, se envían a unos oficiales a ponerse en contacto con estos y determinar como actuar para apoderarse de los destructores.

Se decide que unas compañías de legionarios desfilen frente a los barcos mientras se les comunica a la tripulación el inicio de la sublevación y se les conmina a que se unan a la misma. El teniente coronel Gazapo se encarga de arengar o intimidar a las tripulaciones para que se unan a la sublevación pero sus palabras no tienen el efecto deseado sino todo lo contrario.

Según relata Guevara, conocidas las intenciones de los mandos de los destructores, él se encara con el Comandante de su buque y le replica que solamente obedecerán las órdenes del Gobierno. El Comandante del destructor le ordena que baje a tierra y telegrafíe al gobierno y Guevara, que se niega a desembarcar, se abre la guerrera y ofreciendo el pecho descubierto dice: Mi comandante, a mi se me mata de frente no por la espalda como a un perro.

Este enfrentamiento verbal anima a la tripulación a actuar y deponer del mando del buque a los sublevados que quedan encerrados en la cámara de oficiales. En estos momentos llegan las fuerzas del tercio y aunque algunos marinos quieren enfrentarse a los legionarios, Guevara lo impide considerando que estaban en inferioridad de condiciones y fingen que se unen a la sublevación. Los legionarios, según El Telegrama del Rif, llegan a desfilar frente a los destructores al grito de Viva la República y Viva el Ejército, mientra que Arrarás escribe que al notar movimientos extraños en los buques los legionarios se desplegaron y parapetaron en previsión de lo pudiera ocurrir. Guevara por su parte dice que los legionarios se acercaron a los buques dando vivas a los marinos y agitando al aire fusiles y gorros. Un teniente coronel y un comandante les felicitaron por la actitud tomada y se marcharon.

Ganada momentáneamente la confianza de las fuerzas sublevadas, las tripulaciones de los destructores aprovecharon para desatracar y salir del puerto de Melilla. Teniendo en cuenta que los oficiales y los comandantes de ambos buques estaban detenidos, esta maniobra se hizo de forma poco hábil y el Almirante Valdés al salir dando atrás del atraque acabó tocando con la popa en el espigón de la bocana del puerto de donde pudo salir por el cabo de remolque que le dió el vapor Monte Toro, llegado en la mañana de ese día con tropas de la legión desde Alhucemas. El Monte Toro también aprovechó la ocasión para abandonar Melilla.

Los destructores llegaron a Málaga donde los mandos que intentaron unirse a la sublevación militar quedaron detenidos y sometidos a consejo de guerra junto con otros mandos y oficiales de la Armada acusados del mismo delito. El consejo de guerra dictó once sentencias de muerte que se cumplieron el 21 de agosto de 1936.