sábado, 29 de marzo de 2014

29 de marzo: 77 Aniversario del fusilamiento de los cinco de San Lorenzo

 Familiares Fusilados San Lorenzo
A las 6 de la mañana fueron sacados del campo de concentración del Lazareto en Gando (Gran Canaria). Entre llantos y abrazos de sus camaradas que ya sabían cual era s...u triste camino. Gritos de Pancho a los hombres de Tamaraceite para que cuidarán de sus chiquillos, de su mujer, "que no les falte comida" gritaba. Allí Domingo Valencia, un muchacho de apenas 16 años fue testigo directo de ese momento histórico y triste. Cuando Juan Santana Vega, alcalde comunista del Ayuntamiento de San Lorenzo, Antonio Ramírez Graña, secretario municipal, Manuel Hernández Toledo, oficial jefe de la policía local, junto a los sindicalistas y miembros del Frente Popular, Matías López Morales y Francisco González Santana, eran llevados a golpes y encadenados al campo de tiro de La Isleta, para tras consejo de guerra sumarísimo por "delito de rebelión", ser fusilados a las 4 de la tarde de un día señalado para la historia de nuestra lucha por la verdad, la memoria, la justicia y la reparación.

El sonido de los mausers estremeció la tierra canaria, la sangre enrojeció las piedras volcánicas cuando estos hombres jóvenes cayeron al suelo acribillados, algunos todavía con los ojos abiertos mirando a sus asesinos militares, falangistas y curas genocidas. El tiro de gracia ennegreció para siempre sus pupilas, solo quedó silencio y el comienzo de una dictadura fascista, que aun hoy en el año 2014 sigue viva en buena parte de los estamentos políticos, jurídicos y económicos de un estado corrupto.

Seguimos como familiares sin poder recuperar los restos de nuestros muertos, jueces ultraderechistas, políticos mafiosos, empresarios herederos de los criminales y con las manos manchadas de sangre, algún que otro traidor militante en ciertas fuerzas de lo que siguen llamando sin ruborizarse "izquierdas", nos siguen cerrando puertas, pisoteando nuestra memoria, revolcándose en nuestro dolor para hacerlo eterno.

Nosotras, nosotros, hijos, hijas, nietos, nietas seguimos luchando, seguiremos, no pararemos hasta el final de nuestras vidas de reclamar justicia para nuestros familiares asesinados, para las más de 3.000 víctimas del franquismo en Canarias, más de medio millón en todo el estado español.

Homenaje a los fusilados de San Lorenzo

Este 29 de marzo vuelve a ser especial para nosotros/as, de nuevo sentimos esa energía de nuestros muertos queridos, ese dolor de un pueblo masacrado por los mismos asesinos que 77 años después siguen tapando la mierda, ocultando los crímenes, las torturas, el robo de niños/as, de propiedades, la persecución, las represalias que aún seguimos padeciendo en esta "democracia" de corrupción generalizada, de robo y saqueo del patrimonio público, de desempleo, hambre, miseria, desahucios, de un olvido impuesto por fascistas disfrazados de demócratas europeístas.

La guerra de la memoria nos dicen que está perdida, pero somos un ejercito armado con fusiles de futuro, de amor por la justicia, la libertad y la fraternidad entre los pueblos.

No nos vencerán jamás, nuestra lucha es invencible.
 
Un 29 de marzo del año 1937 eran asesinados en el campo de tiro de la Isleta, en la isla de Gran Canaria, cinco hombres que creyeron en un mundo mejor y más justo y solidario. El presente poema es un homenaje a ellos y un apoyo y un reconocimiento a la justa lucha y a la constancia de los Familiares Fusilados San Lorenzo.

En ocasiones escribes poemas que hacen que, al volver a leerlos, te estremezcas y hagan tambalear tu sensibilidad. Han estado soñando contigo y de repente despiertan para que les recordemos. Este poema surgió en recuerdo y por la admiración que supuso el conocer, a través de la fuerza de los documentos, a cinco hombres solidarios que pensaron que un mundo mejor era posible y que por sus creencias e ideales fueron fusilados en el fatídico año 1937. El presente poema quiere ser un homenaje a aquellos seres inocentes que no pudieron disfrutar, por más tiempo, de sus seres queridos.

Húmedas camisas blancas
de tunos indios manchadas
por su efecto carmesí.
Piedras que se levantan
para hacerme a mí presente
aquella tarde de marzo
cuando las luces se fueron.
Mensajes que me llegan,
de tristes tiempos revueltos,
desde la orilla dorada.
Confesiones vestidas de rojo
hacen que te estremezcas.
Todo cambia, de repente,
el grito de aquellas madres
al escuchar los silbidos
mezclados con los lamentos.
Cinco luceros brillaron
en las montañas manchadas
para estar siempre presentes
por la fuerza del destino.
Lloramos por un instante
los recuerdos que quisimos.
No es locura lo que abrazo,
es dignidad que galopa
libre por los descampados,
para siempre estar presente
cuando los puños se alzan.
Lloran las secas aulagas,
vuelan por los arenales
gritando su abatimiento.
Estertores y fuego se abrazaron,
se dieron, muy fuerte, la mano.
Queda sólo un fogonazo
para que la noche aclare,
para apagar el lucero
que quiso ser rematado.

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