Domingo, 21 de agosto del 2011
Rafael Segura - (Viladecans)
En una reciente visita a Ceuta tuve la mala ocurrencia de visitar el Museo de la Legión. La visita fue muy corta y terminó en la primera sala, desde cuya entrada pude divisar paredes repletas de fotos y, alzando la vista, leer un letrero que decía: Sala de laureados de la guerra de liberación 1936-1939. No pude por menos que dirigirme al legionario de la entrada y manifestarle mi indignación. Creo que llamar guerra de liberación a una sublevación militar cuyas terribles consecuencias todos conocemos es indignante, ignominioso y posiblemente ilegal, según el artículo 15 de la ley de memoria histórica, que dice: «Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la guerra civil y de la represión de la dictadura. Entre estas medidas podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas». Me sorprende que en muchos de los comentarios de diarios y políticos de la derecha más recalcitrante se diga, en relación con la memoria histórica: ¿por qué vamos a recordar hechos de la guerra civil si han pasado tantos años?. Nosotros no podemos ni debemos recordar la guerra civil, pero ellos nos la recuerdan constantemente en sus avenidas del Generalísimo, en las plazas del Caudillo, en hospitales con nombre de militares sublevados e incluso en la iglesia de la Macarena de Sevilla, donde se halla la tumba de un tal Queipo de Llano.
Nota Estación Orán-Wahrān وهران :
(MUSEO DE LA LEGIÓN)
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