9 de Marzo de 2012 Francisco Sánchez Montoya La Verdad de Ceuta
En estos días se está celebrando el día Internacional de la Mujer, me gustaría compartir un modesto homenaje a esas otras mujeres ceutíes que fueron detenidas y sufrieron vejaciones por "atreverse a ser libres" y dieron con sus huesos en la prisión de mujeres del Sarchal, tras el golpe militar del 17 de julio de 1936. Muy pocos datos tenemos, ellas dieron los mejores años de su vida y todo por atreverse a algo tan simple para nosotros hoy en día, como querer un país en democracia y en libertad.
Tras la proclamación del estado de guerra Ceuta se convierte en una ciudad llena de miedos y recelos. Desde la misma madrugada del 18 de julio las fuerzas sublevadas, con la ayuda de patrullas de falangistas, comienzan las detenciones selectivas y asaltos a las sedes de los sindicatos, partidos políticos y Casa del pueblo. Los principales dirigentes políticos son detenidos y encarcelados, los hombres entre la fortaleza militar del Monte Hacho y García Aldave, y las mujeres en la cárcel de la ciudad en lo que hoy todavía se conoce como "La Cárcel de Mujeres" en la barriada del Sarchal. Centrándonos en la represión hacia la mujer ceutí, recordar que a estas ceutíes se les imputaba de un delito de "adhesión a la rebelión" y algunas se les acusaron de ocultar a su marido y familiares y no colaborar con los sublevados. La represión desencadenada fue tan intensa y extendida que no sólo la sufrieron las mujeres ceutíes que habían defendido el poder establecido con su labor política y sindical, también cayó la misma sobre aquellas que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas o simplemente denunciadas por rencillas personales, odios y deudas, de la que se nutrió la prisión del Sarchal.
La sindicalista ceutí Antonia Céspedes, ejecutada en 1937, se merece, como ya he manifestado en varias ocasiones una calle con su nombre. Cariñosamente conocida como "la latera" y la deuda que tenemos con ella como símbolo de otras muchas mujeres ceutíes quienes sufrieron represión en nuestra ciudad. Las asociaciones vecinales, Digmun, sindicales y también, el Centro Asociado de la Mujer, deberían ponerse a trabajar y acordar que el próximo año en el día de la Mujer se inaugure una calle con su nombre. Todo es cuestión de comprometer a nuestros ediles, y además, recordar que el callejero de nuestra ciudad tiene muy pocos nombres de mujeres.
Antonia Céspedes, se encontraba detenida en la cárcel de mujeres del Sarchal de donde fue sacada en la madrugada del 21 de enero de 1937 su cuerpo fue encontrado en una de las laderas de la barriada, tenía 46 años. Era una persona muy humilde, vivía en el patio Centenero, una gran luchadora siempre cerca de la mujer trabajadora y de sus mejoras sociales, unos meses antes de su ejecución fue juzgada siendo condenada a cadena perpetua. En el consejo de guerra al cual he tenido acceso, ya se le acusaba de ayudar a otras mujeres. Textualmente el juez militar escribió: "Se le acusa de incitar a las mujeres, ya que en una de las últimas huelgas fue por las casas sacando a las muchachas que trabajaban en el servicio domestico, para conseguir mejoras sociales y en las elecciones del 16 de febrero de 1936 fue apoderada en una mesa apoyando al candidato del PSOE Manuel Martínez Pedroso". Tenemos constancia por la prensa de su actividad sindical, ella trabajaba en la fábrica de conservas de Pedro Castillo y Antonio Llano en la bahía sur, junto a la playa de la Ribera. En mayo de 1931, lideró una huelga para conseguir mejoras para las trabajadoras entre otras reivindicaciones, pedía, jornada laboral, horarios, salarios e higiene. En los siguientes términos: "no permitáis que embarquen vasijas y menos aún dejar desembarcar pescado para ninguna fábrica de la península, que proceda de Ceuta, porque perjudicáis grandemente la lucha que por estas bravas compañeras" y terminaba el manifiesto con: ¡trabajadores! ¡No olvidéis este llamamiento! proceded con energía a todo intento de perjuicios contra nuestras compañeras. El comité de huelga. Ceuta, 18 de junio de 1.931".
Isabel Mesa, pudo escapar por la bahía sur, antes de ser detenida. Pertenecía a la sección de la mujer de la CNT. Otra pincelad de lo sufrido por las mujeres ceutíes la tenemos en lo sucedido a unas vecinas de la Barriada del Sarchal estaba claro que el clima de represión y rencillas personales fue tan grande que por el solo hecho de organizar una comida familiar y cantar unas coplillas se pagó con la vida de cinco vecinos de esa popular barriada y sus mujeres encarceladas. El almuerzo se celebró el 6 de junio de 1937, en la barraca nº 46 propiedad de Herminio Vidal, con el fin de oficiar la terminación de unas obras en su barraca, ya que el maestro de obras José Ladrón Ros, no le cobro y también para celebrar que hacia unos días había salido del hospital. La denuncia fue realizada por un brigada que vivía enfrente, vecino de los inculpados y secretario en los juzgados militares del Paseo Colon los acusó de que hacía unos días había fallecido el general Emilio Mola en un accidente de aviación y lo estaban celebrando. Tras consultar el consejo de guerra se puede apreciar la falsedad de lo expuesto durante el consejo de guerra donde se falló pena de muerte para todos menos para el maestro albañil José ladrón que sufriría cadena perpetua. Y todas sus mujeres a largas penas en la prisión del Sarchal. Otras mujeres tuvieron más suerte y pudieron huir antes de ser detenidas como la joven sindicalista Isabel Mesa, quien vivía en la Barriada del Sarchal, tenia 23 años era una gran activista, pertenecía al sindicato de oficios varios de la CNT de Ceuta, donde, por ser mujer, no fue fácil su integración. En los locales que poseía este sindicato en la calle Linares.
Isabel Mesa participaba en reuniones junto a otras compañeras trabajadoras, ella poseía el carné número 1 de mujeres del gremio de la aguja de Ceuta. En unas memorias ella escribió: "En Ceuta teníamos un ateneo libertario donde se enseñaba a leer y a escribir a los obreros; también música, pintura o esperanto, se hacían asambleas, se hablaba de la revolución y de las ideas, lo primero que hicimos en el sindicato fue una biblioteca, los carpinteros hicieron una vitrina y cada persona llevó los libros que pudo, poníamos bancos de madera porque no teníamos sillas". Tras la sublevación pudo huir por la playa del Sarchal en una trajiña junto a doce compañeros más llegando a la costa malagueña todavía en poder del Gobierno, se quedó en Málaga pensando que la sublevación duraría pocos días y poder volver a Ceuta donde estaban sus padres y hermanos pero no pudo ser y tras caer Málaga en manos del ejercito de Franco huye a Valencia trabaja de enfermera, participó en el congreso de constitución de la Federación Nacional de mujeres libres en septiembre 1937, llegando a ser secretaria. ella siempre decía: "La mujer siempre ha tenido que luchar mucho, no sólo teníamos que sembrar las ideas sino luchar contra algunos de los que estaban con nosotras sembrando, la mujer y el hombre tienen que ir caminando juntos, buscando la libertad, codo con codo o cogidos de la mano" .
A la derrota del 39, nunca se resignó a quedarse como clase subalterna relegada al hogar, como imponía el régimen siguió en la lucha, huye hacia el puerto de Alicante pero al no llegar el barco, marcha hacia Almería a pie. Luego vuelve a Málaga, donde en el año 1941 crea con otras compañeras un periódico clandestino el Faro de Málaga. Seguro que tomó el nombre acordándose de su ciudad. Fue detenida y procesada y condenada a dos penas de muerte. Pudo huir y al sentirse perseguida, tuvo que cambiar su nombre varias veces, pero lo que más le dolió fue tener que abandonar su apellido Mesa, seguirá en la lucha antifranquista con el nombre de Carmen Delgado. Vuelve a Valencia, y junto a otras compañeras, promueve la creación del colectivo de mujeres "Unión de mujeres demócratas", organización clandestina para ayudar a las presas y a su familia y con actividades en contra de la dictadura. Instala un quiosco, junto con Maruja Lara, compañera luchadora, inseparable, en la trastienda tenían la prensa anarquista. Isabel se subleva al miedo, compra una máquina de escribir y con ella, de noche, realizaban las octavillas clandestinas del grupo, para que ningún vecino las descubriera, una niña cantaba y su voz ocultaba el martilleo de las teclas. Su quiosco, fue almacén de donde salieron juguetes que alegraron las fiestas de muchos hijos de presos. En el año 1956 es detenida y durante ocho días es torturada en la comisaría de la calle Samaniego de Valencia, posteriormente colaboró en la formación de colectivos libertarios la ceutí Isabel Mesa fallecía el 25 de febrero de 2002 en Valencia. Podíamos seguir contando historias de otras muchas mujeres ceutíes como la primera mujer médica en Ceuta Antonia castillo o Antonia Berrocal... lo dejamos para otra ocasión.
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