martes, 16 de diciembre de 2014

La sima de Jinámar y el encubrimiento institucional de los crímenes franquistas

 
"El vergonzoso silencio de los cargos públicos atenta contra la legislación internacional"
 
Por Francisco González Tejera / Canarias-Semanal.org 16/12/14
Un agujero inmundo repleto de asesinados/as. Cientos de personas que defendían la democracia fueron arrojadas a la Sima de Jinámar en Gran Canaria, un tubo volcánico profundo que en la actualidad clama justicia y reparación para tantas víctimas del franquismo.
 
Los trabajos del investigador y espeleólogo, Jesús Cantero Sarmiento, han arrojado algo de luz a una oscuridad premeditada, instigada por las élites oligárquicas y políticas de las islas, que hoy como ayer tratan de tapar el genocidio que se llevó por delante a mas de cinco mil canarios/as, asesinados/as por Falange y el ejército español, unidos en el crimen para imponer una dictadura sanguinaria durante cuarenta años.

Una casta política y judicial del régimen español, que en su criollismo ancestral sigue encubriendo el holocausto fascista en las islas, poniendo obstáculos para que las familias recuperen los restos de sus muertos/as, para que la sima no pase de ser solo un monumento natural, histórico, sin llegar más allá, sin que se conozcan las identidades de las víctimas, los nombres de los asesinos, los integrantes de las brigadas del amanecer, algunos miembros de la alta sociedad canaria, causantes de tantas muertes, sacando a miles de canarios/as de sus casas para torturarlos, violar mujeres republicanas, masacrar a todo un pueblo, asesinarlo salvajemente.

Desde instituciones públicas como el Cabildo de Gran Canaria, el Ayuntamiento de Telde, donde está ubicada la Sima de Jinámar, o el propio gobierno canario se hace mutis por el foro, silencian una verdad incomoda, no se plantean una intervención que proceda a la exhumación de los restos, que identifique con pruebas de ADN a las personas que reposan en la triste profundidad de la injusticia, para que puedan tener una sepultura digna, un merecido homenaje por defender la democracia y la libertad.

Ni siquiera la judicatura, ni las fuerzas de seguridad del estado, aún a sabiendas de que en ese lugar hay cientos de personas asesinadas, intervienen para recuperar e identificar sus huesos. Todos contribuyen al encubrimiento de esos cientos, quizá miles de crímenes, generando una de las mayores vergüenzas de la historia de esta tierra, tapando unos sucesos brutales que pasaron hace menos de ochenta años, que siguen vivos en la memoria colectiva de nuestro pueblo, de familiares directos/as de esas desgraciadas personas, que ansían tener al menos una tumba para llevarles flores.

El vergonzoso silencio de cargos públicos como la alcaldesa de Telde, el presidente del Cabildo grancanario, ambos/as del Partido Popular, y del presidente del Gobierno de Canarias de Coalición Canaria, vulnerando e incumpliendo gravemente la Ley de Memoria Histórica, atentando contra la legislación internacional en materia de derechos humanos, dónde los crímenes de lesa humanidad jamás prescriben, teniendo la obligación como representantes públicos de facilitar la investigación, la exhumación, y el reconocimiento con las víctimas y sus familias.

Llama la atención esa dejación premeditada, que sin duda les identifica como herederos del régimen dictatorial, como encubridores del mayor genocidio cometido en Canarias en su historia, procurando no remover ni una piedra para que los apellidos de los asesinos, seguramente con filiación a sus partidos, constructores, empresarios o financiadores de elecciones, jamás salgan a la luz, contribuyendo a una vergüenza histórica sin parangón en esta zona del planeta.

Mientras esos huesos de la sima y los/as de miles de asesinados/as en toda Canarias, casi un millón en todo el Estado español no salgan al sol, la democracia jamás habrá llegado. Todo será un oscuro montaje para la corrupción y el enriquecimiento ilícito de los sucesores de una dictadura criminal, un engaño, una mentira, sustentada en la tortura, las vejaciones, la muerte, la humillación sobre las familias de las personas brutalmente asesinadas por el fascismo español.

Restos de una mujer arrojada a la Sima de Jinámar

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