07 de Octubre de 2011 Francisco Sánchez Montoya .
El templo masónico de la calle teniente Pacheco se comenzó a instituir a comienzos de 1933. Las tres logias existentes en la ciudad, en esos momentos, Hércules, Hijos de Hércules y Constancia, se reúnen para estudiar la posibilidad de tener un templo común. Se designa a un representante de cada taller para comenzar las negociaciones; por Hércules, Ángel Ochoa, por Hijos de Hércules Bartolomé Alcántara, y por Constancia el tipógrafo de la imprenta Alcalá, y dirigente socialista Juan Herrera.
El importe total del local asciende a 12.000 pesetas, las tres realizan un acuerdo económico, decidiendo que se pague según el numero de miembros de cada logia, Hércules abona el 50%, y las otras dos Hijos de Hércules y Constancia, el otro 25 %. El templo se instala en la planta baja de un edificio de la calle Teniente Pacheco, 14.
Constaba de una sala llamada de pasos perdidos o vestíbulo, a la izquierda, antes de entrar en el templo, la cámara de reflexión, en ella el futuro miembro debe prepararse para la celebración del rito de su iniciación, ésta contiene una serie de objetos simbólicos entre los que se destaca una calavera, que recuerda al neófito lo efímero de la vida terrenal, un reloj de arena, que le recuerda la fugacidad del tiempo; así como pluma, tintero y una hoja de papel en la que el futuro masón debe expresar conceptos éticos y filosóficos personales. Una vez dentro del templo, sobre un estrado, se encuentran las dignidades básicas del Taller, esto es, los Oficiales que dirigían las tenidas o reuniones. En el centro el venerable maestro, presidente de la Logia y a los lados el secretario y el Orador. Encima del venerable Maestro se encuentra un dosel en el que figuran las iniciales del lema: A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo A.L.G.D.G.E.D.U.
En 1930 se desmorona el régimen de Primo de Rivera, y a los pocos meses se proclama la II República. Mucho se ha escrito sobre el poder de la masonería y su influencia en estos acontecimientos pero nada se ha podido atestiguar. En esos momentos la masonería se componía fundamentalmente de la Gran Logia Española, de la que pronto se separaron algunos miembros, constituyendo la Gran Logia Unida y, sobre todo, el Gran Oriente Español. Tras la proclamación de la República y la constitución del nuevo Ayuntamiento de los 35 concejales que componían la corporación, once eran masones, algo mas del 30%, igual pasaba con los cargos sindicales y políticos, cabria destacar al primer Alcalde y posterior diputado, el médico Sánchez-Prado, éste ingresó en la masonería local en Agosto de 1.930, con el símbolo Grecia. También los alcaldes Valverde Soriano, miembro destacado del socialismo Ceutí y José Víctori Goñalons. El diputado por Ceuta desde febrero de 1936, Manuel Martínez Pedroso o el Presidente del Partido Socialista y de la Casa del Pueblo, Sebastián Ordóñez, entre otros muchos.
Cuando el 24 de julio de 1936, el Venerable Maestro masón A'onso Estevill, cerraba las puertas del Templo Masónico de Ceuta en la calle Teniente Pacheco, huyendo del golpe de estado camino de Gibraltar, se abatieron las columnas de toda una tradición masónica en la ciudad.
Represión contra los masones ceutíes
Desde un primer momento se le achaca a la masonería una conspiración Judeo-masónica-comunista, culpable de todos los males que pudieran sobrevenir al nuevo régimen. El venerable maestro masón A'onso Estevill, de la Logia Hércules, pudo huir a Gibraltar y desde allí escribió un informe, al cual he podido tener acceso, explicando los acontecimientos de los primeros días del golpe en Ceuta:
"El 25 de Julio de 1936 fue asaltado el templo de las logias masónicas de Ceuta, en la calle Teniente Pacheco nº 14, por parte de patrullas de Falange, pero con anterioridad, el día 19, el que suscribe, por residir en los altos del Templo, fui avisado por una vecina que la Guardia Civil estaba derrumbando la puerta con los fusiles, inmediatamente bajé y efectivamente había allí un Teniente de la Guardia Civil y dos números, quienes al verme bajar me apuntaron con sus armas y me ingresaron groseramente, comandándome a que abriera la puerta, lo que así hice y una vez dentro comenzaron a registrarlo todo muy bien, pero convencidos ellos de que no había nada el Teniente me dijo que me daba su palabra de honor de que él no buscaba otra cosa que lo delictivo y lo que no lo fuese no saldría de su boca. Continuaron registrando la secretaria y estuvimos entretanto hablando hasta que se marcharon clausurando la Logia y despidiéndose el Teniente muy amistosamente incluso estrechando mi mano. Es decir, que los militares, aún no teniendo derecho a clausurar la Logia pues son facciosos, no se les veía una intención malévola contra nosotros pues estuvieron en Ceuta después hasta el día 24 de julio 1936 y mi domicilio no fue registrado ni fui molestado más. Gracias a la llegada de un buque inglés, llamado Bulldog se cortó, pues al día siguiente de salir de Ceuta llegaron los fascistas y falangistas e hicieron el destrozo en el Templo llevándose los enseres que pasearon por Ceuta en procesión y luego los quemaron y tiraron al mar, desde los jardines de San Sebastián".
El 17 de agosto de 1936, una vez requisados por el servicio de vigilancia los libros y fichas de los miembros de las logias, la Jefatura de Falange envió a los distintos periódicos de la ciudad, durante varios días, unas relaciones de ceutíes que habían pertenecido a la masonería. Junto a las listas, se publica un duro e insultante encabezamiento: "Los vais a conocer a todos y querréis escupirles a la cara con desprecio, pero no son dignos de desprecio, ni de odio, ya que, solo se puede odiar lo que se teme".
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