Estación Orán-Wahrān وهران
Exilio y represión en el norte de Africa - 1 Abril 2010
Proverbio saharaui:
" Háblale a quien comprenda tus palabras "" Kalam men yafham leklam "(Proverbio saharaui)
sábado, 19 de marzo de 2022
domingo, 27 de noviembre de 2016
Búsqueda de la lista de pasajeros del Ronwyn
Eliane Ortega Bernabeu
-Pido
ayuda sobre la búsqueda de esta lista de pasajeros del BARCO RONWYN
que zarpó de Alicante , el 12 de marzo 1939 hacia Oran.
Este documento acredita que la lista existe, que no encuentro.
También si hay descendientes de pasajeros de este buque del exilio pueden escribir a mi email es :
domingo, 17 de julio de 2016
80 años de la sublevación militar en Melilla
Memoria Pública 14/7/16
En realidad, no fue el 18, fue el 17. Y no fue en España, sino en el
Protectorado de Marruecos y nació matando. Los militares que venían
conspirando contra el Gobierno de la República no las tenían todas
consigo, pues no faltaban notorios conspiradores que daban la impresión
de nadar y guardar la ropa, entre ellos, el mismo general Franco,
comandante general de Canarias. Una profunda desconfianza, una
permanente sospecha y algunos enfrentamientos a tiros habían enrarecido
el aire de los cuarteles y obligado a posponer en varias ocasiones el
día de la rebelión. El “El Director”, el general Mola, había exigido el
empleo de la máxima dureza, o sea, fusilamiento con o sin consejo de
guerra, contra quienes se opusieran a la acción una vez emprendida. Pero
al escribirlo pensaba en las autoridades republicanas, en los
dirigentes de partidos de izquierda y de los sindicatos obreros, no en
sus conmilitones. La insurrección, proyectada para las primeras horas de
la mañana del 18 de julio, se fraguo geográficamente en el Archipiélago
Canario y comenzó, sin embargo, antes de lo previsto en Marruecos, con
el tiro a bocajarro a los jefes indecisos, allí mismo, en los despachos
de los cuarteles, entre voces y griterío.
La primera víctima, el general Romerales, marcó la norma futura: para
garantizar el éxito había que liquidar, como primera providencia, a los
jefes y oficiales que declaraban su lealtad al Gobierno legalmente
constituido o que se mostraban remisos y dubitativo. Esas fueron las
primeras víctimas del alzamiento del 18 de julio de 1936, no fueron los
gobernadores civiles, ni los alcaldes, ni los diputados a Cortes, ni los
miembros de partidos políticos de izquierdas o de sindicatos obreros,
sino los generales con mando en el Ejército, uno de los ellos fue
Virgilio Leret. En la Base de Hidroaviones del Atalayón, a pocos km de
la ciudad, el comandante Leret Ruiz fue uno de los pocos que logró
resistir a los sublevados. Durante varias horas hasta que agotó la
munición, momento en que él y sus pocos hombres se vieron superados ante
los 2 tabores de regulares que fueron enviados para conquistar la base.
Aquella fue la última resistencia en Melilla. El comandante Leret fue
fusilado. El modo de rebelión que se llevó a cabo en Melilla fue el
modelo que en adelante se siguió en el resto del Protectorado de
Marruecos y más tarde en España.
El miércoles 15 de julio Franco recibe en Santa Cruz de Tenerife la
noticia de que el avión Dragon Rapide que ha de trasladarle al
Protectorado español de Marruecos para encabezar el Ejército Español de
África que está previsto que se subleve el sábado 18 de julio, ya se
encuentra en la aeródromo de Gando en la isla de Gran Canaria. Se
traslada allí por vía marítima desde la isla de Tenerife sin levantar
sospechas gracias a que tiene que asistir al entierro del general Amado
Balmes, comandante militar de Las Palmas, que acaba de morir de un tiro
de su propia pistola, con toda seguridad asesinado ya que era leal a la
República y Balmes no iba a ser impedimento para Franco. A primeras
horas del sábado 18 de julio el general Franco sale del hotel donde ha
pasado la noche y se dirige a la Comandancia Militar de Las Palmas desde
donde proclama el estado de guerra en todo el archipiélago. Todos los
edificios oficiales son tomados por los militares sublevados y los
gobernadores civiles de las dos provincias son detenidos. En Las Palmas
se declara la huelga general pero el intento de algunos grupos de
obreros de llegar al Gobierno civil es impedido por las fuerzas
militares. En Santa Cruz de Tenerife, donde se encuentra el general
Orgaz por haber sido desterrado allí por orden del gobierno, la
resistencia obrera al golpe es mayor y las tropas han de salir a la
calle. Ese mismo día 18 de julio se da a conocer en Tenerife un
Manifiesto redactado por el general Franco en el que justifica el
alzamiento militar y que termina con vivas a España y al “honrado pueblo
español”. A mediodía el archipiélago canario está bajo el control de
los sublevados.
Ahora el camino estaba libre. Franco sabía que los que los efectivos
militares facciosos que se alzaron en la Península fue de hecho muy
limitada, por lo que los golpistas tuvieron que recurrir necesariamente
al Ejército de Marruecos para dominar la situación. Trasladados en
barcos y aviones alemanes llegaron a las costas andaluzas cinco unidades
de fuerzas regulares indígenas marroquíes del protectorado, más la
Legión la tercera parte de la cual estaba formada por extranjeros: en
total, 20.000 hombres disciplinados y combativos. El desembarco en
España de aquel contingente de tropas mercenarias y extranjeras alteró
profundamente el equilibrio de fuerzas y aterrorizo psicológicamente al
país. Dejaron un recuerdo terrible de asaltos a sangre y fuego, saqueos
(tenían derecho al pillaje y botín de guerra), violaciones y matanzas.
Agradecido por su ayuda , Franco, decretó «un aumento de la soldada para
las fuerzas indígenas de Marruecos y los legionarios, que con tanto
entusiasmo se han unido al Movimiento». La primera recompensa concedida
por el general Franco al principio de la guerra fue para el gran visir
de Tetuán, Sidi Ahmed El Ganmia, a quien condecoró personalmente con la
Cruz Laureada de San Fernando, la máxima condecoración militar española.
Se expresaba así oficialmente el reconocimiento para con aquellos que
habían constituido la fuerza de choque inicial y decisiva. o es ninguna
osadía afirmar que la participación de la fuerza militar marroquí fue
decisiva en la guerra, y que favoreció que se inclinara la balanza a
favor de los generales alzados frente al Ejército de la República,
inferior en cuadros de mando y en efectivos. Franco pudo hacer la guerra
gracias a estas tropas antes de recibir la ayuda de Hitler y Mussolini
en armamento militar pagado por el mallorquín Juan March. Este
lamentable cúmulo de circunstancias internacionales y la sangrienta
matanza de generales, jefes y oficiales del Ejército español, fieles a
la República y asesinados en el curso de aquella triste jornada en
Melilla, constituyen lo que los vencedores llaman el “alzamiento
nacional” y los vencidos golpe de estado. Una diferencia importante: la
sublevación contra un gobierno elegido por el voto popular y un caudillo
elegido por la gracia de Dios.
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lunes, 21 de marzo de 2016
lunes, 14 de marzo de 2016
Un documental recupera la memoria de los árabes que combatieron en la Guerra Civil
Nayati Sedqi y parte de su familia, en una imagen rescatada por Amal Ramsis |
EL HUFFINGTON POST
Carmen Rengel 6/3/16
Ernest Hemingway y Martha Gellhorn contaron al mundo cómo jóvenes de Estados Unidos peleaban en las Brigadas Internacionales para frenar a las tropas de Francisco Franco durante la Guerra Civil (1936-1939). Robert Capa fotografío a esos mismos amigos de la República pero con pasaporte francés en Barcelona. Y Christy Moore le cantó a los irlandeses que viajaron "de Dublín a Villa del Río", refuerzo extranjero para la primera guerra europea contra el fascismo.
Esa
estampa está clara: la de los occidentales, europeos, norteamericanos,
que se enrolaron en una contienda que creían propia. Sin embargo, entre
los cerca de 60.000 foráneos que acudieron a España en esos años, entre
los 15.000 que se dejaron la vida, también había árabes idealistas, unos
mil, que acudieron desde el Norte de África y Medio Oriente para
defender al Gobierno republicano.
Hasta ahora han estado prácticamente ignorados por la historia y, por eso, la cineasta egipcia Amal Ramsis ha decidido recuperar su memoria en un documental ahora a medio rodar llamado Venís desde lejos, un homenaje a los versos que Rafael Alberti dedicó a estos soldados que traspasaron fronteras.
Es
conocida la presencia de marroquíes en la Guerra Civil, obligados a
combatir por el bando nacional que ya controlaba el antiguo
protectorado, llevados en barcos a la Península Ibérica sin saber "ni
dónde iban ni con quién iban a pelear", como resume la directora. Eran
los llamados moros de Franco. Mucho menos pública es la labor
de algunos de sus compatriotas, muchos argelinos, iraquíes, egipcios,
sirios, libaneses, saudíes y palestinos, que se incorporaron a columnas
anarquistras, troskistas y comunistas.
Eran hombres
pertenecientes al creciente movimiento de izquierda arabista, previo a
las descolonizaciones, alejados de connotaciones religiosas. Gotas casi,
en un ejército republicano de 750.000 efectivos, pero muy activos,
movidos por sus principios e ideas, hasta el punto de que una de sus
tareas centrales fue la de convertir a los árabes del bando nacional y
convencer a los a veces recelosos republicanos de que ser árabe no era,
necesariamente, estar con el fascismo.
Ramsis
descubrió la presencia de árabes en las Brigadas durante una estancia
de formación en España, en Madrid y Granada. Leyó a los investigadores
Nieves Paradela y Salvador Borafull, pioneros en este rescate de su
figura, y así dio con la historia que ahora es el hilo conductor de su
película, la del palestino Nayati Sedqi, antiguo secretario general del
Partido Comunista palestino.
Nacido en Jerusalén en 1905, de
padre turco y madre palestina, contactó con el PC local siendo empleado
de Correos; entonces la formación, bajo mandato británico,
aglutinaba tanto a palestinos como a judíos. Sedqi se tituló en
Económicas, ejerció como periodista y se hizo visible en su partido, por
lo que sufrió en casa la persecución de la potencia colonial. Viajó a
Moscú, a París, tejiendo lazos internacionales con otros comunistas, y
en 1936, estando en Rusia, se trasladó a España "para encargarse de la
propaganda antifranquista destinada a los marroquíes que luchaban en el
bando rebelde", escribe Borafull.
Entró por Portbou
(Girona) como voluntario. Su destino fue el frente de Madrid, como dejó
escrito en sus memorias, ahora leídas en el documental por su hija
Hind, residente en Grecia, el último puerto de la familia de refugiados
palestinos en que acabó convirtiéndose la de Sedqi cuando se declaró el
estado de Israel. "Vengo a defender Damasco en Guadalajara, Jerusalén en Córdoba, Bagdad en Toledo, Cairo en Cádiz y Tetuán en Burgos", decía.
Sedqi se dedicó a publicar en medios como Mundo Obrero, fue a Córdoba para tratar de convencer -desde las trincheras y megáfono en mano- a los árabes nacionales,
para que cambiaran de bando. Desde Argelia, quiso crear una radio
"emitiendo en árabe, dialecto marroquí y bereber" que promoviera los
valores republicanos, pero frustrado, sin permisos, acabó en Damasco, en
cuya prensa siguió alertando de los peligros del fascismo para España y
buscando apoyos para su causa.
UN DRAMA PERSONAL
Venir
a España, como cuenta en su obra Ramsis, le costó a este palestino un
precio personal incalculable. Él y su esposa, por seguridad, dejaron en
Moscú a su hija Dawalt, en una especie de orfanato del partido. "Sólo la
dejaron con un albornoz, que conservó durante años", cuenta en el
documental su hermana menor. Una prenda con el olor de la madre perdida
por la guerra y la posguerra. Las divergencias en el seno de los
comunistas, ante los que él defendió el derecho a una "Palestina
independiente", le hicieron romper con Moscú. Y allí que se quedó su
pequeña. No se pudieron volver a ver hasta pasados 25 años.
Con
su hija lejos, los Sedqi fueron peregrinando. Ya no más a casa,
expulsados por el avance de Israel desde su Jerusalén original. Sí a
Líbano, donde se toparon con otra guerra civil (1975-1990) y, finalmente, a Atenas. Hoy su hija mayor ni habla árabe. El precio de las guerras.
¿QUE NO HAY COMPROMISO?
Amal
Ramsis -entre otras cosas, fundadora y directora del Festival
Internacional de Cine de Mujeres de El Cairo- no sólo quiere hacer un
ejercicio de memoria con este documental, sino de reivindicación. Quiere
"refutar" la idea "estereotipada" de los árabes poco comprometidos con
otras causas que no sean las propias, poco activos en política, y más si
no es la doméstica. Los hombres que fueron a España son parte de ese
grupo que sí se enroló en los grandes movimientos ideológicos del siglo
pasado.
Y
tampoco deben arrastrar, insiste, la etiqueta de "musulmanes", porque
su pelea nada tenía que ver con la religión: entre ellos había alguno
que la profesaba y quien, como los mayoritarios comunistas, la
desterraban. "Cuando hablamos de los italianos, de los alemanes, no
hablamos sobre los cristianos que vinieron a la Guerra Civil española,
entonces, ¿por qué lo hacemos con los árabes?", se pregunta.
Ese
mundo sin límites, en los que los ideales saltaban barreras, es hoy una
quimera, reconoce la directora. Hoy no puede ocurrir lo mismo porque
"las fronteras están cerradas hacia un lado, pero abiertas hacia el
otro. En los años 20, 30 y 40 estaban abiertas para todo el mundo".
"Ahora los árabes se ven como terroristas y como inmigrantes ilegales.
En ese momento había otra realidad que no tenemos que olvidar. Tenemos
que pensar en la frontera de una forma distinta", añade.
En su intento de sacar adelante este proyecto, del que ya tiene rodado la mitad, la cineasta ha impulsado una campaña de micromecenazgo (crowdfunding).
Necesita unos 23.000 euros, de los 117.000 en que está presupuestada la
cinta. Así podrá ir a Rusia, Líbano y España, a completar la grabación,
y postproducir el documental.
domingo, 13 de diciembre de 2015
Busqueda de información sobre el barco del exilio Ronwyn
Petición de Eliane Ortega Bernabeu
Estimados/as lectores, amigos, colaboradores,
Estoy confeccionando la lista del Barco del exilio republicano: RONWYN , que salió de Alicante el 12 de marzo 1939 hacia Oran-Argelia.
Se ruega a toda persona que tenga conocimientos, informaciones sobre este barco, me escriba a mi email : ortega_bernabeu_eliane@hotmail
También se ruega que compartan este petición en vuestros Blog, páginas, asociaciones para que el mensaje se difunda.
Gracias.
Cuando Ceuta coreó "La Marsellesa"
15 de abril de 1931 a las doce de la mañana sonó "La Marsellesa" |
Francisco Sánchez Montoya en Historia de Ceuta y el Protectorado español 12/12/15
Después de los atentados de París, La Marsellesa se ha convertido, una vez más, en símbolo de unión contra la tiranía del terror. Los estadios de fútbol dejaron a un lado la rivalidad y unieron sus gargantas, las calles con espontáneos cánticos… Ese mismo himno de Francia, sonó en la plaza de África de Ceuta, hace 84 años, tras proclamarse la Segunda República, interpretado por el Regimiento de Infantería de Ceuta nº 54.
Unos momentos antes se había procedido en el salón de plenos del Ayuntamiento a la entrega de poderes a los nuevos concejales republicanos. Tras la promesa de los cargos, los nuevos ediles se dirigieron al balcón principal del Ayuntamiento, donde Olivencia Amor proclamó la II República, junto al presidente del PSOE, Conrado Lajara. Tras este acto no volvió a sonar La Marsellesa y en su lugar fue el himno de Riego. Todavía recordamos cuando sonó justo cuatro días después de que lo hiciera al otro lado del canal de La Mancha, en los pasillos del estadio de Francia, entonada entonces espontáneamente por los aficionados que abandonaban las gradas intuyendo la tragedia, pero sin saber aún que lo que les había hecho levantarse de sus localidades era el peor ataque terrorista de la historia de Francia.
En aquella mañana del 15 de abril de 1931 que sonó La Marsellesa en la Plaza de Africa, también hubo lugar para una gran manifestación de libertad, presidida por quién ocuparía la delegación del Gobierno en Ceuta, el presidente del partido Republicano Rafael Vegazo Mancilla, Comandante General Gregorio Benito, Alcalde accidental Manuel Olivencia así como numerosos militares, representantes de las distintas entidades oficiales de la ciudad, sindicatos, partidos políticos y el vecindario en masa.
Varios diarios consultados, calculan que veinte mil personas al menos, estaban en la manifestación. Tras pasar el puente de la Almina, se ramificó en dos, una emprendía su marcha por la Marina y la otra por el Rebellin.
La Marsellesa es el himno nacional de Francia, oficialmente desde el 14 de julio de 1795. Fue escrito en 1792 por Rouget de Lisle. Fue prohibido durante el Imperio y la Restauración. Vuelve a ser el himno nacional desde la III República. Durante 1940-1945 fue nuevamente prohibido, y su canto era considerado como un elemento de resistencia a la ocupación alemana y al gobierno colaboracionista de Vichy. Es tocada en parte de la obra Obertura 1812 de Piotr Ilich Chaikovski.
El 20 de abril de 1792 se declaró en París la guerra a Austria. Cuando el alcalde de Estrasburgo supo la noticia, invitó a cenar a su casa a un grupo de oficiales, en la noche del 24 del mismo mes. En este grupo de oficiales se encontraba Claude-Joseph Rouget de Lisle, capitán de ingenieros de la guarnición de Estrasburgo. En esa reunión, el alcalde le pidió que creara un himno patriótico para el acontecimiento que celebraban. Rouget de Lisle compuso dicho himno y le dio el título de Chant de guerre pour l’armée du Rhin «Canto de guerra para el ejército del Rin» y se lo dedicó al mariscal Luckner.
El 22 de junio, un futuro general del ejército de Egipto llamado François Mireur, recién titulado de la facultad de medicina de Montpellier, se encontraba en Marsella encargado de preparar la marcha de los voluntarios de Montpellier y de Marsella. Había oído el himno en Montpellier durante algunos funerales oficiales y lo presentó a su gente con el título de Chant de guerre aux armées des frontières «Canto de guerra para los ejércitos de las fronteras».
La tropa de los obligados lo aprendió y lo usó como canción de marcha. Y así entraron en París el 30 de julio de 1792, entonando marcialmente el himno compuesto tres meses atrás por Rouget de Lisle. Los parisinos los acogieron con gran entusiasmo y bautizaron el cántico como «La Marsellesa».
Durante la Primera República, la Marsellesa fue un himno muy popular entre soldados y civiles, mientras que durante los dos Imperios, la Restauración y la Segunda República, fue ligeramente olvidado. En la Tercera República recuperó el protagonismo y fue interpretado por las bandas militares en todos los actos oficiales. En el siglo XX, el Gobierno de la Francia liberada le otorgó una especial importancia junto con el himno oficioso llamado Le Chant des Partisans «El canto de los partisanos».
Finalmente, en la Constitución del 4 de octubre de 1958, la Marsellesa fue declarada himno nacional. La Marsellesa exaltaba desde sus comienzos el ánimo patriótico, hasta tal punto que Napoleón Bonaparte dijo en una ocasión: «Esta música nos ahorrará muchos cañones».
El 24 de enero de 2003, se aprobó la Ley de Programación para la Seguridad Interior (Lopsi), propuesta por Nicolás Sarkozy, que creaba el delito de ultraje a la bandera y al himno nacional franceses, sancionándolos con penas de hasta seis meses de prisión y 7500 euros de multa. Algunas asociaciones y ciudadanos protestaron, considerando esta ley un atentado a la libertad de expresión. El Consejo Constitucional de Francia limitó las posibilidades de aplicación de la ley, los actos dentro de un círculo privado, y los actos realizados en manifestaciones no organizadas por las autoridades públicas o no reglamentadas por ellas.
DÍA HISTÓRICO
Desde primeras horas, se pueden ver a numerosos ceutíes con banderas tricolor, todos van hacia la Plaza de África. El edificio municipal se encuentra, saturado de ciudadanos, los pasillos, ventanas, rotonda principal, salón del trono o balcones están invadidos. En el salón de plenos se encuentra la corporación saliente, con su presidente José Rosende al frente. Sobre las doce les dan la bienvenida a los nuevos concejales y le entrega el bastón de Alcalde al letrado y miembro de la Conjunción Republicano-Socialista Manuel Olivencia, quien tomó la palabra: “En virtud de acuerdo adoptado se designa a Don Antonio López Sánchez Prado, como Presidente del Ayuntamiento de Ceuta, por ser el que mayor numero de sufragio obtuvo en las citadas elecciones, las ocho tenencias de alcaldía serán desempeñada en orden de sufragio exceptuando la primera tenencia, se acordó fuera desempeñadas por el que habla, en condición de mi virtud como letrado, tenientes de Alcalde, Eduardo Pérez Ortiz, David Valverde Soriano, Valentín Reyes Sánchez, Juan Arroyo Tornero, José Victori Goñalons, Sertorio Martínez Simón, José Más de la Rosa”.
Unos momentos antes se había procedido en el salón de plenos del Ayuntamiento a la entrega de poderes a los nuevos concejales republicanos. Tras la promesa de los cargos, los nuevos ediles se dirigieron al balcón principal del Ayuntamiento, donde Olivencia Amor proclamó la II República, junto al presidente del PSOE, Conrado Lajara. Tras este acto no volvió a sonar La Marsellesa y en su lugar fue el himno de Riego. Todavía recordamos cuando sonó justo cuatro días después de que lo hiciera al otro lado del canal de La Mancha, en los pasillos del estadio de Francia, entonada entonces espontáneamente por los aficionados que abandonaban las gradas intuyendo la tragedia, pero sin saber aún que lo que les había hecho levantarse de sus localidades era el peor ataque terrorista de la historia de Francia.
En aquella mañana del 15 de abril de 1931 que sonó La Marsellesa en la Plaza de Africa, también hubo lugar para una gran manifestación de libertad, presidida por quién ocuparía la delegación del Gobierno en Ceuta, el presidente del partido Republicano Rafael Vegazo Mancilla, Comandante General Gregorio Benito, Alcalde accidental Manuel Olivencia así como numerosos militares, representantes de las distintas entidades oficiales de la ciudad, sindicatos, partidos políticos y el vecindario en masa.
Varios diarios consultados, calculan que veinte mil personas al menos, estaban en la manifestación. Tras pasar el puente de la Almina, se ramificó en dos, una emprendía su marcha por la Marina y la otra por el Rebellin.
La Marsellesa es el himno nacional de Francia, oficialmente desde el 14 de julio de 1795. Fue escrito en 1792 por Rouget de Lisle. Fue prohibido durante el Imperio y la Restauración. Vuelve a ser el himno nacional desde la III República. Durante 1940-1945 fue nuevamente prohibido, y su canto era considerado como un elemento de resistencia a la ocupación alemana y al gobierno colaboracionista de Vichy. Es tocada en parte de la obra Obertura 1812 de Piotr Ilich Chaikovski.
El 20 de abril de 1792 se declaró en París la guerra a Austria. Cuando el alcalde de Estrasburgo supo la noticia, invitó a cenar a su casa a un grupo de oficiales, en la noche del 24 del mismo mes. En este grupo de oficiales se encontraba Claude-Joseph Rouget de Lisle, capitán de ingenieros de la guarnición de Estrasburgo. En esa reunión, el alcalde le pidió que creara un himno patriótico para el acontecimiento que celebraban. Rouget de Lisle compuso dicho himno y le dio el título de Chant de guerre pour l’armée du Rhin «Canto de guerra para el ejército del Rin» y se lo dedicó al mariscal Luckner.
El 22 de junio, un futuro general del ejército de Egipto llamado François Mireur, recién titulado de la facultad de medicina de Montpellier, se encontraba en Marsella encargado de preparar la marcha de los voluntarios de Montpellier y de Marsella. Había oído el himno en Montpellier durante algunos funerales oficiales y lo presentó a su gente con el título de Chant de guerre aux armées des frontières «Canto de guerra para los ejércitos de las fronteras».
La tropa de los obligados lo aprendió y lo usó como canción de marcha. Y así entraron en París el 30 de julio de 1792, entonando marcialmente el himno compuesto tres meses atrás por Rouget de Lisle. Los parisinos los acogieron con gran entusiasmo y bautizaron el cántico como «La Marsellesa».
Durante la Primera República, la Marsellesa fue un himno muy popular entre soldados y civiles, mientras que durante los dos Imperios, la Restauración y la Segunda República, fue ligeramente olvidado. En la Tercera República recuperó el protagonismo y fue interpretado por las bandas militares en todos los actos oficiales. En el siglo XX, el Gobierno de la Francia liberada le otorgó una especial importancia junto con el himno oficioso llamado Le Chant des Partisans «El canto de los partisanos».
Finalmente, en la Constitución del 4 de octubre de 1958, la Marsellesa fue declarada himno nacional. La Marsellesa exaltaba desde sus comienzos el ánimo patriótico, hasta tal punto que Napoleón Bonaparte dijo en una ocasión: «Esta música nos ahorrará muchos cañones».
El 24 de enero de 2003, se aprobó la Ley de Programación para la Seguridad Interior (Lopsi), propuesta por Nicolás Sarkozy, que creaba el delito de ultraje a la bandera y al himno nacional franceses, sancionándolos con penas de hasta seis meses de prisión y 7500 euros de multa. Algunas asociaciones y ciudadanos protestaron, considerando esta ley un atentado a la libertad de expresión. El Consejo Constitucional de Francia limitó las posibilidades de aplicación de la ley, los actos dentro de un círculo privado, y los actos realizados en manifestaciones no organizadas por las autoridades públicas o no reglamentadas por ellas.
DÍA HISTÓRICO
Desde primeras horas, se pueden ver a numerosos ceutíes con banderas tricolor, todos van hacia la Plaza de África. El edificio municipal se encuentra, saturado de ciudadanos, los pasillos, ventanas, rotonda principal, salón del trono o balcones están invadidos. En el salón de plenos se encuentra la corporación saliente, con su presidente José Rosende al frente. Sobre las doce les dan la bienvenida a los nuevos concejales y le entrega el bastón de Alcalde al letrado y miembro de la Conjunción Republicano-Socialista Manuel Olivencia, quien tomó la palabra: “En virtud de acuerdo adoptado se designa a Don Antonio López Sánchez Prado, como Presidente del Ayuntamiento de Ceuta, por ser el que mayor numero de sufragio obtuvo en las citadas elecciones, las ocho tenencias de alcaldía serán desempeñada en orden de sufragio exceptuando la primera tenencia, se acordó fuera desempeñadas por el que habla, en condición de mi virtud como letrado, tenientes de Alcalde, Eduardo Pérez Ortiz, David Valverde Soriano, Valentín Reyes Sánchez, Juan Arroyo Tornero, José Victori Goñalons, Sertorio Martínez Simón, José Más de la Rosa”.
“LA MARSELLESA” HIMNO OFICIAL DEL ESTADO DE FORMA PROVISIONAL
Miles de gargantas entonaron « La Marsellesa » en la mañana del 15 de abril de 1931 en la plaza de Africa. Unos días más tarde el 29 de abril el Ministerio de Guerra la proclamó como el himno oficial del Estado de forma provisional: «Se ha dispuesto que en el ínterin se resuelva por el Gobierno Provisional de la República cuál ha de ser el Himno Nacional, se entenderá que es La Marsellesa para las Músicas y el toque de llamada para las Bandas de Cornetas y Tambores»,
No obstante, la medida no gustó en el gobierno galo, y su embajador en España ordenó que tal usurpación fuera derogada inmediatamente. Apenas unas horas después, al día siguiente, una orden ministerial rectificaba lo establecido.
El horror vivido en París, hace ahora menos de una semana, resucitó el significado primigenio de «La Marsellesa». Un canto que ensalza la resistencia al miedo y al enemigo invasor; el sentimiento de pertenencia y unidad; el ánimo indestructible de un país que, en las malas, las peores en esta «guerra», se reconoce sin fisuras.
Y así fue como la España de hace 84 años, con la falta de una identidad en ese sentido hizo que la Segunda República se apoderara de estos acordes durante unas horas. Ceuta, al igual que todas las ciudades coreó «La Marsellesa». Durante la manifestación tras izar la bandera republicana en el balcón principal del Ayuntamiento, seguramente se volvió a escuchar el himno francés, donde cerca de 20.000 ceutíes se dieron cita.
Miles de gargantas entonaron « La Marsellesa » en la mañana del 15 de abril de 1931 en la plaza de Africa. Unos días más tarde el 29 de abril el Ministerio de Guerra la proclamó como el himno oficial del Estado de forma provisional: «Se ha dispuesto que en el ínterin se resuelva por el Gobierno Provisional de la República cuál ha de ser el Himno Nacional, se entenderá que es La Marsellesa para las Músicas y el toque de llamada para las Bandas de Cornetas y Tambores»,
No obstante, la medida no gustó en el gobierno galo, y su embajador en España ordenó que tal usurpación fuera derogada inmediatamente. Apenas unas horas después, al día siguiente, una orden ministerial rectificaba lo establecido.
El horror vivido en París, hace ahora menos de una semana, resucitó el significado primigenio de «La Marsellesa». Un canto que ensalza la resistencia al miedo y al enemigo invasor; el sentimiento de pertenencia y unidad; el ánimo indestructible de un país que, en las malas, las peores en esta «guerra», se reconoce sin fisuras.
Y así fue como la España de hace 84 años, con la falta de una identidad en ese sentido hizo que la Segunda República se apoderara de estos acordes durante unas horas. Ceuta, al igual que todas las ciudades coreó «La Marsellesa». Durante la manifestación tras izar la bandera republicana en el balcón principal del Ayuntamiento, seguramente se volvió a escuchar el himno francés, donde cerca de 20.000 ceutíes se dieron cita.
En la prensa se cuenta que en la Plaza de Maestranza, se unió las dos cabezas de la manifestación una discurrió por la calle Real y la otra por La Marina. Cuando llegaron al lugar indicado para disolver la manifestación apareció un hidroavión sobrevolando la plazoleta a escasos metros de los edificios y manifestantes, el piloto, Antonio de Haro, enarboló por una de sus ventanillas, una gran bandera republicana.
La prensa como testigo directo, escribió: “El público ebrio de entusiasmo vitoreaban a la república hasta enronquecer, aplaudiendo frenéticamente a la nueva enseña, los que tomaron la palabra recomendaron a todos serenidad y orden sin el que sería imposible la labor que ha de realizarse en la República, y que las bases fundamentales del nuevo régimen son la igualdad, la fraternidad y la libertad, pidiendo que en estos momentos de entusiasmo solo se den vivas, pero no voces de mueras contra nadie, pues hay que respetar a los convecinos. Hermosa jornada la de ayer, 15 de abril, día de confraternidad, de júbilo, de entusiasmo. A un lado el pueblo, el pueblo inmenso, sin matices, sin castas, el pueblo que piensa, que trabaja y al otro lado triste, aislados, recomido por el remordimiento de sus culpas, los vencidos, los verdugos del régimen caído, temerosos del imperio de la justicia y la libertad que ellos tanto enaltecieron”.
HIMNO COMO PRECEPTO OFICIAL
Lo que entonces surgió como algo natural, improvisado, alcanzó incluso a los altos organismos de la República, hasta el punto de calar como un precepto oficial. Al menos en un intento. La Constitución de 1931 contemplaba el escudo y la bandera de la España republicana, pero no su sintonía, aunque se haya aceptado en este caso el denominado como Himno de Riego.
Durante el debate de la Constitución republicana, el que fuera alcalde de Ceuta Sánchez Prado, tomó parte como diputado por Ceuta. Recordemos que fue alcalde tras proclamarse la Segunda República, al ser el candidato que más voto obtuvo.
Curiosamente, no estuvo en el acto de proclamación de la República en Ceuta, y llegó a últimas horas del 15 de abril. Los cambios prometidos durante la campaña electoral por parte de la Conjunción Republicano-Socialista, se producen con prontitud y el 16 de abril, una de las máximas aspiraciones de los ceutíes, se hace realidad al conseguir la llegada de un Delegado del Gobierno civil, cesando el Coronel Modesto Aguilera y tomando posesión el republicano Rafael Vegazo Mancilla.
El Gobierno Provisional de la República, a escasamente treinta días transcurridos desde la llegada del nuevo régimen, decretó que la Autoridad Gubernativa pasaba a depender directamente del Gobierno Central, con las mismas funciones y atribuciones que las Delegaciones Provinciales y Diputaciones, con una total desvinculación de la Alta Comisaría, y por otra parte, la posibilidad de elegir un diputado, derogándose los decretos del 1 de abril y 31 de octubre de 1930.
El primer acto del nuevo Gobernador, tuvo lugar el 22 de abril al presidir la sesión municipal extraordinaria, con el fin de constituir de forma oficial la nueva corporación. Se celebro la votación, obteniendo 26 votos Antonio López Sánchez Prado, uno Ruiz Medina y dos en blanco.
Tras el recuento tomó la palabra el Gobernador Rafael Vegazo, para felicitar al pueblo y a la corporación municipal por la acertada elección, enalteciendo las condiciones del nuevo Alcalde, al que entregó el bastón.
La nueva corporación determina como primer objetivo luchar contra la gran crisis obrera, así como lograr su independencia administrativa y judicial con el protectorado.
Uno de los postulados en la que se baso la campaña electoral y programa de la Conjunción Republicano-Socialista, era revisar los acuerdos y nombramientos de cargos durante el Régimen de Primo de Rivera. El Alcalde Sánchez Prado, nombró una comisión formada por Olivencia, como letrado y concejal, Lamberto Amador, José Torres Gómez, Martínez Simón, Valentín Reyes y David Valverde.
HIMNO COMO PRECEPTO OFICIAL
Lo que entonces surgió como algo natural, improvisado, alcanzó incluso a los altos organismos de la República, hasta el punto de calar como un precepto oficial. Al menos en un intento. La Constitución de 1931 contemplaba el escudo y la bandera de la España republicana, pero no su sintonía, aunque se haya aceptado en este caso el denominado como Himno de Riego.
Durante el debate de la Constitución republicana, el que fuera alcalde de Ceuta Sánchez Prado, tomó parte como diputado por Ceuta. Recordemos que fue alcalde tras proclamarse la Segunda República, al ser el candidato que más voto obtuvo.
Curiosamente, no estuvo en el acto de proclamación de la República en Ceuta, y llegó a últimas horas del 15 de abril. Los cambios prometidos durante la campaña electoral por parte de la Conjunción Republicano-Socialista, se producen con prontitud y el 16 de abril, una de las máximas aspiraciones de los ceutíes, se hace realidad al conseguir la llegada de un Delegado del Gobierno civil, cesando el Coronel Modesto Aguilera y tomando posesión el republicano Rafael Vegazo Mancilla.
El Gobierno Provisional de la República, a escasamente treinta días transcurridos desde la llegada del nuevo régimen, decretó que la Autoridad Gubernativa pasaba a depender directamente del Gobierno Central, con las mismas funciones y atribuciones que las Delegaciones Provinciales y Diputaciones, con una total desvinculación de la Alta Comisaría, y por otra parte, la posibilidad de elegir un diputado, derogándose los decretos del 1 de abril y 31 de octubre de 1930.
El primer acto del nuevo Gobernador, tuvo lugar el 22 de abril al presidir la sesión municipal extraordinaria, con el fin de constituir de forma oficial la nueva corporación. Se celebro la votación, obteniendo 26 votos Antonio López Sánchez Prado, uno Ruiz Medina y dos en blanco.
Tras el recuento tomó la palabra el Gobernador Rafael Vegazo, para felicitar al pueblo y a la corporación municipal por la acertada elección, enalteciendo las condiciones del nuevo Alcalde, al que entregó el bastón.
La nueva corporación determina como primer objetivo luchar contra la gran crisis obrera, así como lograr su independencia administrativa y judicial con el protectorado.
Uno de los postulados en la que se baso la campaña electoral y programa de la Conjunción Republicano-Socialista, era revisar los acuerdos y nombramientos de cargos durante el Régimen de Primo de Rivera. El Alcalde Sánchez Prado, nombró una comisión formada por Olivencia, como letrado y concejal, Lamberto Amador, José Torres Gómez, Martínez Simón, Valentín Reyes y David Valverde.
Otro de los objetivos marcados fue la lucha contra el paro obrero, el 10 de mayo celebraron en el salón de plenos una reunión, con sindicatos, empresarios y partidos para estudiar las medidas más urgente a tomar. Tras esta primera toma de contacto se decidió enviar una comisión a Madrid para entrevistarse con varios ministros y presentarles el proyecto de obras y mejoras que necesita la ciudad, realizando hincapié sobre todo, en las medidas encaminadas a frenar el gran paro que sufre la clase obrera.
El exilio republicano en el norte de África
Buen número de
españoles tras la guerra civil lograron refugiarse en Oran y con
posterioridad en la ciudad internacional de Tánger, Casablanca o
Rabat. El último libro del historiador Morro Casas sobre los campos de
concentración franceses en el norte de África contribuye a arrojar luz
sobre el aún poco conocido exilio republicano
Francisco Sánchez Montoya - Red Marruecos | Ceuta 04 de Diciembre de 2015
La primera
publicación de Jose Luis Morro, dentro de esta colección se centró en el
Campo de Vernet d’Àriège, sobre la tragedia vivida al final de la
Guerra Civil por miles de españoles que atravesaron la frontera hacia
Francia; su hacinamiento en playas y campos de concentración, el trato
vejatorio que recibieron por parte del gobierno francés, la huida a
países de acogida de algunos, la participación de otros en la II Guerra
Mundial, la muerte de muchos de forma despiadada. De este libro ya se
han realizado dos ediciones y en este momento se encuentra agotado. El
segundo libro, trata sobre el Campo de Gurs, también agotado en estos
momentos. Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África,
hace mención a la salida de Max Aub del campo argelino de Djelfa y, su
posterior embarque en el puerto de Casablanca, el 10 de septiembre de
1942 en el vapor portugués Serpa Pinto rumbo a México, meses antes de
que se cerrase definitivamente el campo de concentración de Djelfa.
No obstante, Jose Luis Morro desarrolla la historia centrándose en el barco inglés Stanbrook,
que partió desde el puerto de Alicante hacia Orán. De hecho, en el
anexo reproduce una relación nominal de los pasajeros embarcados,
recopilada por el profesor Juan Bautista Vilar, en el que aparecen 2.620
pasajeros. El barco que hace 75 años sacó de España a miles de
refugiados. El puerto de Alicante fue escenario de la tragedia que se
vivió, cuando miles de republicanos llegaron desde todo el país con la
esperanza de escapar de la represión. Se encontraron sólo con este navío
mercante que sólo pudo salvar a unos cuantos miles, en los últimos días
de la guerra. El barco, con una capacidad para 800 personas, llegó a
cargar a casi 3.000 refugiados rumbo a Orán, al frente del buque estaba
el capitán Dickson.
Campos africanos. El exilio republicano en el norte de África, hace mención a la salida de Max Aub del campo argelino de Djelfa y, su posterior embarque en el puerto de Casablanca, el 10 de septiembre de 1942 en el vapor portugués Serpa Pinto rumbo a México, meses antes de que se cerrase definitivamente el campo de concentración de Djelfa
Este puerto al final de la contienda,
fue una tabla de salvación para cientos de republicanos, ya que caídos
los puertos de Cataluña, el de Alicante era el único que quedaba libre,
allí se reunieron unas 20.000 personas huyendo, entre las que había
familias, cargos públicos, campesinos, maestros, militares en derrota, a
quienes les habían prometido que habría barcos que les sacarían de
España. El destino de este éxodo fue Orán y su región: la Argelia
occidental limítrofe con Marruecos. Las cifras que recoge el historiador
Juan B. Vilar son las siguientes: 8.000 asilados en Argelia, a los que
se suman 4.000 en Túnez y 1.000 aproximadamente en Marruecos. Las
mujeres y los niños eran conducidos a centros de albergue mientras que
la gran masa de excombatientes y los varones en edad militar fueron
internados en campos de trabajo, de los que destacamos los argelinos de
Morand y Suzzoni, el oranés de Rélizane. Se crearon también campos de
castigo como el de Merijda y Djelfa.
De Orán a la fosa común de Ceuta
Miles de españoles se encontraban el 28
de marzo de 1939 en el puerto de Alicante, entre ellos tres jóvenes,
Antonio Reinares Metola, José Congost Plá y Ramón Valls Figuerola, ellos
aguardaban un barco que les permitiese abandonar España, camino del
exilio lo que realizaron en el buque Stanbrook, zarpando hacia
Orán (Argelia). Cinco años después estos tres alicantinos fueron
fusilados ante los muros de la fortaleza del Monte Hacho y enterrados en
la fosa común, a los pocos años sus cuerpos fueron trasladados a un
nicho.
Pudieron abandonar Argelia, tras muchas
penurias, y establecerse en el Marruecos francés, concretamente en
Casablanca, donde organizan una resistencia al régimen, con la creación
de la denominada Unión Nacional Antifascista (U.N.A.). Estudian la
posibilidad de establecerse en Tánger, como cabeza de lanzadera. El 10
de agosto de 1941 se desplaza a la ciudad internacional José Congost.
Realizó el viaje en ferrocarril, escondido en un cajón y protegido por
el jefe de estación. Comienzan a recibir desde Casablanca el boletín
Reconquista de España, que lo adaptarían con el nombre de Liberación de
España, escrito a máquina, y lo reparten por la ciudad.
Como el trabajo de captación va en
aumento, el recién llegado José Congost requiere nuevamente de
Casablanca el envío de otro delegado más y a los pocos meses llegó por
el mismo conducto Antonio Réinales Metola, este tiene en sus planes
inmediatos el trabajo de reorganizar las Juventudes Socialistas
Unificadas. Al cabo de algunos meses formó un comité, integrado por
Amalia Guerrero, Sebastián Mesa, León Azulay, Jacob Cuby y Rubén Bengio.
Pudieron abandonar Argelia, tras muchas penurias, y establecerse en el Marruecos francés, concretamente en Casablanca, donde organizan una resistencia al régimen, con la creación de la denominada Unión Nacional Antifascista. Estudian la posibilidad de establecerse en Tánger, como cabeza de lanzadera
En septiembre de 1941 se envían dos
nuevos dirigentes desde Casablanca, Adelo Aguado Hidalgo y Ramón Valls
Figuerola; éstos asumen mayores y más amplias atribuciones y, sobre
todo, el propósito de abrirse camino hacia Ceuta, entrevistándose con
Demetrio Valentín, quien sirve de enlace para hablar con Pedro
Rodríguez, dirigente socialista, quien hacía pocos meses había salido
del Hacho. También asistieron el secretario político del PSOE Juan
Traverso, y los cenetistas Agustín Álvarez y López Infante.
Debido a los nuevos proyectos deciden
que el dirigente recién llegado desde Casablanca, Adelo Aguado, viaje a
Madrid para mantener algunas reuniones y obtener más información. Pero
fue detenido y llevado a la Dirección General de Seguridad, en la Puerta
del Sol, y tras duros interrogatorios se le acusó de “atentar contra la
seguridad del Estado y fomentar la organización de partidos políticos”.
Tras un consejo de guerra sumarísimo, fue ejecutado a garrote vil el 28
de mayo de 1942 en Madrid. La detención de Adelo Aguado origina que
las autoridades franquistas comiencen a encarcelar a los demás miembros
que se encontraban en Ceuta y Tánger. En total son noventa y un
detenidos. Todos son enviados a Ceuta, los hombres a la fortaleza del
Hacho y las mujeres a la prisión del Sarchal. Se celebró el consejo en
el cuartel de Sanidad, habilitándose una gran sala especial, comenzando
el 9 de marzo de 1944. Después de siete días de vistas y declaraciones
se aprobaron las múltiples condenas, destacando las penas de muerte a
los alicantinos, José Congost Plá, Antonio Reinares Metola y Ramón
Valls Figuerola, acusándoles de un delito contra la seguridad del
Estado.
El 18 de agosto de 1944, a la siete de
la mañana, fueron fusilados los tres jóvenes alicantinos. Un camión
militar transportó sus cuerpos al cementerio, siendo enterrados en la
fosa común. Pero, cinco años después, el 15 de noviembre de 1949, José
Guerrero Garrido abonó el traslado de los restos de estos tres
republicanos desde a un nicho. Como detalle significativo, en la lapida
donde se tallaron sus nombres, se dibujó en grande y justo encima una
gran estrella de cinco puntas, símbolo de las Juventudes Socialistas
Unificadas, que todavía continúa en el cementerio de Ceuta. En torno al
exilio español en el Magreb existe un gran desconocimiento, a pesar de
los años transcurridos, esa aventura humana que vivió una parte del
exilio español en el norte de África: cárceles, campos de concentración,
compañías de trabajos forzados y represión. Cuando llegaron frente a
Orán, el puerto de la costa argelina, empezó un verdadero calvario. La
aventura de esta España peregrina no terminó oficialmente hasta que
iniciada la transición democrática en España, la nueva Constitución,
refrendada por una inmensa mayoría de españoles, puso fin a la realidad y
la dialéctica de las dos Españas, iniciándose un periodo de
reconciliación y de consenso democrático. La información sobre el exilio
republicano, ha sido notoriamente insuficiente en los medios de
comunicación de masas, de modo que la mayoría de la población,
especialmente los jóvenes, lo desconocen.
En torno al exilio español en el Magreb existe un gran desconocimiento, a pesar de los años transcurridos, esa aventura humana que vivió una parte del exilio español en el norte de África: cárceles, campos de concentración, compañías de trabajos forzados y represión. Cuando llegaron frente a Orán, el puerto de la costa argelina, empezó un verdadero calvario
El historiador José Luis Morro
En las décadas de los años ochenta este
prestigioso historiador estuvo en nuestra ciudad de Ceuta realizando el
servicio militar. Y desde entonces guarda con gran cariño aquella Ceuta
que lo acogió. Son numerosas sus conferencias y estudios sobre el
todavía desconocido exilio en el norte de África. La pasada semana
intervino en el Ateneo de Madrid, dentro del marco del 75º aniversario
del Exilio Republicano, Organizada por la Asociación de Descendientes
del Exilio español. Contando con Ludivina García, Bechir Yazidi,
profesor de la Universidad de Manoubade, Túnez, y especialista en el
exilio en el Norte de África. Victoria Fernández Díaz, investigadora, y
autora del libro: El Exilio de los marinos de la República, hija de
refugiado en el Norte de África. También son de destacar su trabajo
sobre Max Aub, en Guerra Civil, exilio y literatura; Anna Seghers y Max
Aub: dos destinos unidos por Gilberto Bosques; El exilio cultural de la
guerra civil (1936-1939). Max Aub, ¿un exilio diferente?; El exilio
literario español de 1939; Literatura y cultura del exilio español de
1939 en Francia, entre otros. Y sus últimos libros, Campo de Vernet
d’Àriège, Campo de Gurs y este último Campos africanos. El exilio
republicano en el norte de África.
Publicado por
Maria Jose Barreiro Lopez de Gamarra
el
domingo, diciembre 13, 2015
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domingo, 29 de noviembre de 2015
Derriban en Tenerife el monolito que homenajeaba la reunión previa al golpe de Estado de Franco
El monolito en homenaje al golpe de Estado, en el momento de su derribo. CABILDO DE TENERIFE |
El derribo del monolito, que se construyó en Las
Raíces en octubre de 1958, se ha llevado a cabo por orden del Cabildo de
Tenerife en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica
EFE - 26/11/15 Sta Cruz de Tenerife.- El monolito ubicado en el monte de Las Raíces
(Tenerife) que conmemoraba la reunión que el 17 de junio de 1936 un
grupo de oficiales y el entonces comandante general de Canarias,
Francisco Franco Bahamonde, mantuvieron para preparar el golpe militar que derivaría en guerra civil, ha sido derribado hoy.
El derribo se ha llevado a cabo por orden del Cabildo de Tenerife en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, y el presidente de la corporación insular, Carlos Alonso, ha dicho que se ha hecho "lo que tocaba", en cumplimiento de la ley.
El monolito se construyó en octubre de 1958
en un lugar situado en lo profundo de un paraje natural de pinos
canarios y su demolición estaba prevista para el pasado mes de octubre.
El pleno del Cabildo de Tenerife había pedido también
en 2008 la demolición de este obelisco de hormigón y piedra, que estaba
deteriorado y cubierto de pintadas, así como sin carteles ni leyendas
que identificaran su motivo.
El consejero de Medio Ambiente del Cabildo insular, José Antonio Valbuena, dijo el pasado agosto que con el derribo se cumple estrictamente la Ley de la Memoria Histórica y la moción plenaria, y subrayó que los acontecimientos de Las Raíces están reflejados en los libros de historia, "no en ese monolito, que no es sino la exaltación de una reunión clandestina e ilegal de un grupo de oficiales de un sector del ejército que, a espaldas de la República, planifican y ultiman el golpe de Estado que tiene lugar un mes después".
El consejero de Medio Ambiente del Cabildo insular, José Antonio Valbuena, dijo el pasado agosto que con el derribo se cumple estrictamente la Ley de la Memoria Histórica y la moción plenaria, y subrayó que los acontecimientos de Las Raíces están reflejados en los libros de historia, "no en ese monolito, que no es sino la exaltación de una reunión clandestina e ilegal de un grupo de oficiales de un sector del ejército que, a espaldas de la República, planifican y ultiman el golpe de Estado que tiene lugar un mes después".
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